Cómo es Plantarse, la ONG que trabaja para fortalecer las raíces del futuro

Cuando Mariano Padró llegó a la ciudad de Buenos Aires desde su Luján natal, sintió una creciente necesidad de reconectarse con la naturaleza. Como una actividad secundaria, casi un hobby, comenzó a plantar árboles nativos. No imaginó, entonces, que aquello ganaría espacio en su vida, a tal punto que decidió darle un marco formal a aquel impulso y conformar una ONG. Plantarse lleva ya quince años de trabajo sostenido, formando alianzas con empresas y entidades públicas para aportar su cuota en el intento de revertir el empeoramiento de las condiciones ambientales a causa de la acción humana. El fundador y Director de la organización conversó con PRESENTE junto a Dana Crosa, encargada del área de Comunicación y Coordinación.

– En estos años, ¿cambiaron las inquietudes y el interés con los que se acercan las empresas a la organización?

MP: Sí. Ahora tienen mucho más conocimiento sobre el tema. Cuando empezamos, yo hablaba de plantas nativas y nadie sabía qué eran. Ahora muchos de los voluntarios que trabajan en distintas empresas ya están en tema. Quizás hacen compostaje en la empresa, o algunos clasifican sus residuos o compostan en sus casas. Hay una preocupación mayor. Se nota un montón eso.

Actividad de Plantarse.

– En un inicio fue la plantación, pero luego agregaron actividades y proyectos, ¿cómo se dio ese proceso?

MP: Fuimos agregando la instalación de huertas y jornadas de limpieza de costas, un poco a pedido y otro poco porque nos interesaba muchísimo abordar ese tipo de iniciativas. Hoy las empresas resuelven muchos de los voluntariados que hacen en el año con nosotros, porque tenemos varias opciones.

DC: Eso nos permitió entender el equipo que debíamos tener. Las personas que trabajan en las actividades, más allá de los que estamos día a día en la oficina y los que trabajan por proyecto, son especialistas en las temáticas centrales de la actividad. Esto nos da un perfil de grupo, de equipo. Tenemos especialistas en plantas nativas y otros en huerta o en residuos. Eso está bueno, porque se arma un diálogo entre las actividades y el equipo.

– En general, ¿cómo suele darse? ¿Las empresas se acercan a la organización o ustedes son quienes intentan conseguir esa articulación?

MP: Se da de las dos maneras. Muchos ya nos conocen y llegan a nosotros. Además, estamos siempre conectando con empresas nuevas que sabemos que hacen voluntariado y de las que tenemos buenas referencias. Nos presentamos y comenzamos a trabajar.

DC: En los últimos años, se empezó a dar más que las empresas vengan a nosotros. Siempre varía, según la época del año y las actividades. Tratamos de sostener con las empresas vínculos a largo plazo, es lo que preferimos. Hay empresas que tienen un voluntariado al año, y entonces el vínculo aborda esa comunicación específica en la que nos preguntan qué podemos hacer. Estamos bastante predispuestos a diseñar en conjunto, y eso genera que se contacten de nuevo o que vuelvan con más preguntas que certezas y terminemos de armar algo entre las dos partes.

Actividad de Plantarse.

– ¿Cuáles suelen ser las preguntas con las que se acercan?

MP: Muchas empresas que están comenzando con el voluntariado no saben cómo se realiza la actividad, si tiene costo, si es abierta, si es un día de semana y qué tienen que hacer ellas para que se pueda llevar a cabo. Hay muchas preguntas sobre la organización. Nosotros brindamos un producto bastante cerrado para la empresa, con toda la logística, los permisos, las pólizas, los materiales, las herramientas, y también damos la capacitación en el espacio de voluntariado ese día, el reglamento de los espacios. Les ofrecemos varias alternativas de propuestas para los voluntariados.

DC: Algunas de estas empresas tienen experiencia en voluntariados de impacto social y están empezando a pensar en otro impacto. Quizás tienen un modelo para esas actividades y los acompañamos a hacer la transición para ver cómo podría funcionar con ellos una plantación de árboles o una forma de limpieza. En general no tienen que traer nada. Nos encargamos de todo. Y también ayudamos con la convocatoria. A veces tienen inseguridades respecto a eso.

MP: Sí, muchas veces no conocen la respuesta del equipo con la actividad, se preguntan si se prenderán a ir a la costa del río. Se sorprenden cuando la lanzan y tienen convocatoria, no se imaginaban que el equipo estaba con ganas de ir a limpiar. Es un aprendizaje para la empresa, que empieza a conocer algunos de los intereses del equipo relacionado con lo ambiental.

DC: Últimamente nos encontramos con que la gente ya tiene acceso a este conocimiento, algunos hacen voluntariado por su cuenta, entonces eso nos desafía a armar actividades que profundicen en el tema para que todos puedan llevarse un aprendizaje y sentir que impactaron positivamente.

– Hay empresas que, a través de ustedes, buscan compensar huella de carbono, ¿cómo es ese proceso?

MP: Tenemos un programa que se llama Club del Clima, donde armamos el bosque digital de cada empresa que trabaja con nosotros para compensar las emisiones. Muchas veces vienen con datos de emisiones, porque hicieron un estudio u otra cosa a través de una plataforma homologada, o con algún dato puntual de consumo energético, y ahí proponemos una compensación específica o global. Tenemos distintos proyectos de reforestación en el país.

DC: Nosotros veníamos haciendo voluntariados y talleres hace ya quince años, y en 2021 empezamos a trabajar en este programa de regeneración y compensación. Desde ese año plantamos 26 mil árboles, que es el doble o el triple de lo que veníamos plantando en voluntariados, así que a nosotros también nos sirvió mucho como para poder maximizar el impacto. Cuando armamos estos bosques digitales, se acercan empresas que ya saben el consumo eléctrico de las oficinas y de los empleados, y dicen “Quiero compensar el equivalente a esta huella”, y hay otras empresas con las que venimos plantando en voluntariado y quieren sumar donaciones al Club, entonces combinan voluntariado y plantación a través del programa, que sería por medio de donación de árboles.

– ¿De obtener la certificación se ocupa la empresa o ustedes?

MP: A través de una certificadora digital, que se llama CertifyLab, brindamos la posibilidad de certificar las actividades, ya sean las plantaciones con voluntarios o las plantaciones con donaciones. Eso le da una confianza adicional, porque quedan localizados los árboles y le da trazabilidad a la acción. Cuando es una donación, la empresa no va al lugar de plantación, entonces la certificación le da otro marco. Las empresas que se acercan tienen, por un lado, la posibilidad de hacer un voluntariado de plantación y también con talleres, incluso dentro de una empresa de bosques y cambio climático, y también pueden compensar con el Club de Clima.

DC: Con algunas empresas con las que veníamos trabajando desde hace varios años, plantábamos cien árboles un año, setenta al siguiente y trescientos más después de otro año. La empresa llevaba un conteo y nosotros también, pero no había un espacio compartido y público donde estuviera esa información, que se va acumulando. La idea del Club y de los bosques digitales era, también, poder tener acceso a esa información, no solo las personas con las que diseñamos la actividad, sino los colaboradores de la empresa y la gente en general. Alguna empresa con la que venimos plantando puede llevar miles de árboles plantados y no darse cuenta o no tener tan a mano el dato. Esta es una manera de visibilizar eso.

MP: Es como un resumen de lo que viene haciendo con nosotros para la empresa. Cada tanto lo consultan, lo publican, hay un contador, hay fotos y videos de las plantaciones, de los árboles, y está bueno también como para poder comunicar.

La organización llegó a sus quince años, ¿qué significa llegar a esta cifra, a este recorrido?

Mariano Padró, Director de Plantarse; Dana Crosa, encargada del área de Comunicación y Coordinación; y Florencia Ferrarini, Coordinadora de Proyectos.

MP: Uno va teniendo distintas etapas con el proyecto. Estamos en un momento de mucha profesionalización del sector. Vemos que la complejidad fue evolucionando mucho desde el inicio. Empezamos en 2009, había muy poco desarrollado, y fuimos aprendiendo y evolucionando en el tiempo. Creo que estamos en un hermoso momento.

DC: Eso también se ve materializado en el equipo de trabajo, que habla del crecimiento. Somos cada vez más personas integrando Plantarse y también tenemos cada vez más organizaciones aliadas con las que hacemos actividades. Nos entusiasma poder verlo. En estos años atravesamos una cantidad de obstáculos interesante. La pandemia fue un desafío enorme para todas las organizaciones, para todas las personas, en general, y nosotros en Plantarse nos reinventamos un montón y creo que pudimos salir a flote, e, incluso, mejor en algunas cosas.

– ¿Cuánta gente conforma el equipo de Plantarse?

DC: En la oficina somos cinco personas. Después, quienes coordinan las actividades son otras diez personas.

– ¿Cuál dirían ustedes que es la importancia de reforestar?

MP: Reforestar es tratar de volver a lo original, regenerar y recrear. Por eso, debe hacerse con plantas nativas. Si uno planta, por ejemplo, mil eucaliptos, no está reforestando, sino forestando una plantación comercial. Tiene múltiples beneficios y es importante para la biodiversidad, el cambio climático, la absorción de carbono en las plantas y en el suelo. Mejora la resiliencia ecosistémica de la región, protege el agua, sobre todo en algunas provincias en las que hay sequías y problemas con la disponibilidad, como Córdoba.

DC: También es una fuente de trabajo para muchas personas, una oportunidad.

– En los últimos años, la temática fue creciendo en cuanto a espacio y difusión. Ahora algunos líderes políticos mundiales y nacionales se manifiestan en contra de la agenda ambiental, ¿sienten que eso podría perjudicar el interés y acercamiento de las personas a las actividades?

MP: En lo personal, cada vez me encuentro con más gente preocupada por el tema. Y las empresas con las que trabajamos, también. Ninguna dejó de trabajar los ejes con los que viene trabajando. Creo que hay que redoblar la apuesta con la información y seguir generando contenido de calidad para que la gente entienda los problemas. Hay problemáticas que son visibles: ves la costa del río con residuos plásticos flotando y no podés argumentar en contra de solucionar eso. Lo que pasó con la DANA en España fue muy fuerte. Siento que la problemática ambiental no es algo que se pueda desmentir o negar tan fácilmente. Son movimientos a veces medio pendulares, ideas que por ahí flotan un tiempo y después se van.

DC: Es una pregunta grande, que apunta más a lo macro, porque la verdad es que en el día a día nuestro seguimos con las mismas preocupaciones (o más), no solo nuestras, sino de las personas que se acercan a nosotros. Cada vez más personas nos escriben diciendo “Quiero ayudar, ¿cómo hago?”. Hablo de voluntarios particulares. En ese sentido, no tocaría nuestro trabajo, o nuestra actividad. Sí creo, obviamente, que no atender a esta problemática empeora el contexto y eso es gravísimo.

– ¿En qué partes del país desarrollaron acciones?

MP: Con el Club del Clima estamos con un proyecto de reforestación en Córdoba, en Pampa de Achala. También contamos con proyectos en Misiones y en Jujuy. En 2023 tuvimos un proyecto muy lindo y nuevo para nosotros en la reserva de Baradero, donde plantamos mil árboles. Fue un proyecto anual espectacular y muy interesante de hacer.

DC: Hemos hecho también plantaciones en otros espacios, en Mendoza, en Chaco, en San Juan. En la ciudad y la provincia de Buenos Aires es donde más nos movemos, por cercanía geográfica. Y los proyectos que mencionaba Mariano, en Misiones, Córdoba y Jujuy, los articulamos con viveros de la zona con los que es constante el vínculo. No son plantaciones aisladas. Tenemos acuerdos anuales y las donaciones del Club van a estos viveros y esas zonas de plantación.

– ¿Cuál es su balance de 2024? ¿Y los objetivos para 2025?

DC: El saldo fue muy positivo. Tuvimos más de 120 actividades este año, que es un montón. Miramos para atrás y vemos que sigue creciendo la cantidad de actividades y la cantidad de personas que se preocupan. Hay algo que se sostiene y crece todos los años. Plantamos ya cuarenta mil árboles entre el Club del Clima y el voluntariado. Armamos más de cien huertas.

MP: Ya son más de veinte mil kilos de residuos en total. Y tuvimos entre cuatro mil y cinco mil voluntarios solo en 2024. Durante los primeros años no había tantos voluntarios, porque recién arrancábamos. Fue creciendo sostenidamente. Para este año queremos fortalecer con viveros propios alguna de las localidades del interior. Y seguir creciendo, como hasta ahora.

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