Victoria Morales Gorleri está al frente de la Dirección Nacional de Responsabilidad Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, donde articula políticas de sustentabilidad con empresas y organizaciones de la sociedad civil.
A la responsabilidad social se la asocia a las empresas porque se intuye que el Estado es socialmente responsable. ¿En qué consiste que el Estado tenga un área de Responsabilidad Social?
Es cierto que el Estado es socialmente responsable por naturaleza o debería serlo. Tener desde el Estado un organismo de responsabilidad social es generar la conciencia en todos los actores sociales, gubernamentales y empresariales de la importancia de ser socialmente responsables, y que el impacto que generan las acciones de cada una de las instituciones que componen nuestra sociedad debe ser positivo tanto en términos ambientales y sociales como económicos.
¿La Argentina es el único lugar de Latinoamérica con un área específica?
Chile tiene un área específica, sin embargo, es más de asesoría y diálogo, no es una instancia ejecutiva, y creo que en Brasil hay algo similar a lo de Chile. Pero como instancia ejecutiva es la única.
Trabajás con la sociedad civil, ONG, empresas, y también tenés un rol interdisciplinario con otros ministerios, ¿es fácil hacer esa articulación?
No. Es muy difícil. Cuando asumimos la dirección, era una subsecretaría, tenía dos direcciones nacionales y cuatro direcciones de línea, una estructura de 150 personas. Cada una de las direcciones era una subsecretaría en sí misma. Y eso lo hemos visto en todos los ministerios. Esto que decía de la cultura de la complementariedad no estaba en el Estado. Nosotros creo que avanzamos mucho en ese sentido, y si tuviera que ponerle una imagen a mi rol, es un puente. Avanzamos mucho en torno a la articulación con otros organismos de gobierno, hacia adentro de nuestro propio ministerio. El vínculo entre las empresas y el sector público era complejo en la gestión anterior, por ende la alianza costó mucho tiempo de construcción de un vínculo de confianza. Y desde las organizaciones de la sociedad civil también está esta lógica de que el Estado y las empresas son los que financian proyectos. Entonces ahí es donde estamos trabajando mucho en que no es solamente un recurso económico.
¿Qué es lo que más le cuesta entender al empresariado sobre el trabajo que le propone la dirección?
Le cuesta porque eran instituciones que se miraban absolutamente a sí mismas, no con una mirada de impacto colectivo, sino individual. Cuando apenas asumimos y vimos estas grandes dificultades, generamos una estrategia, que es el Foro de Responsabilidad Social para el Desarrollo Sostenible, en donde nos sentamos en la misma mesa, mensualmente, empresas, organizaciones de la sociedad civil y organismos públicos para pensar juntos la responsabilidad social y los desafíos.
La ONU fijó 17 objetivos de desarrollo sostenible para 2030, y tu dirección los tomó como propios. Hablan desde bajar la pobreza, de que haya hambre cero en el mundo, de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, hasta cuestiones vinculadas con lo ambiental. ¿Cómo hacer para que no quede en una idea linda y se avance?
En los objetivos del milenio solo los gobiernos eran responsables y se incluían solo temas ambientales. Los 17 puntos de la ONU, en cambio, sacudieron el tablero y plantearon los temas ambientales en función de los temas sociales y económicos. A su vez incluyen no solo a los Estados, sino también a las empresas y las organizaciones de la sociedad civil. Ahora, como los 17 objetivos se transforman en objetivos cumplibles, es más complejo. Los países que estamos en desarrollo claramente tenemos desafíos mucho más grandes, más difíciles de alcanzar. Para mí Francisco caló hondo en todo esto con la encíclica Laudato siʼ, donde él plantea el cuidado de la casa común con la centralidad del hombre. Ambos documentos, el de ONU y Laudato siʼ, nos están marcando un norte como humanidad hacia dónde tenemos que ir. Es como que por fin contamos con una suerte de manual de instrucciones. A lo mejor todavía no tenemos los motores adecuados para circular esa ruta, pero hay una ruta clara que debemos caminar juntos para lograrlo.