Melanie Wolman, cofundadora y CEO de The Food Market: Hacia una alimentación consciente

The Food Market es una tienda de alimentos y otros productos (de cuidado personal, cosmética y hogar) libres de agroquímicos y conservantes sintéticos, que valora a pequeños y medianos productores de la Argentina, asegurando la trazabilidad y garantizando su bajo impacto en el medio ambiente.

PRESENTE conversó con su cofundadora y CEO, Melanie Wolman, sobre los inicios y sobre cómo su lema de salvar al mundo la llevó a emprender la cruzada de enseñar al consumidor a tener una alimentación más saludable y sustentable para el planeta.

– ¿Cómo empezó The Food Market?

– The Food Market arrancó en 2015 con mi socia, Nadia Javkin. Nosotras “mentoreábamos” emprendimientos tecnológicos en un centro cultural, cada una desde su expertise. Viajamos a Tel Aviv a conocer startups y volvimos con ganas de armar un emprendimiento de tecnología que fuera escalable y rentable. Nos unió la idea de que pudiera tener triple impacto.

– ¿Estudiaste alguna carrera afín a la tecnología?

– Yo soy contadora, estudié Gastronomía y me gustaba mucho todo lo relacionado con la alimentación. Tenía 23 cuando arranqué, recién estaba terminando la carrera, pero me había metido en ese mundo. Mi socia había trabajado antes en tecnología, con videojuegos. Es ingeniera. The Food Market nace con el propósito de ser 100 por ciento digital al principio, y viene a solucionar un problema que veíamos en los productores: ellos nos contaban que era difícil competir con el consumo masivo, darse a conocer y que sus marcas tomaran relevancia y llegaran a la ciudad de Buenos Aires, donde estaba el mayor foco. Empezamos a contactar ministerios y recorrimos con ellos alguna provincia antes de comenzar. Investigamos en las ferias. Los consumidores nos decían que era muy difícil encontrar productos de mayor calidad o sin agroquímicos en un solo lugar. Tenían que ir a la pollería, a la verdulería agroecológica, a la feria. Y a la vez, la información era nula, porque cuando nos poníamos a preguntar, no contaban con datos sobre el proceso de producción o quién lo llevaba adelante. O sea: tenemos muy poca información y hoy no sabemos leer una etiqueta. Entonces, ahí fue donde pusimos el foco.

– ¿Cuál fue la propuesta inicial?

– Dijimos: “Queremos un mercado –porque The Food Market empezó siendo un marketplace– donde estos productores puedan vender y decidir a qué precio, y donde nosotros como consumidores tengamos mucha mejor información. Que puedan contar cómo lo hicieron, dónde, de qué está compuesto el producto”. Algo tan simple como eso. Hoy entrás a la tienda on-line de un supermercado masivo y te dice: “Bizcochuelo”. No preguntes más. Ni siquiera los ingredientes figuran. Entonces nace con esa idea en 2015. Con el boom de Instagram también fuimos intentando transmitir nuestro propósito ahí, educando, compartiendo recetas, hablando con nutricionistas. O sea, desde el foco del valor y de la información.

– ¿Cómo fue el crecimiento hasta tener hoy varias sucursales?

– Con el tiempo, fue pivoteando, como cualquier startup que va migrando. Nace siendo para el consumidor final, en el medio nos empiezan a contactar un montón de empresas, entonces también tomamos la pata corporativa. Hoy, nuestro propósito es transformar los hábitos de todas las personas en saludables y sustentables. Y lo expandimos: buscamos que sea de triple impacto, que tenga que ver con la alimentación, pero también con el medio ambiente, con la sustentabilidad. No solo hay alimentos. Hay también productos de cuidado personal, de cosmética, del hogar. El año pasado habíamos hecho una ronda de capital, estábamos buscando una Serie A, antes de la pandemia. Al principio busqué expandirme afuera, quizás en México, pero es un negocio que necesita empezar de nuevo donde abras, porque requiere un depósito, productores, materia prima local. Y ahí fue cuando surgió una alianza con Farmacity, para que sea nuestro inversor y trabajemos como socios. Su propósito hoy es de triple impacto; y con la alimentación con nosotros, logramos juntos una transformación en la sociedad. Creo que eso fue lo que nos unió. El año pasado decidimos que la propuesta tenía que ser omnicanal, algo que veníamos pensando, por eso es que buscábamos también un gran capital. El on-line es complementario, crece y la tendencia es cada vez más alta, pero postpandemia la gente quiso volver a tocar los productos y salir de la casa. Entonces queríamos desarrollar con tecnología un omnicanal real, donde vos pudieras elegir comprar on-line y retirarlo en la tienda de la esquina de tu casa, con un sector diferencial para no hacer la cola en la caja. Eso es lo que estuvimos desarrollando juntos. Nada mejor que hacerlo con alguien que entiende de retail.

– ¿Cómo se conforma hoy el equipo?

– Está formado por mi socia, que se encuentra de licencia por maternidad; yo estoy como sponsor, como CEO del proyecto. Manejamos metodologías ágiles, entonces tengo dos equipos circulares autónomos: uno lidera todo lo que es tiendas y el otro lidera el e-commerce y la venta corporativa. En los equipos tenemos distintas habilidades: marketing, comercial, producto, operaciones. Somos alrededor de cuarenta personas.

– ¿Qué presencia tienen en el país?

– Contamos con cuatro tiendas abiertas en Palermo, Villa Crespo, Núñez y Belgrano, y con tres obras en curso: pronto abriremos en Villa del Parque, Caballito y Almagro. Por ahora, solo en CABA. Estamos empezando a buscar para salir al Gran Buenos Aires y tenemos la intención de poder abrir en otro lado, pero no queremos que quede una tienda aislada por todo lo que implica el movimiento, los fríos, la logística. Igualmente, hoy a través de nuestra web pueden comprar desde cualquier lado y enviamos a todo el país. Y lo que es fríos y congelados lo entregamos en Capital y el primer cordón del Gran Buenos Aires.

 

– ¿Cuál es el rol de la tecnología en The Food Market?

– Yo siempre me lo pregunto, porque en mi leitmotiv de que quiero salvar al mundo, para mí la tecnología es vital. Hay mucha tecnología atrás que no se ve, desde que podamos tener reportes internos y sacar mejores estadísticas para abastecer mejor las tiendas hasta que mostremos el stock con lo que se está llevando la gente en la tienda, y eso se ve en la web según dónde estés; también que tengamos un omnicanal en serio y que en dos horas podamos entregarte en tu casa es gracias a la tecnología. Y tenemos mucho por desarrollar. Ahora nos integramos con Salesforce y la idea es empezar a usar inteligencia artificial para que veas algo distinto, por ejemplo si querés crear un estilo de vida libre de gluten o una alimentación keto. Ahí la web empieza a aprender: ve que vas eligiendo cosas libres de gluten y te muestra solo eso. Estamos trabajando en esto. No es algo que se vea, pero lleva mucho más tiempo. También estamos armando, gracias a la tecnología, una landing de productos antidesperdicio donde la gente pueda comprar un producto que está perfecto para el consumo pero próximo a vencer a un costo más bajo. Así, vamos bajando entre todos el desperdicio en el mundo. Eso en dos meses estará para la web, en la tienda ya funciona: hay punteras que dicen “Combatí el desperdicio con nosotros” y tienen dinámicas comerciales donde el vencimiento está puesto arriba. Está bueno generar un beneficio para todos: el consumidor gana, nosotros también y el mundo, seguro.

– Una de las características del emprendimiento es que priorizan a los productores locales. ¿Cómo es la relación con ellos?

– Con la alianza con Farmacity nos corrimos un poco del eje del productor. Sigue siendo una de nuestras características, pero la mirada está muy puesta en el consumidor, en sus necesidades. Y una de las patas es que es mejor si lo que compra proviene de un productor local. Entre otras cosas, el surtido está curado y validado por expertos. Podemos asegurarle al cliente que no tenemos productos con jarabe de maíz de alta fructosa ni genéticamente adulterados, todos deben contar con los registros de alimentos y de establecimientos, RNPA, RNE, código de barras… Parece algo simple, pero en el rubro alimentación hay mucho de informal. No tenemos colorantes ni aromatizantes artificiales tampoco. Entonces ahí vamos condicionando el surtido que manejamos. Lo que estoy pidiendo ahora es que hasta el granel muestre de dónde vino. No importa tanto quién, porque yo les tengo amor a los productores y no a todos los consumidores les interesa cómo se llama cada uno, pero sí saber que vino de San Juan o de Mendoza, como para que uno pueda empezar a conocer y a valorar la producción y, sobre todo, después decidir. Más que nada es eso: nos interesa que la gente pueda tomar buenas decisiones. Como lo de la ley de los octógonos: desde nuestra mirada, no importa si tiene muchos o pocos, sino que uno aprenda y pueda decidir si le parece que está bien o no. Hay que hacer mucho hincapié en esa educación, que en general falta. Nos hemos ampliado y quizás hay algún producto importado, pero siempre prevalece el producto local.

– ¿Considerás que hoy el consumidor está más atento a tener una alimentación saludable?

– Sí, me parece que hay dos tipos de consumidores que están interesados: el que lleva algún estilo de vida en particular, que de hecho los tenemos bien desglosados; y el que, como muchos centennials sobre todo, quiere un mundo mejor y quizás se alinea con nosotros no solo por el deseo de consumir acá, sino porque confía o quiere ayudar al planeta. Le gusta la sustentabilidad, consumir productos que ve que hacen mejor al mundo. Respondiendo a tu pregunta, sí, se va agrandando el grupo y creo que cada vez somos más conscientes de que de verdad somos lo que comemos. No somos puristas en el sentido de que haya que vivir una vida restrictiva, sino al revés: que aprendamos para poder tener ese equilibrio que queremos, y si alguna vez comemos un ultraprocesado, no va a pasar nada, pero que la diaria esté alineada. Quizás uno cree que lo otro es más barato. Tratamos de desmitificar: una galletita ultraprocesada no es más barata que un paquete de frutos secos o una fruta para tus hijos. Está bueno que se está haciendo mucho trabajo desde ese lado.

– ¿Qué otros proyectos tienen para los próximos meses?

– No sé si vamos a llegar, porque todo se pasa muy rápido, pero con las que están en obra tendríamos siete tiendas y deberíamos tener, mínimo, diez u once. Así que estamos buscando locaciones. Además, estamos intentando armar bien nuestro sector corporativo, donde trabajamos, sobre todo, las cajas de fin de año en conjunto con fundaciones, para que de por sí ya tenga ese triple impacto innato: productores más sustentables que estén alineados con lo que transmitimos. Y, también, estamos trabajando para ser una empresa B. Nuestras tiendas ahora todas tienen certificado de la Asociación Argentina de Padres de Autistas (APAdeA). Siempre intentamos ir sumando y que sea un lugar apto para todos. En The Food Market cada pasito que vamos dando está alineado con nuestro propósito, y varias veces me pasó que el qué y el cómo quizás pueden ir cambiando, pero tenemos muy firme el por qué. Y me parece que eso está bueno para cualquier otro que también quiera emprender, que vea dónde tiene una veta para solucionar un problema.

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