La ONG de Venezuela Provita y la argentina Fundación Temaikén se han aliado para combatir el tráfico de aves silvestres a través del Proyecto ECHO.
Provita ha detallado en un comunicado divulgado en su página web que el Proyecto ECHO es un modelo de colaboración a distancia para formación médica y educativa, y ahora también será aplicado en el ámbito de la conservación ambiental.
La coordinadora de la Iniciativa Cardenalito de Provita, Arlene Cardozo, explicó que ambas organizaciones cuentan con una trayectoria importante en la lucha contra el tráfico ilegal de aves silvestres y que esta es una oportunidad para aprender y generar sinergias internacionales.
“El modelo ECHO ha evolucionado hasta convertirse en un marco de aprendizaje que se aplica en todas las disciplinas para lograr un cambio profundo y sostenible, basado en el lema ‘todos enseñan, todos aprenden’”, dijo Cardozo.
“El tráfico de vida silvestre es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad y se encuentra entre los negocios ilícitos más rentables a nivel global, pero su origen y principal impacto es local, siendo Latinoamérica la región que sufre mayores pérdidas de aves debido a esta amenaza”, manifestó la coordinadora del Proyecto Cardenal Amarillo de la Fundación Temaikén, Alicia de la Colina.
Por ello, acotó Cardozo, es necesario generar una articulación internacional que permita abordar y mitigar esta problemática de manera local con enfoque e impacto global, y la metodología ECHO podría ser la que permitirá esta articulación.
“Este tipo de uniones y esfuerzos conjuntos a nivel internacional guardan gran importancia para la conservación y contrarresta los graves daños que ocasiona el tráfico de aves, pues es mediante estas colaboraciones entre instituciones con experiencia multidisciplinaria que se logra la correcta recepción y recuperación de especies incautadas en los diversos países”, dijo.
Establecer redes de contacto e intercambio del conocimiento permite asegurar y estandarizar buenas prácticas enfocadas en la conservación. En este sentido, utilizar la metodología que propone el modelo ECHO resulta una innovación en el área de conservación de especies amenazadas.