Danone se propuso, tanto a nivel global como local, la meta del desperdicio cero. Por eso, en Argentina, desde hace 14 años a través de su Fundación y en alianza con la Red Argentina de Bancos de Alimentos y 50 organizaciones barriales pertenecientes a los municipios donde la compañía tiene plantas productivas, impulsa iniciativas bajo el programa Familias Bien Nutridas para que bebidas y lácteos en óptimas condiciones de ser consumidos no sean desechados.
“En Danone tenemos un fuerte compromiso con la alimentación y el cuidado del planeta y por eso estamos convencidos de que mantener vivo el valor de los alimentos en cada tramo de la cadena de valor resulta fundamental. En 2008 comenzamos a abordar la temática siendo pioneros en el sector lácteo. Hoy tenemos el foco puesto en la eficiencia de producción según demanda, el recupero de productos próximos a vencer de nuestros depósitos y a partir del año pasado sumamos el rescate en puntos de venta junto a Carrefour y el Banco de Alimentos de Buenos Aires. Gracias al éxito que tuvo esta iniciativa en góndolas, este año se sumó Chango Más y también estamos ampliando a nuevas sucursales de Carrefour en Neuquén y Chaco. En lo que va del 2022 ya rescatamos más de 700mil kilos de productos de nuestros propios sites y centros de distribución y más de 3.800 kilos de alimentos en puntos de venta”, afirmó Diego Buranello, director de Asuntos Corporativos de Danone Cono Sur.
En los más de 10 años de trabajo conjunto, se rescataron y distribuyeron 15 millones de kilos de alimentos y se alcanzaron 400.000 beneficiarios por año. Hoy es uno de los principales donantes de la organización y en 2021 el 62% de los lácteos distribuidos por la Red fueron producidos por la compañía.
Santiago Ramos, presidente de la Red Argentina de Bancos de Alimentos destacó: “Danone no es solo donante de los Bancos de Alimentos, sino que, al compartir los objetivos tanto de favorecer la nutrición como de reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos, es un aliado fundamental. Trabajamos en conjunto para que los excedentes de alimentos lleguen a quienes más los necesitan y para generar programas de capacitación y concientización sobre la temática”.
El recorrido demostró que cada kilo de alimento rescatado puede adquirir un valor social cuando pierde su valor comercial y que el compromiso y la articulación entre actores del ámbito privado, gubernamental y del tercer sector resulta clave para potenciar programas con impacto positivo.