“La responsabilidad de una escuela mejor es de todos”

Se presentó oficialmente “Esperanza en la escuela”, el primer libro de Victoria Zorraquín, especialista en educación, a cargo de la Dirección de Escuelas Secundarias, Agrarias y Rurales, que depende del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Este libro muestra una institución que tal vez no necesita de muchos recursos materiales, pero sí precisa de riquísimos vínculos humanos.

Victoria Zorraquín, especialista en educación, presentó su primer libro, titulado “Esperanza en la escuela”, en el Centro Cultural Kirchner (CCK). La autora aprovechó la ocasión para dialogar con funcionarios y expertos, quienes hicieron hincapié en la importancia de esta publicación y los desafíos para construir una escuela que permita a los alumnos desarrollar todo su potencial de ser.

La presentación contó con la presencia de Gabriel Sánchez Zinny, Director General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires; María Paola Scarinci de Delbosco, Miembro de la Academia Nacional de Educación;  Oscar Ghillione, Coordinador de proyectos – ‎Jefatura de Gabinete de Ministros-Presidencia de la Nación; y Agustin Porrés, Director de la Fundación Varkey Argentina.

Sánchez Zinny afirmó que este libro recupera la idea de que enseñar es entusiasmar a otros para que tengan el deseo de aprender. “Otro elemento fascinante del libro es cómo combina las aventuras educativas de Silvina, Mona y Yago con la investigación que la autora fue haciendo durante su trayectoria”, afirmó.

El debate educativo suele centrarse en las grandes reformas y cambios que son necesarios, pero este libro nos interpela e invita a pensar en que lo que hay que cambiar son las formas. Nuevas Formas escolares en lugar de Reformas.  Tal vez la mayor innovación radique allí. Victoria pone en este libro el sentido de la urgencia por mejorar la educación. Día a día se pueden generar pequeños cambios para que podamos construir una mejor escuela”, subrayó el Director General.

Por su parte, Scarinci de Delbosco, destacó que los docentes tienen una enorme gratitud cuando se les acerca algo que sirve para mejorar su desempeño en el aula y que este libro aporta a cada uno de los actores del sistema educativo muchas ideas que parten de la acción, no sólo desde la teoría, pero que van construyendo teoría a medida que se avanza en la lectura”, dijo.

En esta época, a pesar de los diagnósticos de crisis, hemos descubierto riquezas e inteligencias distintas. La novedad que plantea el libro es cómo prioriza la cooperación en el aula. No se trata de la clase vertical en la que el docente es un dispenser de contenido que llena esos vasos vacíos que vendrían a ser  los alumnos, sino también de promover el encuentro entre personas. Los chicos necesitan a alguien que les muestre que saben hacer cosas bien. Esos docentes pueden hacer que todos participen y se sientan parte de ese grupo que aprende en conjunto. La mirada del verdadero educador, está plagada de amor”.

Para Oscar Ghillione este libro ofrece una mirada de la realidad en clave de esperanza. “Esas realidades muchas veces son duras y paralizantes, pero Victoria puede salir de los debates filosóficos y teóricos sobre la educación, que no siempre están anclados en la práctica, para promover una visión de la pedagogía que no esté separada del amor. La respuesta a esa separación está en la vocación y sobre todo en que esa vacación tenga un propósito: desarrollar el potencial de los alumnos”.

Por último, Agustín Porrés, destacó el capítulo en el que la autora se pregunta cuál es la escuela que queremos. “Esa es una pregunta que deja abierta – afirmó-, pero lo que nos invita a pensar Victoria es que esa escuela es posible”. “Esa esperanza que ella tiene en la escuela y en la educación no es pasiva, es activa, y tiene un sentido de urgencia. Victoria remarca que no hay que hablar de la escuela del siglo XXI, XXII, sino de la escuela de hoy. La escuela que queremos tiene que ser una realidad ahora”, concluyó Porrés.

Luego de los comentarios de los funcionarios y especialistas, Victoria Zorraquín se refirió a una de las ideas en las que se centra el libro: la importancia de irradiar de los docentes. “Creo que en la Argentina hay una gran mayoría de estos docentes que tienen la capacidad de irradiar, pero que están ocultos por un sistema que nos apaga. Tenemos que encontrar esa manera de encender esa capacidad de irradiar de nuestros docentes. Pero esta capacidad no es innata, se aprende. Todos podemos aprender a enseñar. Pero para aprender hay que desear, y los docentes podemos provocar a nuestros alumnos para que ese deseo crezca. La responsabilidad de una escuela mejor es de todos”.

 

 

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