Krabi y sus 80 islas

Al sur de la costa este de Tailandia se encuentra Krabi, una verdadera invitación a perderse en medio de archipiélagos y laberintos, y en donde muchas de las playas de las 80 islas que la rodean apenas son accesibles vía los tradicionales long tail boats, esos coloridos botes de cola larga impulsados por un motor de auto.

Krabi es una provincia tailandesa ubicada en la costa de Andamán que recibe más de seis millones de turistas anualmente. Buena parte de su encanto viene dado por sus playas paradisíacas y sus formaciones de piedras calizas, que parecen irrumpir de manera vertical fuera del mar.

Es tal el imán que generan las islas y las playas paradisíacas que no son tantos los visitantes que deciden disfrutar de las tardes y noches de la ciudad de Krabi, la capital provincial de la región, que ofrece calles tan empinadas como pintorescas pobladas de cafés y puestos callejeros de cocina tailandesa a precios sumamente módicos.

Esto sucede porque la mayoría de las fotografías y las luces se posan sobre la ciudad de Ao Nang, una franja costera de casas de huéspedes, hoteles y tiendas de recuerdos ubicada a veinte kilómetros de la ciudad capital y a apenas seis kilómetros de distancia de la playa de Noppharat Thara.

Además, es el punto neurálgico al momento de contratar los distintos transportes para recorrer la región, tanto para visitar las islas más cercanas como para llegar hasta las playas aisladas de Phra Nang Cape, donde se encuentra el ya mítico enclave hippie de Railay.

Situada al sur de Ao Nang, se trata de una bahía flanqueada por altos acantilados, lagunas, cuevas y arena blanca. Sin lugar a dudas, es una de las excursiones imprescindibles, y además de tener una numerosa oferta de alojamientos, es también un sitio ideal para la práctica del kayak y la escalada.

En la zona, asimismo, se pueden hacer diferentes excursiones a algunas de las paradisíacas islas cercanas, como las llamadas “Cuatro Islas”: Railay, isla Poda, Tup Island y la famosa Chicken Island.

Una isla de película

Míticamente, el paraíso terrestre fue habitado únicamente por dos seres humanos, y desde entonces la humanidad ha buscado dar con las coordenadas del territorio perdido. Y, muchas veces, cree haber dado con él. Eso es lo que sucede alrededor de este archipiélago que comenzó a ser buscado en la década del 70, cuando el actor británico Roger Moore aterrizó un hidroplano sobre sus blancas arenas.

Prolijamente vestido, Moore pisó esas arenas paradisíacas con sus mocasines, o mejor aún, con los de James Bond. Corría 1974 cuando se estrenó El hombre de la pistola de oro, en la que Bond tuvo que enfrentarse a los villanos comandados por Scaramanga (Christopher Lee) y Nick Nack (Hervé Villechaize, quien pocos años después y a partir del éxito de la película personificaría durante seis años al entrañable Tattoo en La isla de la fantasía).

La identificación de la isla de Ko Tapu con el célebre espía inglés alcanzó tal dimensión que, desde entonces y hasta nuestros días, el lugar también se conoce y es ofrecido en los tours como “la isla de James Bond”. Y tal resultó la fascinación para 007 que 23 años más tarde regresaría al lugar de la mano de Pierce Brosnan en el rodaje de El mañana nunca muere.

Otra de las playas codiciadas es la de Maya Bay, en la isla Phi Phi Leh, uno de los destinos preferidos de los miles de turistas que llegan al archipiélago luego de haber visto al norteamericano Leonardo Di Caprio recorrerla en la película La playa (2000), dirigida por Danny Boyle.

Ecosistema en peligro

El gran tráfico turístico ha encendido la señal de alarma en el gobierno tailandés, que busca la manera de lograr un equilibrio entre el ingreso de divisas y evitar el impacto ambiental. En el caso de las islas Phi Phi, las imágenes regaladas por Boyle sumadas a sus cercanías con los centros turísticos de Phuket y Railay hicieron que con el paso de los turistas comenzaran a acumularse grandes cantidades de basura provocando un gran deterioro en el entorno natural.

Las imágenes que se suelen tomar durante los meses de enero y febrero impactan, ya que sobre esas arenas desiertas por las que caminó Di Caprio pueden verse a cientos de turistas encimados y sin metros cuadrados de arena libre a la vista.

Esa catástrofe ambiental llevó a las autoridades a cerrar de manera temporal el acceso a Maya Bay en junio de 2018, en una medida que se preveía iba a durar cuatro meses. Sin embargo, no tardaron en darse cuenta de que el tiempo era insuficiente y que el ecosistema no había llegado a recomponerse y que tampoco se habían finalizado las obras de protección, por lo que el cierre terminó prolongándose a lo largo de tres años.

Recién en enero de este año, la bahía de esta isla ubicada entre la provincia de Krabi y la isla de Phuket ha vuelto a recibir a los long tail boats con visitantes, pero con varios recaudos. Los pintorescos barcos ya no pueden ingresar al interior de la bahía, sino que los tripulantes dejan a los turistas en un muelle ubicado en la parte de atrás de la isla.

Actualmente se permite el arribo de tan solo ocho lanchas con un total de 300 visitantes por ronda entre las 10 y las 16 horas. Pero esa no es la única limitación: cada una de las personas que llega a la isla tiene como máximo una hora para disfrutar de esta playa que tiene 15 metros de ancho y 250 metros de largo.

“Después de cerrar Maya Bay para revivirla y restaurarla, ha vuelto a estar en buenas condiciones”, expresó el Ministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Tailandia, Varawut Silpa-Archa, en la previa de la reapertura.

Para preservar los corales se decidió que los turistas no puedan sumergirse en el agua. Para dimensionar el impacto al que había sido sometida la pequeña playa, basta con tener en cuenta que, previo al cierre, llegaban más de 300 embarcaciones rápidas con alrededor de 5000 visitantes que pasaban todo el día en la isla.

Ko Lanta Yai

Casi en las antípodas de las arenas de Maya Bay se encuentra Ko Lanta Yai, la isla más grande de la región, que a pesar de contar con buena infraestructura turística aún no es de los destinos más visitados.

Es una isla de tamaño medio (unos 6 kilómetros de ancho y 30 de largo) de fácil acceso desde Krabi, en una travesía que dura menos de tres horas, pero que obliga a tomar dos barcas, lo que lo torna un poco incómodo para los visitantes, que entonces se vuelcan a otros destinos más accesibles.

Hay dos islas Koh Lanta: Koh Lanta Noi y Koh Lanta Yai, pero la gente suele hablar de Koh Lanta para referirse a Koh Lanta Yai, que es donde hay infraestructura turística.

En Koh Lanta los locales no viven del turismo y conservan su estilo de vida de siempre (entre ellos hay muchos musulmanes), con lo que al recorrerla se tiene la sensación de no solo estar visitando un sitio turístico, sino también un lugar con cultura propia que se autopreserva y que en temporada alta se comparte con los no tantos turistas que llegan a disfrutarla.

En la isla conviven tres grandes grupos culturales: los musulmanes, los budistas y, quienes probablemente fueran los primeros en llegar, los chao lé o gitanos del mar, que, según descubrimientos arqueológicos, arribaron hace unos cuantos miles de años.

La isla es algo montañosa, pero sin llegar al nivel de otras más grandes, como por ejemplo Koh Chang, y cuenta con dos rutas principales. La más importante es la que recorre su costa oeste –donde están la mayoría de los resorts y hoteles–, mientras que la ruta del este es más tranquila y es donde se puede experimentar la vida local isleña. Es sobre este último camino donde se encuentran los dos pueblos principales: Lanta Old Town y el pueblo de pescadores de los gitanos del mar.

Los chao lé son pescadores nómades originarios de estas costas del sudeste asiático que hasta no hace tanto vivían en sus propias embarcaciones yendo de un lugar a otro en busca de sustento. Por eso se los llama “los gitanos del mar”. Algunas familias suelen pasar parte del año en las islas de Taru Tao.

Los chao lé mantienen aún una cultura ancestral basada en el mar, aunque la mayoría ya no viven en sus barcas, sino en chozas en la costa, por lo que han perdido bastante de su aspecto nómade. Tradicionalmente han pescado con métodos artesanales. Por ejemplo, construían trampas a modo de jaulas con redes y estructuras de bambú, y las colocaban a pulmón en el fondo del mar. De todos modos, su fidelidad a sus costumbres no los ha privado de acceder a nuevas herramientas para mejorar su pesca.

Vale decir que los gitanos del mar practican una pesca sostenible. Solo extraen lo que necesitan para el autoconsumo. Pero su estilo de vida está amenazado por la sobrepesca a la que están sometidas estas costas del mar de Andamán. Llevan 4000 años vagando por estas aguas con sus barcas de madera y sus jaulas de bambú.

CÓMO LLEGAR: Las rutas más cortas para llegar a Bangkok son a través de Medio Oriente con conexiones en Doha, Dubái y Estambul. El viaje dura entre 28 y 32 horas, incluyendo las escalas. Los vuelos de Bangkok a Krabi salen del aeropuerto de Don Muang y en una hora y media se llega al Aeropuerto Internacional de Krabi (KBV), situado a 13 km de la ciudad de Krabi y a 28 km de Ao Nang.

MONEDA NACIONAL: La moneda tailandesa es el baht, y en relación al dólar se necesitan 35 para conseguir un billete con la cara estampada de George Washington. Una cerveza se consigue por 38 bahts y un boleto a la cueva Phra Nang desde Ao Nang (centro turístico de Krabi) por 80 bahts.

CUÁNDO VIAJAR: Este paradisíaco archipiélago de más de 80 islas puede visitarse durante todo el año. Pero si se desea hacerlo durante la temporada alta, entre finales de diciembre y la primera quincena de enero, se sugiere reservar con bastante antelación ya que es un destino popular.

INFORMACIÓN ÚTIL: Khao Khanap Nam, consideradas como el símbolo de Krabi, son dos montañas de alrededor de 100 metros de altura situadas en ambas orillas del río Maenam, que aparecen en el Episodio III de Star Wars, para darle vida al planeta Kashyyyk, el hogar de Chewbacca y la raza wookie. Se puede disfrutar de sus impresionantes cuevas con estalactitas y estalagmitas junto con muchos otros atractivos naturales.

MÁS INFO: Si se opta por recorrer estas islas, se recomienda también visitar Huai Sawat Falls, una catarata de unos 20 metros de caída, que se encuentra en el Parque Nacional Khao Yai: un espacio protegido, declarado Patrimonio de la Humanidad, que cuenta entre su fauna con elefantes asiáticos, ciervos sambar y varias especies de primates y aves.

Skip to content