Carla Pitiot es una persona entusiasta. Habla con pasión de todo lo que hace y lo explica en detalle y claramente. Dice que su profesión de abogada la llevó a “hablar en lenguaje llano”, como lo hace con los empresarios pymes que se acercan a pedir apoyo al Banco Argentino de Desarrollo BICE, del cual es Vicepresidenta. “Vienen con una idea y se van con varias posibilidades. Para eso tiene que servir un banco, no para que les des algo cerrado, les hacemos un traje a medida”, explica.
Nacida en Bahía Blanca y criada en Trelew, Carla eligió Buenos Aires para estudiar, trabajar, formar una familia y hacer política. Ya egresada de la Universidad del Salvador, hizo una especialización en Derecho de la Alta Tecnología en la Universidad Católica Argentina (“Para entender más la parte técnica de la agenda 2030 y el desarrollo sostenible”), luego un diplomado en la Universidad Tecnológica Nacional y ahora está cursando en la Universidad Austral un diplomado de energías renovables y transición energética. “Allí abordamos las energías eólica, solar, geotérmica, pero también la inyección de esas energías limpias en la eléctrica; hago el diplomado sobre todo por mi función en el banco y porque me interesa la visión de las finanzas sostenibles para proyectos de triple impacto”, explica.
Aprendió a hacer política acompañando a sus padres, militantes peronistas, a los barrios y centros comunitarios, y, cuando llegó a Buenos Aires, después de algunas búsquedas, encontró en el trabajo sindical el lugar para canalizar su deseo de ayudar a los demás: “Traté el tema de género y me incorporé al sindicato como apoderada, para discutir convenios colectivos”.
Hizo la mayor parte de su carrera en la Auditoría General de la Nación y en 2015 asumió como diputada nacional por el Frente Renovador: “Profundicé conocimientos vinculados al control, a la transparencia. Esos son los ejes que más manejo y que sigo estudiando”. En enero de 2021 fue nombrada Directora del BICE y desde octubre de 2022 es su Vicepresidenta.
-¿Cómo definirías la función del BICE?
-Somos un banco público que otorga financiamiento de corto, mediano y largo plazo con foco en los sectores productivos, las pequeñas y medianas empresas, y las economías regionales. Damos asistencia integral a los exportadores, apoyamos las oportunidades de negocios para mejorar la competitividad y gestionamos fideicomisos para la ejecución de obras de infraestructura estratégicas para el país. Las tres líneas principales son: Proyectos de Inversión, Leasing y Exportadores. El core del banco es ese.
Como banco de desarrollo, tenemos también algunas líneas que tienen que ver con el contexto. Los ministerios de Economía y de Desarrollo Productivo tienden políticas de las que somos el brazo financiero para determinados sectores que están atravesando crisis. Por ejemplo, las de coyuntura vinculadas con la energía, de las que se ocupa la Secretaría de Energía, pero nosotros hacemos la arquitectura financiera. Así, las pymes pueden generar energía limpia y autoabastecerse, para cubrir costos. Lo mismo con la línea para heladas. En Cuyo, cuando las heladas destruyeron las cosechas, salimos a socorrer a los productores gracias a una ley del gobierno que permitió que algunas provincias pudieran adherir a créditos.
-Respecto de la primera línea que nombraste, la de Proyectos de Inversión, ¿qué tipo de proyectos financian?
-Lo principal es hacer una identificación de la realidad argentina, de cuáles son los sectores que desde un banco de desarrollo se pueden potenciar. Nuestro fuerte tiene que ver con las economías regionales, lo agrícola, lo ganadero y lo industrial. Hay que ser inteligentes y estratégicos. Si bien financiamos, y tenemos líneas para micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, el sector que posee líneas y condiciones preferenciales en tasas, devolución y años de gracia es el de las pymes. Para nosotros, son el gran motor de la economía argentina y les dedicamos líneas especiales.
Nosotros y el Banco Nación somos los dos grandes ejecutores de la banca de desarrollo, que no es la banca financiera convencional, porque no buscamos ganar, sino que la pyme potencie su actividad, exporte, y que el ecosistema en el que está registrada (economía regional, pueblo, región) crezca. Por eso la búsqueda debe ser estratégica. Prestamos a tasas subsidiadas, nuestras líneas específicas al desarrollo productivo son de un 49 por ciento.
-¿Acompañan a las pymes en todo el proceso?
-Así es, tenemos la visión de finanzas sostenibles. Prestamos a las pymes que nos necesitan. Las acompañamos en la arquitectura de la estructura del crédito, para ver si pueden hacerlo. Pedimos siempre garantías y las monitoreamos y acompañamos, primero, porque, por supuesto, estamos sujetos a todos los controles gubernamentales: a la AGN (Auditoría General de la Nación), la Sindicatura General de la Nación, la Auditoría Interna, y hay una consultora externa que acompaña a la AGN controlando nuestros balances. En segundo lugar, hay que ver lo que generan los proyectos; no se terminan ahí, son a largo plazo, y ese es nuestro fuerte.
-¿Cómo fomentan las exportaciones?
Es otro de nuestros fuertes. Queremos que la Argentina sea un actor importante para el mundo y por eso buscamos para nuestras pymes socios regionales primero e internacionales después, y las financiamos. Tenemos tres líneas para pre- y posfinanciación de exportaciones con tasas competitivas, para animar a las pymes a exportar. Si son primeras exportadoras, al no tener tradición, tal vez otro banco comercial no las ayude tanto.
-¿Y respecto de los fideicomisos?
-Buscamos fondeos a través de fideicomisos. A través del fideicomiso de nuestro banco, se estructuran diferentes fondos para políticas públicas, como barrios populares o terminación de un gasoducto, por ejemplo.
-¿Cómo ves el desarrollo de energías renovables en nuestro país?
-No soy pesimista, pero soy realista y veo que, en las políticas públicas, los pasos son más lentos de lo que uno quisiera. No se va a poder ir directamente a una autonomía eléctrica, porque nos falta obra de infraestructura, inversiones (se requieren muchas, por eso la importancia de la industria financiera) para llegar a las metas que tiene hoy la Unión Europea, con la que no nos podemos comparar en tiempos. Sí creo que hay una instancia intermedia, con la que nos vamos a tener que amigar en la Argentina, que tiene que ver con gas. La Argentina cuenta con gas, por lo que lo peor que podemos hacer hoy es no aprovecharlo. Por supuesto, hay que mitigar los riesgos del impacto, porque también hay consumo de carbono, pero es una instancia intermedia entre el petróleo y la meta final, que es lo eléctrico. Este tipo de saltos, de transiciones, nunca se dan solamente desde el Estado o solamente desde lo privado, son sinergias público-privadas en las que el Estado potencia al privado: inversión y financiamiento son las dos caras de una misma moneda para que este tipo de proyectos puedan llegar al resultado buscado en la agenda 2030 del cambio climático. Se les pide a los Estados, a las empresas, a todos los actores de la sociedad qué pueden aportar. La Argentina no es deudora ambiental, esto hay que decirlo en voz alta. No estamos tan mal, pero está bien la búsqueda de resortes. Por eso es importante financiar proyectos e infraestructura que tienda a la mitigación del cambio climático, pero también a la generación de empleo verde, de sociedades más inclusivas y del crecimiento económico, algo que no hay que denostar.
-¿Tienen financiamiento internacional para proyectos renovables?
-El banco tiene como principio rector sostener y buscar herramientas específicas para potenciar proyectos que promuevan las energías renovables, las energías limpias y los proyectos agroindustriales con sustentabilidad. Teníamos hasta el año pasado una línea especial para eficiencia energética. El Ministerio de Economía consiguió que organismos multilaterales nos fondearan para el programa CreAR (Crédito Argentino), una línea de inversión productiva que tiene que ver con el triple impacto. Si bien no contamos con una línea específica, porque acabamos el cupo, lo potenciamos a través de este programa.
Ahora tenemos un programa para generación de energía distribuida. Hay provincias que adhirieron a la ley, entonces les damos créditos para comprar paneles solares, inversores, equipos para energía limpia y que lo inyecten en la electricidad. Lo piden menos de lo que creíamos, porque tiene que ver con el distribuidor. Es voluntad política, la línea está. Y tratamos de que cada vez más empresas vean los beneficios que les trae: no solo contribuyen al planeta, sino que obtienen rédito económico.
-¿Cómo promueve el BICE la equidad de género?
-La equidad de género es un principio rector y también lo es la promoción de la diversidad. Dentro del banco, existe un Comité de Diversidad, pero no solo lo creamos, sino que le dimos peso. Tiene el mismo valor que el Comité de Riesgo, que el de Fideicomiso, etc. En el último año y medio logramos la transversalización con los demás comités. Porque, por ejemplo, Comercial ofrece nuestras líneas, que deben tener una perspectiva de género. Para esto, primero tomamos conciencia de una realidad, que es la brecha financiera entre mujeres y varones, que se potencia en las empresas que están conducidas por mujeres porque tienen menos trayectoria financiera y, por ende, menos calificación. Entonces, desde el banco buscamos generar herramientas y políticas para esas empresas. El Comité de Riesgo tiene que ver con la matriz. Al tener menos calificación, en una fórmula, las empresas conducidas por mujeres pierden siempre frente a otras, entonces hay que adecuar esa matriz.
Mujeres que Lideran es un programa que busca financiar y acompañar a las empresas que tengan un 51 por ciento de capital accionario en manos de mujeres o un 25 por ciento y una mujer en la conducción, lo que es más habitual. Incluso aunque no sea la presidenta, porque a veces el presidente es el papá, o el esposo, pero la que maneja la parte comercial es la mujer.
Hicimos un relevamiento de lo que era la banca mujer, sobre qué era para nosotros ser clienta mujer. Acompañamos financieramente pero también con capacitación, formación, networking. Las capacitaciones son para todos. Hacemos mentoreo y liderazgo para quienes están dentro de una empresa y quieren ser directores. Mujeres que Lideran entonces no es una línea, sino un programa de acompañamiento financiero y no financiero, que hacemos a través de nuestra plataforma, que se llama Comunidad BICE, y que es abierta.
-¿Qué importancia le dan a la educación financiera?
-El banco tomó como uno de sus ejes estratégicos la educación financiera entendiendo que es la gran puerta para disminuir la desigualdad. Primero, vimos cuál es el nivel de educación financiera que tiene la sociedad argentina. No por nada existe desde 2018 una ley nacional para que haya más educación financiera en la currícula escolar: porque hay poco, porque hay un gran prejuicio y porque hay un marcado estereotipo de que las finanzas tienen más que ver con lo masculino que con lo femenino. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) participó en un estudio de clientes de todos los bancos y analizó qué relación tenían con las inversiones a corto y largo plazo. Hay más mujeres bancarizadas, pero por la Asignación Universal por Hijo (AUH). Pero cuando se empieza a desagregar, se ve que las mujeres se endeudan a corto plazo, ahorran sin interés y no se animan a plazo fijo y menos a proyectos de inversión. Ellas se endeudan para cuestiones domésticas y educación de los hijos, en cambio el varón se endeuda para proyectos, porque su conocimiento sobre posibilidades y riesgos es mayor. Es algo cultural, tiene que ver con estereotipos, pero eso se rompe con educación financiera. Si logramos que todos tengamos el mismo nivel de educación financiera, las mujeres van a tomar mejores decisiones y lograr el camino de la independencia económica. Hay programas del banco con otras organizaciones no gubernamentales (ONG) y también contamos con nuestros propios módulos de diferentes niveles. Tenemos sobre bancarización y tarjeta virtual, pero también otros para empresas que se animen a tomar línea de crédito para exportar, para que no les dé miedo hacer un leasing, por ejemplo, que entiendan que tal vez les conviene. Les decimos: “Te conviene para este lado, no te da la plata para eso porque no da tu flujo de fondos, pero podés hacerlo modulado; ampliá hasta acá, te monetizamos hasta acá y le incluís algo de lo que estamos pensando, y todo esto entra dentro del proyecto de inversión y te beneficiás con la tasa de interés”. También los orientamos hacia la eficiencia energética, hacia las políticas que nosotros promovemos, por ejemplo, para que pongan un panel solar y entren en una línea de crédito de energías renovables.
-¿Qué proyectos tiene el BICE a mediano plazo?
-En principio, la ampliación de CreAR si sostenemos las tasas que tenemos, porque no podemos mover el amperímetro con cantidad de clientes, pero sí con ser un banco elegido para distintos proyectos. Queremos generar alguna línea con alguna tasa con un sello de igualdad, que empresas que cumplen con condiciones vinculadas con la igualdad tengan beneficios adicionales. Buscamos también un programa de beneficencia energética que cuente con un título específico, queremos que se sostengan el de energía distribuida y Mujeres que Lideran con los resultados que estamos viendo.
-Por último y yendo a lo personal, ¿extrañás tu función como legisladora?
-Extraño la búsqueda de consenso. Acá es más lineal, pero la experiencia de gestión no la cambio. Puse corazón, esfuerzo y cuerpo en todo lo que hice, al punto de no estar tanto con amigos o familia. Me incorporé a la vida partidaria cuando mi hijo ya tenía 14 años. En la foto te ven con gente, pero en las decisiones estás solo. Es un gran atractivo comandar las riendas, pero te deja solo. Me construí como mujer siendo sindicalista, no lo podría haber hecho mejor. Fui diputada durante cuatro años complejos, pero les saqué el jugo. Nunca hubiera pensado ser coconductora de un banco, claro que es de desarrollo, con un perfil determinado, desde el que se hace política, se diseña a dónde se quiere llegar con la política financiera. Trato de sacarle a todo lo mejor, veremos qué me depara la vida.