“Ezeiza está alimentado totalmente con energías renovables”, Daniel Ketchibachian, CEO de Aeropuertos Argentina

Al terminar el colegio secundario, Daniel Ketchibachian tenía en claro dos cosas: que quería seguir la carrera de Administración de Empresas y que deseaba trabajar en una gran compañía. Antes de cumplir 18 años, logró ambas: al tiempo que se inscribía en la Universidad de Buenos Aires (UBA), un conocido que trabajaba en Aeropuertos Argentina, el grupo de Eduardo Eurnekian, le dijo que había un puesto vacante. Mandó currículum, pasó las cinco entrevistas y el test con la grafóloga, y empezó sacando fotocopias en la compañía del grupo del que nunca se fue. “Estudiaba en la sede de Drago, así que tomaba tren, subte y combi; llegaba tarde a veces, pero la verdad es que era lo que quería”, dice entusiasmado.

Hoy gerencia todas las actividades de los 35 aeropuertos que tiene el grupo en la Argentina. Por ellos pasaron, en 2024, 43 millones de personas y 210.000 toneladas de carga.

“A nivel ambiental, es una industria injustamente criticada –dice Ketchibachian–, porque cuando se mide el impacto, también hay que tener en cuenta todo lo que contribuye la industria para hacer un país más sustentable. Por ejemplo, durante la pandemia”. Precisamente, el reporte de sustentabilidad de la compañía sobre el COVID-19 ganó el Premio al Emprendedor Solidario y fue considerado el Mejor Reporte Social de Empresas de Argentina por parte del Foro Ecuménico Social. En esa edición, se informaba sobre la sostenibilidad del negocio y la preparación de los aeropuertos para el reinicio de las operaciones, con prioridad en la salud de los equipos de trabajo y la seguridad de los pasajeros.

¿Cómo se desarrolló tu carrera en la empresa?

Estoy desde abril del 2000, hace poco más de 24 años. Empecé en el área comercial de Ezeiza. Estaba buscando cualquier tipo de trabajo y me tocó esta oportunidad, que fue espectacular, porque yo siempre tuve un perfil comercial. Si me hubiesen ofrecido otra área, también la hubiese aceptado, pero esta fue ideal. Después nuestro Director Comercial pasó a LAPA [Líneas Aéreas Privadas Argentinas] y me llevó. Esa compañía aérea fue propiedad del grupo durante un tiempo, después del accidente. A mí me sirvió para saber lo que era una línea aérea. En ese momento tuve la oportunidad de ir a Armenia. El grupo tenía un aeropuerto allá, yo hablo armenio.

¿Tus padres o tus abuelos son armenios?

Mis abuelos. Vinieron de Armenia a la Argentina cuando eran chicos, yo fui a un colegio armenio. Iba a ir solo seis meses para no perder materias en la facultad y terminé quedándome ocho. Perdí un cuatrimestre, pero fue una experiencia espectacular, me contacté con los más altos de la empresa: Eduardo Eurnekian me conoció. Pasé de ser un chico nuevo a manejar una parte de la empresa allá, un desafío enorme. Cuando volví, ya tenía nombre y apellido, y era más fácil que me aparecieran oportunidades. Entré a manejar una unidad de negocios que se llama Shop Gallery, fui Gerente General, después pasé por los free shop que teníamos, manejé el área comercial de países que habíamos ganado, luego me fui a Uruguay cuatro años. Entonces empezamos a participar en Brasil, yo hablaba portugués y me ofrecí. Ganamos Natal y Brasilia, y me ofrecieron quedarme en Brasil como Director Comercial de las operaciones de ese país. Luego fui Vicepresidente y Presidente, estuve siete años. En 2017, Martín Eurnekian tomó el lugar de Eduardo en la presidencia de Aeropuertos, me preguntó si quería volver a la Argentina. Yo ya quería volver, entre Uruguay y Brasil había estado más de diez años afuera, y volví como Gerente General de Ezeiza. En septiembre de 2019 pasé a ser el CEO de la compañía.

¿Hoy en qué países tienen presencia?

En seis: Argentina (35 aeropuertos en todas las provincias), Uruguay (Montevideo, Punta del Este y seis aeropuertos limítrofes, con una concesión nueva que dio el gobierno uruguayo), Ecuador (Guayaquil e Islas Galápagos), Brasil (solo Brasilia, que es el tercero en dimensión de Brasil, con 20 millones de pasajeros; Natal lo devolvimos), Italia (Pisa y Florencia) y Armenia (dos aeropuertos). Estamos participando en algunas licitaciones en África y en América, el grupo intenta crecer siempre.

Marcelo Bujan, Gerente General de Aeroparque; Estanislao Aleman, Gerente General de la Región Este; Martín Guadix, Director de Operaciones; Patricio Benegas, Director de Administración y Finanzas; Verónica Rodríguez Bargiela, Directora de Recursos Humanos; Daniel Ketchibachian, CEO; Lucas Pérez Monsalvo, Director de Infraestructura; Sergio Rinaldo, Director de la Región Oeste; Federico Laborde, Gerente General de Aeropuertos Argentina Cargas; Cecilia Raimundo, Directora de Data y Costumer Intelligence; y Jorge Rosales, Director de Asuntos Corporativos.

¿Qué cantidad de personas pasan por los aeropuertos en la Argentina?

En 2024 pasaron 43 millones de personas. Es verdad que se cuentan doble, pero se cuentan así, hay personas que viajan mucho. Y 210.000 toneladas de carga en la terminal de cargas de Ezeiza. Todo el comercio exterior argentino aéreo pasa por la terminal de cargas. Nuestra división de Cargas es la más importante del país.

¿Cómo se conforma el equipo en la Argentina?

Martín Eurnekian es Presidente y también el CEO de Corporación América Airports, que son todos los aeropuertos del mundo, en los seis países. Contamos con un equipo directivo conformado por unidades de negocios, según la división del país: Centro (San Fernando, Aeroparque), Ezeiza, Cargas, Este y Oeste. Después tenemos las áreas de especialidad: Relaciones Institucionales y Prensa, Recursos Humanos, Finanzas, Business Intelligence, Operaciones e Infraestructura, y Legales.

Y vos manejás todo…

Ellos manejan todo, yo acompaño [risas].

El reporte de sustentabilidad fue premiado por el Foro Ecuménico en la edición de la pandemia. ¿Desde cuándo lo hacen y qué significa para ustedes?

Lo hacemos desde 2010. Le damos mucha importancia, fuimos de los pioneros en el país. Es profundo y le dedicamos mucho, porque consideramos el impacto que generamos en las comunidades de todo el país. Un aeropuerto cambia la realidad. Inauguramos, por ejemplo, uno en Santa Rosa. Uno llega y dice “Qué orgullo este aeropuerto”. Es una ciudad chica, hay seis vuelos por semana de aeronaves pequeñas. Sin ese aeropuerto, no podrían desarrollarse, viajar. Por eso le damos lugar a la sustentabilidad ambiental, pero también al impacto social.

¿Cuáles son los principales puntos del reporte?

Por un lado, el medio ambiente. Es una industria muy criticada, para mí injustamente. Se vio en la pandemia: sin nuestra industria, no hubiesen llegado los medicamentos, los repatriados, hubo pueblos que se morían por falta de turismo. Todo eso hay que evaluarlo a la hora de criticar lo que obviamente genera en el medio ambiente, que en la industria se está trabajando, pero los resultados no son inmediatos. Uno no puede pasar de una matriz energética a otra en tres años, pero sí tener un norte. En los aeropuertos empezamos a medir todo, buscamos reducciones, hacemos consumo eficiente de energía. Ezeiza está alimentado totalmente con energías renovables. Además, la industria lo requiere. Tenemos que salir muy fuerte a defendernos y más en Europa.

Por otro lado, está el tema social. Tal vez lo más notorio sea el Hospital de Ezeiza Dr. A Eurnekian, donde se atienden más de un millón de personas por año. Somos superpartícipes, en todo sentido. Al estar en Ezeiza, apoyamos el hospital del lugar. Cualquier accidente de relevancia va a ese lugar.

En todo el país tenemos acciones sociales de diferente índole: con educación, programas de trabajo con la gente. Medimos todo para el reporte, incluso las vidas impactadas. Nuestra gente se compromete, no hacemos solo transferencias de dinero. Algunos van como voluntarios, se sienten bien en hacerlo. A uno le gusta que la empresa en la que está se preocupe por el ambiente.

Este año realizaron alianzas, por ejemplo, con Unplastify, para la reducción de plástico.

Sí, son temas de largo plazo, nos ponemos objetivos de reducción concretos. Y por las normativas, nos auditan empresas de primer calibre. No es solo buena voluntad, es algo hacia donde el mundo va. Lo quiere ver la gente, lo quiere ver el inversor. Obviamente, no se puede hacer de golpe, la empresa necesita que los costos la acompañen, al país no le sobra nada.

¿Cuáles son las medidas que han tomado para los chicos con trastornos del espectro autista (TEA)?

Prestamos especial atención a ese tema. Pasa mucha gente por los aeropuertos. Cuando uno escucha los casos, se dice que es lógico tener un área para ellos, no se puede no hacer. Atendemos también a los no videntes, a los que están en silla de ruedas. Cada año vamos sumando asistencias especiales. Estamos por inaugurar una sala de calma en Ezeiza, para los chicos con autismo. No tiene sonidos ni nada que los apabulle, hasta la hora del vuelo.

¿Cómo es el trabajo con los jóvenes profesionales?

Todos los años formamos jóvenes profesionales, los llamamos “camada del año”. Eso trae sangre nueva a la empresa. Va un director nuestro a distintas universidades del país y habla de la empresa, los incentivamos a que vengan. Vamos a San Andrés, Di Tella, Universidad de Cuyo, de Salta, Austral. La nuestra es una industria atípica. Los ingenieros buscan trabajar en una automotriz o en una de combustible. Nadie dice “Quiero trabajar en un concesionario de aeropuertos”. Necesitamos más ingenieros que comerciales. Hay muchas operaciones, mantenimiento. Por ejemplo, ¿sabés cuántos artefactos hay en Aeroparque, contando mingitorios, inodoros y bachas? 9200. Administramos ciudades. Ezeiza es una ciudad y pasa gente todo el tiempo.

También becamos gente nuestra. Tenemos un programa que se llama Women in Aviation, mediante el cual damos becas a mujeres que quieran ingresar a Ingeniería, porque es lo que más necesitamos nosotros y donde menos mujeres hay. El objetivo es incorporar mujeres en distintas áreas, y por eso hacemos becas y campañas.

¿Cómo manejan la diversidad de gente en la compañía?

El año pasado fuimos premiados como una de las 20 mejores empresas en donde la gente elige trabajar en la Argentina. Es un superorgullo. Aunque incorporamos gente joven, nos premiaron por ser de las mejores empresas para gente de más de 50. Ese blend es todo: el que recién empieza y trae ideas nuevas con el que ya lo hizo y tiene la experiencia. Así se construyen las empresas, con esa diversidad. Somos tan federales que no podríamos quedarnos con una visión, por eso ayuda a que la gente vea eso y quiera trabajar con uno.

Hubo un cambio importante en las concesiones de comida. ¿Por qué tomaron esa decisión?

Hace un par de años hubo nuevas políticas de transformación de aeropuertos. Había muchas marcas blancas de café, de hamburguesas. Eran locales gastronómicos hechos para aeropuertos. El problema era que nadie sabía cuánto valía un café. Decían que el aeropuerto era caro, pero no había referencias. Entonces decidimos traer marcas que cobraran en el aeropuerto lo mismo que afuera: Starbucks, MacDonald’s, Burger King, La Panera Rosa, Möoi, etc. Así, al poner precios en la calle, damos tranquilidad a la gente. Las ventas subieron y la satisfacción también. Es un proceso continuo, pero ya está en un 95 por ciento. Son marcas en que la gente confía, sabe qué productos tiene y sabe lo que valen.

¿Qué balance hacés del año 2024?

Positivo. A nivel de turismo internacional, lo hemos mantenido; a nivel doméstico, quizá estamos un poco abajo, pero se trató de un año de transición, como siempre lo es el primer año de gobierno, por lo cual al no haber grandes alteraciones, nos damos por satisfechos y seguimos apostando al potencial de crecimiento de este país. Es un país muy poco conectado históricamente. Comparado con otros, la conectividad que tenemos por habitante es baja. Todo lo que hacemos es continuar invirtiendo para que, cuando venga la demanda, estemos preparados, porque lo peor que puede pasar es que la gente quiera viajar y no tengamos pistas ni terminales. Debemos llegar antes. Una pista, un aeropuerto tarda como mínimo dos años en construirse. Tenemos que entender por dónde va a venir el crecimiento, en dónde trabajar. Para eso contamos con un equipo muy hábil que planea invertir inteligentemente en el país.

¿Qué proyectos tienen para 2025?

Estamos lanzando un plan de inversión muy grande, de aproximadamente 500 millones de dólares, a nivel federal. No sirve poner plata solo en Ezeiza, la gente viaja por todo el país y es una función federal. Estamos armando un plan para cambiar equipamiento, cambiar artefactos, agregar sistemas de iluminación, como el de Aeroparque, que es muy nuevo. Estamos también ampliando la seguridad. Hace poco IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) distinguió a la Argentina por las políticas federales y la calidad de la infraestructura. Estamos superorgullosos.

En los últimos cinco años invertimos mil millones de dólares. Los que realmente saben de esto lo valoran, porque es una concesión privada.

Además, estamos buscando mercados externos. No es fácil, porque tiene que haber una licitación, y las licitaciones son muy políticas, demoradas. A veces nos pasa que la inicia un gobierno, estamos por participar, cambia el gobierno y la baja. Yo estuve seis meses en esa área y es frustrante trabajar y que después no salga. Pero bueno, así también ganamos operaciones y estuvimos contentos. Estamos obligados a crecer, hay países que nos llaman para participar. En algunos no podemos por plata, porque hay grupos europeos que tienen mucho más acceso a capitales que nosotros. Cuando competimos por habilidad o por proyecto, es más fácil.

¿Qué objetivos de sustentabilidad tienen para 2025?

Continuar con todo lo que venimos haciendo. Tenemos un grupo de expertos que están tomando decisiones constantemente, midiendo todo y buscando las mayores eficiencias desde el área de Infraestructura. Cuando diseñamos el aeropuerto, ya lo pensamos para reducir el consumo. Tenemos planes de reducción muy grandes. Estamos intentando también integrar paneles solares en algunas ciudades, ese es un vertical fuertísimo. También con la huella hídrica, con la reducción de consumo de plásticos, con el cambio de equipos por otros más eficientes. Premiamos a la gente por sus logros y también lo hacemos en reducción energética, tienen objetivos que cumplir. Ezeiza tiene un acuerdo con Genneia de contratos de suministro a largo plazo (PPA). Nosotros les compramos, ellos producen.

Nuestro gran emblema de sustentabilidad es el Aeropuerto Ecológico de Galápagos. Cuenta con ciento por ciento energía renovable. Allí no hay energía eléctrica, es todo solar, no hay aire acondicionado, hay ventiladores especiales. La entrada de aire, los materiales, todo fue pensado especialmente. Estamos orgullosos y ganamos muchos premios por ese aeropuerto.

Skip to content