María Cristina Isoba, Presidente de Luchemos Por La Vida: Construir un tránsito seguro

A través de importantes campañas de concientización, investigaciones y actividades educativas, la organización Luchemos por la Vida trabaja desde hace más de tres décadas para ayudar en la construcción de un espacio vial seguro.

En diálogo con PRESENTE, María Cristina Isoba, Presidente de la organización, habla sobre las actividades que están llevando adelante, los principales desafíos del tránsito actual y la necesidad de comprender que todos somos parte del camino hacía un espacio vial seguro en calles, avenidas y rutas.

-¿Cómo nace Luchemos por la Vida?

-Luchemos por la Vida nace en 1990 como una iniciativa de un grupo de amigos inquietos por la situación que veíamos a diario en las noticias y en gente cercana que sufría distintos tipos de hechos viales con diferentes grados de consecuencia. Muchos terminaban en muertes, y no había ni por parte de la sociedad ni del Gobierno ninguna iniciativa evidente para encarar este problema. Entonces, empezamos a indagar acerca de cuánta gente moría por estos hechos, que en general eran tomados como producto de la fatalidad y como cuestiones del destino. Nosotros decíamos que eso no podía ser, más teniendo en cuenta que, de acuerdo con estudios de años anteriores, se barajaban ya cifras de alrededor de 16 muertos cada día. Era muchísimo, y nadie tomaba cartas en el asunto. Por eso, a Alberto Silveira, que fue Presidente de la asociación hasta el año pasado, se le ocurrió tratar de hacer algo con respecto a esto. Empezamos a buscar información de aquí y del mundo, porque sabíamos que en otros países se estaban llevando a cabo medidas muy concretas a nivel gubernamental para controlar la siniestralidad vial y reducir las víctimas en el tránsito. Y así nace Luchemos por la Vida, como una iniciativa altruista, una ONG con la utopía de que no mueran más personas en el tránsito por hechos que son evitables.

-Tres décadas después, ¿cómo es la situación respecto a seguridad vial hoy?

-Es muy diferente a la de cuando Luchemos por la Vida empezó, tanto a nivel mundial como local. No teníamos una ley de tránsito moderna actual, sino una suma de leyes y reglamentaciones que partían de una ley de fines de los 40, y de alguna manera, también por el impulso de Luchemos por la Vida, esto cambió y en 1995 se efectivizó la nueva Ley de Tránsito. Empezó entonces a conformarse la base para una política de estado en seguridad vial, es decir, que garantice a los ciudadanos seguridad en ese espacio compartido de la vía pública, que son las calles y las rutas. Por supuesto, pasaron muchas cosas en el medio: Luchemos por la Vida entendió que la preocupación que nosotros teníamos como grupo fundador debíamos contagiarla a la comunidad, y por eso comenzamos a visibilizar nuestro propósito en los medios de comunicación a través de espacios gratuitos destinados a temáticas de bien común, para llegar al conjunto de la población y difundir el mensaje de que los accidentes de tránsito no son hechos inevitables ni fortuitos, sino que tienen causas precisas y, por lo tanto, también se pueden tomar medidas para que no sucedan.

A nivel mundial, a partir del año 2000 y sobre todo de 2004, entidades internacionales como Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud comenzaron a tomar la epidemia de los accidentes de tránsito como un tema de preocupación mundial, lo que generó un movimiento internacional muy importante para intercambiar experiencias exitosas en seguridad vial.

-¿En qué tópicos está trabajando hoy Luchemos por la Vida?

-Siempre tuvimos entre nuestros temas la concientización sobre el uso del cinturón de seguridad y de cascos de motociclistas, algo que sigue siendo un problema. Pero también sabemos hoy que hay otras medidas que se pueden tomar, como mejorar la infraestructura vial para proteger a los más vulnerables en el tránsito –los peatones, los ciclistas, los motociclistas– en una época en que se ha multiplicado el uso de estos vehículos. Pero a la vez esto es un desafío, porque el vehículo de dos ruedas es mucho más vulnerable que el de cuatro y, de hecho, en las estadísticas internacionales y nacionales se ve cómo crece el número de muertos en este tipo de vehículos mientras va decreciendo lentamente en los de cuatro ruedas, en los que además se incorporaron recursos que refuerzan su seguridad.

Antes el cinturón de seguridad era nuestro principal salvavidas, pero hoy, con la evolución de la investigación para lograr vehículos autónomos, se han desarrollado tecnologías nuevas destinadas a proteger a los ocupantes de los vehículos aun frente al error humano del conductor. Por ejemplo, los elementos que no permiten que un vehículo se vaya de carril, los frenos ABS para evitar una frenada brusca y que el vehículo derrape, estabilizadores de circulación y de velocidad, reductores de velocidad automáticos cuando te aproximas demasiado a un vehículo que va adelante de manera de tomar distancia, asistentes avanzados de la conducción, entre otros.

Además, Luchemos por la Vida se ha sumado desde hace algunos años a un movimiento internacional promovido por Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud para reducir la velocidad de 40 a 30 km/h en calles y de 60 a 50 km/h en avenidas en zonas urbanas, así como también analizar el reducir las velocidades máximas permitidas en autopistas. Esto viene de la mano de compartir la experiencia mundial y ver cómo aquellas ciudades que implementan estas medidas logran disminuir la cantidad de personas muertas por siniestros viales, justamente porque estas medidas tienen que ver con la fragilidad del cuerpo y de la mente humana.

Mientras, desde Luchemos por la Vida promovemos generar conciencia y educar a la población para que se proteja a sí misma y a los demás en calles y rutas, es decir, la educación vial que la asociación también desarrolla a través de diversos formatos como enseñanza en escuelas, en forma on-line, mediante cursos como Conduciendo por la Vida. También promovemos cambios legislativos como estas reducciones de velocidad a nivel municipal, provincial y nacional, porque está demostrado cómo pueden disminuir los muertos en el tránsito.

Otro de los objetivos de la organización es generar conciencia acerca de la importancia de reducir la tolerancia de alcohol al volante a cero. Es clave reflexionar sobre este punto, entender cómo actúa el alcohol en el cerebro, cómo nos discapacita para conducir, porque de alguna manera adormece la corteza cerebral y entonces lentifica nuestras reacciones, altera nuestra percepción y disminuye nuestra capacidad de atención.

-¿Qué acciones llevan adelante respecto a educación vial en escuelas?

-Tenemos un programa que se llama Escuelas por la Vida que procura llegar con propuestas de talleres educativos a escuelas primarias y secundarias de manera de generar, en forma interactiva y vivencial, el sistema de tránsito que hacemos todos cada vez que salimos a la calle, y observar cómo podemos movernos en forma más segura. Se realizan juegos, talleres y observaciones sistemáticas en el tránsito real. Esto en la medida en que tenemos soporte privado que lo permita. Es importante destacar que Luchemos por la Vida necesita del apoyo empresarial para el desarrollo de las actividades que realiza, porque la organización no recibe ningún tipo de subsidio público. También tenemos vigente el curso on-line Conduciendo por la Vida, que nació justamente para los adolescentes que están por comenzar a manejar. Se puede ver en www.conduciendoporlavida.com, es gratuito y apunta a generar conciencia y estimular la reflexión en torno a estos temas clave.

-¿Cómo trabajan las capacitaciones para adultos?

-Brindamos charlas de reflexión cuando las personas van a renovar su licencia. Fuimos pioneros en la realización de estos espacios que han sido replicados en varias ciudades de país. También trabajamos con el sector corporativo. Hay empresas conscientes de la importancia de capacitar y de concientizar a sus empleados, sean conductores profesionales o no, porque la siniestralidad en el trayecto de ida y de regreso del trabajo es la principal causa de mortalidad en la industria. Los talleres que realizamos son vivenciales, es decir basados en la experiencia, están fundados en la neurociencia y son dictados por profesionales capacitados que forman parte del equipo de Luchemos por la Vida. En general se realizan dentro de la empresa.

Pero toda esa educación no basta si no hay un Estado que haga cumplir las normas en el tránsito. Y esto también está basado en evidencia, al punto tal de que hoy las prioridades que se están impulsando a nivel internacional para la seguridad vial pasan por mejorar la infraestructura para evitar provocar situaciones de riesgo que terminen en siniestros de tránsito y en mejorar la aplicación de las normas en el tránsito, controlar y sancionar que las leyes se cumplan.

-¿Qué comprende una infraestructura segura?

-Rutas bien demarcadas, en buen estado, sin pozos, con banquinas seguras para poder salir frente a una emergencia, en lo posible eliminando las rutas de doble sentido de circulación, que sean autovías donde las vías de circulación de doble sentido estén físicamente separadas y haya dos carriles por mano. En la Argentina tenemos todavía un déficit muy importante en infraestructura, por eso nos cuesta tanto reducir la mortalidad en el tránsito. Luchemos por la Vida procura difundir todas estas medidas, proponer a las autoridades, presionar, tal y como es la función de una ONG.

-También realizan investigaciones…

-Las investigaciones que llevamos adelante son importantes para hacer un diagnóstico de situación sobre el comportamiento vial y realizar así un seguimiento de resultados. Y esto es lo que nos permite fundamentar que necesitamos no solo la ley escrita, sino la ley en las calles, en las rutas, con los factores efectivos y las sanciones eficaces.

-¿Cómo se conforma el equipo de Luchemos por la Vida?

-Tenemos una parte administrativa y una parte docente que es dinámica, es decir que va cambiando en función de la demanda. Contamos también con un grupo de investigación con una dirección que elabora y diseña el programa de investigación. Es muy interesante cómo las investigaciones de Luchemos están promoviendo que grupos docentes encaren pequeños estudios a nivel de sus localidades en torno a determinados comportamientos en el tránsito para difundir en su comunidad, para pedir a las autoridades intervenciones. Y todos los años la organización reconoce la actividad que hacen también terceras personas y grupos o educadores mediante la entrega del premio Luchemos por la Vida.

-¿Cuáles son los proyectos inmediatos de la asociación?

-Continuar con todas las campañas que estamos desarrollando. En este momento, tenemos una campaña masiva de cascos para tratar de reducir la mortalidad en vehículos de dos ruedas con motor. Vamos a continuar con la promoción de la legislación para reducción de velocidades en la Argentina a nivel nacional con una modificación de la Ley de Tránsito. También continuaremos promocionando la concientización y la educación masivas, pero sobre todo de los conductores de vehículos, de los niños y de los jóvenes, a través de nuestras redes, el curso Conduciendo por la Vida y algunos estudios. Esperamos contar con sponsors para poder llevar adelante algunas mediciones observacionales que nos permitan un diagnóstico de situación en todo el país, y comprometer a algunos municipios de otras provincias para incentivarlos a medir realmente el comportamiento vial y poder aplicar las iniciativas necesarias para salvar vidas.

Lo cierto es que de cada uno depende el cuidado de la vida en el espacio compartido de la vía pública, pero sin duda las responsabilidades son diferentes, por eso necesitamos que nuestras autoridades continúen generando cambios positivos a nivel de una política de estado duradera.

Skip to content