Bióloga argentina salva vidas humanas por medio del entrenamiento de roedores en África

Una acción en un lugar, puede tener un efecto multiplicador. Pequeños pasos diarios, que llevan a un gran paso para la humanidad. Así fueron los inicios de Micaela Bernárdez Vidal, quien sentía el amor por la naturaleza, la ciencia y los animales desde muy temprana edad. Luego de cursar la tecnicatura en Biotecnología con orientación en genética molecular en la ORT, decidió seguir con la licenciatura en Ciencias Biológicas en la Universidad CAECE – gracias a un acuerdo que mantienen ambas instituciones educativas – para finalmente tener el título de bióloga y salir al mundo a “tirar una botella al mar” para cumplir su sueño, y sin siquiera imaginarlo, el de muchos otros.

Luego de un día de rutina de trabajo donde para muchos la jornada está llegando a su fin, para otros es un motor que recién arranca, un nuevo comenzar en el mismo día. A veces la noche representa una oportunidad al conocimiento para quienes buscan ampliar su sabiduría y hacerla multiplicadora en el mundo. “En el momento de buscar una licenciatura en Ciencias Biológicas, la opción de estudiar de noche que ofrecía CAECE, fue fundamental”, recuerda Micaela. Trabajar y estudiar para aquellos que deben solventar sus propios gastos, siempre resultó una tarea difícil, pero no imposible. En sus pasos como estudiante Bernárdez Vidal destaca, que además de haber tenido la opción de estudiar de noche, fue muy importante haber tenido a docentes que estuviesen en el trabajo activo o investigando, ya que de esta forma les transmitían una forma práctica de la teoría.

En el contexto actual todos hablan de la fuerza que tendrán los biólogos en el futuro cercano. Los últimos avances demuestran que la Biología será el próximo campo que abarcará Silicon Valley. Algunas empresas que trabajan en esa ciudad, se estarán enfocando en el desarrollo de la biotecnología y la biología básica ya que consideran que será el futuro. El Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad CAECE, instituto de altos estudios que cuenta con el apoyo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, fue una de las universidades pioneras de Buenos Aires en ofrecer la Licenciatura en Ciencias Biológicas y actualmente cuenta dos orientaciones: una Molecular-Biotecnológica y otra de Ecología y Conservación.

Micaela hace énfasis en la importancia de la salida laboral “Los biólogos podemos trabajar donde menos lo imaginamos. No es solamente en la investigación básica o la enseñanza, como se creía antes. Hoy en día hay muchas oportunidades en la investigación clínica”. Desde su experiencia, antes de vivir en Tanzania, se dedicó a esta industria durante doce años “Mientas cursás la Licenciatura, ya podés comenzar a trabajar y formarte en ese segmento, inclusive antes de recibirte. Actualmente es muy competitiva la oferta laboral en investigación clínica, y todo el tiempo llegan propuestas de trabajo.” Por ejemplo, la bióloga afirma que en Argentina hay una importante industria de investigación clínica. Se recolecta información sobre eficacia y seguridad de drogas mediante ensayos en pacientes y se presenta a entidades reguladoras (ANMAT) para su aprobación.

Luego de unos años de recibida, llegó el trabajo que tanto soñaba Micaela: APOPO. Esta organización sin fines de lucro de origen belga para la cual trabaja actualmente, tiene un departamento de innovación para tecnología de detección por olfato. Cuenta con dos ramas de operaciones: detección de tuberculosis, y minas antipersonales, con presencia global. Ambos casos son amenazas para la salud pública no sólo en África, sino a nivel mundial, por eso en sus inicios la organización priorizó focalizar en estos temas, y hacerlo de una forma que no requiera de costosas infraestructuras y que sea accesible. “Las ratas tienen un gran sentido del olfato, y por su peso no detonan las minas. El entrenamiento se basa en un método de aprendizaje por el condicionamiento clásico descripto por Pavlov combinado con condicionamiento operante y mediado por recompensa. Son entrenadas a asociar el sonido de un click con comida. Detectan un 40% más de casos de tuberculosis que no son identificados por las clínicas. Cuando los roedores ya no cuentan con las habilidades necesarias, pasan a retirarse de las operaciones, y reciben muy buenos cuidados”, relata Bernárdez Vidal.

El ingreso a la organización no fue del todo fácil, recuerda, ya que la primera vez que se contactó buscaban un profesional con un posdoctorado. Sin embargo, Micaela se había enamorado de la misión de la organización cuando tuvo las entrevistas vía Skype, y siguió pendiente de las búsquedas futuras: “Mantuve el contacto y no me quedé con el ´no´. Luego de dos años cuando surgió un nuevo puesto, me lo ofrecieron ya que notaban que continuaba mi entusiasmo de trabajar para APOPO. Esto dio un giro total a mi mundo y tomé la decisión de irme”. Es así como Micaela concluye “Todo es posible. Hay que pensar en grande, y principalmente no quedarse con el ´no´. Nunca debemos renunciar a nuestros sueños”.

Para contribuir con APOPO, se puede adoptar a un roedor en: https://www.apopo.org/en/adopt. Se envía un certificado de adopción, paquete de bienvenida y novedades mensuales acerca de tu HeroRAT

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