Desde 2007, cuando Grupo Bio dio los primeros pasos, transcurrieron 16 años, pero también pasaron una pandemia, un cambio de mentalidad en relación con lo que significa que una empresa sea sustentable, muchas publicaciones y eventos dedicados a preservar el ambiente y generar conciencia, y la creación de varias consultoras de comunicación con mirada ecológica.
PRESENTE habló con el equipo del Grupo Bio, compuesto por Greenbondi, una agencia de comunicación de triple impacto; Bioguía, una comunidad digital de sustentabilidad; y la Bioferia, el evento especializado en este tema más grande de la región, para conocer cómo vivieron la explosión del movimiento verde y qué se siente haber sido pioneros en este cambio universal.
– ¿Cómo comenzó el Grupo Bio?
– Lucas Campodónico: El Grupo comenzó en 2007. No fue hace mucho, pero en sustentabilidad fue la prehistoria, literalmente, porque hasta 2009 no se hablaba del tema. Con una amiga empezamos con un proyecto que se llamaba Greca, en el que hacíamos trabajos con descarte de fábricas de botones y mujeres en situación de cárcel. Fue superpionero, porque hacía economía circular, era una empresa B, todo sin saberlo. Yo había estudiado Comunicación con Lucila Peró, y en una charla se nos ocurre hacer Ecomanía, una revista que queríamos que fuera el primer medio de sustentabilidad (y con el tiempo fue la primera revista colaborativa de sustentabilidad de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Perú). Nos interpelaba el tema, pero de una manera muy distinta a la forma en que se comunicaba, que era desde el miedo. No había un desarrollo del concepto de consumidor responsable. No era cool ser vegano, la gente no compostaba en su casa. No había políticas de sustentabilidad de las empresas, no era un tema directamente. Y entonces empezamos con Lucila esa revista en formato chiquito, recanchero, con diseño, donde había tendencias del mundo. Como no éramos Greenpeace y mostrábamos cosas buenas, no teníamos posibilidad de buscar financiamiento de donaciones. Y entonces se nos ocurrió hacer publicidad. Y ese fue nuestro primer encuentro con el mundo corporativo. Yo creo que ahí nace el Grupo Bio sin saberlo. Fue, de alguna manera, casi fundador del mercado de sustentabilidad o cofundador con un montón de otros actores. Nosotros íbamos a vender publicidad a las empresas y nos decían que les encantaba la revista, pero que no tenían nada para comunicar. Y nos frustrábamos. Entonces cofundamos con el mercado Greenbondi. Y a partir de ahí nos enfocamos en lo que hacemos hoy todos los días, que es promover la transición hacia un paradigma sustentable, pero apuntando a fortalecer las estrategias de implementación de multinacionales y gobiernos. La sustentabilidad, si te ponés a pensar, como know how, es sentido común. El mundo está muy mal porque perdió el sentido común.
– ¿Cómo fueron esos primeros tiempos del grupo?
– Lucila Peró: Hubo mucha convicción de nuestra parte y mucha visión, que fue lo que, de alguna manera, empujó el crecimiento, pero también creo que este se explica desde la aceleración de la agenda de sustentabilidad en los últimos años. Se volvió un tema cada vez más prioritario para las empresas. Antes era algo mucho más marginal en las compañías, con muy poco equipo e inversión, y con una visión muy filantrópica. Hoy es un eje estratégico del negocio, está en la mesa chica de las decisiones, y nuestro rol como agencia es acompañar a las empresas en el cumplimiento de metas sumamente ambiciosas y desafiantes de cara a 2030, a 2050, con una mirada global de las problemáticas. En general, nuestros clientes son compañías multinacionales con metas globales, pero que necesitan un acompañamiento a nivel local en el desarrollo de planes de acción para lograr esos desafíos que tienen por delante. Se requiere un acompañamiento en el mediano y el largo plazo, y ese know how es muy valorado. En muchos casos, nosotros conocemos más la estrategia de sustentabilidad de nuestros clientes que ellos mismos, porque hay un fenómeno de una altísima rotación en las compañías, y a veces tenemos que contarle al nuevo responsable qué se hizo hasta ahora y qué tenemos por delante. Y por eso también la regionalización de la agencia. Ese acompañamiento que venimos dando se puede dar a escala regional sin mucha dificultad, porque la agenda para las compañías en general suele ser la misma.
– ¿Cómo llegaron a participar en Bioguía?
– L.C.: Bioguía ya estaba como empresa, pero nos asociamos con quien la había fundado. A partir de ese medio, pasaron muchos años, y un día nos dimos cuenta de que teníamos que hacer un evento off-line por la necesidad del equipo, y también del proyecto, de conectarse con la comunidad, y se nos ocurrió armar Bioferia en 2018, que la empezó Valentín, quien ya trabajaba en algunos proyectos de Bioguía. Era, sobre todo, una fiesta de la sustentabilidad que reunía a todas las partes: emprendedores, empresas, ONG, gobiernos y, sobre todo, al público.
– ¿Cómo recibió el público la primera Bioferia?
– Valentín Abella: La primera Bioferia fue como lanzarse al vacío y ver si había agua cuando estábamos en el aire. La respuesta fue muy positiva. Vinieron más de 10.000 personas a un evento mientras se jugaba un River-Boca. Teníamos todo en contra, pero ahí, en la primera edición, validamos que había un montón de gente trabajando en una oferta consciente y un público que dejaba de ser de nicho y empezaba a ser mainstream, al que le interesaban estas temáticas y que alineaba su consumo con estos valores.
– ¿Cuánta gente asistió a la Bioferia este año y cuántos stands hubo?
– V.A.: A la última edición vinieron más de 45.000 personas, hubo más de 270 stands, desde el microemprendedor hasta empresas grandes, gobiernos. Muchos de esos stands los hicimos en alianza: nosotros hacíamos el evento y vendíamos la participación, Greenbondi desarrollaba la idea estratégica de comunicación y después implementaba la activación, y luego Bioguía lo amplificaba. Es donde vemos que el Grupo Bio hace una sinergia.
– ¿Cómo desarrollaron la presencia internacional en la Bioferia?
– V.A.: Tuvimos que dar de baja la edición 2020, que ya habíamos lanzado, por la pandemia. Y empezamos a preguntarnos cómo replicar esto y posicionarnos rápido en Latinoamérica, porque sentíamos que era necesario reunir a todos los que estaban trabajando en sustentabilidad y había una oportunidad a través de Bioguía de generar ese encuentro. Empezamos a buscar socios locales en cada una de las ciudades, a “manualizar”, a hacer procedimientos y empaquetar lo máximo posible la curva de aprendizaje. Y ahí lanzamos, en Uruguay primero, después en México, ahora en Paraguay, la idea de replicar Bioferia. Pero básicamente, con socios locales que desarrollan el evento y a los que nosotros les damos soporte de marca, de comunicación, comercial y, sobre todo, de consultoría.
– L.C.: Y, a su vez, también queríamos aprovechar esa red, de la cual somos parte y que está todo el tiempo latiendo. Porque no es lo mismo decir “Hago un evento en México” cuando no conocés a nadie que “Hago un evento en México y llamo a todos esos amigos con los que fui haciendo cosas durante mucho tiempo y ahora podemos hacer esto juntos”. Bioferia es casi como una fiesta de fin de año donde estamos todos.
– ¿Cuál es el diferencial del Grupo Bio?
– L.C.: Nuestro gran diferencial es que somos parte de esa escena, somos formadores. En esos nueve años, entre que empezamos la revista y la consultora y la primera Bioferia, siempre fuimos promotores de la escena sustentable. Y para mí es un orgullo personal. Cuando aparece un mercado nuevo, hay gente que entra porque hay una oportunidad comercial, pero después tenés los pioneros que son los que arman la oportunidad comercial. Entre 2009 y 2018 hicimos Festival Consciente con Lucila, cuatro ediciones que fueron la antesala para entender que Bioferia fue la versión mejorada. Entretanto, hicimos Río+Vos y sumamos 200 ciudades en el mundo. Fuimos en el 2012 a Río+20. Siempre hicimos las cosas no porque fueran un negocio, sino porque nos sentíamos activistas y había que hacerlas. Y, por nuestro perfil profesional, después terminamos transformando esto en una unidad de negocio porque somos un grupo de trabajo que vive de esto, pero siempre fue primero la causa y después el negocio. Todo el tiempo estuvimos trabajando para que esta escena, que hoy es muy grande, se siguiera agrandando. Hoy somos 70 personas trabajando, y Grupo Bio se está extendiendo a México, Paraguay, Uruguay. Trabajamos muy de la mano de todos los referentes de Latinoamérica.
– Después de la pandemia, ¿notaron un crecimiento de la sustentabilidad?
– Joy Schvindlerman: Creo que sí, que la pandemia fue un gran cimbronazo a nivel mundial y, en algunos casos, un despertar de conciencia general, aunque no tanto como nos hubiera gustado. Seguimos inmersos en un sistema que ve el crecimiento económico como fin y no como medio, entonces ciertas variables no las vamos a poder modificar. Pero sí creo que hubo dentro de las compañías un crecimiento de la preocupación por estos temas. Hubo una respuesta a una demanda cada vez más creciente de los consumidores que fueron adquiriendo mayor concientización, de los inversores, de los clientes, y todo eso apalancó un mayor tratamiento de la sustentabilidad de las empresas de abajo hacia arriba.
– ¿Cuáles son los proyectos que tiene el grupo este año?
– L.C.: Estamos pensando en la regionalización, tanto para Greenbondi como para Bioguía y Bioferia. Ya está pasando en los tres proyectos. Y después, nosotros somos, a nivel jurídico, distintas figuras y distintos equipos que, como socios, estamos muy alineados con Grupo Bio y siempre hay un trabajo de cultura para adentro. Si bien ya hay una cultura distinta por lo que hacemos, después hay que armar procesos e implementarla de manera profesional. Nos parece superimportante esto de ser tan sustentables para adentro como lo vendemos para afuera. Y además hay cosas específicas: tenemos la Bioparty, que es la fiesta de fin de año del Grupo Bio, pero que se extiende a todas las pymes y referentes y activistas de Argentina, y para mí es un evento que es feliz porque es sentirse parte de algo más grande. Este año, si ganamos una licitación para un espacio muy grande en Palermo, va a ser una especie de faro y foro de la sustentabilidad. Es un lugar para eventos que se suma a Bioguía y la idea es que sea un referente. En la pandemia cerramos nuestra oficina, así que esperamos que ese espacio sea también un lugar para volver a estar mucho más tiempo juntos. Son muchos años, pasaron muchas cosas, hicimos muchísimo, no paramos. Somos unos “manijas” totales.
– ¿Y para el año que viene?
– L.P.: Desde Greenbondi, tenemos permanentemente el desafío de estar capacitándonos y actualizándonos con la agenda de sustentabilidad, que es muy dinámica y compleja. Invertimos mucho tiempo en capacitar a nuestros equipos y vemos que los temas centrales que se están agudizando son carbononeutralidad y residuos, sumamente sensibles para la mayoría de nuestros clientes. El desafío constante es estar muy actualizados en cuanto a esa agenda, con foco en esos temas. Y un proyecto más concreto por parte de Greenbondi tiene que ver con abrir una oficina en México. Por el ritmo con el que venimos creciendo, para 2024 muy probablemente tengamos que abrir una oficina allá.