Bodega Amalaya nos transporta a una escena de altura rindiendo un homenaje lleno de color y vida a la ruta del vino más alta del mundo, Cafayate; y su excepcional vista a los viñedos contiguos a la montaña San Isidro que permite conectar con la tierra. Allí, donde el tiempo va más lento y se puede disfrutar el momento, reflexionar y sintonizar con la naturaleza que le rodea.
La filosofía de Amalaya es compartir la magia de sus vinos de altura cosechados de forma agro-sustentable; y, de la mano del artista Andrés Agosin – MONK y la agencia Bambú Sustentable, ha realizado una particular intervención urbana inspirada en los valles calchaquíes y la energía vibrante proviente de: su altitud, el sol, las montañas, el desierto, el aire puro y las noches de cielo negro profundo con miles de estrellas que iluminan este encantador lugar.
La influencia energética que trasciende de estos valles no solo brindan placer, calma y claridad, también una sensación de vitalidad única; particularidades que se reflejan en cada botella de Amalaya.
Esta valiosa intervención artística se destaca por la magnífica habilidad estética de MONK y los materiales biodegradables que han sido empleados en su desarrollo. La pintura no contiene microplásticos ni petróleo, unos de los mayores contaminantes del planeta tierra; por su composición natural y ecológica presentan ausencia de componentes tóxicos y lo más invaluable, es que ayudan a reducir la contaminación atmosférica aportando exteriores más saludables.
Arte que respira
Como parte del compromiso de Amalaya con el medio ambiente, se realizó una minuciosa selección en los materiales que se emplearían para esta pieza maestra. Este prototipo de murales descontaminantes de la polución de las ciudades, se realizan con pintura fotocatalítica que absorbe la contaminación del aire. Cada 3 potes de pintura ecológica se eliminan 10KG de C02.
Declaración Absorción CO2: estudio que demuestra que las pinturas Graphenstone en base cal absorben el CO2 del ambiente en su proceso de carbonatación. Así, tres botes de 15 litros de pintura Graphenstone absorben la misma cantidad de CO2 que un árbol adulto en un año.
Por su composición natural y ecológica los materiales con los que se fabrican los productos Graphenstone no solo presentan ausencia de componentes tóxicos sino que ayudan a reducir la contaminación atmosférica. De esta forma, se crean espacios interiores y exteriores más saludables
Los productos Premium Graphenstone están libres de emisiones COVs. Los compuestos orgánicos volátiles, o COVs, son sustancias tóxicas en suspensión que suelen liberarse con el uso de disolventes o pinturas plásticas. La base mineral de los productos Graphenstone evita la emisión de estas sustancias dañinas, lo que ha permitido que decenas de test y análisis de emisiones COVs, avalan la calidad del aire tras su aplicación.