Martín Mandarano, oriundo de Olavarría, se fue a vivir a Buenos Aires a los 18 años y se anotó en la Escuela Tecnológica Nacional (UTN), donde se recibió de ingeniero eléctrico. “Estudiaba mucho. Era obsesivo como ahora. En tercer año estuve a punto de cambiarme a Economía porque no veía nada de lo que había pensado que iba a ver”, recuerda. En cambio, cuando empezó a trabajar en una empresa que opera redes de alta tensión, comenzó a hacer lo que realmente le gustaba y a disfrutarlo: “Tuve la suerte de estar con gente magnífica que me enseñó un montón. Fueron tres años de mucha técnica, de la ingeniería aplicada al trabajo”.
Luego de un posgrado en Mercado Eléctrico en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), un MBA en el IAE Business School de la Universidad Austral y once años de trabajo en Pérez Companc –después comprada por Petrobras–, en 2011 fue invitado por YPF para desarrollar alguna idea eléctrica, sector en el que no habían incursionado hasta ese momento. En agosto de 2013, se creó YPF Luz, que hoy genera el nueve por ciento de la energía eléctrica de todo el país, desde activos diversificados tanto en tecnología como en ubicación geográfica.
Están construyendo un parque eólico en General Levalle, provincia de Córdoba. ¿En qué instancia se encuentra el proyecto?
Es nuestro cuarto parque eólico, va a tener una capacidad instalada total de 155 MW, equivalente al consumo de más de 190.000 hogares. Además, contará con un factor de capacidad de más del 50 por ciento y evitará la emisión de 350.000 toneladas de dióxido de carbono equivalente por año. El proyecto lleva diez meses en construcción con notables avances, y ya cuenta con siete fundaciones terminadas, hormigonadas y en marcha. Es nuestro primer parque con torres locales, hechas en la Argentina. La puesta en marcha se estima para noviembre de 2024.
¿Cómo interactúan con la comunidad local antes, durante y después de la instalación del parque?
Todos los proyectos contemplan un estudio de impacto ambiental antes de la etapa de construcción que incluye analizar cómo afectará sobre las aves, los suelos, qué ruidos va a generar. Ese estudio es validado por el organismo provincial correspondiente. Después, hacemos una presentación del proyecto a la comunidad y luego trabajamos con ellos en conjunto.
Es importante destacar que nuestro plan de inversión social busca contribuir y acompañar en el desarrollo de las comunidades donde operamos, implementando distintas actividades destinadas a fomentar la educación, la eficiencia energética y la mejora ambiental. Promovemos el compromiso social de nuestros colaboradores a través del programa de voluntariado corporativo. Estoy convencido de que el voluntariado agrega valor a la gente de la compañía y, por supuesto, a la sociedad donde opera.
Firmaron un acuerdo de entendimiento con una empresa surcoreana para explorar la producción de hidrógeno verde. ¿En qué consiste?
Así es. Con Posco, una de las mayores acereras del mundo. El acuerdo se enmarca como un Green Hydrogen Business Cooperation, que incluye la oportunidad de explorar el desarrollo de energías renovables e inversiones en el país –como una planta de producción de hidrógeno verde– con posibilidades de la exportación. Es el inicio de una cooperación conjunta para evaluar planes e intercambiar experiencias y conocimientos respecto de la innovación para generación de hidrógeno y amoníaco verde, la excelencia operativa y la reducción del impacto ambiental.
En la compañía tenemos tres columnas de proyectos: la primera es la de excelencia operacional y de gestión, es decir, mejorar nuestra productividad. La segunda columna es la de crecer en lo que sabemos: un proyecto renovable por año, como el Parque Eólico General Levalle. La tercera es desarrollar proyectos innovadores, a través de las nuevas tecnologías. En esta columna, que se separa de la actividad del día a día, siempre planificamos algo diferente, y ahí está el hidrógeno. No lo vemos para el corto plazo, es decir, en un futuro inmediato por los tiempos de desarrollo. Un parque de 100 MW nos lleva de 18 a 24 meses, los de hidrógeno serían de 1000 MW.
¿En 2030 vamos a utilizar hidrógeno verde en el país?
No, nosotros queremos exportarlo, no lo queremos para consumo interno, porque la Argentina necesita ser cada día más competitiva con su materia prima. Para esto, precisa energía barata, y el hidrógeno no lo es, no es competitivo respecto al gas natural ni a las energías renovables. El gas natural fue definido en todo el mundo como uno de los elementos de la transición, porque es uno de los que menos contaminan, genera menos emisiones de dióxido de carbono. El camino, la transición, para nosotros, es combinación de gas natural y energías renovables. Por tres motivos: primero, porque la Argentina tiene una de las reservas más grandes de gas natural; segundo, porque tenemos que ser competitivos; tercero, porque la energía debe llegar a todas las personas.
El hidrógeno verde, entonces, es para los países que no tienen gas o energías renovables, por ejemplo, los de Europa. Con la producción de hidrógeno verde, convertimos el recurso del viento –que en la Argentina es muy alto– en un recurso exportable. Pero ¿qué pasa con el transporte? La molécula de hidrógeno es H2, muy volátil, es muy difícil de transportar porque se evapora en el trayecto. Entonces producimos amoníaco o NH3 verde (con hidrógeno producido en un parque eólico). Como el amoníaco es líquido y no se evapora, se puede trasportar. Al llegar a destino, se rompe la molécula para que sea hidrógeno.
Corea del Sur, donde está Posco, también necesita hidrógeno, y esta es una empresa que utiliza mucha energía para producir acero, entonces está buscando un combustible para reemplazar el hidrocarburo. Está dispuesto a coinvertir, el know how es compartido.
¿Cuáles son las estrategias de sostenibilidad de la compañía?
Nosotros analizamos todo con una visión amplia. Por un lado, está nuestro negocio relacionado con la sostenibilidad, que es fundamental para entregar a la comunidad energía limpia y para contribuir a que la industria sea cada vez más competitiva energéticamente. El primer aspecto es el medio ambiente y el impacto que genera. Ahí pensamos en la combinación de energía renovable y gas natural. Las energías renovables son intermitentes. Por eso también producimos con gas natural.
El segundo aspecto que tenemos en cuenta es la gobernanza de la compañía. Tenemos un código de ética, canales de denuncia, auditoría externa, auditoría de proveedores, compliance de proveedores, comunicación y capacitación a proveedores.
El tercer aspecto es lo social, la comunidad, a través de acciones de voluntariado y formación. Es necesaria más información. La comunidad debe saber que para que llegue la energía existe una distribuidora eléctrica en la que hay personas las 24 horas haciendo mantenimiento de la red de distribución. Lo mismo ocurre para que la energía llegue desde donde se produce hasta la distribuidora. Así como también para que vaya de los generadores al lugar donde se produce.
El programa Aula Móvil en Energías Renovables, de la Fundación YPF, ¿es para concientizar en este sentido?
Sí, el aula móvil es un programa de la Fundación YPF que nosotros acompañamos y que forma parte de nuestro plan de inversión social. Colaboradores y especialistas dan seminarios sobre sostenibilidad, transición energética y energías renovables para educación secundaria, técnica, universitaria y público en general en distintas partes del país. El último, que se realizó en Tucumán, recibió a más de 1000 personas. La gente interactuó con especialistas en energías renovables y también se realizaron talleres de formación, donde trabajaron en actividades como el armado de equipos fotovoltaicos, aerogeneradores y solares térmicos.
Estamos convencidos de que debemos trabajar en materia de educación, desde los jardines en adelante, para concientizar a la población sobre las distintas formas de obtener energía renovable, cómo aplicarla en el desarrollo de las ciudades y generar formación sobre el cuidado y la importancia de la energía.
¿De qué trata la campaña #PoneteLaCamiseta?
Se diseñó para acompañar el programa de voluntariado de la compañía. Se creó para afianzar el compromiso del equipo de trabajo y fortalecer la motivación, el sentido de pertenencia y la solidaridad. En 2022 se realizaron 64 actividades en seis provincias, equivalentes a 570 horas de voluntariado corporativo, con más de 25.000 beneficiarios. A su vez, la participación de voluntarios pasó de un 21 por ciento en 2021 a un 36 por ciento en 2022 (es decir, más de un 70 por ciento en cantidad de voluntarios y de horas) y se espera superar el 40 por ciento en 2023. Hubo talleres de acondicionamiento de huertas, jornadas de forestación, talleres para escuelas primarias para concientizar a los chicos sobre el cuidado de la energía, visitas guiadas, mejoras de instalaciones. Y a través de la iniciativa “Nuevas ideas para nuestras comunidades”, se invita a colaboradores a que presenten propuestas.
¿Cuáles son los principales desafíos de la transición energética en nuestro país?
La transición tiene que incluir a todas las personas. ¿Para qué queremos impedir emisiones? Para evitar las consecuencias del cambio climático. El incremento en electrificación es proporcional al crecimiento del PBI (hay diversos estudios que lo explican), lo que se traduce en bienestar y crecimiento, pero hay que cuidar el exceso de emisiones. Para esto, es necesario buscar los recursos que impacten menos en el medio ambiente y que sean más eficientes y económicos para que lleguen a toda la gente.
En la Argentina, alrededor del 50 por ciento de la energía que se consume es sin emisiones de dióxido de carbono. Hoy hay aproximadamente 8 por ciento de energía nuclear (que es la de mayor densidad energética por metro cuadrado), 30 por ciento hidráulica y 12 por ciento renovable. Ese 50 por ciento no emite. Y el otro 50 por ciento emite con gas natural, con lo cual la matriz energética argentina es relativamente limpia respecto de la de otros países que consumen mucho carbón y combustibles líquidos. Acá, los elementos de la transición son relativamente económicos, y eso la hace más productiva.
En nuestro país existen algunos de los mejores recursos naturales del mundo, y las compañías generadoras tenemos la oportunidad y la responsabilidad de ponerlos en valor de manera inteligente y eficiente para que estos recursos generen más crecimiento y mejoren la calidad de vida. Considerando los recursos y las zonas con disponibilidad de transporte, se puede generar más energía eficiente, accesible y confiable que le permita a la industria producir energía competitiva para exportar sus productos al mundo.