La energía de la transparencia

Juan José Aranguren dirige los destinos de Shell Argentina, compañía que cumple 100 años de vida en el país. El mejor CEO de 2013 elegido por la revista Apertura charló con PRESENTE sobre contingencia económica y energética. Y, por supuesto, sobre RSE.

Hay tres pasiones en la vida de Juan José Aranguren, Presidente de Shell Argentina: la primera, su familia, compuesta por su mujer, Cintia, sus dos hijos y sus parejas, y su futuro primer nieto, Luca; la segunda, Boca Juniors, el equipo de sus amores; y la tercera, su trabajo. Desde hace más de tres décadas trabaja para una de las compañías petroleras más grandes del mundo. Comenzó como un becario más, y hoy es quien lidera el destino de una empresa que cuenta en el país con más de 2300 empleados. Y es que Juan José es de aquellas personas que cuando emprende algo, desea llegar hasta lo más alto. Su honestidad, su sencillez y su carácter directo y frontal han sido probablemente algunos de los principios fundamentales en su desarrollo profesional y personal. Forman parte de su filosofía de vida. Cuando hay que decir las cosas como son, las dice. Así es el ingeniero Juan José Aranguren, transparente ante todo.

En 2003 asume como Presidente de Shell en la Argentina. Sin embargo, su carrera empezó mucho antes, a fines de los años 70, como becario. ¿Recuerda cómo fue ese primer día en la empresa?

Sí, totalmente. Estaba al final de mi carrera en la Facultad de Ingeniería Química (en la UBA). Me presenté en una bolsa de trabajo en la misma facultad, y en agosto de 1977 ingresé a trabajar como becario en la compañía en el área de Tecnología, en una planta que es de extracción de productos lubricantes, pero como una especie de operario, con mameluco. Fue una linda experiencia. Todavía recuerdo el olor a furfural de esa planta.

¿Pensó en algún momento que podía llegar a liderar una empresa de la envergadura de Shell?

Antes de comenzar a correr, debés primero aprender a caminar. En función de cómo se va desarrollando tu carrera, vas viendo cosas y nuevos desafíos que se te pueden ir acercando. Creo que cualquier persona que inicia algo lo hace con el objetivo de alcanzar el punto más alto. No necesariamente por una cuestión de poder, sino de desarrollo. Tener la oportunidad de crecer personalmente y, al mismo tiempo, tratar de colaborar con el crecimiento de otros.

Durante estos años, tuvo la oportunidad de trabajar en lugares tan disímiles como Australia, Inglaterra, inclusive en África. ¿Cómo vivió esas experiencias?

Primero, hay dos aspectos: uno es el profesional, ya que te da la posibilidad de vivir realidades de negocios en distintos países; y otro, el personal, porque en los casos de Australia e Inglaterra nos mudamos toda la familia. La experiencia en África fue diferente, ya que viajaba solo por temas de negocios desde Londres. Sin embargo, el hecho de trasladarte con tu familia a otro país te da la oportunidad de tener otro tipo de crecimiento. Conocer comunidades y culturas diferentes, y viajar un poco en los períodos que tenés de descanso también son cosas que ayudan mucho. Y desde el punto de vista profesional, te da la oportunidad de conocer cómo otros países, de condiciones culturales totalmente diferentes a las tuyas, se mueven en el mundo de los negocios. También te permite descubrir el proceso de adaptación que tiene una empresa foránea en un mercado nuevo. Lo cual muchas veces no es fácil y requiere grandes transformaciones, tanto a nivel comercial como institucional.

¿Cuáles son los principios y valores que Shell intenta replicar entre sus trabajadores?

Tenemos preceptos de negocios que son replicados en todos los países en los que operamos. Ahora, hay algo que transpira a partir de las cosas que hacemos en la compañía y que a mí me gustaría sintetizar en tres principios básicos: Cumplir, Intervenir y Respetar. Con respecto al primero, todos debemos cumplir con nuestras obligaciones, ya sean laborales, ambientales, impositivas, legales, de todo tipo. Esa es la única forma de poder hacer valer después nuestros derechos. En cuanto al segundo, desde nuestro lugar de acción y siempre dentro del marco de la ley, debemos intervenir cada vez que nuestros derechos son avasallados para que estos se cumplan. Y por último respetar, y cuando digo “respetar”, me refiero a tolerar y a respetar la opinión (o verdad relativa) del otro, tratar de generar consensos e ideas en conjunto. Esos tres principios forman parte del ADN de Shell, y, desde mi lugar, trato de aplicarlos día a día.

Este año es muy importante para Shell, ya que se cumplen 100 años de vida en el país. ¿Hay alguna acción especial para celebrar dicho aniversario?

Sí, ya estamos desarrollando una serie de actividades al interior de la empresa. Una cosa que nos interesa también es conocer las vivencias y recuerdos de nuestros exempleados. Por eso, les estamos haciendo una serie de reportajes para luego volcarlos en nuestra web. De esta manera, podremos mostrarles a nuestros actuales empleados cómo era la compañía hace 20, 30 o 40 años. También estamos armando un libro especial para conmemorar los 100 años de Shell en la Argentina y, el próximo 10 de septiembre, realizaremos una celebración en el Teatro Coliseo con los stakeholders y con todos aquellos que nos están acompañando en este momento, ya sean clientes, funcionarios, proveedores, consultores, etc. Al día siguiente, el día 11, nos reuniremos con los empresarios que son dueños de estaciones de servicio. Nosotros tenemos 626 estaciones de servicio con colores Shell en la Argentina, de las cuales  solamente operamos 49. Quiere decir que hay otras 577 que son pymes, empresarios y dueños de la estación que ponen en riesgo su capital acordando una relación comercial con Shell y que defienden la marca tanto como nosotros. Tenemos socios estacioneros, que tienen más años de servicio con Shell de los que puedo tener yo. Y por último, el día 12, cerraremos los festejos con una fiesta con todos nuestros empleados en La Rural.

 

RSE Y DESEMPEÑO SOCIAL

¿Qué opina sobre el auge de la RSE en la Argentina?, ¿cree que es una moda ligada al marketing o llegó para quedarse?

Voy a proponer un punto de vista particular de la compañía. Nosotros preferimos, en lugar de hablar de “RSE”, hablar de “desempeño social”. Responsabilidad es como que te lo está imponiendo alguien. En cambio desempeño es algo que uno asume y decide qué es lo que tiene que hacer y qué es lo correcto hacer. En nuestro caso en particular, a medida que vamos interactuando en nuestra comunidad de negocios, tenemos con los stakeholders, y especialmente con las comunidades que operan en las distintas localidades, la necesidad de resaltar los aspectos positivos que nuestro negocio genera en la comunidad y, al mismo tiempo, tratar de mitigar o disminuir los impactos negativos que pueda generar. Y en eso tienen que ver mucho dos temas fundamentales: la reputación y el respeto por el cuidado del medio ambiente, especialmente para empresas como la nuestra, que trabaja en el rubro energético. Toda actividad humana contamina, pero nosotros tenemos que tener y aplicar las herramientas necesarias para evitar que esa contaminación supere los niveles legales e intentar que el impacto ambiental sea cada vez menor menor, en un proceso de mejora continua. En ese aspecto, el desempeño social es una manera de ir monitoreando y generando las condiciones para mejorar nuestro impacto en la sociedad.

¿Cuándo notó un cambio en la gestión empresarial en relación a las variables precio-calidad a ética-compromiso?

Como integrante de la compañía Shell, privilegiamos la calidad. El precio es una consecuencia. Es decir, es el cliente el que tiene que resolver si está dispuesto a pagar el precio de lo que nosotros consideramos que nuestros productos valen. Todos vivimos de percepciones. Para mí, un determinado tipo de café puede ser mejor que para vos, y por lo tanto puedo pagar más. Lo mismo pasa con la calidad de un combustible. Y la calidad para nosotros también pasa por tener una estación de servicio limpia, una buena atención, entre otros factores. Entonces esa relación precio-calidad en Shell la tenemos y la valoramos mucho. Con respecto a la relación entre precio-calidad y ética-compromiso, consideramos que son principios que no pueden estar disociados. No puede haber un reconocimiento de calidad de nuestros productos si no hacemos nuestras operaciones con ética y compromiso desde el punto de vista social y laboral con nuestros empleados. Es una unidad. En todo caso, el hecho de poder vincularlos hace a la reputación de la compañía. Y en ese aspecto, a mí me gusta hacer hincapié  en que continuamente  nosotros tratamos de privilegiar lo correcto por sobre lo conveniente.

Mencionó la importancia de cuidar y respetar el medio ambiente, ¿realizan alguna acción relacionada con políticas ambientales?

En todas las operaciones que llevamos adelante en el país, cumplimos con las normas que la ley exige. Luego, como parte que tiene que ver con la conducta de Shell, operamos con estándares que son más restrictivos y estrictos que aquellos impuestos por el Gobierno. Por otro lado, cuando tenemos alguna contingencia que genera algún impacto ambiental, reaccionamos en forma inmediata. Hacemos la denuncia correspondiente cuando hay algún derrame o alguna emisión gaseosa, etc. No tratamos de ocultar absolutamente nada.

¿Qué otras acciones relacionadas con la RSE llevan adelante?

Tenemos algunas acciones enmarcadas en nuestro proyecto Creando Vínculos. Uno, en la refinería en Dock Sud, en la cual fomentamos la generación de proyectos que permitan mejorar la calidad de vida de las personas que viven en la zona y sus alrededores. Hay 220 organizaciones que ya han participado en esta iniciativa y 173 proyectos presentados. En Neuquén, organizamos la primera escuela de capacitación en la industria petrolera. En muchas de las localidades en donde operamos, el nivel de educación y de instrucción muchas veces no es el adecuado. Por lo tanto, lo que hacemos es diseñar con los contratistas cursos de entrenamiento para capacitarlos en ciertas actividades. Realizamos cursos de matemática y física para soldadores y electricistas, y confiamos en que mucha de la gente capacitada, que está sin trabajo, pueda encontrarlo o generar algún emprendimiento a partir del entrenamiento que le hemos dado. También tenemos dos programas de tipo corporativo que están dirigidos a resaltar las capacidades de la juventud de nuestro país. Un programa de emprendedores que se llama “Desafío Joven” y que está vigente desde 2001. Este proyecto lo llevamos adelante en conjunto con la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), y ya han pasado por el mismo, 8600 jóvenes. En esta acción participan tutores que son personas de nuestra compañía y de otras empresas, algunos ya jubilados, los cuales ayudan a estos jóvenes a generar y desarrollar planes de negocios. De los más de 8000 participantes, 1600 han presentado una propuesta. Premiamos los tres mejores proyectos. Sin embargo, lo importante no es el premio, sino el proceso, la meta es el camino, más allá de la continuidad que se le pueda dar al plan de negocios. Y después tenemos otro programa desde 1991, que está dirigido a la música clásica, llamado “Bienal Juvenil”, cuyo objetivo es promover el talento artíctico de las nuevas generaciones. Son bienales musicales donde se premia la música de cámara, de piano y de canto. Más de 140 artistas jóvenes han comenzado una carrera artística gracias a esta actividad. Año tras año, no deja de sorprenderme la excelente calidad de los músicos y de los artistas que tenemos en nuestro país.

 

CONTINGENCIA NACIONAL  

¿Qué pasa con la energía hoy en la Argentina?

La respuesta es sencilla: es escasa, importada y marginalmente cara. Por lo tanto, hoy es necesidad de la actual administración gubernamental cortar los subsidios, porque las reservas del Banco Central van a ir disminuyendo cada vez más y devaluándose nuestra moneda, que es lo que ha ocurrido recientemente. Y eso tiene un impacto, en la inflación y, si no se lo corrige a tiempo, en el nivel de ocupación también.

En cuanto al escenario económico en el país, ¿es temible para ustedes?

El Gobierno se ha dado cuenta de que si no hace algunos cambios, va a generar mayores problemas de déficit comercial y cambiario. Y por lo tanto, ha empezado a cortar los subsidios, ha permitido una devaluación del peso, está negociando las deudas pendientes como lo es el pago por la expropiación de 51% de las acciones de Repsol en YPF, está pensando en negociar la deuda pendiente con el Club de París, ha formulado un nuevo índice de inflación, está tomando decisiones que son correctas y necesarias para salir de la crisis o, si no gusta este diagnóstico, para evitar entrar en ella. Está de alguna manera dando marcha atrás con políticas que hasta ahora nos llevaron a la situación donde estamos. ¿Ahora eso es lo que le va a permitir salir? No. Creo que se necesitan políticas de Estado que puedan traer y recuperar algo que el país ha perdido, la confianza. Si el país no recupera confianza, no van a volver a fluir los capitales inversores que necesitamos para aprovechar los recursos que tenemos.

¿Cómo es actualmente su relación con el Gobierno?

Por nuestra parte, siempre hemos mantenido una forma respetuosa de vincularnos con la Administración, cumpliendo con nuestras obligaciones y exigiendo respeto por nuestros derechos. Últimamente hemos tenido buen diálogo con el equipo económico, con el Ministro Kicillof y con gente de su equipo, basado, como dije antes, en el respeto mutuo y en ser intelectualmente honestos. Y creo que esa es la base todo un buen entendimiento. También tengo que decir que hoy, desde el punto de vista del sector energético, el Gobierno tiene una situación muy particular. Al ser el dueño del 51% de las acciones de YPF y al participar de su gerenciamiento, está dándose cuenta de que la realidad que creía ver del sector no era tan así. Por eso, hoy necesita aumentar los precios y generar confianza para poder atraer a socios para financiar a la compañía más grande del país.

O sea que lo podemos ver como un avance positivo…

En función de lo que había, la respuesta es sí.

 

UN CEO DE PREMIOS

En 2013, la revista Apertura realizó una encuesta entre diversas personalidades del mundo empresarial y político, en donde fue elegido como el CEO del Año. ¿Qué significa para usted recibir un reconocimiento por parte de sus propios pares?

Justo hace unos días recibí un reconocimiento similar otorgado por la auditora Ernst & Young como el Ejecutivo del Año, conforme la opinión de los colegas que votaron. Fue una hermosa ceremonia. Y te voy a comentar lo que dije al recibir el premio. Primero, el agradecimiento correspondiente, porque fue una elección de pares. Pero después, expresé que esta distinción me dejaba con una sensación agridulce o amarga, porque en realidad se está premiando lo que tendría que ser normal. Yo no he hecho nada que sea extraordinario, ya que he intentado hacer lo que debería ser la norma. Algo anda mal en nuestro país cuando se premia lo que tiene que ser la norma. Por lo tanto, esa es mi sensación, primero de agradecimiento, y luego decir que todavía nos falta mucho para progresar como país, porque no podemos estar premiando algo que tendría que ser normal.

¿Cuál sería para usted la clave para ser un CEO ejemplar?

Primero, ser auténtico. No creo que haya ninguna persona ni CEO ejemplar si lo que vende es una imagen. Y lo otro, lo que te dije al principio. Creo que el hecho de hacer el esfuerzo para encontrar siempre el sentido de lo que es correcto y tratar de no ceder a la tentación y cambiarlo por lo conveniente, es algo que tarde o temprano termina siendo valorado.

¿Cómo le gustaría ser recordado en la posteridad?

Como una persona honesta. Que lo que mostré es lo que fui. Trato siempre de despojarme de las máscaras que todos nos ponemos cuando vivimos. Para bien o para mal. Trato de no estar dando una imagen distinta de la que soy. Trato de mostrarme como soy, con mis convicciones, nuestros principios de negocios, mis principios personales, y trato de no transigirlos. Esa es mi filosofía, y así me gustaría ser recordado en el futuro.

 

VOCACIÓN DE SERVICIO

 Juan José Aranguren es un hombre agradecido de todas las oportunidades que la vida le ha entregado. Por eso, no duda de que, en algún momento, tendrá la oportunidad de retribuirle a la sociedad todo lo que esta le dio.

 

Una vez que finalice sus labores en Shell, ¿le gustaría construir políticamente con el país?

Últimamente, me han hecho mucho esa pregunta, la cual que tiene que ver con la exposición que he tenido en este tiempo. Y voy a contestarla de esta manera: creo que todos tenemos la obligación, cuando hay alguna cosa que se puede mejorar, de aportar para hacerlo. Obviamente, yo no voy a actuar en política mientras sea el Presidente de Shell. Cuando deje mi cargo, voy a intentar contribuir a la sociedad tratando de devolverle lo que esta me dio. No sé si será en política, en alguna organización social u ONG. Lo que tengo claro es que cuando deje Shell, no me voy a retirar, no me voy a quedar de brazos cruzados.

 

JUAN JOSÉ ARANGUREN

Colegio: Marín (San Isidro).

Universidad: Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (ingeniero químico).

Posgrados: Licenciado en Ingeniería de Sistemas (UBA) y actualmente estoy cursando la Maestría Interdisciplinaria en Energía (UBA). 

Idiomas: Inglés.

Hobbies: Leer y jugar al golf.

Su mayor logro: El que comparto con mi esposa, Cintia: nuestros hijos.

El rasgo principal de su carácter: Tenacidad.

Persona viva que admira: (Aunque sea un lugar común) al padre Jorge Mario Bergoglio.

Su personaje histórico favorito: Albert Einstein y Steve Jobs.

Lo que cambiaría si volviera a nacer: Intentaría ser más paciente.

Lo que aún le resta hacer en su vida: Sería muy largo enumerarlo, pero elijo lo que en este momento me causa más ansiedad: ver crecer a nuestro nieto próximo a nacer.

Su posesión más atesorada: Mi familia.

El talento que desearía tener: Escribir cuentos.

Momento y lugar en el que ha sido más feliz: Villa Gesell, diciembre de 1979.

 

* Entrevista publicada en la edición 24 de PRESENTE (mayo/junio).

 

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