Cuando a Alejandro Chan le ofrecieron ser parte de Tetra Pak, hace 20 años, conocía bien esta empresa líder de envasado de cartón y procesamiento para la industria de alimentos, porque la compañía era cliente de él en la consultora PwC (PricewaterhouseCoopers). En ese entonces, Alejandro estaba a cargo de las encuestas de satisfacción de los clientes, con lo cual sabía bien cómo se manejaba Tetra Pak en el mercado y cuál era el feedback. “Lo que me gustaba era que estaban siempre junto al cliente”, recuerda.
Licenciado en Organización de Empresas en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y con un posgrado en Calidad y uno de Logística, Alejandro Chan fue nombrado en julio de 2023 Director General de Tetra Pak para Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay) en los tres negocios: equipos, servicios y envases. En la entrevista cuenta qué y cómo hace Tetra Pak para producir alimentos seguros cuidando el planeta.
-¿Cómo fue tu carrera dentro de la compañía?
-Empecé hace 20 años en el área de Equipos de Procesamiento de Alimentos, que es uno de los negocios que tenemos. Tetra Pak se conoce por sus envases, pero también es la compañía más grande en equipos de procesamiento y envasado de alimentos a nivel mundial. Por ejemplo, nos ocupamos de la leche desde que llega al tambo hasta que está lista para envasar: nos hacemos cargo de todos los equipos, de toda la planta productiva. Lo mismo con los quesos y los helados. Hace poco leía una nota donde decía que Dinamarca, donde tenemos nuestro centro de desarrollo para la industria, es el Silicon Valley de los helados. Aunque un poco exagerado, es interesante la comparación. Me ocupé de ese negocio unos años. De ahí pasé al área de Servicios a todos nuestros clientes (repuestos, mano de obra, etc.) y me quedé en esa área en Cono Sur. De ahí me fui a Suecia, donde está la casa matriz. Allí estuve cuatro años como Director de Marketing y Desarrollo de Producto Global para Servicios. En ese momento hicimos un cambio completo de nuestro portafolio de servicios. Representaba el tres por ciento del total de la compañía, y hoy es el quince por ciento. Luego volví a la Argentina y me ocupé del negocio de equipos de capital, especialmente de envasado, para toda América, desde Canadá hasta la Argentina y Chile. Después me llamaron para volverme a Suecia como Vicepresidente del negocio de Servicios, donde me quedé hasta julio de 2023, cuando me ofrecieron volver a nuestro país como Director General.
-¿Cómo se compone el equipo en la Argentina?
-Acá hay 400 personas, pero algunas trabajan para todo Cono Sur. La head office está acá. De esas 400 personas, 200 se encuentran en una planta de producción en La Rioja, que existe hace 40 años. Tetra Pak está hace 45 años en la Argentina. Eso es lo más importante: el valor de ser local, la idea de estar acá, de haber pasado muchas crisis, momentos mejores y peores, pero estar en el largo plazo para resolver. De los otros 200 empleados, 100 se encuentran acá en Buenos Aires y los otros 100 son técnicos distribuidos en toda la Argentina. Hacemos trabajo híbrido: un poco en casa, un poco en la oficina. Los comerciales están con los clientes.
-¿Los clientes se distribuyen por todo el país?
-Sí, una parte se ubica en la zona de Cuyo, donde están los vinos, los tomates y algo de jugos. Otra zona muy importante es la cuenca lechera (Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires) y la de jugos y naranjas, en el Litoral. Cuando yo empecé, los técnicos estaban solo en Buenos Aires o Mendoza, y despacito lo fuimos haciendo más federal, porque, en definitiva, el cliente necesita que vos estés cerca. Si a mí me llama un cliente de Rafaela porque se le rompió una máquina y yo tengo que mandar un técnico de acá, ya son seis horas hasta que llega. Si vive allá, está en diez minutos.
-¿Cómo es el proceso de fabricación de envases?
-En La Rioja está la fábrica de material de envases. Nosotros recibimos las materias primas y las transformamos, generamos el envase, que es primero un plano impreso con el diseño de nuestros clientes. Eso se entrega en unas bobinas que van a cada uno de los clientes que tienen sus máquinas de envasado. Cuando llega ahí, esa bobina se pone como si fuera un casete adentro de la máquina. La máquina “enhebra” ese rollo de envases, lo cierra y hace un tubo. Después lo corta, lo sella y le da la forma. Nosotros vendemos o alquilamos las máquinas, que se fabrican principalmente en Módena, Italia, que es un gran centro tecnológico.
“La principal inversión global de Tetra Pak es para conseguir sacar la capa de aluminio del envase de manera de convertirlo en un 95 por ciento de cartón”, Alejandro Chan, Director General de Tetra Pak Cono Sur.
-¿Cuáles son las principales acciones de sostenibilidad que lleva a cabo la empresa?
-Tetra Pak está con el tema del reciclado, el medio ambiente y la sustentabilidad desde hace muchos años, antes de las legislaciones que hoy se encuentran más altas en la agenda, ya que es una empresa de origen nórdico, donde hace muchos años esto es prioritario. En la Argentina tenemos envases con hasta un 88 por ciento de su materia prima proveniente de fuentes renovables. La principal inversión global de Tetra Pak es para conseguir sacar la capa de aluminio del envase de manera de convertirlo en un 95 por ciento de cartón, es decir, reemplazar el aluminio por cartón para tener un envase que entre en el flujo de reciclado de cualquier otro cartón. Nuestro objetivo es lograr el envase más sustentable del mundo. Globalmente se destinan 40 millones de euros por año para esto. Ya hay envases así en el mercado en Portugal, por ejemplo.
-¿Qué funciones cumple el aluminio en el envase?
-Dos funciones importantes: una, evita la transmisión de oxígeno y de luz, por lo cual ayuda a la asepsia y al tiempo de vida del producto dentro del envase. Después, hay un aspecto técnico. Para sellar los envases, se pasa una corriente, una inducción entre la máquina y el envase, mediante el aluminio, se genera dicha inducción que sella. Tenemos que cambiar el sistema de sellado para que sea suficientemente robusto sin que haya inducción. Para eso, hay que mejorar las máquinas existentes. Está clarísimo que queremos ir hacia eso, pero lleva tiempo, porque nuestros clientes no siempre pueden invertir en una máquina nueva, entonces hay que cambiar una parte, y tenemos que asegurar la misma inocuidad de los alimentos.
-¿Cómo se reciclan los envases?
-Cuando va al consumo, se separa en dos elementos para reciclar: pulpa de papel, que vuelve a las papeleras y se usa para cartón, y, por otro lado, el compuesto entre aluminio y polietileno, ese “polialuminio” se puede fundir. Con eso se hacen pellets con los que se pueden fabricar, por ejemplo, techos. En esta oficina, todo el techo está hecho así, porque es aislante, durable, mantiene la temperatura. Hoy hay demanda, nos falta oferta. Ahora el problema es recolectarlo posconsumo, porque la capacidad de procesamiento está. En 2022 teníamos un 14 por ciento de reciclado; en 2023 casi 30 por ciento, y queremos seguir creciendo.
-¿Creés que hay un consumidor más consciente en la Argentina en cuanto a reciclaje?
-Creo que sí, pero no tanto como en Suecia, por ejemplo. Cuando volví con mi familia de Suecia por primera vez, en 2016, estábamos acostumbrados a tirar todo por separado. Allá, en cada casa hay seis tachos de basura distintos, y abajo, en el edificio, hay 14: vidrio claro, vidrio oscuro, metal, diarios y revistas, cartón, pilas comunes, pilas de reloj, residuos electrónicos, plástico duro, plástico blando, madera, orgánicos, etc. No podés equivocarte. Si te equivocás más de una vez, te ponen un cartel y te dicen “La próxima no se lo recolectamos”. En ese caso, hay que ir a tirar la basura al centro de reciclado, donde hay 40 contenedores distintos gigantes (para muebles con más madera, objetos con metal, pintura, solventes, ropa, etc.). Cuando llegamos acá, con esa mentalidad, empezamos a guardar las cosas y a acumular porque no sabíamos dónde tirar, y empezamos a buscar cómo hacer. Hoy es un poco más fácil. En síntesis, veo mayor conciencia, pero hay un problema grande de educación y de infraestructura. Mucha gente se pregunta para qué separar si termina todo junto, y no sabemos si eso es cierto o no. Una vez que uno tiene el hábito, lo incorpora. Creo que la gente no entiende del todo cómo se hace y a la vez no está armado el ciclo de reciclaje como corresponde.
-¿Cómo se recolectan los envases Tetra Pak posconsumo?
-De dos maneras: todo lo que nuestros clientes descartan en sus plantas más todo lo que descartamos nosotros (cada vez menos, porque la eficiencia es muy buena). Ese descarte industrial es muy limpio, llega y va derecho a las plantas de reciclado. El otro es el posconsumo, que sigue el flujo a través de centros de recolección y separación o cooperativas de reciclado. Ahí hay un tema de demanda y oferta, y de valor de la tonelada o el kilo da cada material. Nosotros entramos en el mismo flujo.
-¿Hay más programas como Hacelo Circular, que desarrollaron junto al Hotel Hilton?
-Sí, hicimos varios de esos programas para darles segunda vida a los envases. Ese es un esquema tradicional. Se agarra el material de los envases, se pica, se pone en una asadera gigante y, con presión y calor, queda como un aglomerado, que se puede cortar y con eso hacer muebles, etc. Entonces, nosotros ayudamos al que recolecta a mandar a los centros de reciclado, donde se hacen los muebles y se donan a alguna institución. Son programas interesantes desde el punto de vista de dar a conocer. Sirven para generar conciencia, igual que los programas de recolección en las escuelas. Soy un convencido de que quizá la generación de mi papá o la mía no cambie mucho la conciencia, pero las nuevas generaciones sí.
-¿Cuáles son los segmentos de negocios de Tetra Pak?
-El mayor en cuanto a participación de ventas y mercados es el de lácteos, que constituye casi el 50 por ciento de nuestro negocio (leche, yogur, cremas, leches saborizadas), más los procesos productivos que hay detrás, no solo el envasado. Después, jugos y bebidas. Ahí el envase juega un rol muy fuerte, porque el jugo es muy sensible al oxígeno y a la luz. Por eso, algunos jugos en botella de plástico transparentes o bien tienen menos contenido de jugo o tienen vida útil más corta. Tenemos tres segmentos más: vino en cartón (casi el 50 por ciento del vino envasado es en cartón); el de tomate, salsas; y, más recientemente, el de sólidos (arvejas, choclo, garbanzos, comidas listas, duraznos, frutillas), que reemplazan a la lata con un esquema más liviano, más eficiente logísticamente. En la Argentina está hace seis o siete años y somos el país con mayor consumo de alimentos en este tipo de envase.
-¿Cuáles son los objetivos para este año?
-Capear el temporal [risas]. El último semestre del año pasado fue el peor en mucho tiempo, con todas las variables en el aire, pero si hubieran puesto a un extranjero en mi posición, habría estado en comité de crisis permanente. Para un argentino es un business as usual. Pasamos esa crisis como pasamos otras. Este año es un acomodamiento para ver cómo reacciona el mercado a lo que está sucediendo. Hay que entender cómo ayudar a los clientes en la caída del consumo. Estar 45 años ininterrumpidos en el país nos dio gimnasia para capear las crisis, y los clientes saben que vamos a estar. Hoy nos encontramos diseñando campañas de marketing tácticas con algunos clientes. Somos una compañía B2B; sin embargo, la diferencia con otras B2B es que vamos más allá y miramos al consumidor: vemos cuál es la tendencia, qué busca, desarrollamos productos antes de que nuestros clientes los pidan. Por ejemplo, patentamos la tecnología para una bebida vegetal basada en el bagazo de la cerveza. De algo que antes era alimento para animales, extraemos la proteína y generamos la bebida. Con esto, entramos en economía circular también a nivel alimento.
En la cadena de valor, queremos reducir el hecho de que el 30 por ciento de los alimentos no llega a la mesa porque se tira antes. Entonces, como somos actores de la cadena, saltamos y nos vamos al consumidor. En muchos casos, tenemos mucha información de mercado que compartimos con los clientes. Trabajamos con ellos para desarrollar productos nuevos o algunos que vimos en otros lugares del mundo. El agua en tetra brik, por ejemplo, es algo nuevo. Estamos, junto a una compañía, tratando de colocar el concepto en el mercado, con los conocimientos de ambos. Eso es parte de lo que a mí me enamoró de la compañía hace 20 años: ir junto al cliente. No me quedo mirando y le digo: “¿Cuántas máquinas o cuántos envases querés?”. También pregunto: “¿Cómo los querés?, ¿qué querés?, ¿para cuándo?, ¿para qué?, ¿qué otra cosa podemos hacer…?”. Es muchísimo más proactivo. Les damos ideas a los clientes, los llevamos a ver otras cosas en otros países, trabajamos con ellos para ver qué podemos hacer. En momentos de bonanza, eso significa lanzar nuevos productos, hacer cosas nuevas, etc. En momentos más de crisis, significa trabajar tácticamente para no perder ese market share, ese volumen, para que el consumidor siga eligiendo ese producto y no otro. Ese trabajo es la diferencia fundamental: estar cerca y encontrar la vuelta, algo que los clientes valoran. Cada litro de producto de un cliente es un envase nuestro, con lo cual, si él no vende, yo tampoco, y viceversa.
-¿Eso los destaca frente a la competencia?
Tenemos tres tipos de competencia. Una es el envase alternativo (lata, vidrio), otra es una empresa que tiene el sistema entero (máquina y envasado), y el tercer tipo son los productores de envases para nuestras máquinas, pero alternativos, la mayoría son chinos. Que nos elija el cliente cada día tiene que ver con el valor agregado que le damos. Tenemos que ser mejores, nunca vamos a ser más baratos, vendemos valor. El planteo es que si vendo a través del valor, puedo usar el valor y la rentabilidad para reinvertir en el propósito, que es que haya alimentos seguros siempre y en todos lados. Esta es la tercera generación de una empresa privada en manos de una familia que se transformó en una multinacional gigante, pero sigue estando ahí. El fundador de la compañía, Ruben Rausing, quería distribuir leche a temperatura ambiente más allá del área de producción, ya que había muchas zonas en el mundo que no tenían acceso a la nutrición porque el alimento llegaba arruinado. Esa era su visión hace 70 años, y lo logró. Ese sigue siendo el objetivo. Somos una empresa orientada a largo plazo.