La bancarización, un ecosistema que genera posibilidades para todos

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Eduardo Hecker, Director General del Banco de la Nación Argentina (BNA), destaca la adecuación tecnológica en tiempo récord para facilitar las gestiones bancarias, incluir a quienes estaban fuera del sistema financiero y llegar a 10 millones de clientes entre empresas y personas.

En el Banco de la Nación Argentina, cada argentino cuenta. Así lo afirma el eslogan que acompaña el logotipo por los 130 años de vida de la mayor entidad financiera de nuestro país. Eduardo Hecker respalda ese eslogan con ejemplos, cifras, logros que lo enorgullecen y lo siguen inspirando a gestionar sin pausa. Hecker presidió la Comisión Nacional de Valores y el Banco Ciudad de Buenos Aires, fue Secretario de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad y Director Nacional de Financiamiento de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación. Hace menos de dos años asumió como Presidente del Banco Nación y transitó el inicio de su gestión en plena cuarentena estricta. Gran parte de sus 17.500 colaboradores trabajaban desde casa, las 750 filia- les estaban vacías y el mundo de la banca on-line requería eficiencia y precisión. La tecnologización del BNA pasó de ser inevitable a convertirse en un diferencial competitivo en niveles locales y regionales. Hecker asumió los desafíos: buscó lograr el desarrollo productivo, económico y social del Banco Nación en la sociedad argentina con convicción y pragmatismo. Su receta parece consistir en gestionar acotando los objetivos y detectando las necesidades de personas, pymes y empresas para resolverlas en forma simple. El Banco de la Nación Argentina, que fundó el Presidente Carlos Pellegrini en 1891, logró poner en marcha una optimización tecnológica que permitió sortear las dificultades de la pandemia a través de la inclusión financiera y el incremento crediticio para empresas.

¿Cuál era su vínculo con el banco antes de su nombramiento? 

No tenía un vínculo previo ni como cliente ni había trabajado allí. Lo conocía como una institución muy grande y potente. También sabía que el Banco Nación venía atravesando una crisis muy profunda en los últimos cuatro años antes de mi llegada y que iba a tener un problema para resolver.

¿Qué significa para usted estar al frente de la mayor entidad financiera de la Argentina?

Un gran desafío, un orgullo, me gusta mucho el trabajo que hago de gestionar el banco, es un gran desafío, porque el Banco Nación es el más grande de la Argentina, pero cuando nosotros llegamos el patrimonio neto del banco era poco más de la mitad del que había sido cuando asumió Melconian, en diciembre de 2015, con la misma cantidad de empleados y sucursales, y las mismas necesidades de atender y asistir a todos los clientes. Además, el banco se había desentendido de su rol financiero en relación con las pequeñas y medianas empresas. Esa fue la primera decisión que tomé: financiar a las pymes y bajarles el interés. La publicidad del banco era que pagaba las tasas de interés más caras para los plazos fijos. Decidimos bajar las tasas para bajar el costo de financiamiento de las pymes, por supuesto que lo hicimos en conjunto con la política económica oficial, con el Banco Central, que permitió salir de esta locura de no tener capacidad de financiamiento a las empresas y a las pymes en particular. Aparte había que reconstruir el capital y el patrimonio del banco; lo intentamos hacer rápidamente y lo logramos.

¿Cómo conciben la promoción del desarrollo económico en las pymes?

La vocación de asistir a las pymes tenía que ver con nuestra tradición, la mía en particular, pero también con un mandato del Gobierno nacional de tener un banco que las asista. La gestión anterior se había desentendido de financiar a las pymes, no es que había bajado un poquito la financiación… No es un hecho cuantitativo, sino cualitativo, al punto que a mí me llamó la atención que los funcionarios del banco –sobre todo los del área comercial– se pusieran muy contentos cuando dijimos “Vamos a volver a dar crédito a las pymes”. Y dijeron “Por fin vamos a volver a hacer cosas que sabemos hacer, que son necesarias y normales en un banco”. Aparte uno puede querer, pero había que poder hacerlo. Teníamos la convicción, insistimos, lo gestionamos y pudimos llevarlo a cabo, porque fortalecimos al banco en su liquidez y su patrimonio. Recuperamos en un año toda la pérdida patrimonial que se había producido en los cuatro años de gestión macrista. Fuimos aumentando nuestra capacidad de darles crédito a las empresas en todo el país y a todos los sectores.

¿Cómo describiría el trabajo que el BNA ha llevado a cabo durante el contexto de pandemia?

Al principio hicimos esto que comentaba y rápidamente vino la pandemia; esta cambió las situaciones de una manera muy significativa. Desde el punto de vista formal, el Banco Nación se tuvo que acostumbrar de manera muy distinta a lo que venía haciendo en toda su historia. Había una necesidad de crédito para capital de trabajo y el pago de salarios, sabíamos que las empresas necesitaban asistencia. Al principio con las sucursales cerradas aumentamos la exposición crediticia a las pymes para que pagaran sueldos. En todo este proceso, te puedo decir que hoy hay más de 100 mil pymes en todo el país y en todos los sectores vinculadas al Banco Nación, muchas de ellas con asistencia crediticia en acción, un crédito que se está transformado en materias primas; y la buena noticia es esa. Al principio, gran parte se destinaba a capital de trabajo; de una tasa de 80 o 100 por ciento fuimos a una de treinta y algo o más baja de 24. Ahora más del 35 por ciento del crédito de las empresas es para inversión, o sea no solo a corto plazo sino también a largo plazo. Inversión es aumento de las capacidades productivas, generación de empleo. Nos pone muy contentos haber asistido desde que empezó la pandemia con más de 600 mil millones de pesos, y ahora gran parte de esa plata se está destinando a inversión, una muy buena señal del banco y de la vitalidad de la Argentina en su sector productivo.

¿Cómo transitó usted el hecho de gestionar como Presidente de esta entidad en un contexto atípico?

Había que aprender, y al mismo tiempo hacerlo con el banco funcionando: no podíamos parar, hacer un curso, buscar un manual o agarrar un tutorial en Internet para ver cómo se gestiona un banco público de 17.500 empleados y 750 sucursales. El 19 de marzo, el Presidente dijo que entrábamos en pandemia, eran momentos de tensión, mucho trabajo y cuidado por la gente que estaba con nosotros para que nadie se contagiara y se mantuvieran todas las medidas de prevención. El cuidado fue muy importante y también aprender haciendo. Hubo necesidad de pagar los sueldos, uno no podía esconderse, y había que ayudar a las empresas. Cuando hubo que pagar los IFE, aprendimos cómo hacerlo mientras lo hacíamos. Nunca dijimos “Vamos a frenar”, porque una institución de este tamaño y de esta potencia no puede hacerlo, porque después no arranca rápido. No podíamos permitirnos tener un banco que parara.

¿Qué acciones estratégicas pusieron en marcha para afrontar o mitigar el impacto social del COVID?

Nosotros avanzamos mucho en el área tecnológica, una materia que es crítica en todos los bancos y cada vez más importante. Prestamos mucha atención, fortalecimos el área todo lo que pudimos, casi todos los ingresos de personal se produjeron en ese sector. Cuando estaban las sucursales cerradas fue clave, sin eso no lo hubiéramos podido hacer. Cuando había que pagar el IFE a distancia, primero con las órdenes de extracción a través de los cajeros, debimos aprender a hacerlo y enseñar- le a la gente. También es cierto que en el curso del IFE nosotros bancarizamos en tres semanas a más de 1.200.000 personas, eso también es el Banco Nación. En mi gestión pasamos de 7 millones a 10 millones de clientes. Uno de los grandes desafíos es seguir avanzando en lo tecnológico, porque es cada vez más importante simplificarle la vida a la gente. Estamos muy contentos de la billetera BNA+, ha sido un logro. Muy pocos confiaban que el BNA iba a poder tener hoy en la Argentina una billetera virtual de primerísimo nivel. Recientemente la relanzamos con todas las nuevas funcionalidades. Estamos convencidos de que tenemos un medio de pago extraordinario que compite con los mejores acá y en la región. Fortalecer el área tecnológica y de sistemas va a seguir siendo importante. Lo que define la acción de un banco público como el BNA es contribuir al desarrollo económico y social, y eso tiene algunos ejes centrales: asistencia crediticia a pymes e inclusión financiera, que no es un lujo ni es algo que hacía un sector social, sino que es necesario para todos, porque quien no está incluido financieramente pierde posibilidades de trabajo, tiene ingresos menores, sufre consecuencias negativas además de perder un montón de tiempo. También asistir crediticiamente a las personas y familias que lo necesitan. Desarrollamos la tienda BNA, un gran éxito de esta gestión, porque nos ha permitido tener un marketplace en donde han sido ofrecidos habitualmente productos de electrónica, línea blanca, herramientas… estamos trabajando en todos los órdenes acercando el arco para que la gente pueda realizar sus compras con cuotas, con facilidades, etcétera.

¿Qué ideas e iniciativas quisiera llevar a cabo próximamente?

Tengo ideas muy concretas. Desde el principio del año pasado me enfoqué en cambiar un banco tradicional por un banco mirado como un ecosistema: tenemos el marketplace, una compañía de seguros, una empresa de base tecnológica –Nación Servicios–, una sociedad gerente de fondos de inversión –Pellegrini–, una empresa –Nación Bursátil– dedicada al mercado de capitales, somos agente financiero del Gobierno, nos vinculamos con los Gobiernos provinciales, tenemos planes de asistencia crediticia con convenios en muchas provincias. Trabajamos en esa dirección, conociendo más a nuestros clientes y sus riesgos podemos bajar la tasa de interés, ser más eficaces. Estamos enfocados en un banco que resuelva las necesidades de las empresas, de las personas y de los organismos públicos, las provincias y los municipios a los que estamos dándoles créditos.

¿Cuál cree que es el rol que deben ocupar las pymes en el desarrollo económico del país?

El rol de las pymes es vital, generan mucho empleo. Necesitamos pymes que se financien, que sean productivas y eficientes, y que se gradúen de pequeñas a medianas, de medianas a grandes. Los desarrollos de los países requieren que las pymes crezcan. No vamos a desarrollarnos solo con pymes, por supuesto no vamos a desarrollarnos sin pymes y mucho menos contra ellas, pero necesitamos que muchas pymes se desarrollen, crezcan. Les presto mucha atención a las que están dando el salto, a las que pasan de 300 a 500 o a 1000 empleados, que exportan, que empiezan a tener mercado. Son muy importantes para una política de desarrollo de la Argentina.

Mirando en retrospectiva, ¿qué hechos destacaría como significativos y gratificantes en este tiempo de gestión?

Recuerdo los días en el pago de los planes sociales, eran momentos de mucha tensión. Me puso muy contento cuando desarrollamos los instrumentos para que la gente pudiera cobrar a través de órdenes de extracción en los cajeros sin entrar al banco porque estaban cerrados. Siempre hay nuevos desafíos: otro fue bancarizar en muy poco tiempo a mucha gente, el éxito de la billetera BNA+. Particularmente me dan mucha alegría los números de asistencia crediticia, 600 mil millones de pesos es un número significativo. La inclusión financiera es parte de la garantía de los derechos de la gente, porque el mundo va a ser más demandante, es crucial que todos los mecanismos de inclusión se pongan en marcha y sean realmente tomados quienes más lo necesitan. Antes los que tenían cuenta en los bancos eran empresarios, profesionales o empleados, mucha gente no contaba con una vinculación o tenía una vinculación desventajosa, porque la inclusión financiera implica educación financiera, saber cómo usar mejor el dinero. No poseer una tarjeta de crédito te deja fuera de las promociones. Hicimos convenios con supermercados chinos, librerías, con todas las farmacias del país y estamos avanzando con jugueterías y pago de combustibles para que todos puedan usar nuestras promociones. También queremos que haya gente de ingresos altos. Un banco público debe representar al país, y estamos muy convencidos de que tenemos la calidad suficiente, y eso está quedando demostrado por las empresas que vienen. Tanto los clientes como el público en general están percibiendo que el BNA brinda gran cantidad de servicios y ventajas. Estamos muy contentos y trabajando en ese sentido. Seguramente seguiremos creciendo en el número de clientes. Hay un eje que es bancarizar a los segmentos que se encuentran más lejos de la inclusión financiera. El objetivo de un banco público es promover el desarrollo económico y social, ser un agente activo, trabajar en conjunto con el Gobierno e intensamente en la persecución de sus objetivos. El banco público no tiene que maximizar ganancias, pero no podemos despreocuparnos por la rentabilidad, porque es un patrimonio de todos los argentinos y nosotros debemos cuidarlo, expandir las capacidades crediticias, que tiene que ver con un sano manejo de la institución. Nosotros vinimos a fortalecer el BNA no solo porque el sector público necesita un banco potente, sino también el sector privado, las familias y las empresas, necesitan que estemos, en algunos casos para marcar la tasa y que la nuestra sea la más baja, la tasa testigo, y obligar al sistema bancario a bajar las tasas para competir. Nosotros competimos en el mercado y yo compito todos los días, eso nos permite mejorar los servicios que brinda el banco, estar más atentos a las necesidades de empresas y personas. Aprendí que uno no puede tener múltiples objetivos, nosotros tenemos principalmente crédito a las empresas, inclusión financiera y modernización tecnológica. Vamos por esos caminos y creo que vamos bien.