Patience Phumelele Gwala es Embajadora de Sudáfrica en la Argentina, desde 2017. Su experiencia, familiar y académica, la impulsó a liderar equipos y generar estrategias diplomáticas. Es defensora del legado de Nelson Mandela y trabaja por un mundo más igualitario.
Antes de ser designada como Embajadora de Sudáfrica en nuestro país era Cónsul General en Hong Kong. ¿Cómo recibió la noticia de que vendría a la Argentina como representante diplomática?
Obviamente, me sentí muy emocionada y orgullosa por haber sido elegida para representar a mi país en la Argentina, una nación tan importante en el continente sudamericano. Inmediatamente después de recibir la noticia, empecé a leer todo lo que pude con el fin de mejorar mi conocimiento acerca de este hermoso y fascinante país.
¿Tenía algún vínculo con la Argentina antes de cumplir sus funciones aquí?
Durante mi gestión en Hong Kong, ya había interactuado con varios diplomáticos argentinos y con el anterior Cónsul General de este país. Además, también tenía amigos de Irán que habían sido embajadores aquí.
En su opinión, ¿cuáles son las cuestiones y similitudes que unen a nuestras naciones?
Tanto Sudáfrica como la Argentina son países del Atlántico sur. Tenemos climas similares, somos ricos en cultura y biodiversidad y compartimos nuestro amor por la música y las artes, entre otras características. Además, ambos países están influenciados por personas de otras partes del mundo que llegan a sus territorios para trabajar y formar sus hogares. A nivel gastronómico, ambos aman la carne, y el braai sudafricano (una barbacoa asociada a costumbres sociales del país) tiene muchas similitudes interesantes con el asado argentino. Por otra parte, ambos países producen un muy buen vino. Visitar algunos lugares en Mendoza y San Juan me hizo recordar los hermosos viñedos de mi país, particularmente en la región de Stellenbosch, donde se produce el Pinotage. Pero también tenemos puntos oscuros en nuestras historias, como el apartheid en Sudáfrica y los Gobiernos militares en la Argentina. Ambos países están llevando a cabo acciones concretas para superar el legado que nos dejaron esos días oscuros y para construir un mejor futuro para nuestros pueblos.
¿Cuál es la principal misión u objetivo de la embajada en la Argentina?
La embajada está en este país desde los años 70. Nuestra misión principal es difundir Sudáfrica en todos los niveles. Y lo hacemos de diferentes maneras. Nuestro país está abierto a todo tipo de negocios y, por eso, promovemos una interacción económica y comercial y trabajamos en las inversiones. Pero también consideramos que el contacto entre las personas es muy importante. Existen lazos muy fuertes entre nuestras naciones en diferentes sectores, que van desde la cooperación científica, académica y técnica hasta áreas como la agricultura, los derechos humanos e incluso la cultura. También estamos muy orgullosos de nuestros vínculos bilaterales a nivel deportivo, especialmente los que generamos a través del rugby. Queremos construir nuevos puentes a través del Atlántico y haremos todo lo posible para que nuestros países y continentes estén más cerca. Otra de las cuestiones que nos pone muy felices es que cada vez más turistas argentinos están descubriendo Sudáfrica como un destino accesible, tanto para viajes de placer como para hacer negocios. En 2018, hubo un incremento del 30 por ciento en el número de visitantes argentinos, en comparación con el año anterior. Esperamos que estas cifras continúen creciendo.
¿Qué actividades pudieron concretarse con el entorno empresarial argentino?
Sudáfrica es un trampolín hacia el resto del continente africano. En este contexto, logramos atraer inversiones argentinas a nuestro país e inversiones sudafricanas a la argentina, lo cual implica un muy buen comienzo. Algunas empresas argentinas ya están invirtiendo en Sudáfrica y están usando al país como base para exportar hacia otros destinos, gracias a nuestros lazos favorables de comercio bilateral. El Área Continental Africana de Libre Comercio [AfCFTA, por sus siglas en inglés], también tiene muchas oportunidades y beneficios potenciales para las empresas argentinas que invierten o comercializan con África. Con el tiempo, la AfCFTA se convertirá en uno de los tratados de libre comercio (TLC) más grandes del mundo que abarquen todo el continente africano. En la actualidad, 22 de los 54 países africanos forman parte del acuerdo. Por otro lado, nuestro país tiene una de las economías más abiertas del mundo con un acceso preferencial a los numerosos mercados globales. Debido a esto, los turistas se sienten constantemente sorprendidos por la variedad de productos locales e importados que pueden encontrar en las góndolas de todos los supermercados del país.
¿Qué lugar ocupan las iniciativas de RSE en su agenda como embajadora?
En Sudáfrica, existe una admiración general por el simbolismo, el legado y los principios del expresidente Nelson Mandela. Por eso, el año pasado nuestra embajada celebró el centésimo aniversario de su nacimiento a través de varias iniciativas y programas en escuelas, legislaturas provinciales y organizaciones culturales. En la actualidad, tenemos un programa de responsabilidad social a través del cual dedicamos nuestro tiempo, energía y esfuerzo para servir a los menos afortunados de nuestra comunidad. Esto lo hacemos el 17 de julio de cada año, cuando celebramos el Día Internacional de Nelson Mandela. El año pasado, por ejemplo, pintamos un centro para niños y el año anterior trabajamos en un orfanato con chicos sin recursos que habían sido abusados. Este año, donamos alimentos y en algunas escuelas bilingües dimos charlas sobre el apartheid y nuestra historia de lucha por la libertad. Durante los últimos años, también hemos apoyado a una organización que lucha contra la desnutrición infantil junto a los miembros de la Cámara de Comercio Argentino Sudafricana. Esperamos poder expandir estas actividades el año próximo con más participantes.
Desde su mirada internacional, ¿en qué medida percibe Ud. que existe una conciencia en relación con la sostenibilidad?
Tanto Sudáfrica como la Argentina consideran a la sustentabilidad como un tema muy serio, dado que nuestro planeta no tiene recursos infinitos. El cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad y esto genera muchas sequías en Sudáfrica. Nuestros países son especialmente vulnerables a los impactos del cambio climático y, por eso, nuestro deber es encontrar un balance entre la aceleración del crecimiento económico y la transformación de los recursos medioambientales con el uso sustentable. Ambos países son diversos geológicamente, lo que significa que debemos considerar seriamente el impacto del cambio climático en nuestro ambiente y se deben tomar acciones apropiadas para mitigar sus consecuencias. Esta es una prioridad para nuestros Gobiernos y, por eso, continuaremos trabajando en estas áreas junto a los demás miembros de la comunidad internacional.
¿Qué propuestas que tengan vínculo con RSE puede destacar de su embajada?
En Sudáfrica tratamos de promover el espíritu del “ubuntu”. Es una palabra difícil de traducir, pero que quizás pueda interpretarse como “yo soy porque tú eres” o como “la humanidad hacia otros”. Ubuntu habla de nuestra humanidad y de nuestra conectividad y también reconoce que nuestro propio bienestar está profundamente aferrado al bienestar de los demás. Este término se originó en Sudáfrica, donde fue un principio guía durante mucho tiempo, que explicaba la forma en la que los demás debían ser tratados. Nelson Mandela se convirtió en el primer Presidente sudafricano elegido de forma democrática, en 1994. Como presidente, si sus acciones se hubieran basado en el resentimiento y la venganza, nuestra débil democracia hubiera sucumbido al caos. Mandela fue la misma encarnación del ubuntu, y la transición pacífica de Sudáfrica fue conducida gracias a su gran compasión, integridad y generosidad de espíritu. En este sentido, existe una cooperación bilateral en las áreas de Derechos Humanos entre nuestros países, como el acuerdo de cooperación entre la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo y la Fundación para los Derechos Humanos y también un acuerdo hermano entre el Museo de Robben Island y el Museo Sitio de Memoria ESMA. Nosotros valoramos estas interacciones y, de esta manera, seguimos aprendiendo de nosotros