Satellites on Fire es, entre otras cosas, un trabajo práctico que llegó mucho más lejos de lo que cualquiera hubiera imaginado. Franco Rodríguez Viau, Joaquín Chamo y Ulises López Pacholczak son tres amigos que, mientras cursaban el secundario en ORT, con orientación en tecnología, se enfrentaron a la tarea de dar forma a un proyecto tecnológico curricular. El 10 obtenido no fue un fin, sino apenas la primera escala exitosa de lo que hoy es una compañía que ya consiguió 400 mil dólares de financiamiento y tiene un valor estimado de tres millones de dólares.
La noción de que había algo interesante para realizar con satélites fue lo primero. Los chicos entablaron contacto con Satellogic, empresa argentina satelital, para interiorizarse sobre los posibles usos de la herramienta. Atentos a un contexto en el que los incendios forestales ganaban espacio en los medios nacionales, la idea terminó de consolidarse al conocer algunos casos cercanos de personas que perdieron sus casas a causa del fuego. Decidieron que allí se asentaría su proyecto. “No queríamos que quedara en lo curricular, sino que en serio pudiera ayudar a la vida de las personas”, dice Franco Rodríguez Viau, el CEO de Satellites on Fire.
¿Cómo fue el camino para pasar de un trabajo académico a convertirse en lo que es hoy Satellites on Fire?
Todo se fue dando, no comenzamos con la idea de crear una startup que levantara ronda de inversión y se convirtiera en una empresa ni mucho menos. Pero cuando terminamos el proyecto y lo entregamos, quisimos seguir adelante. Llegamos a un advisor, un mentor, que nos conectó con personas que trabajaban con incendios. Aunque finalmente no les sirvió lo que habíamos hecho, y eso fue un choque emocional, lo tomamos como un gran aprendizaje.
¿Por qué no sirvió?
Porque nosotros habíamos desarrollado una solución que detectaba incendios con imágenes digitales e inteligencia artificial, usando distintas bandas hiperespectrales. Lo mostrábamos en una página, pero luego nos dimos cuenta de que las imágenes que usábamos de los satélites tenían una demora de varios días al dar la información. Y cuando hablás de detección temprana de incendios, varios días son un problema. Entonces, comenzamos a buscar satélites que tuvieran mayor rapidez al momento de ofrecer los datos. Estuvimos investigando todo un verano y los conseguimos.
¿Cómo consiguieron los datos necesarios para ofrecerlos más rápidamente?
Empezamos a hablar con muchas personas que trabajaban con incendios. Una de ellas sabía mucho de imágenes satelitales y nos mencionó dos satélites que podíamos usar. Luego de una investigación, los pudimos sumar al sistema. Después, incorporamos cuatro satélites más. Son satélites de acceso público, cuatro son de NASA y dos son de NOAA, que es otra organización satelital estadounidense.
Los cuatro de la NASA dan su detección cuatro veces por día en los países de Latinoamérica. Al combinarlos con los otros dos, obtenemos información cada diez minutos. Eso nos permite alertar sobre los incendios más rápidamente y monitorear su evolución.
¿Cualquiera podría acceder a esos datos?
Sí, pero el procesamiento que conlleva en tiempo real no es fácil y requiere desarrollo. Por otro lado, con el tiempo nosotros conocimos más cercanamente la problemática, entonces no solo detectamos incendios, sino que intentamos ayudar desde distintos lugares, como con la detección de rayos, que es la principal causa natural de los incendios forestales. Detectamos rayos cada 20 segundos.
También proveemos datos climatológicos, un mapa de vientos, un mapa de temperatura, para que el usuario pueda saber hacia dónde se mueve el incendio. Esto lo fuimos agregando después.
¿Tuvieron contacto con especialistas en el tema en particular, más allá de la implementación tecnológica?
Sí, fue muy importante conocer a los expertos en el ambiente de incendios y entender qué necesitaban, para poder dar la mayor ayuda posible desde nuestro lado. Siempre entendiendo que lo más importante es la detección temprana. Una de las cosas más interesantes del último tiempo es que se sumó a nuestro equipo una persona que trabajó en proyectos en colaboración con NASA y con la Agencia Espacial Europea, y desarrolló un modelo de inteligencia artificial que hoy consigue detectar incendios chicos y logra superar a la detección de los satélites públicos en una prueba que hicimos en usuarios.
¿Cuál fue su primer cliente?
Una persona en las sierras de Córdoba, que pagó mil pesos por mes durante tres meses. Fue en diciembre de 2021. Para nosotros fue muy loco poder ver que con un proyecto secundario podíamos generarle valor a alguien que después termina pagándonos por un sistema. Fue salir de los conocimientos de programación a formar un modelo de negocios. Él tenía su casa en Córdoba y quería estar al tanto de los incendios alrededor. En el tiempo en que trabajamos juntos no hubo incendios que afectaran la casa, pero sí pudo monitorear incendios cercanos. Fuera de eso, tuvimos muchos casos de éxito de gente que detectó los incendios tempranamente y que nos ponen muy contentos. Nosotros estamos acá por el impacto, no por la plata.
¿Querés contar alguno?
Sí, claro. Cerramos un contrato con el Consejo Nacional de Bomberos Voluntarios e implementamos el sistema en 70 centrales del país. Muchas centrales de bomberos antes no podían detectar los incendios tempranamente porque no tenían sistemas. Con nosotros no solo pudieron detectarlos, sino también monitorear su evolución, dónde se ubican.
Muchas veces reciben llamadas de vecinos que ven una columna de humo en un lugar que no saben dónde es ni cómo llegar, y nosotros les damos las coordenadas para que lo puedan ir a atacar.
¿Qué clientes se acercan a ustedes?
Se dividen entre el sector privado y el sector público. En el privado, principalmente empresas forestales y otras que desarrollan proyectos de carbono. También pueden ser empresas agrícolas, como azucareras. Y por el lado público, centrales de bomberos, parques nacionales, organismos de defensa civil, organismos provinciales. Quienes tienen las mayores pérdidas o riesgos son las empresas forestales y las de bonos de carbono. Pero también trabajamos bastante con parques nacionales y organismos provinciales, como Defensa Civil de la Pampa, que contrató el sistema.
Utilizan los contratos más grandes para poder brindar el servicio a comunidades que no lo puedan costear, ¿verdad?
Sí, de alguna forma subvencionamos el uso del sistema para este tipo de comunidades. También buscamos armar proyectos de impacto en los que áreas de sustentabilidad de empresas, filántropos o bancos multilaterales puedan financiar cierta área de biodiversidad. Por ejemplo, Genneia, que es la empresa renovable más grande del país, está financiando a la ONG Fundación Patagonia Natural para proteger la reserva La Esperanza, de Chubut. De esa forma, pueden proteger no solo la biodiversidad que hay en esa reserva, sino también las comunidades cercanas. Básicamente, le permiten a la comunidad y a la fundación u ONG que está en el lugar recibir las alertas de nuestro sistema.
Están presentes en once países. ¿Cómo se dio esa internacionalización? ¿Era un objetivo?
Primero se dio porque hubo mucha gente que busca detección temprana de incendios y llegó a nuestro sistema, personas de más de sesenta países. Aunque no damos el servicio en todos esos países, muchos lo conocieron de esa forma. Hubo quienes crearon un usuario y rellenaron el formulario para empezar la prueba gratuita de nuestro sistema de alertas. Hoy damos el servicio en once países de Latinoamérica, principalmente de Sudamérica.
¿De qué forma utilizan la inteligencia artificial?
La usamos para dos herramientas distintas. Además de los satélites, analizamos imágenes en cámaras para detectar humo. En una cámara similar a las de seguridad, se puede ver que sale de abajo de los árboles un poco de humo. Cuando detectamos eso, se emite un mensaje por WhatsApp con una captura de la imagen y su ubicación. Por el lado satelital, lo que estamos haciendo es mejorar la resolución de los satélites. Es algo muy complejo, pero básicamente podemos agarrar varias imágenes de un satélite con menor resolución, pero que tiene datos más constantes de la Tierra, e incrementar la resolución haciéndolo parecer más a un satélite que pasa menos veces por el mismo lugar en la Tierra. De esa forma, podemos detectar incendios más chicos. Es muy parecido al proceso que se usa cuando se quiere mejorar la resolución de una película vieja, por ejemplo
En los últimos meses el equipo creció y lo conforman diez personas, ¿de qué manera se compone?
Yo estoy como CEO. Tenemos un COO, que es mi socio; un CTO y una parte técnica. Hay una parte de desarrollo, donde contamos con un Tech Leader que tuvo experiencia de más de cinco años como CTO de una startup. Está la persona que mencioné que trabajó en proyectos en colaboración con NASA, con la Agencia Espacial Europea y que fue consultor para Oxford de machine learning. Además hay un equipo de inteligencia artificial que está trabajando en el modelo para detectar incendios con cámaras, las columnas de humo. Y por la parte de ventas, hoy somos cuatro personas, tres en la Argentina y una desde México.
¿Y asesores externos?
Sí, tenemos de varios ámbitos distintos: del climático, del de finanzas, del espacial. Podemos ir y pedir ayuda, o consejos, y también estamos muy conectados en el ambiente de incendios o forestal, entonces contamos con gente a la cual podemos pedirle recomendación para priorizar desarrollos.
¿Qué proyectan de aquí a fin de año?
Estamos concentrados en dos cosas principales. Por un lado, en mejorar cada vez más la inteligencia artificial, hasta poder tener métricas todavía más claras. Con las cámaras hoy estamos pudiendo detectar el 75 por ciento de los incendios en los primeros tres minutos, y el 90 por ciento en los primeros cinco. Queremos tener métricas así de claras para lo satelital, también. Y mejorarlas cada vez más. Nuestro objetivo es poder dar la mejor detección del mercado y la más medible. Actualmente es poco medible cuánto se tarda en detectar los incendios. Por otro lado, en cuanto a ventas queremos crecer en los países donde operamos, principalmente en Argentina, Chile, Paraguay y México. Ese crecimiento nos permitiría levantar la siguiente ronda de inversión.