La creación de la Mesa de Carbono Forestal Nacional (MCFN) apunta a desarrollar los mercados de carbono forestal en Argentina, así como promover los árboles como herramienta basada en la naturaleza para la mitigación de cambio climático y de reducción de la huella de carbono.
Toda actividad humana genera consecuencias en el Planeta, especialmente por el uso masivo de combustibles fósiles como fuentes de energía. Es allí donde la gestión forestal llama a la plantación de árboles y la recuperación de bosques – así como evitar la deforestación y promover la descarbonización de la producción y el consumo – para lograr que los bosques sigan cumpliendo su función como reservorios de carbono. El cambio climático presenta un desafío enorme y las herramientas de mitigación son acotadas. Entre las pocas disponibles, la plantación de árboles y la recuperación de bosques son las más avaladas.
La MCFN se conforma para facilitar la representación y acción conjunta de los interesados en desarrollar los mercados de carbono forestal que facilite comercializar el CO2 reconocido internacionalmente para mitigar el cambio climático, que puede tener origen tanto de captura de CO2 como en la conservación de CO2 en bosques o la reducción de emisiones de CO2 por manejo sostenible de los recursos forestales, evitando degradación y deforestación, en conjunto con la promoción del uso de madera en sustitución de productos fósiles, entre otros mecanismos aceptados.
Entre sus principales propósitos, se pueden mencionar: agrupar la representación nacional del sector; identificar sistemas de producción forestal tanto de plantaciones como en bosques nativos que permitan generar carbono adicional para ser comercializado en mercados tanto voluntarios como regulados. Además, representar los intereses vinculados a los mercados de carbono ante poderes públicos y/o entidades privadas nacionales e internacionales en temas de interés del conjunto. Articular las posiciones de los miembros al momento del diálogo con las autoridades competentes en la definición de acciones y programas vinculados con la gestión del carbono y la promoción de los mercados, entre otras.
Al respecto, Claudia Peirano, directora ejecutiva de AFoA (Asociación Forestal Argentina), explicó: “Esta iniciativa refleja la necesidad de ir acompañando desde el sector productivo el desarrollo de los mercados de carbono en el país, ya que, a partir del Acuerdo de Paris, se presentan como uno de los mecanismos de absorción de los gases de efecto invernadero con alta probabilidad de crecimiento. Argentina tiene alto potencial forestal, y con ello, la posibilidad de contribuir a la mitigación del cambio climático, uno de los principales problemas de agenda ambiental del mundo”.
Los árboles son reconocidos ampliamente por su aporte a la mitigación del cambio climático, ya que se aceptan como el sistema basado en la naturaleza más eficiente para absorber CO2 de la atmósfera en su proceso de crecimiento. Esto ha disparado diferentes políticas de plantación de árboles: la promesa de plantación de 3 mil millones de árboles de la UE para el año 2030 (three billon trees); la campaña por 1 trillón de árboles de WWF y Bird Life (Trillon Trees), la gran muralla verde en África (The Great Green Wall) entre otras iniciativas. Los mercados voluntarios de carbono pueden utilizar la plantación de árboles para reducir la huella de carbono de diversas actividades. Esto es aún dinámico y hay muchos aspectos a mejorar, tal como la información y los métodos de contabilidad, pero el aporte de los bosques y los árboles a la mitigación del cambio climático es un hecho ya reconocido en todo el mundo y una herramienta importante para las políticas globales de mitigación.
Argentina tiene actualmente un patrimonio de alrededor de 50 millones de bosques nativos y 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales, alrededor de un 50% de ellas certificadas con sellos por gestión sostenible reconocidos internacionalmente. La foresto-industria de Argentina se provee en un 95% de madera proveniente de dichas plantaciones. El agregado de valor incluye la producción de celulosa y papel; madera y tableros para viviendas y muebles; energía eléctrica y térmica y diversos productos químicos. Todos productos con muy baja huella de carbono y necesarios para la descarbonización de la economía. Con 13.000 productores forestales y más de 6.000 empresas, la foresto-industria emplea en forma directa y formalmente, a unas 100.000 personas y exporta alrededor de 700 millones de dólares anuales. Según el Plan Estratégico 2030, tiene amplia capacidad de crecer en forestaciones y duplicar su actividad de agregado de valor.