Cuando Claudio Rimauro se acerca a una obra, no la observa solo como Director Operativo de Autopistas e Infraestructura de AUSA, ni tampoco tiene exclusivamente el panorama de un arquitecto egresado de la Universidad de Buenos Aires. Cuando se aproxima a aquel trabajo, lo hace como un hombre cuya vida estuvo siempre ligada a la construcción, desde que su padre y su abuelo le enseñaron el manejo de las herramientas y las técnicas necesarias para levantar una pared, luego otra, hasta que hubiera una casa a su alrededor. “En 1983, mi papá compró un terreno en Mar del Plata, donde no había nada. ‘¿Quién va a construir la casa?’, le pregunté. ‘Los estás viendo, vos y yo’, me respondió”, cuenta hoy desde las oficinas de AUSA junto al peaje de Parque Avellaneda, en la ciudad de Buenos Aires.
-¿Te provoca algo distinto estar hoy a cargo de grandes obras, sabiendo qué significa poner el cuerpo?
-Yo creo que es distinto el proceso cuando lo vivís desde abajo, porque vas sabiendo todas las etapas. Siempre el que mira el trabajo del otro piensa que es muy fácil. Acá muchos lo dicen. “Vení, hacelo”, les propongo. Cuando vas viendo eso, te das cuenta de que no era tan fácil. Hay que entender el trabajo del otro. Cuando venís desde abajo, viendo todas las etapas, eso lo sabés.
Rimauro ingresó a AUSA en 2002, en el área técnica, brindando soporte en el armado de pliegos para licitaciones. Su crecimiento se dio a la par de una empresa que poco a poco fue ganando espacio en la modificación del trazado urbano de la ciudad de Buenos Aires y cuyas obras cobraron mayor dimensión e impacto. “Yo creo que transformamos radicalmente la vida de muchas personas. Uno pierde noción con el tiempo, porque una vez habilitada, la obra es un derecho adquirido. Parece que siempre estuvo ahí. Cuando vas un poquito para atrás y pensás que podías demorar alrededor de quince minutos en cada barrera, y no tenías autopista para llegar, que ibas por la costanera y pasabas por muchos semáforos, y lo medís en tiempo, ves que ahorraste minutos que se los podés dedicar a tu vida. Y nosotros entendemos que le vamos cambiando la vida a la gente. Siempre les digo a los muchachos que trabajan conmigo ´No importa qué obra se haga, mientras ayudes a los demás`. Por eso, escuchamos a todo el mundo, a los vecinos, que son quienes conocen el problema real, los que van a vivir esa obra”.
-Eso no se puede hacer con cálculos fríos…
-Es que hace falta conocer cómo se mueven. La gente tiene que seguir viviendo mientras hacés la obra, y una vez que termines también. Cuando nos tocó el Paseo del Bajo, por ejemplo, fue una negociación constante, porque los restaurantes tenían que seguir trabajando de alguna manera. Había que acordar dónde les dejabas estacionamiento, cómo gestionabas eso. Cada lugar tenía cincuenta empleados, y esa gente debia seguir trabajando. Tu trabajo es muy importante, pero también el de ellos. Hay que buscar ese punto de equilibrio.
-¿En qué consiste la infraestructura inteligente?
-Hicimos un sistema de gestión, una plataforma que llamamos AUSA Digital, donde vamos cargando todos los formularios de los partes que se hacían todos los días. Ahí empezamos a gestionar y a entender por qué pasaban ciertas cosas. Fuimos colocando primero todos los planos que estaban dando vueltas, que eran unos papiros de cuando se construyó la autopista. Lo que referenciamos, lo posicionamos. Y capacitamos a la gente para cambiar la forma de gestionar. Ahora, la persona que hace el trabajo saca una foto, muestra qué hizo, lo registra, marca qué cuadrilla lo llevó a cabo y todo queda registrado automáticamente. Después, se fueron sumando un montón de áreas porque vieron el valor que les aportaba a sus equipos. Ni hablar la parte de operaciones y la de seguridad vial, que es un aspecto en el que crecemos permanentemente.
-¿De qué manera?
-Pusimos ahí el foco, y realizamos distintas acciones. Tenemos un directorio compuesto por personas de diferentes fuerzas políticas que, cuando hemos compartido lo que queríamos hacer, han acompañado. Cada vez que hemos explicado una obra de seguridad vial, la han apoyado todos indistintamente. Por ejemplo, estamos cambiando todas las defensas de la autopista, que antes eran metálicas y abiertas. A través de ellas se pueden caer cosas y tienen un menor nivel de contención. Desde hace cuatro o cinco años, estamos cambiando dos kilómetros por año, reemplazando esas defensas por unas de hormigón. Estas hacen que si un vehículo choca, quede dentro de la traza; y lo mismo con un objeto. AUSA está implantada en medio de la ciudad de Buenos Aires, por lo que estamos protegiendo a los vecinos que circulan por debajo de la autopista también. Después, en las narices de salida, que son los ramales, pusimos amortiguadores de impacto.
-¿Cómo se atiende algún incidente cuando ocurre?
-Tenemos 79 personas de un equipo especializado que trabaja las 24 horas todos los días, y nuestro objetivo es llegar cada vez más rápido al incidente, porque el tiempo puede significar la vida de alguien. Contamos con cinco bases de seguridad vial ubicadas estratégicamente en las diferentes trazas para que los equipos puedan responder rápidamente ante algún inconveniente a lo largo de los 51 kilómetros que tiene la concesión. Anualmente se recorren más de 928 mil kilómetros de trazas de forma preventiva y en asistencia a emergencias. En nuestro centro de control, los operadores detectan los incidentes viales a través de más de 470 cámaras y también gracias a los llamados que ingresan por parte de los usuarios al *287. Modernizamos nuestra flota de vehículos, y hoy el tiempo promedio de arribo de los móviles es de poco más de ocho minutos y medio. Ahora estamos trabajando en un convenio con Waze que también va a ayudar en ese sentido.
-¿En qué consiste?
-Queremos aprovechar el uso extendido de la plataforma para gestionar desde AUSA la comunicación de lo que vaya sucediendo en la traza. Vamos a poder informarles a nuestros usuarios si está cortada la autopista, si hubo un incidente, si conviene desviarse. La forma más rápida de llegar a los usuarios son las herramientas digitales. A Waze le mejora el servicio y a nosotros nos mejora el modo de llegar al usuario.
-¿Cómo fue el proceso de desarrollo e implementación de los pórticos inteligentes?
-El free flow es algo de lo que se venía hablando desde hace mucho tiempo. Las cabinas de peaje son los lugares donde más accidentes suele haber en la traza. Con estos pórticos, es posible quitar las cabinas y el sistema cobra automáticamente. En pandemia fue el momento de implementarlo, porque nadie quería tener contacto directo con otras personas. Fue un cambio radical.
-¿Cómo implementaron estos cambios respecto al equipo?
-Desde que se comenzó con el proceso de transformación de los peajes de la ciudad, AUSA reconvirtió a 352 trabajadores, que asumieron nuevos roles, con capacitaciones brindadas por la compañía, y continúan cumpliendo funciones en otras áreas. Contaron con la oportunidad de hacer nuevas tareas y crecer profesionalmente. La transformación tecnológica requiere que el personal adquiera nuevas herramientas y habilidades para poder adaptarse a necesidades actuales del mercado laboral. Antes, una persona podía estar veinte años dando tickets, hoy está manejando una plataforma electrónica, lo que le permite entrar a otro mundo.
-Hicieron 29 pasos bajo nivel, ¿la idea es continuar hasta que no haya más cruces de calles con vías del ferrocarril?
-Sí. En la medida en que sea posible, lo mejor es evitar esos cruces. ¿Cuántas veces escuchamos que un auto fue colisionado por un tren sobre las vías? Con un paso bajo nivel, no existe más esa posibilidad. Eso también es seguridad vial. Esto no solo mejora eso, sino además los tiempos de circulación, ya que no hay tiempos de espera en las barreras, y también colabora con la reducción de emisión de gases contaminantes. Aproximadamente se evitan 2274 toneladas de dióxido de carbono, una cifra que es equivalente a 45 veces el Parque Lezama.
-¿Cuáles tienen proyectados en lo próximo?
-Tenemos proyectados casi todos. Los fuimos estudiando con el tiempo, y queremos que, cuando se tome la decisión, nos bajen la bandera y nosotros larguemos. Contamos con un banco de alrededor de treinta o cuarenta proyectos, con los que podemos salir inmediatamente para construir. Ahora, es una decisión más política y estratégica. Los tenemos casi todos estudiados.
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-Implementan la metodología BIM, ¿no?
-Sí, exacto. Durante la pandemia hice a distancia un máster de BIM que no había llegado todavía al país. Te cambia la concepción del mundo, la forma de gestionar las obras. Podés generar previsibilidad. Proyectás la obra en un modelo, a ese modelo le ponés costos y plazos, y vas asociando. Entonces, sabés qué tiene que estar pasando en cada momento de la obra. Si no está sucediendo, te fuiste del plan, pero lo sabés de manera temprana. Realmente nos cambió la cabeza, y lo implementamos en todas las obras que hacemos. Los modelos de BIM los hacemos nosotros y los ponemos en la licitación. Les ponemos el plazo, el tiempo, todo definido en favor de la obra. En enero comenzamos, sin ir más lejos, las obras para transformar y modernizar la estación del peaje de Parque Avellaneda, en la Autopista Perito Moreno, donde se instalará un pórtico de lectura automática de patentes en sentido provincia y convivirán con algunas cabinas de cobro manual. En mayo tenemos que habilitar el free flow sentido a Liniers.
-En cuanto a gestión de la energía, utilizan paneles solares…
-Sí, AUSA cuenta con más de mil paneles solares. El año pasado, se colocaron en Peaje Avellaneda 870 nuevos paneles solares fotovoltaicos, en una obra en la que se utilizaron materiales reciclados de las trazas. Esto ayuda a tener una mejor eficiencia eléctrica y poder abastecer a los edificios de energía limpia. Casi el 6 por ciento de la energía utilizada por la empresa durante 2023 fue autogenerada por nuestras instalaciones de paneles solares. En la Autopista Illia, al bajar el consumo que teníamos antes de quitar las cabinas de peaje, los paneles allí instalados generan más energía de la que utilizamos. Ese excedente se vuelve a la red, acordando con las compañías proveedoras.
-En los últimos años, ¿en qué certificaciones avanzaron?
-AUSA viene trabajando desde hace años para continuar incorporando y recertificando las normas IRAM que tiene. Actualmente recertificamos ISO 9001, ISO 14001, ISO 39001, ISO 45001 – REF.11. Un nuevo hito fue incorporar la norma ISO 5001 de gestión de energía, que nos permite tener un enfoque metodológico para lograr una mejora en el modo de consumo y uso de la energía para ser más eficientes. También, durante 2023, obtuvimos la certificación de Huella de Carbono ISO 14064. Además, desde hace años, venimos trabajando para que la gestión de las autopistas sea cada vez más eficiente para quienes las utilizan a diario. En ese sentido, la empresa formalizó una alianza con la organización International Road Assessment Programme (IRAP), mundialmente reconocida, que trabaja para mejorar los indicadores de siniestralidad, a partir de la sugerencia de una guía sobre los puntos claves para realizar inversiones. Se hizo un trabajo en conjunto para llevar adelante una evaluación de la seguridad de la infraestructura vial de la red, aplicando protocolos y metodologías que mejoren las autopistas. Se evaluaron los pavimentos, señalización, iluminación, cartelería y todo elemento que se encuentre en la traza. Y fuimos clasificados como una infraestructura vial existente de buen nivel de seguridad para los usuarios de la red.