El terreno de 16 hectáreas en el que funcionaba el Tiro Federal Argentino, un lugar cerrado con paredes de diez metros de altura en el barrio porteño de Núñez, hoy está lleno de espacios verdes que pueden disfrutar los vecinos. Este es solo uno de los cambios que propone el Parque de Innovación, que se creó con el objetivo de ser un lugar de encuentro de emprendedores, estudiantes e investigadores, y busca facilitarles sinergias con instituciones públicas y privadas del mundo. Con el foco puesto en la salud, la educación y las tecnologías, hoy están en funcionamiento el +54Lab (un edificio de coworking científico-tecnológico con laboratorios), un centro de inmersividad con cuatro domos, una escultura emblema y hasta el primer autobús autónomo de Latinoamérica.
El proyecto contempla la inclusión de cuatro universidades, un centro de investigación médica de alta complejidad, emprendimientos comerciales, industrias y viviendas. “Estamos creando el primer hub de la ciudad que busca que esté presente todo el ecosistema: las universidades, los docentes, los investigadores, las startups, las aceleradoras, los venture capital; que sea un espacio de reconocimiento y posicionamiento no solamente de proyectos de la ciudad, sino también del país, un espacio reconocido federal e internacionalmente”, explica su Presidente, Luis María Bullrich, en esta entrevista.
-Para empezar, contanos cómo se gestó el proyecto.
-Este terreno, en el que funcionaba el Tiro Federal Argentino, pertenecía a la ciudad de Buenos Aires y tenía un uso precario. El proyecto empezó en la segunda gestión de Mauricio Macri como Jefe de Gobierno. En la primera de Horacio Rodríguez Larreta, en 2016, se sancionó la Ley Parque de la Innovación; en la segunda gestión de Horacio empezó la obra y se terminó a fin de noviembre de 2023, cuando inauguramos este edificio, el +54Lab.
-¿Cuál fue la idea inicial?
-Queríamos hacer un gran distrito tecnológico que incluyera todo el ecosistema. Se conformó un board que investigó cómo funcionaban los parques científico-tecnológicos en el resto del mundo y cuál podía ser el valor diferencial del nuestro, cuáles eran los verticales estratégicos que estén relacionados con el producto bruto interno (PBI) y con el capital humano, el potencial de la ciudad. Buenos Aires representa casi el 80 por ciento de la exportación de servicios del país, con lo cual el talento es una de las diferenciaciones más importantes.
-¿A partir de allí cómo dividieron este gran terreno?
-Por un lado, se trabajó la Ley Parque de la Innovación, y por el otro, el master plan del parque. Se dividió en tres lotes. El primero que se vendió es el A, que da a Libertador y Udaondo, y tiene más de una hectárea y media. El B es el edificio histórico del Tiro, este edificio racionalista, donde se hizo Casa FOA el año pasado; y el lote C es el parque propiamente dicho, donde hicimos toda la infraestructura básica: cloacas, tubos para la fibra óptica, electricidad, calles.
En el master plan se definió la morfología y que se incorporara como un barrio más de la ciudad (es la Comuna 13). El 65 por ciento del espacio es público, del cual el 45 por ciento es espacio verde (tiene cinco plazas y un corredor central verde). Una de las distinciones más grandes es que no circulan autos por el parque. La altura máxima de construcción son 36 metros, y son 32 parcelas con morfología determinada: la planta baja debe tener doble altura y ser vidriada, para que se integre al espacio público; la parte comercial tiene que estar en planta baja. Se subastaron 28 parcelas y se recaudaron más de 430 millones de dólares entre el lote A y las 28 parcelas. Una parte fue para mejoramiento y vivienda del Barrio 31 y otra para el armado de la infraestructura del parque y la construcción del edificio. Se hizo un concurso junto a la Sociedad de Arquitectos y la Universidad de Buenos Aires (UBA), que ganó el arquitecto Alberto Varas.
-¿Qué instituciones y edificios funcionarán en el parque?
-Va a haber cuatro universidades. Además de la UBA, estarán el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), la Universidad Di Tella y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Habrá cuatro edificios de coworking, residencias universitarias, viviendas, edificios corporativos del Banco Industrial (BIND) y de SanCor, entre otros. La ley decía que un tercio de los metros tenía que disponerse para innovación pública y privada. Finalmente fue un poco más de la mitad.
Entre los proyectos más representativos, además del ITBA, en el vertical de salud, que es uno de los prioritarios, viene un instituto de innovación que hará estudios cardiovasculares y oncológicos. Es un proyecto del doctor Pedro Lylyk, un médico argentino reconocido mundialmente. Está cofinanciado por Philips en Países Bajos y por dos bancos de ese país, y es una inversión de más de 100 millones de dólares –el proyecto en salud más grande de la Argentina y uno de los más grandes en Latinoamérica– que va a traer equipamiento que no existe en la región.
El otro 48 por ciento son viviendas. Una de las cosas que aprendimos cuando estábamos mirando qué pasaba en el mundo (vimos parques modelos de Barcelona, Málaga, Porto Alegre, País Vasco, Corea) es que era importante que el parque estuviera en un lugar accesible, pero en el que también hubiera vida después de las seis de la tarde. Muchos de los parques de Europa, cuando empezaron, extendían la ciudad hacia alguna parte, a 15 o 20 kilómetros, entonces el transporte público no llegaba y a las seis de la tarde ya no tenían movimiento. Nosotros definimos que acá haya vida las 24 horas, que se integre a la ciudad, que haya buen transporte público. Acá hay dos líneas de trenes, está Aeroparque, el acceso al centro por Libertador y Lugones. Decidimos que tenía que haber por lo menos una universidad y mucho espacio público. Logramos el objetivo en las características más importantes que queríamos.
-¿Cómo funciona el +54Lab?
-En el proceso dijimos que el Estado tenía que ser el primero en estar para dar confianza, así que construimos el +54Lab. Empezamos en febrero de 2023 y lo terminamos en noviembre, tiene 2500 metros cuadrados. Es un tradicional coworking, pero con un valor agregado: los laboratorios, que recién inauguramos. Hoy hay 28 startups funcionando. Próximamente vamos a tener 40.
-¿Cómo hacen la selección de las startups?
-Hicimos una inscripción abierta. Se anotaron 199. Armamos un comité de selección, elegimos qué verticales íbamos a priorizar (biotecnología y las tecnologías de frontera, que son las que aprovechan la digitalización y la conectividad e incluyen la inteligencia artificial). Básicamente, lo que queríamos eran startups que estuvieran en la frontera de la innovación. Buscábamos que no estuvieran en su etapa inicial, sino financiadas por alguna de las aceleradoras; que contaran con un plan de negocios, con investigadores fijos en sus equipos, con un plan de internacionalización; que ofrecieran soluciones innovadoras a un problema mundial. Quedaron 34, de las cuales 28 ya firmaron convenios. Ahora lanzamos una segunda convocatoria y todos los meses tienen entrevistas con diferentes expertos del sector público y privado que forman el comité de selección. Pagan entre el 60 y 70 por ciento del valor del mercado para estar acá. El valor agregado es que acá hay aceleradoras y hacemos acuerdos internacionales para que tengan capacitaciones. En el mediano plazo, queremos crear una ventanilla única de todo lo relacionado con el Estado para facilitarles un proceso de expansión. Que ellos se dediquen a lo que tienen que hacer y nosotros fijamos un puente entre ellos y el Estado, no solamente el Gobierno de la Ciudad.
-¿Cuántas startups pueden funcionar en este espacio?
-Hay cinco laboratorios y pueden trabajar hasta 50 personas adentro. Estamos terminando de equiparlos, son de baja y mediana complejidad, y ya estamos en tratativas con el sector privado para elevar la calidad del equipamiento para que no tengan la necesidad de hacer convenios con otros laboratorios. Estamos trabajando hace tiempo con la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y con la UBA para que puedan usar los equipamientos que no tenemos acá.
El objetivo es tener 45, 50 startups, que pueden estar hasta dos años dentro del edificio. La idea es rotarlas. Lo que más nos importa es que tengan un proceso de expansión. Entendemos que hay una oportunidad muy grande en tecnología y biotecnología. La Argentina está entre los países con más startups en tecnología del mundo y hay más de 350 con foco en biotecnología, con lo cual el proceso es muy dinámico.
-¿En qué etapa se encuentra el resto de los emprendimientos?
-Nuestro objetivo es que empiecen las obras. Ya hay 13 privados haciendo estudios de suelos y con permisos para empezar a construir, así que esperamos en este primer semestre tener seis o siete obras en construcción y que empiecen las universidades para que se genere el movimiento. Tendremos alrededor de 35.000 personas circulando, más de 6000 viviendo en el parque y más de 18.000 estudiantes, más gente que viene a tomar una clase o escuchar una conferencia.
-¿Cómo funciona el bus eléctrico y autónomo, el primero de Latinoamérica?
-Es parte de nuestro proyecto de smart mobility, movilidad inteligente y sustentable. Armamos un comité de selección para elegir los proyectos y este bus fue el primero, lo hicimos con el ITBA. Tardamos dos años en traerlo. Lo fabrica una compañía francesa, Navia, que fue incorporada por una empresa japonesa. El sistema es GMM, más avanzado que el GPS. Tiene más de 60 kilómetros de autonomía y una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora. En el parque tiene una velocidad de entre 9 y 11 kilómetros por hora. Cuenta con cinco paradas predeterminadas. Entran once personas sentadas y cuatro paradas. La idea es traer otro de China. Hay una ley que facilitó traerlo, la Ley Sandbox, sancionada por la Secretaría de Transformación Digital, que permite probar bienes, servicios y tecnologías. Esta ley da un marco regulatorio para hacer las pruebas. Vamos a incorporar bicicletas y monopatines eléctricos, ya que no se permite la circulación de autos ni de motos. Hicimos también un recorrido de bicisendas alrededor del parque para que los runners puedan correr.
-¿Qué otros proyectos sustentables posee el parque?
-Trajimos un sistema de drenaje de agua de Copenhague. Los terrenos tienen una determinada inclinación y una rejilla, porque por el costado pasa el arroyo White. Este sistema, que se llama SUDS (Sistema Urbano de Drenaje Sostenible), retrasa la caída del agua en el arroyo, entonces no produce inundaciones y mantiene verde el parque, que ahora posee pasto y especies autóctonas. Volvieron las mariposas, los pájaros, los colibríes.
-¿Cómo describirías el Centro de Inmersividad?
-En la primera parcela que terminamos de construir hicimos un convenio con la UTN: el Centro de Inmersividad, que tiene cuatro domos, uno de 21 metros de diámetro, otro de casi 14 y dos de 8. En los dos más chicos, se llevó a cabo un convenio con un terciario de educación y se dan clases de programación, de robótica y demás. Funciona de marzo a diciembre. En el mediano, que es de simulación (con anteojos), entran hasta 100 personas. El mayor es un poquito más grande que el Planetario, pero con la misma tecnología. Tiene capacidad para 270 personas. Hay cinco proyectores hacia toda la cúpula. Es el espacio para hacer eventos no solamente del parque, sino también para que el sector privado promueva temas de innovación, tecnología y demás.
-¿Cómo se toman las decisiones? ¿Es una entidad pública?
-Somos un ente público no estatal, que es una figura no tan común. Tenemos una asamblea público-privada, estamos gobernados por ambos sectores. Los privados forman parte de la asamblea, nos controlan, nos exigen, miran el presupuesto, las decisiones que tomamos. Así funciona en el mundo. Los parques totalmente públicos están en extinción. Nuestro objetivo es la vinculación con el sector privado, generar fuentes de trabajo.
Nosotros queremos ser facilitadores, palabra que me gusta mucho. Siempre que viene una startup, le digo que buscamos facilitarles la relación con el Estado, con los inversores. Así buscamos ser reconocidos.
-¿Qué balance hacés de lo realizado hasta ahora y cómo ves el futuro del parque?
-Estamos muy contentos con los avances y muy orgullosos del proceso y también de la política pública, porque esto atravesó las gestiones. Para cerrar, yo tengo un sueño, que es que el parque deje de ser un parque delimitado por calles y sea un lugar donde ocurren cosas permanentemente, pero que no necesariamente haya que vivir, estudiar o trabajar acá. Se pueden venir a buscar alianzas o a encontrarse con un investigador o un docente para desarrollar un emprendimiento propio. Por eso estamos dentro del Ministerio de Desarrollo Económico, porque lo que buscamos al final del camino es aumentar el PBI y exportar el talento argentino al mundo, a través del desarrollo de productos.