Cultivarte: Sembrar el compromiso

Con el objetivo de restablecer la conexión original entre las personas y la naturaleza nació Cultivarte, un emprendimiento que diseña proyectos a medida de empresas y organizaciones alrededor del concepto de la reducción de los residuos a través del compostaje y el autocultivo.

PRESENTE conversó con Tomás Lusardi, su Director Ejecutivo, y Matías Caporale, su Coordinador General, sobre los inicios del proyecto, por qué es importante compostar y cómo, a través de un trabajo en conjunto con el Servicio Penitenciario Federal, podrían producir árboles nativos para cada ecorregión del país.

-¿Cómo nació Cultivarte?

-Matías Caporale: Allá por el 2015, teníamos el anhelo de encontrar una forma de trabajar alineados a lo que en ese momento sentíamos: que había una necesidad emergente dentro de la sociedad de acercar la naturaleza a las personas. Y encontramos la producción vegetal orgánica en el marco de la Tecnicatura de Producción Vegetal Orgánica de la Universidad de Buenos Aires. Aprendimos mucho sobre cuál es la situación actual del modelo de producción y consumo vinculado a la producción hortícola y cómo nosotros nos relacionamos con el alimento. Encontramos que había una distancia muy grande a la producción sostenible en la ciudad y empezamos acompañando familias. Con el tiempo, fuimos escalando la propuesta generando un acompañamiento integral y sumando más herramientas. Hoy en día tenemos una propuesta de valor bien enfocada en acompañar a organizaciones y nos fuimos formando como una organización de triple impacto.

-Tomás Lusardi: En los inicios yo era muy joven, había abandonado una carrera en la que estaba a punto de recibirme. Llegó un punto en el que me di cuenta de que no era eso lo que quería para mi vida. Armamos una huerta y en los primeros diez días ya teníamos seis personas que nos habían encargado una. Rápidamente nos empezaron a llegar pedidos. Y ahí se disparó cierta necesidad que logramos detectar: había mucha gente queriendo vincularse con la naturaleza y el alimento, y lo que faltaba no eran ganas, sino herramientas y acompañamiento. Nosotros no convencemos a ninguna organización de hacer nada. Nos dedicamos a acompañar y asesorar a las interesadas para que lo hagan de la mejor manera, con la mayor facilidad y con el mayor impacto económico, social y ambiental.

-¿Cuál es la filosofía detrás del emprendimiento que los motiva?

-TL: Lo que creemos, y es una de nuestras convicciones más fuertes, es que lo que proponen las ciudades, y sobre todo las grandes ciudades, está muy lejano de la lógica de la naturaleza. Esa distancia hace que, por ejemplo, tiremos recursos a la basura sin darles un tratamiento que podría generarnos no solo beneficios ambientales, sino también económicos. Entonces, tratando de regenerar el vínculo de las personas con la naturaleza, empezamos a desarrollar distintas propuestas, rompiendo esta mirada antropocéntrica de pensar que la naturaleza es algo que nos brinda servicios y entendiéndonos como parte de la naturaleza. Eso rápidamente lo posiciona a uno en otro lugar frente a las decisiones y las formas de actuar. Tirar la cáscara de banana en la basura hace que termine enterrada en un relleno sanitario cuando esa cáscara tiene un ciclo propio en la naturaleza, que es la descomposición, la transformación en abono y la nutrición a la misma planta que la dio. Nuestra filosofía es trabajar sobre cómo reconstituir ese vínculo.

-¿Cómo se conforma el equipo de Cultivarte?

-TL: Hoy en el equipo somos ocho personas, pero hay unas cincuenta trabajando en total, entre consultores externos, empleados in-house, etcétera. Tenemos las áreas típicas de una empresa: Administración, Operaciones Comerciales, Producción, Comunicación, Marketing. Lo que se prioriza siempre, para cualquier onboarding que hagamos, es que estén alineados con la visión que proponemos.

-¿Qué programas tienen para empresas?

-TL: Contamos con tres ejes de trabajo. El primero es Productos con Propósito: desarrollamos huertas, composteras y ecopuntos para separar los residuos. Todos los productos que realizamos están hechos ciento por ciento con materias primas recuperadas. Vamos a las organizaciones, detectamos residuos con alto valor de reciclabilidad y los transformamos, generando un proceso de circularidad directa. El otro impacto que tienen nuestros productos es que están elaborados por personas privadas de su libertad, porque desde hace tres años trabajamos con el Servicio Penitenciario Federal en la Unidad 19 de Ezeiza, la Colonia Penal, y ahí las personas, a través de programas de formación y de reinserción sociolaboral efectiva, se forman y capacitan en viverismo, herrería, carpintería, lombricultura y huerta. En esos talleres vamos desarrollando todos los productos, los plantines, las composteras, las huertas, con materias primas recuperadas y con este valor social de darles trabajo. El convenio que firmamos fue un gran avance para nuestra organización. Antes estuvimos otros tres años en el Servicio Penitenciario Bonaerense.

-¿Cuáles son los otros dos ejes de trabajo?

-TL: Tenemos una segunda línea de trabajo relacionada con la educación, y la tercera es el acompañamiento integral. Hacemos talleres, actividades y distintas formaciones en un montón de temáticas, desde huerta, compostaje, sustentabilidad en general, energías renovables, reciclajes plásticos. En todas estas instancias educativas tratamos de concientizar a las personas y mover fibras íntimas entendiendo que las organizaciones y su accionar están basados en las personas que toman decisiones en ellas. Si logramos sensibilizar y trabajar esta reconexión de las personas con la naturaleza, naturalmente las organizaciones van a empezar a adquirir esta lógica en su forma de actuar. Trabajamos fundamentalmente con empresas, pero también con fundaciones, con organizaciones de la sociedad civil e instituciones educativas.

-MC: El último abordaje que hicimos en triangulación con una organización de gestión estatal fue con el apoyo de Escuelas Verdes (un programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) y con el financiamiento de una empresa privada. A través de un programa de RSE, generamos la llegada a 24 escuelas de gestión estatal primaria para llevarles el sistema de compostaje educativo con todas las capacitaciones de cómo realizarlo dentro de la institución.

-TL: Tal vez la pata más fuerte es el acompañamiento integral. Trabajamos con tres programas: el de gestión de residuos, otro especializado en compostaje y otro en agricultura regenerativa. Cuando abordamos a las organizaciones, nos encontramos que, según el estado de madurez, el abordaje tiene distintos niveles de profundidad. Hay empresas que por ahora lo que quieren es una etapa más exploratoria, llevar a cabo iniciativas que sean comunicables, que empiecen a generar cultura en la organización, con acciones específicas y educativas. Hay un segundo estrato de empresas que están accediendo a alguna normativa, como la norma IRAM o la ISO 14.001, o que se quieren hacer empresas B. Con ellas acompañamos el proceso de constituir dinámicas internas en su operación para que puedan certificar. En el tercer estrato trabajamos en un programa mucho más integral y vemos cómo podemos tener un impacto que sea transversal a todas las áreas de la compañía. Un proyecto bien hecho implica la adquisición de ciertos productos de impacto y la formación y capacitación del personal, pero también el seguimiento y el acompañamiento. No nos olvidemos de que estamos trabajando con la naturaleza, que cambia mucho a lo largo de un año. Compostar no es lo mismo en verano que en invierno, por lo que acompañamos a la organización educándola a lo largo de todas las estaciones del año y de todos los climas, y garantizamos que ante todos los escenarios el personal a cargo va a poder reaccionar y operar de la forma correcta.

Dentro de estos programas, ¿el sistema de compostaje varía según el tipo de empresa u organización?

-TL: Lo que buscamos siempre es lo mismo, que es transformar los residuos orgánicos en un material valioso como fertilizante y, a través de eso, reducir los residuos. Eso generalmente toma dos formas: la principal y la más recomendada es la instalación de sistemas de compostaje, que implica tener un buen diseño de compostera adecuado a la cantidad y el tipo de residuo que se genera, la educación y el seguimiento. Instalamos un buen sistema, capacitamos a las personas que van a operarlo y les damos seguimiento para que, a lo largo de un año, que es la duración de nuestro programa, logremos dejar la capacidad instalada para que puedan seguir operando su compostera sin necesitarnos. Para algunos casos, como pueden ser emprendimientos gastronómicos o algunos laboratorios o rubros donde las normas de seguridad, higiene y calidad son un poco más exigentes y no está permitido poner una compostera dentro de la institución, tenemos también un servicio de pick up de orgánicos donde hacemos la logística de retiro y la disposición en la planta de compostaje habilitada más cercana a la institución.

-MC: Y lo transformamos también en métricas para que las empresas puedan medir el impacto de la disminución de los residuos orgánicos que generan que antes iban a rellenos sanitarios.

Si un particular quiere comprar una huerta o una compostera, ¿ustedes también hacen el seguimiento?

-TL: Sí, ofrecemos un servicio análogo para particulares. Hay mucha gente que sigue necesitando apoyo. Por una cuestión estratégica, apuntamos a trabajar más con organizaciones, sabiendo que la persona que en su trabajo composta es muy factible que lo haga en su casa. Y lo mismo pasa, de una forma muy mágica, cuando vamos a colegios: naturalmente los chicos que empiezan a compostar logran rápidamente que toda su familia composte, lo cual también es muy gratificante.

-¿Qué alcance tiene Cultivarte?

-TL: Actualmente, nuestros servicios tienen alcance nacional: contamos con composteras instaladas en distintas provincias de la Argentina, con un foco muchísimo más fuerte en el Área Metropolitana de Buenos Aires y algunas también en el Gran Buenos Aires. Y en la parte educativa trabajamos con empresas globales, mayormente de habla hispana. Hacemos talleres y capacitaciones sobre todo porque es lo que se puede realizar en un formato ciento por ciento virtual. Trabajamos con Schneider Electric, con Baker Huges, AES, Health Save, entre otros.

-¿Cuáles son los objetivos para 2024?

-TL: Por lo pronto, para el año que viene nuestra estrategia está basada en consolidar la oferta comercial, empezar a trabajar en cómo nuestros servicios pueden impactar de una forma muy directa en las certificaciones y normativas a las que las empresas quieren acceder. Gran parte del trabajo que estamos haciendo está relacionado con expandir la producción en el Servicio Penitenciario, que tiene acceso a unidades penitenciarias de todo el país o, para no hablar de fronteras políticas, a todas las ecorregiones de la Argentina. Uno de los proyectos que nos tiene muy cautivados es que, dentro del Servicio Penitenciario, estamos armando un modelo de vivero de plantas nativas. Eso quiere decir que cada unidad penitenciaria en distintas ecorregiones puede ir produciendo los árboles nativos necesarios para la reforestación local. Durante todo este año, y entendemos que también el primer trimestre del año que viene, estamos validando el modelo y, sobre esa base, veremos cómo podemos expandir esa idea en un formato nacional.

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