De buena madera

Luciano Tiburzi es el Gerente General de Masisa, el principal productor de tableros de madera de Latinoamérica, una compañía que tiene como premisa el crecimiento económico junto al trabajo colaborativo y el desarrollo de las comunidades donde opera.

Desde las oficinas centrales de Masisa, que se encuentran en el mismo edificio que la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, se pueden ver las estructuras altísimas y modernas de Puerto Madero y la inmensidad del Río de la Plata. Ese aire natural en pleno Microcentro porteño tal vez no se aleje demasiado de las políticas de RSE de la empresa, que, aunque promotora de un negocio de fabricación y comercialización, casi no lleva a cabo ninguna acción que no sea sustentable o esté amparada bajo normas de calidad y la aprobación de organizaciones internacionales.

“Si bien no tenemos un área específica definida como RSE, en nuestra empresa ese concepto cumple un rol central en todas nuestras actividades”, explica Luciano Tiburzi, Gerente General de Masisa Argentina. El directivo, que es la cara principal de la compañía desde enero de 2014, sabe de lo que habla. Con una trayectoria de 20 años en la empresa maderera, Tiburzi siempre estuvo vinculado a las iniciativas sustentables de Masisa, aun cuando formó parte de otros equipos de trabajo en Venezuela y Chile.

El hijo pródigo

Los comienzos laborales de Tiburzi lo vieron en la refinería de Esso, donde tuvo un paso breve. Con un título de ingeniero químico en su haber, ingresó en 1995 a Masisa Argentina, donde trabajó de forma ininterrumpida hasta finales de 2002, cuando la empresa se fusionó y fue vendida a su actual dueño, el Grupo Nueva. En esa época, el ahora Gerente General se fue a dirigir las operaciones de la filial en Venezuela, donde estuvo hasta 2006, y luego se desempeñó como Director de la casa matriz chilena hasta fines de 2013. En el país caribeño conoció a Francys, su actual esposa, con quien tuvo a Isabella y a Juan Ignacio. Agustina, su hija mayor, es fruto de una pareja anterior.

Como cabeza de la empresa en la Argentina, Tiburzi no solo administra la gerencia general, sino que también es el nexo por donde pasan todas las iniciativas y los programas de RSE que la compañía lleva a cabo. “Antes de tener este puesto participé en muchas actividades de RSE –relata–. En el estado de Anzoátegui (Venezuela), donde Masisa tiene operaciones, hay una comunidad indígena de unas 60 personas que vive en medio de una masa forestal muy cercana a la planta de la empresa. Con ellos hicimos un trabajo colaborativo muy importante. Facilitamos el desarrollo continuo de agua potable, instalamos tanques de conducción del agua y compartimos celebraciones, entre otras acciones”. Dado que el trabajo que la empresa realiza en pos de la sustentabilidad y las iniciativas de RSE no tiene que ver con la filantropía, según explica Tiburzi, estos proyectos se adaptaban perfectamente al modelo pensado por Masisa. “Nuestra cultura de RSE tiene que ver con el trabajo colaborativo. Es así como pudimos coordinarlo con agentes externos como el Banco Internacional de Desarrollo (BID), que nos facilitó préstamos para desarrollar microemprendimientos”. A todas estas acciones que se llevaron a cabo junto a la comunidad local se sumaron técnicas básicas de potabilización de aguas a través de la luz solar por un mecanismo conocido como la “ozonización”. Ya en Chile, Tiburzi también participó en las acciones que se realizaron junto a la fundación Un Techo para mi País y puntualmente en el epílogo del terremoto que golpeó al país andino en febrero de 2010. “Llevamos a cabo múltiples actividades, sobre todo de construcción de casas mediaguas, que son viviendas muy precarias hechas de madera. En tres meses construimos 300 casas gracias a los voluntarios de la empresa y a las donaciones de material. En ese entonces, yo coordinaba las actividades y también era voluntario”, indica. Para cuando regresó a la Argentina, la RSE, la sustentabilidad, el trabajo colaborativo y el voluntariado eran, para Tiburzi, parte de un vocabulario cotidiano.

El modelo

Masisa es una empresa multilatina, con una facturación de 1200 millones de dólares. En la Argentina desde 1992, es una empresa productora y comercializadora de tableros de madera en Latinoamérica. Cuenta con una planta industrial con más de 50 mil metros cuadrados cubiertos y 70 mil hectáres. Con una facturación de unos 185 millones de dólares, sus principales productos son los tableros MDF, MDP, de partículas PB y melamínicos. Además, comercializa otros productos complementarios como madera aserrada y molduras MDF. “Nuestro canal de distribución es a través de Placa Centro, una franquicia que vende nuestros productos y que tiene una muy buena distribución geográfica en la Argentina. Desde nuestro país también manejamos los negocios de Uruguay y Paraguay”, detalla Tiburzi.

La empresa cuenta con diez complejos industriales distribuidos en Chile, Argentina, Brasil, Venezuela y México, y posee una capacidad instalada de más de tres millones de metros cúbicos anuales para la fabricación de tableros; casi dos millones para recubrimiento de tableros con papeles melamínicos y folios, y 36 mil para recubrimiento con pintura. Además, tiene una amplia variedad de productos para las industrias del mueble y la arquitectura de interiores, los cuales son elaborados bajo estrictos controles de calidad y altos estándares ambientales y sociales.

Esos controles son fundamentales para la gestión de sus actividades y se extienden a toda la cadena de valor. “Masisa entiende la sostenibilidad como el aporte que podemos hacer para el desarrollo de los pueblos; apuntamos a utilizar los recursos actuales sin generar problemáticas para futuras generaciones”. Y esta concepción se materializa en la filosofía de triple resultado de la compañía: ambiental, económico y social.

Si bien la empresa no posee un departamento de RSE como tal, sí hay encargados que representan esa temática en cada una de las diferentes áreas que tienen sus programas específicos y que responden, en última instancia, a Tiburzi. “En la Argentina yo soy quien se ocupa de la gestión de temas de RSE, el seguimiento de los programas y grupos de trabajo, el impacto global, etcétera”. En tanto, cada uno de los gerentes responde por el triple resultado de su área de operación, y los resultados e indicadores se vuelcan en un Sustainability Score Card, una suerte de seguimiento de metas sustentables. “A nivel local tenemos un consejo de desarrollo sostenible que revisa los programas de cada área”, agrega Tiburzi.

Estructura sostenible

Los programas de RSE que Masisa Argentina lleva a cabo están orientados a trabajar principalmente sobre dos pilares con metas a 2025: calentamiento global e inclusión. “Son dos pilares en seis áreas clave, que son seguridad, diferenciación a nivel del mueble, inclusión de mueblistas, productividad de bosques, consumo de energía fósil y residuos a disposición final”, subraya el directivo.

Para cumplir con estas metas se trabaja sobre diferentes ejes. El primero de ellos es el cuidado ambiental. “La empresa tiene diez reservas naturales con más de 9000 hectáreas en las provincias de Entre Ríos y Corrientes. Elegimos estos lugares luego de realizar evaluaciones sobre flora y fauna, y estudios con imágenes satelitales”, dice Tiburzi. Estas reservas no poseen fines turísticos, sino conservacionistas y educativos. Por otra parte, en este eje también se consideran dos iniciativas más, una relacionada con los líquidos y otra con la energía. “Contamos con un programa que se llama Efluente Cero en una planta de tratamiento en Concordia que opera con efluente líquido. Gracias a él, el ciento por ciento del agua se procesa y se reutiliza”. En cuanto a la parte energética, la empresa posee calderas a base de biomasa que permiten abastecer con energía renovable a todas las líneas productivas. “El ciento por ciento de la energía calórica se genera a partir de la biomasa. De esta forma logramos reducir el consumo de gas natural y generamos toda la energía necesaria para el proceso industrial. Además, apuntamos a reducir emisiones de dióxido de carbono y combustibles fósiles”.

El segundo eje es formación y desarrollo, y está subdividido en tres aristas. La primera de ellas compete a los proveedores, que, la empresa considera, deben ser confiables y fidelizados. “Es uno de los pilares de nuestra gestión”, asegura Tiburzi. Desde 2012 iniciaron el Programa Desarrollo de Proveedores, donde se brindan herramientas de management y gestión estratégica. “Desde Masisa capacitamos a dueños y representantes de las empresas con el fin de brindarles herramientas para una mejor gestión como pymes y así obtener mejores resultados”. Estos representantes, según comenta el directivo, fueron seleccionados por áreas. “Tenemos un programa de proveedores críticos y ya capacitamos alrededor de diez por año”. También se trabaja en la integración de la cadena de valor a través de los aserraderos para que provean fibra de madera a la unidad industrial y así eliminar un desperdicio de su industria.

La segunda arista es Red M, un programa de relacionamiento de cursos gratuitos para carpinteros en el que se brindan herramientas fundamentales para el oficio. Los asistentes pueden continuar con su capacitación en carpintería avanzada, gestión del negocio y técnicas de marketing y venta. Todas estas acciones tienen como objetivo generar inclusión y construir la comunidad de carpinteros más grande de la región. “La inclusión es uno de nuestro pilares hacia 2025 –comenta Tiburzi–. Nuestro objetivo es integrar a los carpinteros a la gestión social y que, a través de la cadena de valor, se garantice su crecimiento. Desde 2011 ya capacitamos más de 50 mil personas de nuestra red estratégica. Como resultado logramos mejorar el costo, los tratamientos y la calidad de respuesta, y eso permite un producto de mejor valor. Es un modelo beneficioso para todos”.

La última pata de este eje involucra a las comunidades vecinas donde se realizaron encuestas, se creó una vinculación con las escuelas y se brindaron capacitaciones en temas medioambientales a docentes, profesionales y alumnos. “Con comunidades tenemos un gran relacionamiento. Hicimos aportes en mobiliario, ayudamos a gestionar créditos y focalizamos nuestras acciones en la seguridad laboral, un tema de alta preocupación. Donde invertimos en mejoras y capacitaciones logramos uno de los mejores indicadores de la industria en cuanto a la prevención de accidentes”.

El tercer eje tiene que ver con los productos y servicios de la empresa. En este sentido, Masisa es la única compañía en Latinoamérica en elaborar el ciento por ciento de los tableros conforme a la norma E1 de baja emisión de formaldehido, y así cumple con el más alto estándar internacional. Además, sus bosques cuentan con la certificación FSC® y sus tableros son los únicos en el país que están certificados bajo la norma IRAM de calidad. Además de contar con las auditorías de la entidad certificadora, también poseen grupos de auditores internos. “El total de nuestra producción está certificado con la norma más estricta. También contribuimos con la puntuación Leed, una certificación a través de la cual cada producto que hacemos y que se incorpora en la edificación suma puntos y eso permite tener edificios verdes. Además, somos parte del Green Building Council, que certifica nuestros productos para que sean utilizados en edificios Leed”. En este sentido, la mayoría de las oficinas nuevas que se construyen están enfocadas en tener la certificación Leed; “un 80 por ciento de ellas”, según estimaciones de Tiburzi. Masisa fue pionera al adherirse al Pacto Global en 2006 y es una de las diez empresas que le envía comunicaciones continuas acerca de sus programas.

Dentro del mismo eje y a nivel logístico, la compañía trabajó durante dos años en pos de la innovación y la eficiencia en conjunto con Tasa Logística y otras empresas para el desarrollo y la implementación a nivel nacional del proyecto Bitren. Esta iniciativa es un nuevo concepto en vehículos de transporte de carga con tecnología desarrollada para la máxima seguridad del vehículo en ruta, que permite transportar en un mismo viaje hasta un 80 por ciento más de la carga de un vehículo convencional, pasando de 30 a 54 toneladas. “Gracias a este proyecto logramos una reducción de las emisiones, del consumo y del uso de nuestras rutas. Aunque hay mayor cantidad de carga, el impacto es menor”, señala Tiburzi, quien está convencido de que el mejor resultado de las acciones en RSE es cuando se alinea el foco del negocio con la gestión ambiental.

El último de los ejes en los que trabaja Masisa está relacionado con los colaboradores. “Tenemos 480 colaboradores directos y 1200 en total (entre directos e indirectos). Para nosotros la gestión es transversal, sin importar en la categoría que se desarrollen”, aclara. Las políticas de contratación de la empresa priorizan la selección de personas que vivan en la zona donde opera. “Más del 80 por ciento de los colaboradores son de Entre Ríos y Corrientes”, explica Tiburzi. En esos lugares, se llevan a cabo campañas de salud y seguridad, y se contribuye a la formación, el desarrollo y la retención de los colaboradores. Además, la compañía realiza anualmente la Encuesta de Engagement para conocer cuáles son los aspectos más valorados por los colaboradores, sugerencias y oportunidades de mejora. “Lo hacemos desde 2008 porque nos interesa contar con empleados motivados y lograr una conversación sobre cómo tener un mejor lugar para trabajar”.

Cultura, RSE y futuros proyectos

Entre las actividades extracurriculares de Masisa está la participación en Casa FOA desde hace 15 años. En la edición 30 de esta exposición anual, la empresa presentó el Foyer Masisa, una instalación en enchapado melamínico roble americano creada por Julio Oropel y José Luis Zacarías Otiñano. “Es una característica de nuestra empresa en la Argentina estar ligados a la cultura, el diseño y el interiorismo, y tener un rendimiento de mucha calidad con sus referentes. Por ejemplo, el año pasado participamos en la renovación del auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes con productos nuestros”, recuerda Tiburzi.

Según comenta, el lanzamiento de sus productos de este año fue muy exitoso. “Una de nuestras características es el desarrollo de productos innovadores de calidad para la construcción de espacios interiores, lo cual sumamos a atributos de RSE”.

En cuanto a los empleados, se realizan dos actividades exclusivas de voluntariado por año: las campañas de invierno y de Navidad. En la primera se junta ropa y mantas que se distribuyen en hogares de bajos recursos, y en la segunda se recolectan juguetes para los niños de escuelas carenciadas.

Las políticas internas de la empresa también la llevaron a participar de la campaña de tapitas para el Hospital Garrahan, a realizar la separación de residuos, a aplicar la metodología japonesa 5S para las oficinas (en materia de orden y limpieza), a pegar calcomanías que rezan “Apagá la luz cuando no la necesites” y “Cerrá bien la llave (de agua)” en las oficinas y los baños, a la promoción de alimentos saludables in-house con frutas y jugos, y a favorecer las prácticas de ejercicio con convenios en gimnasios y horarios flexibles para concurrir a esos establecimientos. “Si uno no es consecuente en su cotidianeidad, las cosas no funcionan bien. Si la gente no está motivada, el resto no funciona. Es una cascada que te brinda un lineamiento”, sentencia Tiburzi.

A principios de noviembre, Masisa fue invitada a participar de la gira de la New Generation Plantation (NGP) para dar a conocer su modelo de gestión de los bosques “a través del cual optimizamos el uso de los suelos, lo que se conoce como productividad silvícola”.

En 2016 la empresa hará el lanzamiento del Masisa Lab, un laboratorio de innovación donde se integrarán el desarrollo de nuevas ideas y nuevos negocios, y el fortalecimiento de la relación con el diseño, el interiorismo, la arquitectura y otros sectores similares para la cocreación de nuevos productos. “Esto ya existe en Chile y México, y forma parte del modelo de innovación de la empresa. Gracias a esto vamos a tener plena interacción”, resume.

FICHA PERSONAL

Luciano Tiburzi

Colegio: Escuela primaria en Lasalle de Santa Fe; escuela secundaria en una escuela industrial.

Universidad: Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Posgrados: MBA (UNL), Advanced Managemente Program (AMP) en la Business School de Santiago de Chile, estudios en la empresa Kellogg (Estados Unidos).

Idiomas: Inglés.

Hobbies: Piano, tenis.

Tu héroe de ficción favorito: Superman.

Palabras o frases que usás más: “Las cosas caen por su propio peso”.

Lo que te hace reír: Mis hijos.

Lo que más disfrutás: Leer cuando tengo tiempo. Leo de todo, casi siempre dos o tres libros a la vez. Tengo un libro en mi bolso de viaje y otro en mi casa.

Lo que más te gustó hacer en tu vida: Tomar la decisión de salir de la Argentina. Primero a Venezuela y después a Chile.

 

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