Cuando Horacio Cabak era el modelo del momento, tuvo la visión de empezar a planificar lo que vendría. Se transformó en conductor de TV y de radio, y logró consolidar vínculos comerciales con distintas empresas. Lleva 25 años en el medio. Adaptación y reinvención.
¿Cuál es la clave para lograr una continuidad de 25 años en un medio tan cambiante?
Creo que pasa por tomarse en serio el trabajo, ser profesional, respetuoso, intentar progresar en la vida, no quedarse, no instalarse, no conformarse. A mí me sirvió estar atento y tratar de aprovechar las oportunidades, adaptarme a las situaciones, a los cambios.
¿En algún momento del recorrido te sentiste inseguro?
No, visto a la distancia, creo que tuve un exceso de confianza, de seguridad; yo me convencía de que podía hacer cosas que tal vez todavía no podía, o creía que valía más de lo que realmente valía, porque durante mucho tiempo también fui mi propio agente. En las negociaciones iba para adelante como un caballo, era la inconciencia de los primeros años, en los que había mucha oferta, mucha propuesta y muchas ganas de hacer cosas. Se tomaban muchos riesgos, y justo entré en un momento en el que la televisión estaba ávida de personajes como yo. Entonces me daban una oportunidad y yo decía que sí, después veía cómo lo llevaba adelante.
¿Cuándo empezaste a pensar en convertirte en una marca propia?
Creo que no fue estratégicamente pensado, sino una de las tantas situaciones en las que me encontré y que vi que tenía la posibilidad de desarrollar. Me di cuenta de que era una marca propia las tantas veces que descubrí que no mencionaban a los programas de televisión que yo hacía con sus nombres, sino como “el programa de Horacio”. Ahí ves que algo está pasando. Llegó un momento en que le estaba poniendo una identidad propia que había que cuidar, desarrollar y que podía exceder lo que era un programa de televisión.
¿Qué es para vos la responsabilidad social empresarial?
Me parece que es la única manera de pensar en el futuro de tu empresa. Con la experiencia de trabajar con compañías de diversos tamaños y rubros, creo que a las que mejor les está yendo es a las que más cuidan su principal capital, que es la gente, las que entienden que cuanto mejor y más preparado esté su personal, mejor les va; cuanto más disfrutan de ir a su trabajo, más productiva se pone la cosa; y cuantas más respuestas encuentran en forma directa de los directivos, mejor diálogo interno hay. Me parece que ya ir a trabajar no es ir solo a hacer un trabajo: las nuevas generaciones, sobre todo, están demandando otras respuestas por parte de los jefes. Entonces aquellos que la vieron venir y ya están inmersos en esa dinámica son los mejores posicionados para el futuro, siempre desafiante en nuestro país.
¿Considerás que son muchos los que tomaron esa actitud y tuvieron esa visión, o la RSE es todavía incipiente en la Argentina?
Cada vez son más las empresas que están vinculadas en forma directa y activa con estas políticas. Como todas las cosas que vienen a romper ciertos paradigmas, hay gente que lo ve y se da cuenta de la importancia y toma decisiones rápido, y otros que lo están descubriendo en este momento. Año tras año cada vez es más valorado el premio, es más festejado el reconocimiento, no da lo mismo; y esas marcas terminan en el top ten de las empresas en las que a la gente le gustaría trabajar.
Más allá de tu trabajo, ¿qué te da placer?
Para mí la música es muy importante, soy como un músico frustrado, me gusta investigar qué está pasando con los nuevos lanzamientos. Es una especie de cable a tierra, me siento a escuchar, me pongo mis auriculares, tengo mis equipos especiales, como uno de los 70 que heredé de mi abuelo, lo restauré y está increíble.
¿Hay algún aspecto de vos que todavía no hayas podido domar?
Creo que con el correr del tiempo me hice muy resistente a tomar riesgos. Ya los tomé de chico, cuando si me salían mal, no pasaba nada. Con una familia, no sé si estoy en condiciones de arriesgar demasiado.