Bienestar y salud: premisas de una empresa sustentable

Como compañía dedicada al cuidado personal, la higiene y la salud, Procter & Gamble desarrolló un área de RSE, liderada por Cecilia Bauzá, que se dedica a la protección del medio ambiente, la ayuda a sectores sociales vulnerables, la promoción de la diversidad y el fomento del voluntariado.

La salud y la higiene son dos valores imprescindibles de la sociedad moderna que están ligados estrechamente. El cuidado de ambos no solo extendió la expectativa de vida mundial, sino que también colaboró a concientizar sobre aspectos del ser humano que en otros tiempos no se tenían en cuenta. Es así como a lo largo de los años aparecieron medicamentos, placebos y productos que complementaron los tratamientos médicos y supieron encontrar un lugar en la vida cotidiana de las personas.

Como empresa inherentemente vinculada a estos temas, Procter & Gamble (P&G) se destaca por hacer del cuidado y la ayuda a los demás el core de su gestión. Con productos para protección del cabello, higiene bucal, limpieza, pañales para bebés y colonias, P&G es en sí misma una promotora del cuidado del cuerpo humano y del medio ambiente. En este sentido, la compañía invierte recursos en pos de esa cultura que se engloban en políticas e iniciativas sustentables y de RSE. “Para la empresa, la inversión en RSE tiene que ver con la sustentabilidad y con el cuidado del medio ambiente –explica Cecilia Bauzá, Gerente de Comunicaciones de P&G–. Esta gestión atraviesa toda la compañía y es más fuerte en la parte de operaciones”.

Perfil de empresaria

Cecilia Bauzá estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Salvador y si bien ejerció como periodista durante los últimos años de la facultad, su desarrollo laboral se acercó a las comunicaciones y las marcas. Al principio trabajaba en tareas de clipping y monitoreo de medios televisivos y radiales del Mercosur, y también hizo una pasantía en el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer). Cuando llegó a P&G, empezó en el sector de Marcas para luego pasar a la parte corporativa e institucional. En la actualidad es Gerente Senior del área de Comunicaciones de P&G Argentina, donde se vincula tanto con la parte interna como externa del sector. Es mamá de Tomás y Delfina, con quienes vive en Recoleta, y está en pareja con Juan. Tiene como hobbies la meditación y la astrología. “Es una herramienta de autoconocimiento a través de la cual puedo ayudar a otros”, confiesa. Y gracias a esas inquietudes también logró llevar las sesiones de El Arte de Vivir a su lugar de trabajo, donde se realizaron varias jornadas con los empleados. Es propulsora de la comida sana, le dedica tiempo a su cuerpo y se reconoce una mujer equilibrada.

Bienestar integral

Procter & Gamble nació en 1837 como una sociedad entre William Procter, un fabricante de jabón, y James Gamble, un fabricante de velas, con la visión compartida de satisfacer las necesidades de la sociedad. En 1948 la empresa creó una división internacional, aunque recién llegó a la Argentina en 1991 mediante la adquisición de Shulton Limitada, lo cual permitió la producción de desodorantes, pañales y toallas higiénicas. Con marcas como Pampers, Gillette, Kolestone, Pro, Oral B, Head & Shoulders, Ariel, Ace, Pantene, Duracell, Magistral, Always, Old Spice, Vick, Herbal Essences y Eukanuba, en la actualidad cuenta con más de mil empleados directos a nivel nacional.

Según reza su sitio web, todas las acciones de sustentabilidad buscan mejorar las vidas de sus consumidores a través del confort, la salud y la higiene. Por eso, su política en esta materia se enfoca en las áreas de medio ambiente (conservación de recursos y tratamiento de residuos) y en la social (campañas para el hogar y salud e higiene). En cuanto a RSE, la empresa se relaciona con las comunidades a través de programas, donaciones de sus productos y voluntariado e iniciativas de marketing social. El espíritu de P&G es invertir en las comunidades más vulnerables donde está presente y preservar los recursos del planeta.

En materia de medio ambiente a nivel local, P&G logró reducir un 25 por ciento de sus emisiones de dióxido de carbono y su consumo de energía por unidad de producto en sus plantas gracias a importantes inversiones y un cambio cultural que abarcó a toda la organización. Además, en octubre de 2015 lanzó la iniciativa Zero Waste, cuyo objetivo es reciclar y reutilizar la basura para que solo el 0,5 por ciento de los residuos vaya a rellenos sanitarios. “El programa tiene dos aristas –explica Bauzá–. Por un lado, la inversión que hace la empresa en infraestructura; y por el otro, el compromiso de los empleados”. Desde la inversión de la empresa se incentiva a que los proveedores reciclen; a partir de marzo se implementará el uso de vasos o tazas en lugar de recipientes de plástico, y también se utilizarán los residuos orgánicos para hacer un compostaje. En cuanto a los empleados, la directiva afirma que es función del departamento de Comunicaciones cambiar su conducta. “Ahí intervengo yo con la parte comunicacional. Nuestro objetivo es ayudarlos a que cambien sus hábitos; desaparecerán los tachos de cada escritorio y por eso deberán utilizar las estaciones de reciclaje que establecimos cada 40 metros dentro de la empresa. Gracias a esto, también promovemos el hábito de caminar, nada es arbitrario, existe toda una lógica a través de la cual hay estaciones diferentes para papel seco, mojado y cartón de acuerdo al tipo de residuo”, sintetiza.

Dentro de esta iniciativa también se le brinda un espacio a la concientización sobre el uso del papel en el baño. Y el departamento que dirige Bauzá es clave: “Cada tres meses se lleva a cabo una reunión de toda la oficina con el Gerente General donde se actualizan las nuevas implementaciones y se debate sobre la comunicación a los empleados”. En este sentido, la difusión de los programas y las ideas nuevas trata de realizarse con una “cuota que enganche”. En una oportunidad, según recuerda Bauzá, uno de los miembros del equipo hizo una charla motivadora del tipo TED en la que trajo un lavatorio de mentira y probó que se necesita solo una toalla de papel para secarse las manos. “Desde la empresa hicimos un relevamiento de cuántos metros de papel gastábamos y lo comparamos con la cantidad de torres Eiffel a lo que eso equivaldría. De esta forma, llegamos a la conclusión de que si reducíamos de cuatro a una la cantidad de toallas que usábamos, entonces estaríamos contribuyendo a la tala de menor cantidad de árboles”. A partir de esta premisa, los expertos de la empresa lograron definir que sacudir las manos diez veces luego de lavarlas y doblar una sola toalla en dos para secarlas daba resultado. “Las manos quedan completamente secas”, resalta Bauzá. Para difundir esta acción entre los empleados, se pusieron carteles, y a los encuentros gerenciales se llevaron los resultados y las estadísticas de lo que se había ahorrado y los árboles que habían salvado.

Junto con Costa Rica, la Argentina es uno de los pocos países en el que la campaña Zero Waste se llevó a cabo con resultados exitosos. De continuar con ese rendimiento, Bauzá estima que podrían obtener una certificación sustentable en menos de un año.

Y esto se pudo realizar gracias al apoyo que tanto Bauzá desde su cargo como los empleados que se sumaron a la iniciativa llevaron a cabo en conjunto. “La nueva generación le está dando mucha importancia a este tema; son jóvenes más conscientes sobre el cuidado del medio ambiente. Y la empresa es muy horizontal, lo cual permite que todos puedan dar su opinión”, dice.

En este sentido, el trabajo de Bauzá es fundamental. “La pata de la comunicación, la concientización y el cambio de hábito es muy importante, ya que, de alguna forma, salimos de nuestra zona de confort. En estos temas la educación es clave”, afirma. Es por eso que desde la empresa se incentiva a los empleados a entregar los tachos particulares que tenían en sus escritorios, se realizan sorteos y también se dejará de usar vajilla de plástico. Además, desde el comedor de la compañía se le dará al personal caramañolas o vasos, y se racionarán las porciones de comida.

Higiene y salud

Dentro del área social, las acciones de inversión de P&G se llevan a cabo principalmente a través de Fundación Caminando Juntos. Como socia fundadora, la compañía trabaja junto a otras reconocidas organizaciones en esta entidad desde 2008 con el objetivo de tener un impacto positivo en las vidas de miles de familias en situaciones vulnerables. El eje de esta fundación es primera infancia e inserción laboral. “Buscamos cómo contribuir a que las personas tengan una forma de vida más digna y entendemos que, para ello, la mejor manera de llegar a estas comunidades es a través de ONG y entidades profesionales, ya que la fuerza del poder privado unido llega más fuerte al sector social”, sentencia.

Fundación Caminando Juntos arrancó con solo siete empresas, y en la actualidad ya son 25 las que participan. “Es una filial local de United Way que fundamos en la Argentina hace ocho años como desafío”, reconoce la experta. Como requisito para ser parte, cada empresa socia paga una membresía y a su vez los empleados de estas empresas pueden participar de un sistema de Aportes Vía Nómina (AVN) a través del cual se dona parte de su sueldo, que la empresa luego duplica. “Si el empleado dona 100 pesos, la empresa dona la misma cantidad”, subraya. La cifra es electiva y voluntaria, los empleados solo deben informar que quieren participar y la donación se descuenta de su sueldo. En las oficinas locales, la adhesión llega a un 60 por ciento.

En este sentido, la empresa también invierte en proyectos sociales. El año pasado P&G donó 100 mil dólares para Nacer Aprendiendo, un programa regional de estimulación temprana. Otro de esos proyectos, Desde Adentro, estimula a que los empleados ayuden a un lugar de su elección. “El empleado se anota en el programa y todos los meses un jurado elije un proyecto y le otorga la financiación. De alguna forma le damos la potestad al empleado”, dice. Pero la elección no es arbitraria, para dar cuenta de la existencia del proyecto y la necesidad real, el empleado debe llevar pruebas de lo que se hizo. “Se trata de elegir proyectos que dejen una capacidad instalada, que no mueran luego de ser implementados”, admite Bauzá.

Para fomentar la participación del personal existen diversos vehículos de comunicación interna. De esta forma, se realizan encuentros con empleados cada tres meses, se utilizan herramientas por e-mail y se desarrollan carteleras digitales, entre otros. “Fomentamos mucho los updates –reconoce la gerente–. Y en general los empleados se suman”. Con un 70 por ciento de adhesión, los más activos lideran proyectos y muchos de ellos buscan actividades que impacten en su comunidad.

El hecho de que estos programas sean abiertos y permitan la participación de cualquier empleado también fomenta la diversidad y el empoderamiento de la mujer en la empresa. “Muchas mujeres trabajan en la compañía, y en la Argentina la mitad tiene puestos jerárquicos. Hay acciones concretas detrás de escena para darle este respeto a la mujer”, reflexiona Bauzá. Algunas de ellas son mayor flexibilidad en su trabajo, el acompañamiento en sus vidas privadas y el respeto por todas las religiones y los credos. En este sentido, P&G festeja en toda Latinoamérica la Semana de la Diversidad en marzo, mes durante el cual se realizan diferentes actividades. “En 2015 organizamos charlas externas, vinieron mujeres con discapacidades y hasta hubo diversidad gastronómica de todos los países en el cierre del ciclo”, recuerda. Y agrega: “Como somos únicos y diversos, cada uno tenía que anotar qué característica o actividad lo hacía único, y durante la feria mostrábamos eso que nos caracterizaba, algunos exponían y otros enseñaban”.

Por los demás

Dos programas que caracterizan la plataforma de RSE de la empresa son Agua Limpia para los Niños y la Alianza con Hábitat para la Humanidad.

El primero se implementó en la Argentina el año pasado, pero involucra un producto para purificar agua que desarrollaron científicos de P&G hace diez años. “Es un polvito que pesa cinco gramos y que tiene una tecnología similar a las plantas de potabilizaciones de aguas”, indica Bauzá. Sus ingredientes (hipoclorito de calcio y sulfato de hierro) matan a los gérmenes y las bacterias, y separan los residuos del agua para potabilizarla. Según relata la Gerente, al principio la empresa comercializaba el producto, pero en la actualidad solo lo produce para donarlo. “Vimos que hay una necesidad en esto y no queríamos lucrar”, admite. El producto se puede utilizar de manera simple y doméstica por personas que no tienen fácil acceso al agua potable, que viven en condiciones vulnerables o se encuentran en situaciones de emergencia (terremotos, inundaciones). “Esto es un puente, no una solución –reconoce Bauzá–. La idea es que las comunidades tengan agua potable en un mientras tanto”. La zona donde se está llevando a cabo el programa es el Impenetrable chaqueño, donde las comunidades beben agua de los pozos que cavan en las épocas de sequía y que se inundan cuando llueve. “Esa agua es marrón y tiene polvo”, remarca Bauzá. Dado que esa zona del Chaco es muy agreste y sus habitantes son de muy bajos recursos, la empresa estimula a maestras y enfermeras, que son las líderes comunitarias de esos lugares, para que se capaciten y entreguen el producto. “El procedimiento es muy sencillo; solo hay que leer la parte de atrás del sachet para entender el proceso y en media hora ya está”. Gracias a este programa, que se lleva a cabo con el Rotary Club y la Cruz Roja, P&G llega a unas 3500 familias. Para la primera etapa en la Argentina, la empresa donó más de 500 mil sachets (equivalente a más de 5 millones de litros de agua limpia), cifra que replicará a partir de marzo de este año.

Por su parte, Alianza con Hábitat para la Humanidad, que lleva diez años en el mundo, también comenzó a nivel local en 2015. A través de este programa, se construye, se repara y se limpian los hogares de personas que viven en condiciones de necesidad. “El año pasado donamos una casa y eso significó el trabajo de ocho brigadas, una por mes, de doce personas cada una. Construimos una casa real con escritura”, recuerda Bauzá. Para llevar a cabo este proyecto, se hizo un relevamiento de las comunidades que más necesitaban y P&G donó la financiación de la vivienda. Es así como en diciembre de 2015, Celia y Alejandro, que vivían en una casilla de chapa que se les inundaba todo el tiempo y era helada en invierno, hoy tienen su primera casa.

 

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