Las ciudades tendrán un papel protagónico en el futuro del planeta, debido a que para 2050 casi un 70% de la población mundial habitará zonas urbanas. Así lo reseñó el informe “La transición energética: Construyendo ciudades sostenibles: Cómo las infraestructuras urbanas pueden hacer frente a los retos y las crisis energéticas” publicado por PwC, que explora cómo las ciudades pueden generar nuevas trayectorias más sostenibles a partir de volcarse a energías limpias que mitiguen los impactos globales del cambio climático y las amenazas del clima específicas para su propia infraestructura.
Según el reporte, para 2050, el futuro del planeta estará en manos de las ciudades y el modo en que éstas conformen su infraestructura energética tendrá un impacto decisivo en nuestra capacidad de mirar más allá de los combustibles fósiles en las próximas décadas. Así, las ciudades serán el terreno en el que se desarrolle la transición a cero emisiones netas.
“Es de vital importancia acelerar las transformaciones holísticas necesarias para avanzar en el proceso de la transición energética, ya que el alcance y los beneficios de las inversiones empiezan a ser claros y tangibles. Es por ello por lo que creemos necesario un cambio en el uso de combustibles como el carbón, petróleo y gas natural (considerado también como combustible de transición), para comenzar a utilizar electricidad de fuente renovable y otros tipos de energías de desarrollo futuro, como el hidrógeno. Estamos conscientes de que la transición ya está en marcha, y no hay tiempo de esperar que nuestros sistemas estén listos para cumplir con la ambiciosa agenda climática que el mundo demanda, el trabajo debe comenzar ahora”, precisó Diego López socio de PwC Argentina a cargo de la práctica de Sustainability.
Según el relevamiento de PwC, hoy en día, para las ciudades es de vital importancia desarrollar un enfoque cohesivo y coordinado, a fin de facilitar una transición energética más limpia y rápida, habilitada por la tecnología y, para incentivar la innovación, deben involucrar al gran ecosistema que rodea a las cuestiones energéticas: reguladores y líderes políticos, generadoras de energía, empresas de transmisión y distribución, empresas emergentes tecnológicas y manufactureras y consumidores. Si las ciudades aplican acciones concretas en toda la cadena de valor, podrán mitigar los riesgos, adaptarse a la emergencia climática y crear un futuro mejor para todos sus habitantes.
El informe desarrolló un marco estratégico que permite a los líderes considerar la tipología de su ciudad para trazar caminos constructivos de avance, basados en cuatro premisas: modernizar las reglamentaciones, planificar para alcanzar resiliencia energética y sostenibilidad, invertir en investigación y desarrollo, y repensar las asociaciones público-privadas (APP).
Trayectoria 1: Modernizar las regulaciones
El primer paso para cualquier ciudad es dimensionar las metas en cuanto a cero emisiones netas en el ámbito nacional o específicas de la ciudad, a fin de poder evaluar el rol que tendrán las reglamentaciones sobre energía para lograr esas metas. El marco normativo tendrá que modernizarse de modo que fomente tecnologías de avanzada (como vehículos eléctricos y redes de energía descentralizadas). Deberá ofrecer incentivos para el desarrollo de fuentes de energía limpias y machine learning para monitorear el impacto de las normativas sobre energía limpia y, con el tiempo, refinar las reglamentaciones.
“Argentina cuenta con importantes recursos naturales para la generación de energía eólica y solar, la ley 27.191 que fue publicada en el 2015 estableció que estas energías debían alcanzar el 20% de la matriz en el año 2025. Posteriormente, se publicó el decreto 531/16, donde se establecieron con más detalle los objetivos de la ley y cómo lograrlos. Esto nos deja un gran desafío dado que actualmente las energías renovables representan un 16,2% aproximadamente de nuestro consumo energético”, comentó Ezequiel Mirazón, socio de PwC Argentina, líder de la práctica de Energía, Minería y Utilities.
Trayectoria 2: Planificar para alcanzar resiliencia energética y sostenibilidad
Sin importar cuánto hayan avanzado en materia de energía limpia, las ciudades deben planificar para alcanzar la resiliencia energética sostenible. Una parte central de esa estrategia se centra en invertir en infraestructura (por ejemplo, estaciones de carga de vehículos eléctricos) para reducir la dependencia de fuentes convencionales de energía.
Trayectoria 3: Invertir en Investigación y Desarrollo (I+D)
A pesar de la incertidumbre geopolítica y económica actual, las ciudades deberán seguir invirtiendo en I+D para energías limpias. En el futuro, el foco de I+D debería incluir inversión en aplicaciones de tecnologías emergentes como IA y Blockchain para la optimización de la energía y su almacenamiento.
Trayectoria 4: Repensar las asociaciones público-privadas
Las asociaciones público-privadas (APP) pueden ser un instrumento valioso para implementar proyectos de energías limpias. Para ello, serán necesarios modelos nuevos e innovadores, que garanticen que se otorguen incentivos para ahorro de energía e implementación de energías limpias, y así acelerar la velocidad de la transformación. Si bien es cierto que el cambio climático es un problema global, no existe una única solución a nivel mundial, regional o local. Las acciones nacionales e internacionales son importantes, y los líderes de cada ciudad deberán tener claro en qué situación está su ciudad, cuáles son sus capacidades y comenzar a actuar en consecuencia para implementar, financiar e integrar soluciones que nos permitan avanzar en el camino de la transición hacia las energías verdes.