Vanderlei Niehues es el Director de Sustentabilidad y Asuntos Regulatorios de Whirlpool para Latinoamérica, un cargo que parece haber sido creado a su medida, pues en cada palabra emite un juicio de valor sobre la responsabilidad que tenemos con el medio ambiente.
Vanderlei Niehues trabaja en Whirlpool hace 32 años. Comenzó como pasante en el laboratorio de desarrollo de productos mientras estudiaba Ingeniería Mecánica. Su suerte quiso que terminara en el área de sustentabilidad, pues estaba íntimamente relacionada con la parte regulatoria y el desarrollo de producto. Hace 22 años, participó de la elaboración del primer programa de eficiencia energética de Brasil y con orgullo vio estampada en una heladera de la marca la primera etiqueta de consumo de energía. A partir de aquel hito, emigró a Europa y los Estados Unidos, siempre orientado a trabajar para alcanzar mejoras en los procesos productivos y en la eficiencia final de los productos. Ocupó la presidencia de la Asociación Brasileña de Reciclaje de Electrónicos y Electrodomésticos. Es un apasionado de su trabajo que podría estar horas y horas conversando, explicando e ilustrando con suma claridad la relevancia absoluta de establecer parámetros, conductas y políticas de sustentabilidad. Tiene el discurso, está convencido y lo aplica a rajatabla. Dentro de Whirlpool, ocupa la Dirección de Sustentabilidad, un cargo que parece haber sido creado exclusivamente para su persona.
¿A qué se dedica un Director de Sustentabilidad?
Debe diagramar la estrategia de sustentabilidad para que la compañía logre alcanzar siempre productos más eficientes que cumplan con todos los requisitos y las reglamentaciones de los diversos países en los que ella actúa. Para esto, Whirlpool cuenta con un Comité Ejecutivo que da un direccionamiento, establece las prioridades y define las áreas donde se debe actuar para garantizar las estrategias, definirlas y aplicarlas en toda la organización. En un caso específico de sustentabilidad, la gente habla con los grupos de interés, las personas o las instituciones interesadas en que la compañía devuelva a la sociedad lo que recibe. Conversa con los consumidores y con el Gobierno para saber cuáles son las demandas, las prioridades y las necesidades.
¿Podrías nombrarnos algunas de esas prioridades que las comunidades les exteriorizan a ustedes como compañía?
Una es la eficiencia energética, no solo del producto final, sino la utilizada durante el proceso productivo. Otro punto es todo lo relacionado con el agua, nuestros productos la consumen, ya sean lavadoras de ropa o de platos. Whirlpool ha logrado disminuir, en los últimos cinco años, el consumo de agua por producto fabricado en un 70 por ciento. La cantidad de agua utilizada en el proceso productivo es un factor de trabajo que responde a un proceso de definición de metas. Así como tenemos metas financieras, definimos nuestras metas anuales de sustentabilidad. Además de agua y energía, también nos ocupamos de los residuos sólidos.
¿Dónde van a parar los residuos?
Estamos aplicando los conceptos de “economía circular”. Todos los productos que salen de los procesos productivos, al igual que aquellos otros que han llegado a su final de vida, retornan como materia prima para la elaboración de otros nuevos productos. Lo mismo hacemos con los residuos generados durante el proceso productivo (acero, aluminio, plástico, óleos, fluidos, etc.), todo vuelve al circuito a través del reciclado. Esta política es la que estamos llevando a cabo en Brasil actualmente y pronto lo haremos también en la Argentina cuando comencemos la fabricación local.
¿Cuándo será eso?
Realizaremos una inversión de 300 millones de pesos que serán aplicados para comenzar a producir cocinas, hornos y otros productos. Estamos en pleno proceso.
¿Dónde se producen actualmente los productos que se comercializan en la Argentina?
El 80 por ciento de la producción nacional se realiza a través de socios comerciales que están en cuatro provincias de la Argentina. Ellos fabrican los productos para Whirlpool con la misma calidad y los mismos estándares que tiene la empresa a nivel mundial. El 20 por ciento restante es importado, pero solo para completar el portfolio de nuestros productos que no se producen acá, no hay competencia.
¿Ustedes auditan a esos socios comerciales que fabrican para Whirlpool?
Sí, claro, con los mismos patrones de calidad que aplicamos para nuestras plantas en todo el mundo. La cadena de producción es muy cuidada.
¿Cuál es la vida útil promedio de los productos de Whirlpool?
Depende del tipo de cuidado que se le dé al producto, su vida útil ronda los 20 o 25 años, siempre y cuando su mantenimiento sea el correcto. Los productos actuales son de mayor calidad que los antiguos, a pesar de que nuestros padres opinan lo contrario.
¿Cómo testean la vida útil?
El ciclo de vida de un producto lo analizamos a través de varias herramientas: el diseño, su uso, las materias primas, la producción, y cada una de esas etapas las consideramos como parte del producto. En la actualidad, lo que determina la vida útil de un producto en realidad es el grado de prestaciones que busca el propio usuario. Esto es lo que condiciona que un producto quede obsoleto. Un claro ejemplo de ello son los teléfonos celulares, que van cambiando rápidamente de prestaciones, mejorándolas y dejando obsoleto al anterior.
Es válido con relación a la telefonía celular y los aparatos inteligentes, pero en el sentido de los electrodomésticos, ¿cuáles serían las nuevas prestaciones en un horno o mismo en una heladera?
Hay hornos con Internet, tienen una aplicación de wifi, con una pantalla de la que podés bajar recetas. Hornos combinados con microondas con diferentes tecnologías agregadas. Hacemos heladeras conectadas. En los productos tradicionales, como puede ser una lavadora de ropa, la nueva prestación refiere a su eficiencia con relación a la cantidad de agua que utiliza, por ejemplo. Además, según el marco regulatorio, en países como Argentina, Brasil, Colombia y Chile, hay controles de certificación que piden mejorar los motores, los ventiladores, los sistemas de aire, entre otras partes, para alcanzar una mejor performance. No olvidemos también que además del consumidor tenemos a la competencia, la cual nos motiva a ir siempre hacia una mejora continua de nuestros productos, no solo desde la eficiencia sino también desde el diseño.
¿Tiene el consumidor argentino una visión sustentable que lo haga decidirse por la compra de un producto más caro pero que tendrá menor impacto en el medio ambiente?
Esa decisión está condicionada a un gran cambio cultural e incluso a una visión generacional. Whirlpool, como empresa líder, debe marcar tendencias, para hablar sobre nuevas tecnologías, para ayudar y educar el comportamiento de los consumidores y a los vendedores también. No podemos no ser líder en energía, en innovación y en sustentabilidad.
¿Quién toma la decisión de compra: la mujer o el hombre?
En Brasil, son las mujeres quienes tienen el 70 por ciento de la decisión de compra. Son ellas las más sensibles al tema de sustentabilidad, porque poseen el sentimiento de familia, de protección, piensan en el futuro y les gusta el diseño. Efectivamente la mujer tiene el poder de compra, pone atención en los colores, los materiales de venta, las fichas, paga un poco más si lo prefiere. Prevalece lo emocional. El hombre saca las cuentas, es la parte más racional del acto de compra. Hay productos para ellos, las cavas de vino, por ejemplo.
¿Cuál es tu opinión sobre la responsabilidad social empresaria?
La responsabilidad social tiene diversas dimensiones. En una empresa como la nuestra, la responsabilidad empieza por nosotros mismos, trabajando con los grupos de interés y con la sociedad. Y de forma muy específica. Desde hace doce años, tenemos en Brasil una actividad llamada “Consulado de la Mujer”, a través de la cual auxiliamos a 12.000 mujeres de bajos recursos. Ellas son gestoras de familias que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. Las ayudamos para que comiencen a ser emprendedoras. Seleccionamos aproximadamente entre 50 y 60 proyectos que ellas presentan, y les brindamos un entrenamiento para conformar una empresa y acompañamiento con un grupo específico de voluntarios de la compañía abocados a esto, en forma directa o a través de una ONG. Las instruimos durante dos años. Por ejemplo, si una mujer prepara café, le enseñamos cómo transformar ese café en un negocio más importante. Damos también asistencia técnica para comunidades indígenas para preparar nuestros productos para venderlos al resto del país. Montamos lavanderías para un grupo de mujeres que se unieron y formaron una asociación, una lavandería para toda la población, prestamos un servicio para toda una comunidad. Este Consulado de la Mujer fue reconocido por la ONU, por el Banco de Brasil y el Banco de Boston, por todas las entidades certificadoras, como un gran factor multiplicador social en Brasil. Ahora queremos hacer algo similar en la Argentina, porque brindar este tipo de asistencia es algo apasionante.
Con respecto a lo local y el sistema del voluntariado en el proyecto de Hábitat para la Humanidad, ¿qué nos puedes contar al respecto?
En la Argentina, tenemos un voluntariado corporativo en el que ya ha participado más del 70 por ciento de la plantilla de Whirlpool. Trabajamos con Hábitat para la Humanidad en un programa en La Tablada y en La Matanza, a través de la construcción de casas sustentables, un proceso de un año o más, son casas de material, con solución habitacional definitiva. Otro proyecto muy lindo que llevamos a cabo hace unos años en La Boca fue la remodelación total de lo que era un conventillo. Lo tiramos abajo y lo transformamos íntegramente, convirtiéndolo en un edificio de cuatro pisos con dos departamentos por piso, donde actualmente habitan ocho familias. Este proyecto fue tomado como modelo por el Instituto Nacional de la Vivienda. La idea es empezar a replicarlo y estamos presentándolo para algunos premios.
¿Cuántas personas trabajan en la Argentina?
Además de los cuatro socios comerciales de los que te hablé al principio de la entrevista, somos 160 personas las que trabajamos directamente en Whirlpool, distribuidas entre los sectores de Administración, Logística, Marketing, Legales, entre otros. Con la nueva planta, tendremos 300 puestos nuevos.
¿Invierten mucho dinero en investigación?
Mucho. Imaginate que tenemos 70 Centros de Desarrollo distribuidos alrededor del mundo. Afrontamos un proceso de continuo desarrollo e innovación, en el que buscamos nuevos materiales y aplicamos una tecnología de avanzada. Si nosotros no innováramos en los procesos de fabricación y en el proyecto de producto y en el diseño, estaríamos fuera del mercado rápidamente. Invertimos en manufactura, en el entrenamiento de las personas que trabajan en nuestra compañía, estos son los puntos que nos mantienen vivos.
La misión de Whirlpool es CREAR DEMANDA Y GENERAR CONFIANZA TODOS LOS DÍAS. Es un desafío altísimo el que se han puesto, el cual conlleva un compromiso enorme con toda la sociedad y no solo con sus clientes.