Por Carina Piovano, Directora de Pura Vida ONG.
El 31 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Solidaridad, uno de los valores más importantes de los seres humanos. Cada año se celebra con el fin de promover los ideales de solidaridad entre las naciones, los pueblos y los individuos por decreto de la Asamblea General de las Naciones Unidas y coincidiendo con el aniversario del inicio del movimiento “Solidarnosc”, fundado por el premio Nobel de la Paz Lech Walesa.
Dicho principio se destaca como una prioridad moral que condiciona y requiere de políticas que impliquen el beneficio del progreso de los distintos países y de su población, considerando la realidad de cada uno de ellos.
En el mundo las diferencias sociales están cada vez más acentuadas. Para poder progresar y equilibrar esas desigualdades es indispensable la colaboración y contribución de las distintas naciones y de la solidaridad de los miembros de la sociedad hacia los que más la necesitan. La pobreza, el hambre, la indigencia, la falta de oportunidades, entre otros, son problemas sociales que pueden arraigarse sin la solidaridad de cada uno de nosotros.
En este día se busca crear conciencia sobre la importancia de ayudar al prójimo y promover a su vez la implementación de acciones favorables por parte de los organismos gubernamentales. Nuestra preocupación común son aquellos que no pueden obtener los recursos suficientes para el desarrollo, cuyos derechos humanos no se respetan. Es por esto que debemos fomentar la solidaridad en todas sus formas.
Como Directora de Pura Vida ONG, llama poderosamente la atención que cuando consultan sobre cuál es el ADN de nuestra organización, y de manera resumida se explica que promovemos la conciencia solidaria, los interlocutores imaginan que sólo damos respuesta con grandes acciones ante importantes catástrofes. Puede suceder, pero no es la realidad a la que nos enfrentamos como organización la mayoría de las veces. En nuestro equipo concebimos la solidaridad como una manera de vivir, de relacionarnos, de transitar el día a día y ese es el mensaje que llevamos y compartimos en las diferentes esferas en las que tenemos presencia como ONG.
Considero que el concepto de ayuda al otro está diseminado en múltiples contextos: desde acompañar a cruzar la calle a quien lo precisa, colaborar con una organización de nuestro barrio, donar sangre, darle un plato de comida al que lo necesita, hasta ayudar a los adultos mayores con sus trámites online. Esas simples acciones son las que generan grandes cambios en nuestra realidad. El contexto que estamos viviendo llegó para confirmar que la ayuda más básica es el motor de un cambio de alto impacto.
En “Enlazados”, la primera comunidad virtual que creamos durante la cuarentena con el fin de acompañar a las personas y brindarles apoyo a través de la actividad social para transitar el aislamiento, predomina el concepto de conciencia solidaria y de ayuda al otro. El proyecto social e inclusivo es gratuito y permite a los participantes repensar los vínculos sociales a través de una nueva realidad virtual, generando intercambio de ideas, emociones, nuevos conocimientos, experiencias y reflexiones. Ideamos este proyecto para acompañarnos, para reírnos, para encontrarnos, para ser sostén de los que más lo necesitan. El impacto y el crecimiento que vemos día a día me llena el corazón de alegría, ya que vemos plasmado en cifras concretas que hoy el lugar de pertenencia es donde hay multiplicidad de voces y donde los abrazos virtuales nos acompañan en la nueva normalidad.
La solidaridad es uno de los valores humanos más importantes que nos mantiene unidos día a día.