Ballenas jorobadas, ¿las justicieras del mar?

Mientras grababa un video de una manada de orcas antárticas intentando cazar una foca, Bertie Gregory, explorador de National Geographic, se sorprendió al ver ballenas jorobadas en las cercanías. Estos cetáceos se interpusieron entre los depredadores y sus presas, intimidando a las orcas hasta que huyeron. Al emitir sonidos profundos y potentes, las ballenas parecían querer evitar que las orcas acabaran con su próxima presa.

Un hecho similar fue visto en mayo de 2012, cuando una manada de orcas fue divisada por investigadores atacando a una ballena gris y a su cría en la Bahía de Monterey, California. Tras un forcejeo, la cría murió, e inmediatamente llegaron alrededor de 14 ballenas jorobadas y se interpusieron para evitar que las orcas se comieran el cuerpo. Durante seis horas y media, las ballenas jorobadas atacaron a las orcas con sus aletas y colas, y, a pesar de los densos bancos de krill avistados en las cercanías (alimento predilecto de las ballenas jorobadas), ellas no abandonaron su vigilancia.

No está claro por qué las ballenas jorobadas tuvieron esta actitud en ambos casos, pero lo que sí es seguro es que estos no fueron hechos aislados. En los últimos 62 años, se registraron 115 interacciones entre ballenas jorobadas y orcas, según un estudio publicado en julio en la revista Marine Mammal Science.

¿Por qué sucede?

Una de las explicaciones es que las ballenas reciben algún tipo de beneficio al interferir en la caza de orcas. Por ejemplo, se sabe que las orcas atacan a las ballenas jorobadas, y estas son más vulnerables cuando son jóvenes. Sin embargo, una vez adultas, una sola ballena jorobada es lo suficientemente grande como para enfrentarse a una manada entera de orcas. Así que tal vez el comportamiento de “rescate” haya evolucionado como una forma de ayudar a la especie a superar su etapa de vida más débil, y las ballenas jorobadas atacan cuando creen que una ballena joven está en peligro.

También existe una gran posibilidad de que la cría atacada esté relacionada con las ballenas que acudieron a su rescate. “Debido a que las crías de ballenas jorobadas tienden a regresar a las zonas de alimentación y reproducción de sus madres, las ballenas jorobadas en un área determinada tienden a estar más relacionadas con las ballenas jorobadas vecinas que con la población en su conjunto“, dice el líder del estudio, Robert Pitman, ecologista marino de la NOAA y beneficiario de una beca de la National Geographic Society.

Pero lo cierto es que de todos los incidentes que los científicos investigaron durante las últimas cinco décadas, las orcas solo atacaron a ballenas jorobadas en el 11 % de los casos. El 89 % restante involucró orcas que cazaban focas, leones marinos, marsopas y otros mamíferos marinos. Incluso hay un incidente en el que ballenas jorobadas aparentemente intentaron salvar a una pareja de peces luna de las orcas.

En mayo de 2012, investigadores observaron a una manada de orcas atacando a una ballena gris y a su cría en la Bahía de Monterey, California. Tras un forcejeo, la cría murió. Lo que sucedió después es inexplicable. Dos ballenas jorobadas ya estaban en escena cuando las orcas atacaron a las grises. Pero después de matar a la cría, llegaron unas 14 ballenas jorobadas más, aparentemente para evitar que las orcas se la comieran. Durante seis horas y media, las ballenas jorobadas atacaron a las orcas con sus aletas y colas. Y a pesar de los densos bancos de krill avistados en las cercanías —un alimento predilecto de las ballenas jorobadas—, los gigantes no abandonaron su vigilancia.

No está claro por qué las ballenas jorobadas se arriesgarían a sufrir lesiones y desperdiciarían tanta energía protegiendo a una especie completamente distinta. Lo que sí está claro es que estos no fueron hechos aislados.

En los últimos 62 años, se han registrado 115 interacciones entre ballenas jorobadas y orcas, según un estudio publicado en julio en la revista Marine Mammal Science .

¿Por qué sucede?

Una de las explicaciones de es que las ballenas reciben algún tipo de beneficio al interferir en la caza de orcas. Por ejemplo, se sabe que las orcas atacan a las ballenas jorobadas, y estas son más vulnerables cuando son jóvenes. Sin embargo, una vez adultas, una sola ballena jorobada es lo suficientemente grande como para enfrentarse a una manada entera de orcas. Así que tal vez el comportamiento de “rescate” haya evolucionado como una forma de ayudar a la especie a superar su etapa de vida más débil, y las ballenas jorobadas atacan cuando creen que una ballena joven está en peligro.

También existe una gran posibilidad de que la cría atacada esté relacionada con las ballenas que acudieron a su rescate. “Debido a que las crías de ballenas jorobadas tienden a regresar a las zonas de alimentación y reproducción de sus madres, las ballenas jorobadas en un área determinada tienden a estar más relacionadas con las ballenas jorobadas vecinas que con la población en su conjunto”, dice el líder del estudio, Robert Pitman, ecologista marino de la NOAA y beneficiario de una beca de la National Geographic Society.

Pero lo cierto es que de todos los incidentes que los científicos investigaron durante las últimas cinco décadas, las orcas solo atacaron a ballenas jorobadas en el 11 % de los casos. El 89 % restante involucró orcas que cazaban focas, leones marinos, marsopas y otros mamíferos marinos. Incluso hay un incidente en el que ballenas jorobadas aparentemente intentaron salvar a una pareja de peces luna de las orcas.

También existe la hipótesis de que se trate de una cuestión personal. Hay investigadores que sostienen que no todas las ballenas jorobadas interfieren con la caza de orcas, y muchas de las que sí lo hacen presentan cicatrices de haber sido atacadas por orcas en etapas anteriores de su vida, quizás como crías. Por lo tanto, es posible que su historia personal impulse a las ballenas jorobadas a responder a la caza de orcas.

Algunos estudios también señala que es posible que las ballenas jorobadas respondan a los llamados auditivos de las orcas, en lugar de a los animales que cazan. Esto significaría que las ballenas jorobadas no saben qué especie está siendo atacada hasta que ya han invertido energía en nadar hacia la batalla.

Este comportamiento podría persistir en la población porque ocasionalmente beneficiaría a las ballenas jorobadas, aparentemente lo suficiente como para justificar beneficiar a otras especies la mayor parte del tiempo.

La teoría del altruismo

Las ballenas jorobadas son capaces de pensar, tomar decisiones, resolver problemas y comunicarse de manera sofisticada, por lo tanto, tomados en conjunto, estos atributos son los de una especie con un grado altamente desarrollado de inteligencia general, capaz de respuestas empáticas”, afirma Lori Marino, experta en inteligencia de cetáceos y presidenta del Whale Sanctuary Project.

Independientemente de si las ballenas jorobadas realmente realizan una buena acción o se benefician del proceso, está claro que aún tenemos mucho que aprender sobre las mentes y las motivaciones de los animales que nos rodean.

En general, dice Pitman, los animales tienden a hacer lo que es mejor para ellos, incluso si las motivaciones en sí no nos resultan del todo claras. “Como biólogos”, dice, “ahí es donde deberíamos comenzar nuestra búsqueda de explicaciones”.

 

Fuentes: National Geographic y Whales Online.

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