Lago Khovsgol, la perla azul de Mongolia

Parados en la orilla y enfrentados al lago Khovsgol, lo primero que sienten los visitantes es pequeñez ante esa inmensa belleza. El paisaje es inigualable y no se logra observar ni adivinar lo que hay del otro lado, solo se ve agua, y por un instante existe la sensación de haberse perdido y estar ante un mar, inexistente en Mongolia.

Si de números se trata, el Khovsgol es, con sus 2760 m2, el segundo lago más grande de Mongolia; y con sus 262 metros, el más profundo. Además, contiene el 70 por ciento del agua dulce del país y el 2 por ciento de las reservas de agua dulce de todo el planeta.

El lago Khovsgol, denominado la “perla azul de Mongolia”, se ubica en la franja sur de la taiga siberiana (dominada por bosques de alerces cubiertos de permafrost), extendiéndose hasta la frontera con Rusia.

El lago se encuentra enmarcado por un extenso parque nacional, declarado área protegida desde el año 1992. Hace poco más de una década, en 2011, el parque vio incrementada considerablemente su superficie a 1.180.270 hectáreas cuando incorporó las cabeceras superiores del río Uur.

La inmensidad cristalina y azul ofrece además una variada y magnífica vida silvestre: más de 68 especies de mamíferos, entre jabalíes, cabras montesas, marmotas, osos pardos, muflones, ciervos, zorros, corzos, alces siberianos, lobos y hasta leopardos de las nieves.

A estos se les suman 244 especies de aves, que visitan el parque cada verano y migran durante el crudo invierno recorriendo largas distancias buscando lugares más cálidos.

A la hora de visitar este remoto destino se debe tener en cuenta la crudeza del invierno, que lleva a que las aguas del Khovsgol se congelen durante buena parte del año. Por lo que se recomienda disfrutarlo durante el verano.

El paisaje se completa con la imponente presencia de los picos nevados de dos cadenas montañosas que miran hacia el lago, como la cordillera de Burenkhaam, que contiene el pico más alto del parque nacional: el Munkh Saridag (3491 metros).

Un viaje al pasado

En la región se encuentran los tsaatan: pastores de renos que experimentan con ellos una relación total y absoluta, ya que los usan como vehículo, se alimentan de ellos y utilizan la piel para vestirse. Por eso, para muchos visitantes, experimentar estas formas de vida tradicionales representa enfrentarse a distintas maneras de explotación animal.

Actualmente quedan unas 300 familias y en algunas oportunidades no están demasiado predispuestas a recibir la visita de extranjeros. De origen nómade, la tribu Dukha-Darkhad vive en chozas sin importar la época del año; habitan la región desde tiempos remotos, aunque en los últimos tiempos sus tradiciones se han visto amenazadas por el desarrollo moderno.

Al margen de la predisposición de la tribu para recibir visitas, todos aconsejan que, en caso de hacerlo, se lleve arroz o harina de regalo.

Visitar estas familias es de alguna manera viajar en el tiempo, aunque para hacerlo no es necesario ninguna máquina, sino recabar la información imprescindible en el centro de visitantes de Tsaatan (ubicado dentro del parque) o antes de llegar a Mongolia comprar algunos de los paquetes que se ofrecen en distintas ciudades del mundo.

Nómades por naturaleza, dada la severidad del clima y lo prolongados que resultan los inviernos, los tsaatan han modificado varias de sus tradiciones y costumbres al punto de que muchas familias se volvieron sedentarias, instalándose de manera permanente a orillas del lago Khovsgol para vivir junto a los renos y aprovechar la visita de los turistas. Con la caída del sol, la taiga pasa a ser dominio de los lobos y los tsaatan se apresuran en poner a buen recaudo sus rebaños.

Pasado y modernidad se entrecruzan al adentrarse en este territorio en donde no tardan en distinguirse cientos de montículos rituales de la Edad del Bronce, rastros de una cultura que fue testigo del paso de las primeras formas de adoración al chamanismo, que los darkhad aún practican.

El chamanismo es la práctica religiosa más antigua de Mongolia y apoya sus creencias y rituales alrededor de la figura de una persona sabia, que puede ser tanto un hombre como una mujer, y a la que se considera la llave para acceder al mundo de los espíritus.

En el chamanismo no hay libro sagrado alguno, sino que toda su enseñanza, instrucción y permanencia en el tiempo se ha dado a través de la oralidad, de chamán a chamán a lo largo de siglos y siglos. Por eso los visitantes, además de sorprenderse con los montículos de los rituales, también podrán ser testigos de rituales chamánicos y totémicos.

Un lago encantado

Este lago inmaculado que tiene 136 kilómetros de largo, entre 20 y 40 kilómetros de ancho, y hasta 260 metros de profundidad ofrece además la posibilidad de ser recorrido en una embarcación.

La escena seduce desde antes de hacerlo. En el embarcadero, junto a un antiguo traje de buzo y varios barcos oxidados y abandonados, se puede ver atracado el Sukhbaatar, un barco que se dedica a cruzar el lago y que, además, fue el único navío de la armada de Mongolia moderna que se dedicó a patrullar las orillas del lago. Pero esta embarcación histórica no está sola, junto a ella se pueden ver varias barcas turísticas.

Una joven vestida con un traje militar se ocupa de ordenar con un silbato las desordenadas filas de los turistas que desean navegar el Khovsgol en las distintas barquitas.

El orden es fundamental, porque a medida que se van completando los cupos, las barcas zarpan. También existe una opción más exclusiva para hacerlo: una barca privada. Es una alternativa más cara pero con la que no se corre el riesgo de que las distintas embarcaciones se llenen de turistas.

El parque es, sin lugar a dudas, uno de los principales destinos turísticos nacionales e internacionales. Y cada verano, miles de turistas llegan para disfrutar de la gran variedad de actividades lúdicas o deportivas, además de los recorridos para conectarse con la naturaleza y apreciar su belleza.

Desde excursiones de estudio, camping, senderismo y escalada, ciclismo, kayak, equitación y trekking. El acampe es una de las mejores maneras de disfrutar y relajarse en el parque, con campamentos ubicados a lo largo de las rutas principales.

Toda el área del lago está protegida como Parque Nacional del Lago Khovsgol, uno de los muchos que existen en Mongolia, entre los que se encuentran el Parque Nacional Hustai (hogar de algunos de los últimos caballos salvajes que quedan en el mundo) y la Reserva Natural Gun Galuut, que protege una amplia diversidad de ecosistemas, incluidas altas montañas, estepas y humedales.

Ecológicamente, el Parque Nacional del Lago Khovsgol es de vital importancia, porque se trata de una zona de transición entre la taiga siberiana y la estepa de Asia Central.

El Khovsgol es uno de los lagos más antiguos, con más de dos millones de años, y también el agua que contiene está considerada una de las más limpias y seguras del mundo, al punto que se cree que puede ser bebida sin ningún tipo de tratamiento.

El ingreso al parque cuenta con una tarifa, y en la orilla del lago crece bosque caducifolio con la madera blanda seca que se ha formado con el paso del tiempo. Aunque fotogénico, resulta un peligro, ya que la probabilidad de que ocurra un incendio es alta, por lo que solo pueden hacerse fogatas en lugares preparados con el riesgo de ser multados en caso contrario. A esto se suma la medida de que cada invitado debe contar con un permiso de visita que se emite al ingresar al parque.

Otra de las preocupaciones vincula el proteccionismo animal con la economía regional. Los pastores mataban leopardos para subsistir hasta que se ideó un programa que les permite vender sus artesanías en mercados locales y extranjeros, devolviendo directamente a ellos la mayor parte de los beneficios de las ventas.

Además, la zona del parque nacional ofrece alternativas para aquellos que luego de maravillarse con el paisaje no le encuentren atractivos a ver renos, montar a caballo, hacer senderismo o embarcarse. A tan solo 65 kilómetros del lago puede accederse a Har Us (agua negra), un manantial formado por varios arroyos que tiene la cualidad de aliviar distintas dolencias.

Cómo llegar

Se accede al lago Khovsgol luego de recorrer casi tres horas en auto desde la ciudad de Mörön, a la que se arriba vía aérea desde Ulan Bator, capital de Mongolia. Air Europa cuenta con vuelos diarios desde Ezeiza.

Testigos del pasado

En las cercanías de los campamentos puede accederse a una zona con enormes tanques de petróleo abandonados, testigos de la era soviética y cuando los rusos perforaban el suelo buscando petróleo.

Cuándo viajar

Dadas las características de una estación invernal extrema, con temperaturas que rondan los 30 grados bajo cero, se recomienda visitarlo durante la primavera-verano (entre los meses de mayo y octubre).

Festival de hielo

A principios de marzo se realiza el Festival de Hielo, que nació con la idea de incrementar el turismo durante el invierno. Aprovechando que el lago está completamente congelado, se convierte en sede de variadas competiciones, desde carreras de patinaje sobre hielo hasta lucha libre. Es fundamental realizar la visita con mucho abrigo, porque la temperatura máxima es de 10 grados bajo cero.

Más info

Antes de que Mörön tuviera aeropuerto, la ciudad más importante de la región y de acceso al lago Khovsgol era Khatgal, que fue un antiguo campamento de soldados manchúes que se convirtió en ciudad dedicada al comercio con Rusia. Cuando hicieron el aeropuerto de Mörön, Khatgal se vio sumida en el olvido, del que en cierta forma salió con la creación del Parque Nacional del Lago Khovsgol gracias al turismo.

Skip to content