“Atención e intención, cada vez más importantes en la RSE”

PRESENTE dialogó con María Florencia Segura, Directora de AgendaRSE, quien nos cuenta el “viaje” interior que significó hacer un libro sobre responsabilidad social y sustentabilidad empresarial.

En una entrevista exclusiva con PRESENTE, la autora del libro Agendarse. Un viaje hacia la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad nos adelantó algunos temas sobre los que escribió y cuáles fueron los motivos que la llevaron a crear un libro sobre esta temática.

1. ¿Qué cosas te motivaron a escribir este libro sobre responsabilidad social y sustentabilidad?

La necesidad de clarificar conceptos por la diversidad y confusión existente para la mayoría de los empresarios.
La gran falta de formación en el tema desde la transformación personal. La mayor parte de las acciones de responsabilidad social se encaran de manera periférica, es decir, desde afuera de la organización, para tener buen posicionamiento solamente, lo que hace que la RSE sea “incremental”, poco escalable, poco sostenible y poco creíble, dejando, en muchas ocasiones, afuera al principal protagonista que necesitamos para este cambio hacia la sustentabilidad que es el “ser humano”.

Asimismo, observo que la RSE sigue gestionándose por silos, es decir, por compartimientos estancos, donde solo un departamento o una persona es responsable y la realidad es que si no se encara con modelos de gestión más integrados y flexibles en cuanto a la forma en que se toman las decisiones, difícilmente podamos lograr la sustentabilidad económica que, en definitiva, es lo que permite a las organizaciones cumplir con su misión social.

Finalmente, veo una gran separación entre lo que siente el ser humano que está bien y lo que debe hacer ya no para vivir, sino para sobrevivir dentro de las empresas y demás organizaciones como el ámbito académico. Es por ello que incorporo técnicas como la meditación, el yoga, y el mindfullness como tecnologías sociales que tienen que ver con la capacidad de construir comportamientos socialmente responsables con un liderazgo consciente, sobre todo en los altos directivos de las organizaciones. El unir lo que se siente que esta bien a como se actúa, tanto para el individuo como para la organización es en definitiva integridad y hoy más que nunca necesitamos personas, estructuras y organizaciones íntegras, algo realmente muy difícil cuando se está bajo presión, cuando no se tienen los recursos internos o cuando no se tienen los recursos externos. Cada vez se hace más necesario ser capaz de construir recursos internos y apelar al “ser” para la innovación, tanto afuera como adentro de las organizaciones, porque la vieja economía nos ha dejado totalmente desconectados de quiénes somos y de nuestro propósito de vida.

Es por eso que me dediqué a investigar durante más de diez años sobre las herramientas de avanzada y los modelos que están teniendo éxito en el mundo para traerlos a la Argentina al español, en un formato de texto narrativo, para ayudar a resolver los problemas que tendremos que enfrentar de manera sistémica para resolver los objetivos de desarrollo sostenible de ahora en adelante.

2. ¿Cuáles son las principales diferencias que ves en materia de RSE entre Europa y América Latina?

Veo que en Europa hay un predominio del pensamiento racionalista, es decir, un predominio del cumplimiento de las leyes o de la redacción de leyes o libros blancos, que son el puntapié para el dictado de leyes, pero una desconexión muy grande de la RSE con la espiritualidad, una tendencia creciente a través de organizaciones como El Club de Budapest, creado y traído a la Argentina por Ervin Laszlo, que pretende ser la continuación del Club de Roma.

La responsabilidad social es primero con uno mismo y luego con el afuera. Una de las pocas personas que ya lo ha podido traducir bien en un modelo de negocio es Joan Melé con su Banca Ética a través del Triodos Bank y sus conferencias alrededor del mundo. En Europa, se ve el predominio de la técnica por sobre la conexión consciente con uno mismo. Son sumamente profesionales, pero, al momento de conectarse con sus intenciones más profundas, es lo que más les cuesta. En el caso de América Latina esto es al revés: al ser más latinos, somos más emocionales, y lo racional y profesional nos cuesta más. Somos más informales y, como dice el dicho argentino, ” lo atamos con alambre”. Sería interesante poder tener más intercambio entre nuestros países para poder combinar nuestras culturas latinas y sajonas, y lograr un aprendizaje que nos lleve a un equilibrio justo, sin prejuicios de por medio y destacando el valor de la diversidad.

Otra de las diferencias más importantes es que ellos están diez años más adelante que nosotros, tanto en errores como en aciertos. Sin embargo, muchas de las cosas que se han querido traer a América Latina no han tenido éxito por la falta de adaptación a la cultura local de cada país, algo fundamental para poder crear un desarrollo de abajo hacia arriba, por lo que el desarrollo de territorios socialmente responsables, donde se pueda generar un desarrollo local y sistémico, se hace cada vez más fundamental y esto es algo que planteo muy claramente a lo largo de este libro.

Respecto al tema de la corrupción, creo que en Europa está más controlada y se maneja a otra escala con diferentes matices que en América Latina. Sin embargo, estos problemas hoy en día son globales, sobre todo en casos vinculados al narcotráfico, un mal social que esta enfermando no solo a las personas, sino a la economía global. Es por eso que hace tanta falta un liderazgo consciente con valores humanos muy bien arraigados y con herramientas para la transformación de la conciencia sobre todo en los líderes de todo el mundo que están en multinacionales, medios de comunicación y en organizaciones sin fines de lucro, por el impacto que tienen en la economía y en la sociedad.

Otra de las grandes diferencias que veo es la capacidad de organizarse y actuar que tienen las mujeres en el mundo sajón y la dificultad que tenemos en América Latina. Un ejemplo típico fue la marcha encabezada por las mujeres en Europa y la poca cantidad de mujeres que se movilizaron en América Latina por la asunción de Donald Trump, dado que el problema de género afecta a la mayoría de los países del mundo excepto casos muy excepcionales. Si bien en España hay más estudios y mayor conciencia del tema, y organizaciones como Fedepe se han formado para trabajar en ello, en nuestros países aún se nota mucho miedo a participar de este tipo de protestas pacíficas por ser juzgadas o por “el que dirán”. Creo que en este sentido debemos aprender de los países del viejo continente, dado que se pueden lograr cambios de una manera pacífica y educada. Por eso se hace tan necesario trabajar sobre nuestras emociones, dado que las pasiones nos ciegan y nos llevan a hacer o decir cosas que nos llevan a comportamientos socialmente poco responsables.

Cuando decimos que responsabilidad social es ir más allá de lo legal, nos referimos a que no es suficiente cumplir con la ley para decir que actúo de manera socialmente responsable. Si cumplís con la ley y tu comportamiento con los demás es poco empático, compasivo y tenés poca conexión con los demás o sos poco consciente de tu rol, difícilmente puedas lograr los impactos positivos que tu organización está necesitando. Después de todo, las organizaciones están manejadas por seres humanos.

Uno de los capítulos del libro menciona a Donella Meadows y su artículo sobre “puntos de apalancamiento” cuando fue llamada junto a otros profesionales para definir los lineamientos del Club de Roma; uno de los puntos de apalancamiento más importantes que ella menciona es el modelo mental del liderazgo de quienes estaban manejando las organizaciones. Si ponés personas a trabajar con líderes, con modelos mentales que no se ajustan a los paradigmas necesarios para producir desarrollo, aunque tengas la mejor estructura o cumplas con las leyes, los resultados van a ser los mismos o peores.

3. ¿Cuál ha sido la acción de RSE que mayor impresión te ha causado por su carácter innovador y funcional?

Uno de los casos que cito en el libro es el caso de una empresa llamada Ecopetrol en Colombia que trabajó con las poblaciones indígenas en el Valle del Cauca para comunicarse con ellos de una forma totalmente innovadora y fuera de lo convencional. Los ingenieros se han puesto a hablar con estas comunidades respetando y decodificando sus necesidades, la sabiduría de su espiritualidad y sus costumbres, coaprendiendo con ellos y coevolucionando.

Esto tiene que ver con un modelo de gestión más participativo, donde lo que prima es el diálogo y no quién es más fuerte que quién, más bien todo lo contrario. Me gustaría ver más casos aquí en Argentina, donde la diversidad se gestione de una manera humana y orientada al aprendizaje con este tipo de poblaciones que tienen tanto para enseñarnos sobre la espiritualidad aplicada a la sustentabilidad. Lo que sucede es que seguimos teniendo una visión heredada del mundo que nos aleja de todas estas cosas y que nos da miedo cambiar, porque todo cambio requiere salir de una zona de confort que venimos sosteniendo hace años y requiere una gimnasia que no todos estamos dispuestos a hacer como individuos o como organizaciones.

El problema es que tarde o temprano tendremos que aprender a hacerlo. Lo ideal es ser proactivo y no esperar a tener una gran crisis para cambiarla. No obstante, somos hijos del rigor y muchos seguimos mirando a un costado hasta que la crisis no nos deja opción que la transformación.

4. ¿Qué hace falta para que esa “transformación” que mencionás en tu libro, se replique en la Argentina?

Creo que hace falta que los líderes de las organizaciones pasen por ella y logren bajarla a los mandos medios que son el cuello de botella dentro de las organizaciones por estructuras viejas, poco adaptadas a las necesidades actuales. Considero también que las organizaciones deben hacer más hincapié en la toma de decisiones consciente y participativa con métodos como la sociocracia, donde, a pesar de lo caótico que pueda parecer innovar en procesos al principio, prime el bienestar que traerán estos cambios a no tan largo plazo con un modelo más orgánico de gestión.

Deben generarse espacios de mayor conciencia y la implementación de técnicas como las que menciono en este libro serán fundamentales para ayudar a desarrollar un nuevo modelo económico, donde lo que destaque sea la empatía y la transformación de la energía para con el otro, de manera de poder generar comportamientos socialmente responsables.

También pienso que se deben generar espacios de diálogo entre los top managers y los que están abajo de la organización, y que el liderazgo tiene que ser más participativo, donde las decisiones se tomen entre todos, con diferentes niveles de información. Lo que hoy prima es el miedo y no el amor por el otro o por la organización a la que uno pertenece y ese miedo viene a las personas por la desesperación que trae el cambio y el caos. En este sentido, hacer hincapié en los recursos internos con los que cuenta el ser humano para poder construir resiliencia, tanto dentro como fuera de las organizaciones, se hace fundamental. Esto es algo a lo que tuve que enfrentarme y que fue una gran oportunidad de aprender nuevos recursos gracias al apoyo de excelentes profesionales y técnicas que, hoy en día, están al alcance de todos.

También creo que hace falta mayor transparencia en las formas de contratación y en los criterios que se utilizan para hacerlo. Se siguen contratando medios que lo que hacen es jugar con el miedo a la pérdida de reputación de las empresas, y como los medios son una fuente de transformación social muy importante, esto debería ser tenido más en cuenta. La función de los medios de comunicación es formar, informar y entretener y, como siempre digo, muchos informan lo que vende, entretienen muy bien, pero deforman. Una mayor conexión con el ámbito no solo científico y académico, sino también humano es necesaria. Pero, sobre todo, mayor formación de todos los profesionales de los medios en la materia, ya que son ejemplo de los que menos reportes GRI presentan, aunque esta sea una condición necesaria, pero no suficiente cuando hablamos de transformación social.

Por lo tanto, atención e intención se vuelven cada vez más importantes cuando hablamos de gestión del cambio hacia la sustentabilidad.

5. Y en vos, ¿qué transformación te generó escribir este libro?

Para mí, fue como tener un primer hijo. Todo el mundo te dice que cuando escribís un libro es como tener un hijo y yo sentí un proceso de emociones encontradas y ansiedad similar antes de publicarlo. El libro es el raconto de más de diez años de mi experiencia e investigación en el tema en Europa, América Latina y Argentina, sobre las herramientas que se están discutiendo actualmente para ayudarnos a salir de esta crisis global que estamos experimentando en todos los niveles.

Poder citar a los autores más importantes que conocí en persona que hoy son líderes que están cambiando la manera en que se están haciendo las cosas fue muy gratificante, ya que noto que muchos no son conocidos en Argentina de manera masiva. Siento que, de alguna manera, estuve cumpliendo un propósito que es educar en el tema y transmitir a través de mi relato, de qué hablamos cuando mencionamos la palabra transformación y cual es su vínculo con la sustentabilidad como florecimiento. Esta palabra no solo se aplica a la transformación de los productos y servicios, sino más bien a la visión del ser humano, ya no solo como Homo Economicus, sino como Ser Bio Psico Social, transformando la economía con un concepto totalmente distinto al que estamos acostumbrados.

Para poder llegar a hacerlo y explicarlo, tuve que adentrarme en mi propia historia, lo que me llevó a descubrir a una gran líder femenina que fue la Madre Catalina de María, que fundó una obra que hoy en día se ha extendido a países como Benín, España y Chile desde Argentina. La Madre Catalina de María fundó la congregación Esclavas del Corazón de Jesús en una época en que las mujeres que no estaban casadas con alguien o no tenían un apellido de la alta sociedad eran condenadas a la prostitución o a la esclavitud llamándolas mulatas. Sin darme cuenta, he recibido esta educación de su parte desde el colegio al que asistí perteneciente a su congregación. Lo que me llevó a entender el porqué de mi devoción por el liderazgo femenino y el desarrollo económico de las mujeres.

También me llevó a una etapa más temprana aún para vincular al golf con la sustentabilidad, algo totalmente novedoso porque, a través de sus reglas, aprendí lo que es la integridad sin darme cuenta de pequeña a través de mis vivencias en el Club de Golf que presidía mi abuelo. Crecí entre naturaleza, palos de golf y una familia con mayoría de mujeres con bastante carácter. Escribir este libro me llevó a lo que me gustaría lograr en muchas personas, que es volver a las raíces y, para ello, la escritura ha sido muy sanadora de muchas cuestiones que hoy hacen que yo pueda hablar de lo que significa la transformación para tener una vida más feliz. Es un ejemplo de cómo el arte, como es en este caso la escritura, puede ayudar a construir la sustentabilidad como florecimiento.

Por supuesto que los desafíos continúan, sobre todo cuando se trata de la posibilidad de hacer que el mensaje se expanda a través de AgendaRSE, que hoy se dedica no solo a la capacitación en temas de RSE, sino también al desarrollo personal para lograr liderazgos, personas y emprendimientos más conscientes respecto a los temas de la sustentabilidad. También me di cuenta de la cantidad de emprendimientos y cambios que no se conocen y que se están llevando a cabo en Argentina, como los vinculados a la educación Gaia que se gestan desde hace más de veinte años, pero que no se ven integrados al concepto de responsabilidad social y sustentabilidad.

El proceso de escribir el libro me llevó a viajar por muchos mundos que no se conocen y que son maravillosos, como el de la Educación Gaia, el Golf y la vida de una mujer que murió en el anonimato como la Madre Catalina de María que pronto sera beatificada. También me acercó más a la vida de Enrique Shaw y su proceso de canonización que se llevará a cabo este año gracias al arduo trabajo de Fernán De Elizalde. Conocer gracias a él la vida de Enrique Shaw, un exmarino y empresario que será el primero de la historia en ser declarado santo me hizo ver que vincular la espiritualidad y el ser humano al servicio del bien común dentro de un ámbito empresario es algo no solo posible, sino sustentable.

Pero, más que nada, escribir este libro fue lo que en términos de Joseph Campbell se llama El viaje del héroe, que es un viaje que te lleva a vos mismo a través de tu propia historia para entregar lo mejor de vos al mundo y atreverte a ser quien sos, para dejar un mensaje valioso desde tu propia alma a los demás. Eso es lo que intentamos apoyar con la sustentabilidad con un enfoque de florecimiento con AgendaRSE.

6. ¿Qué mensaje te gustaría transmitirle a tus lectores y a quienes nos dedicamos a promover las acciones de RSE?

Que la responsabilidad social debe gestionarse de manera más integrada, poniendo el propósito de cada uno y de la empresa en acción y al servicio de los demás. Que el liderazgo en general, pero más aún en estos temas, se debe tomar como un servicio, corriendo nuestro propio ego de lo que realmente es necesario para avanzar. Para ello las acciones periféricas que solo ponen el acento en el marketing y la reputación ya no son sostenibles económicamente y que la clave de esta nueva economía es atreverse a innovar al servicio del bien común, porque tenemos que rediseñar todo un sistema económico que nos quedó caduco, comenzando por los patrones mentales con los que creamos este mundo.

Que la energía y el liderazgo femenino son la clave para poder generar organizaciones más equilibradas y sanas. Sus características en armonía con la energía masculina tienen muchas soluciones que son más económicas que cualquier consultoría. Lo que antes era una ventaja, ahora puede ser una desventaja; lo que antes era rentable, hoy puede no solo no ser rentable, sino autodestructivo. Que las soluciones no siempre están en manos de consultoras, y los mejores consultores son los mismos empleados de la organización con facilitadores que ayuden a estos procesos.

Otto Scharmer, un reconocido estudioso del tema innovación ha mencionado muy bien en sus últimas publicaciones del Presencing Institute y en el MIT la importancia de poder pasar por un proceso menos racional y más conectado con lo que el universo nos está pidiendo que hagamos para transformarnos a nosotros y a esta nueva economía. Uno de los ejemplos más vivos es la elección de Donald Trump en los Estados Unidos y los grandes movimientos sociales encabezados por mujeres que traen a la agenda política temas vigentes que se encuentran con un líder poco representativo de los valores pertenecientes al desarrollo sustentable, lo que tiene en ascuas al mundo respecto a las políticas que serán adoptadas y su impacto en un momento muy complicado, donde muchas personas pueden verse perjudicadas por la presencia de un líder de estas características y la desconexión entre lo que se ve afuera y lo que se plantea desde su presidencia y partido político. Es lo que Scharmer llamaría una división social. Sin embargo, el pueblo de los Estados Unidos esta encarando esta elección con una gran honradez haciendo un mea culpa del sistema y el importante rol que tiene la ciudadanía al votar, y los resultados de no hacerlo, ya que votó menos del 50 por ciento de la población. El pueblo se esta replantenado su rol, ya que el voto en Estados Unidos no es obligatorio, sino voluntario.

Creo que lo que el mundo nos esta pidiendo con tantas crisis, es frenar para no seguir tropezando con la misma piedra, por más “cortoplacistas” que sean nuestras economías o por más rápidas que sean las decisiones que tengamos que tomar. Hoy en día, no nos salvaremos por predecir el diluvio, sino por construir nuestras propias arcas para que el barco sobreviva a la tormenta.

Respecto a los que nos dedicamos a promover la RSE, creo que tenemos que hacer más hincapié en la espiritualidad y, a partir de ello, darle voz a personas que están trabajando duramente desde lo humano para poder hacer un mundo mejor, ya sea dentro como fuera de las organizaciones. Lo más importante es poder integrar lo interno con lo externo, lo visible con lo invisible y crear sistemas que lo permitan para la mayor eficiencia económica y social. De eso se tratará la nueva economía regenerativa que ya estamos viviendo con una (r)evolución silenciosa de creativos culturales.

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