Comunicación con conciencia

Como conductor de un exitoso programa de entretenimientos y responsable de una productora de contenidos audiovisuales, Leandro “Chino” Leunis cree que los medios pueden transformar para mejor la sociedad en la que vivimos.

Reconocido popularmente por su rol de conductor en programas televisivos como “Escape perfecto”, en el prime time de Telefe, donde llegó luego de una vasta experiencia mediática que incluye ciclos exitosos radiales como “La hora de los lentos” o “Románticos” en FM 100, o realizando entrevistas para la señal internacional de cable E! en el segmento “Latin Bites”, Leandro “Chino” Leunis parece vivir sus distintos roles dentro del área de la comunicación con un compromiso que busca unir el desarrollo profesional con una búsqueda personal, en lo emocional y espiritual, que ve el entretener como una forma noble de trabajo social. Y es que, también en su rol de emprendedor en su productora de contenidos (www.UnDuo.net ), siente que los medios tienen la responsabilidad de trabajar para que los espectadores puedan encontrar en sí mismos, a través de un entretenimiento de alta calidad, sus valores humanos más positivos.

¿Cómo vinculás la comunicación con la responsabilidad social?
Desde el lugar de comunicador, tengo una responsabilidad especial, porque somos una amplificación de la sociedad. Y asumo lo que hago con el compromiso de poder brindar un ejemplo, un reflejo positivo, para todo aquel que ve mi programa, me escucha en la radio o consume los productos que hago con mi productora. El privilegio que tenemos de ser comunicadores nos genera inmediatamente el compromiso de hacerlo con responsabilidad.

¿Cómo vivís este pensamiento con la adrenalina con la que se trabaja habitualmente?
Esto es algo filosófico mío, independientemente del rol que ocupo hoy en día. Vivo la comunicación desde un lugar muy apasionante, porque sé que transforma a la gente. Si uno tiene el poder de comunicar, lo puede usar bien o mal. Elijo, desde el comienzo, utilizarlo positivamente. Mi idea acerca de los medios y programas que puedo hacer con mi productora, en el fondo, es mejorarle la vida a la gente. ¿Cómo? Ayudándola y acompañándola. En definitiva somos servicio. Nosotros comunicamos con la palabra, la imagen, lo que me parece una cuestión maravillosa y una gran responsabilidad.

¿Qué rol sentís que tiene a nivel social el entretener?
Creo que el entretener es como dar un poco de oxígeno. Lo visualizo como un muelle en un mar picado, donde podés llegar, sentarte, tomar aire y recuperar energía. Lo tomo como un recreo de la mente, para cambiar la vibración de la rutina. No es una cuestión de no pensar en nada, sino de conectar con cosas que hagan bien, lo que es muy diferente. Como comunicador, no apunto a que la gente se embobe, sino a que conecte con algo lindo de su interior. Quiero hacer productos que generen eso en las personas y proponer algo para que vos mismo produzcas algo positivo en tu vida, desde tu interior. Yo quiero ayudar; y si lo que hago puede servir, genial. No quiero que apaguen sus conciencias para que los entretenga durante una hora.

¿Esta época está más acorde a recibir estas ideas sobre el entretenimiento?
Gracias a Dios, sí. Creo que es un tema filosófico actual. Adentro, todos tenemos el camino para encontrar el equilibrio, nuestra propia felicidad. No debemos poner los objetivos en el afuera. Contradictoriamente a lo que uno pensaría, estamos en una etapa de un egoísmo para obtener más generosidad a futuro. Porque estamos individualmente más involucrados en trabajar sobre nosotros mismos, para sumar luego individualidades que traigan un cambio colectivo. Esto es muy de esta generación. De todas formas, consumo muchos programas de entretenimientos y estoy cerca de la comunicación desde muy chico, porque siempre tuve conciencia de ella. Recuerdo cosas puntuales de programas que veía a los cinco años, con mucha frescura, como “Seis para triunfar” o “Finalísima”. Me acuerdo de ciclos de Leonardo Simons o Badía con mucha precisión.

¿Qué te atraía de esos programas y conductores?
La magia, lo que me generaban a mí cuando los veía. Esos tipos tenían algo, que no sabía qué era, pero me transmitían un magnetismo especial. Quería verlos, reflejarme, ser ellos. Hoy en día estoy de este lado. Y el pasaje hasta acá fue de toda la vida. Lo que hoy vivo no es producto de un golpe de suerte. Ni siquiera digo que desde que estoy en Telefe me cambió la vida. Fue el escalón más alto de una escalera, y si miramos para atrás, nos daría vértigo. Siempre supe que quería hacer algo con la comunicación. Tuve claro desde siempre que estaría vinculado con la comunicación y que, desde mi lugar, iba a estar involucrado en transformar al que consumiera los productos que hiciera.

¿Qué valores te movilizan?
Como conductor y ser humano, el amor. Me parece que resume todo. El amor nos moviliza a todos, los conductores, los productores, los empresarios. Tal vez se me podría preguntar cómo es que llegamos ahí. Y te digo que siempre llegamos al amor. Lo que nosotros deseamos es ser queridos, desde que arranca nuestra historia. Aprendemos a hacer lo que mejor nos sale, para que eso esté bueno, el otro lo aprecie y nos quiera. En fin, buscamos amor. Eso me moviliza. No es que ande por la calle regalando flores y emocionándome con los amaneceres. No soy un sensible atómico. Pero la verdad, a mis 34 años, siento que todos los impulsos que tenemos en nuestra vida son para buscar amor. Quiero triunfar en mi carrera, quiero hacer algo que trascienda, porque me gusta lograr que los demás conecten con lo que hago, que les guste la vuelta que les doy a algunas cosas, o la entrevista donde descubrieron algo que no sabían de algún personaje. Todos buscamos ese afecto. Y la transformación de la comunicación tiene que ver con salirse de uno mismo y transformar al otro.
 
¿Cómo se trabaja ese lado afectivo con la parte más competitiva de tu trabajo?
Conectándose uno con lo que hace. Alimentando la seguridad, mirando nuestro propio producto y el producto con el que competimos para mejorar. Habitualmente se hace al revés, se mira al otro, se siente inseguridad y al mirarte a vos mismo te preguntás qué hacer. Entonces uno llega cansado de ese recorrido y siente que lo de uno no vale. Creo que la clave es conectar con lo que se está haciendo y tener seguridad, porque lo que suceda después va a ser algo que uno no puede manejar. Porque no se puede controlar el corazón o la mente de la gente que nos ve o nos escucha. Entonces, tener certeza de lo que uno hace está bien, porque tiene que ver con lo que uno quiere esencialmente. Y si lo que hacen otros es más aceptado que lo de uno, lo mejor es aprender de eso, para mejorarnos a nosotros mismos. Pero nunca hay que tener al otro como impulso de lo que estás haciendo. Mejor es tomarlo como una referencia de adónde ir si yo quisiera ahondar en un camino similar. El error es querer hacer lo de uno con la impronta del otro. Incluso a veces es bueno percibir cuando la energía propia no es la que puede llegar más en un momento determinado, aunque eso no quiere decir que tengamos que cambiar hacia una energía totalmente opuesta. Si hoy hago un programa de entretenimiento y no funciona, no tengo que hacer mañana uno de caza y pesca.

¿Tratar de ser otro no es nunca un buen negocio?
No. Porque es perder el tiempo. Es como hacer un rulo en la ruta. En lugar de seguir derecho, das una vuelta, pensás que avanzás, pero… Bueno, en realidad, si forma parte de la búsqueda, es válido también. Si por un momento decidís que querés ser otro pensando que ese es el camino, las enseñanzas que vas a obtener te servirán. Pero si me lo preguntás de antemano, como búsqueda deseable, te diría que no. Sé vos mismo y fijate qué es lo que te refleja el otro. Y sacá afuera eso que también está dentro de vos.

¿Cómo trabajás el ser vos mismo en formatos estandarizados de televisión?
Con paciencia, pasión y amor. Cuando empecé el programa sabía que era un formato específico, que era un éxito mundial y que teníamos que darle algo nuestro. Pero si pretendía dárselo todo en el primer programa, iba a ser imposible de manejar. Entonces, fui avanzando, con paciencia. Y reconocí la bendición de estar formando parte de un canal que antes de sacar al aire un producto nos hizo realizar más de 15 programas de ensayo. Cuando salió al aire, habíamos grabado más de 20, y ya sabía que era un éxito, porque nos divertíamos mucho haciéndolo. Sabía que iba a provocar una manifestación positiva en el afuera. No conocía las dimensiones de esa energía, pero intuía que el programa iba a estar bueno. Lo lindo fue que todo ese proceso nos permitió ir encontrando nuestro lugar. Cuando volvió la energía del público, nos agarró bien parados. Y luego nos paramos mejor todavía, con una autoestima más retroalimentada y el ego necesario como para poder trabajar bien.

¿Cuánto te sirve todo lo que pasa con el programa como para generar nuevos productos desde tu emprendimiento personal?
Creo que gané mucha experiencia. Hoy en día estoy formando parte de Telefe, tengo mi productora con un socio y estamos haciendo productos para E! Entertaiment. Tenemos un montón de estímulos, y esto lo que me permite es conocer la industria de la comunicación mucho más. Es muy bueno poder conocer cómo se trabaja en la Argentina en estos niveles. Es algo maravilloso, porque es un camino donde continuamente estoy recibiendo estímulos y aprendiendo. Cada vez que cierro los ojos para pestañear, me estoy perdiendo algo, así que permanezco de ojos abiertos la mayor cantidad de tiempo posible. Claro que lo hago relajadamente, no es que me vuelvo loco. Estoy todo el tiempo rodeado de gente creativa. Este lugar es una usina.

Como empresario, o emprendedor…
Me gusta más pensarme como emprendedor, qué palabra más linda. No es que “empresario” sea una mala palabra, pero me parece que el empresario está más lejano de la gente. Yo me siento parte de la gente.

Entonces, como emprendedor, ¿qué valores te guían la acción?
La transformación, la empatía y el amor, de vuelta. Me gusta transformar. Soy idealista y muy romántico. En mi programa radial, “Románticos”, decidimos como equipo resignificar la palabra “romanticismo”, porque estaba relacionada con lo cursi, con entregar una caja de bombones a tu mujer. Pero lo romántico para mí es más profundo, es algo universal, una forma de ver la vida. Tiene que ver con disfrutar del día a día. Y en ese sentido, en el trabajo prefiero perder un partido con gente que me cae bien que salir campeón con personas que me resulten miserables o no conecten en nada con mi energía. Todo lo que hago está conectado con salir de mí mismo, con dar.

¿Qué te parece que necesitamos como sociedad para evolucionar?
Me parece que estamos todos en un proceso de introspección, individual y grupal. Buscando quiénes somos y cómo vivir mejor. Y si levantamos la mirada, nos encontramos con otros que están en lo mismo. Continuamente me cruzo con gente que está conectando con la transformación, el cambio, el abrirse a los demás y usar el ego para trabajar, no para vivir. Es decir, para trabajar en un programa del prime time de Telefe debo tener mi ego, pero cuando me saco el maquillaje y la ropa, lo dejo colgado en el perchero del camarín. No es que voy por la vida manejando mi auto como conductor de Telefe. Lo hago como Leandro Leunis, que circunstancialmente conduce en este canal. Esa es la clave.

¿Te parece que todo el fenómeno de la RSE es importante para la transformación del mundo?
Es vital. La empresa que no está trabajando en el área no está manejando bien las cosas. Aquel que no entiende la necesidad de la profundización de lo humano se encuentra en el barro, no camina correctamente. Los recursos humanos son todo lo que tenemos. Y brindarle cada vez mejores condiciones y facilidades a aquel que trabaja con nosotros es la mejor manera de tener un mejor producto. Además, si estoy involucrado emocionalmente en mi trabajo, voy a hacer cosas grandes. Para eso necesitamos compromiso y palabra. Y para lograr eso, es necesario andar juntos, como equipo. Soy alguien que quiere que disfrutemos diariamente de lo que hacemos al trabajar, quiero que si quien trabaja conmigo se siente mal porque se peleó con su mujer me lo cuente, para que luego eso no afecte lo laboral. Son cosas importantes. Prestarle atención a lo humano es lo que nos va a permitir que los productos sean cada vez más humanos. Y que resuenen cada vez más en la gente.

¿Desarrollar la mirada interna puede extender luego la mirada social?
Sí. Porque nos puede hacer entender que también somos el otro. Los que somos parte de la comunicación somos un extracto de la sociedad de la que formamos parte. Esto se puede trasladar a muchos ámbitos. No podemos ser ajenos a lo que les pasa a los demás. Y debemos tener una autocrítica cada vez más grande, para que lo que reflejamos después sea más enriquecedor. Incluso hasta cuando pensamos en política, ya no podemos poner la culpa en el otro o esperar el cambio sentados en nuestras casas. Para cambiar hay que involucrarse. Y conocerse.

* Entrevista publicada en la edición 30 de PRESENTE (mayo/junio).

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