Existe un importante consenso entre los economistas sobre la generación del empleo y el ingreso de las familias en las próximas décadas, estará mucho más ligada a los pequeños emprendimientos que a la gran empresa.
En Argentina las PyMes representan más del 60% del empleo y el 45 % de las ventas totales de la economía. La «gran empresa» multinacional integrada verticalmente- generadora masiva del empleo en el siglo XX– prácticamente ya no existe.
En la Ciudad de Buenos Aires el 97% de las empresas son PyMes y están radicados allí uno de cada cuatro emprendimientos existentes en el país. Por ello la Ley de la Ciudad Nº 3252 estableció el Día del Emprendedor Porteño, que este año se celebrará el próximo viernes 18 de noviembre.
Como cada año estas celebraciones incluyen capacitaciones, talleres, incubadoras de proyectos, étc. Esto se debe a que, desde la definición de la idea hasta su puesta en marcha, la capacitación es uno de los pilares fundamentales que apuntalan a los emprendedores. El Prof. Julián D´Angelo, especialista de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en RSE y Emprendedorismo, analiza cómo esta situación repercute en el campo de la educación superior.
“Este fenómeno creciente del emprendedorismo, está muy presente en la formación profesional de los jóvenes. Muchos estudiantes universitarios se forman, ya no para trabajar en una gran empresa o en un gran estudio, sino para tener su propio emprendimiento. En los millennials está claro que desconfían de un trabajo para toda la vida. Las nuevas generaciones no quieren trabajar más de dos o tres años en la misma empresa. Sea porque la empresa cambió su forma de ser, o sea por el perfil que traen las nuevas generaciones, cada vez más se estudia pensando en generar el propio emprendimiento”, analiza el especialista.
Emprendedor que fracasa vuelve a emprender
Entre los problemas fundamentales que enfrentan los emprendedores encontramos la falta de acceso al crédito, casi el 40% de los fracasos se deben a éste motivo, y a las dificultades en la formulación propia del negocio. De ahí que las políticas públicas vinculadas al emprendedorismo prioricen las líneas de ayuda, con créditos y subsidios, además de la capacitación.
“Siempre se consideró que el sector privado es el innovador, dinámico y competitivo, mientras que el Estado solo intervenía en el mercado para subsanar posibles fallos en el desarrollo de sus actividades. Pero el Estado no sólo debe actuar como solucionador de fallos de mercado, tiene que actuar como emprendedor y creador de mercados. El Estado debe financiar ciencia básica, ciencia aplicada, desarrollo y comercialización de producto” afirma el Prof. D’Angelo, al tiempo que señala como positivas algunas acciones de la actual gestión nacional como el proyecto de Ley de Emprendimientos elevado hace unos meses al Congreso.
Según el Monitor Global de Emprendimientos (GEM) Argentina, registra la tasa de generación de emprendimientos más alta de la región, aunque en 2014 la Tasa de Actividad Emprendedora fue sólo del 14 %, lo que mostró una fuerte caída respecto al 21% de 2011, subiendo al 17,7% en 2015.
“En los últimos dos años se registró en la Ciudad de Buenos Aires un mayor número de cierres de empresas que de aperturas, afectando mucho más severamente a los emprendimientos industriales, que vienen mostrando esta tendencia en forma ininterrumpida desde el año 2009. Con igual tendencia en el total país, desde el 2011 la creación de pequeños y micro emprendimientos nos dejó un saldo negativo de casi 4000 establecimientos menos en Argentina. A esto debemos sumarle también una alta tasa de fallecimiento. La mayoría de los emprendimientos, casi el 80%, no llega a los dos años de vida. Pero debemos tener en cuenta que, el emprendedor cuando fracasa vuelve a emprender”, resume D´Angelo.