Diego Pando fue el fundador de Bumeran y es el cofundador de Digital House, el ámbito académico en el que se están formando las nuevas generaciones de profesionales digitales para que imaginen, innoven y creen nuevas realidades. Producto del estudio, la experiencia, el trabajo y los valores que la vida le fue imprimiendo, su ser está basado en una lógica concreta, lejos de las fantásticas historias de los unicornios.
¿Qué significa para vos la palabra “emprendedor”?
Ser emprendedor es ir en búsqueda de tus propios sueños, pero no quedarte únicamente en la búsqueda, sino ir por la realización. Es la posibilidad de poder implementar lo que te moviliza, lo que te motiva. Todos los que se levantan a la mañana con el fin de realizar sus sueños son emprendedores. Cada uno en su temática, en su metro cuadrado, haciendo lo que le gusta. Para mí eso es ser un emprendedor.
¿Cómo colabora la tecnología para que ese emprendedor logre alcanzar sus sueños?
La tecnología rompe barreras y te da herramientas para poder desarrollarte de una manera más rápida, más competitiva que por otras vías. Te permite rápidamente ser competitivo y plasmar una idea. Soñar en grande, que es un poco lo que me moviliza a mí. Lo bueno que tiene la tecnología es que es comunitaria, es decir que quien más sabe comparte sus conocimientos. Nadie puede desarrollar nada, tecnológicamente hablando, si está solo. Siempre necesitás de alguien que te dé una mano. Porque el que sabe de programación quizás no sabe de producto o de diseño.
Al momento de ofrecerle un trabajo a alguien, ¿considerás que las nuevas generaciones priman el dinero o la flexibilidad de tiempo?
Yo creo que todos nos dimos cuenta de que el tiempo es lo que más rápido se nos va. Pero quizás también creo que los jóvenes subestiman un poco el futuro. Son de ir a muchos lugares en poco tiempo y no terminan estando en ninguno. Quieren hacer todo sin consecuencias. Hay que tener cierto compromiso, vocación, y pensar a largo plazo, si no uno quema etapas. Pero si vos te pasás la vida pensando que todo se soluciona fácilmente, llega un momento en el que se acabó y ahí te encontrás con una pared. Todos tenemos una pared, no importa quién sea.
¿Qué es para vos la RSE?
Es devolver algo de lo que me dieron. Ser agradecido de la suerte que uno tiene, de hacer lo que le gusta, de tener una familia sana, de poder educar a los hijos bien, de enseñarles valores. Yo creo que eso hay que devolverlo. Y para mí, esto es una manera de poder concientizar que si vivimos mejor en comunidad, podemos ser mejores personas. Y hay muchísima gente que tiene un montón de problemáticas; y si pudiéramos darles una mano, nos daríamos cuenta de lo bien que nos hace a nosotros. Yo creo que la RSE está en lo que nos dan a nosotros a cambio, es un búmeran, va y viene. Hay que ser consciente de dar y recibir, brindar tu cabeza, tu conocimiento. La recompensa del hacer es mucho más linda que la económica.
¿Qué opinás de la frase que reproducen muchos jóvenes “Toqué techo” a la hora de cambiar de trabajo?
Yo mismo me pongo varas y me doy cuenta hasta dónde quiero llegar. Pero eso no quiere decir que tenga techo, porque para mí no hay techo, porque mañana aparece algo totalmente distinto a lo que estoy haciendo que me lleva a otro nivel de satisfacción. Vos tenés que encontrar la manera de que todo lo que hacés te sirva. Cuando no te sirve más, no es que tenés un techo, sino un problema. Debés preguntarte qué estás haciendo con tu vida, qué es lo que te gusta, por qué estás ahí. Si vos nos estás en un lugar en el que te sentís ciento por ciento representado, estás perdiendo el tiempo. Porque el tiempo es lo único que se te va. Y cuanto más grande te ponés, peor. Entonces el tema es qué hacés con tu tiempo. Si no estás contento, tenés que ir en búsqueda de eso que te haga brillar, sentirte pleno, porque la vida es una. Para mí el tiempo es fino y hay que dedicárselo a las cosas que realmente valen la pena. Entonces, no existe el techo.
¿Cuál es el invento que te hubiese gustado patentar a vos?
A mí me hubiese gustado ser médico. Pero no tenía la constancia de sentarme a estudiar durante muchas horas. Me gusta mucho la cirugía, y de hecho tengo una hija que quiere estudiar eso. Me hubiese gustado haber descubierto algo que salvara vidas, como lo hizo el Dr. René Favaloro.