Según el Informe Planeta Vivo 2020 de WWF (World Wildlife Fund), organización representada por Fundación Vida Silvestre Argentina en nuestro país, que analiza el estado mundial de la biodiversidad, en la región se presenta una disminución en el 94% de las poblaciones de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces estudiadas entre 1970 y 2016.
La destrucción ambiental contribuye a la aparición de enfermedades de origen zoonótico como COVID-19, y demuestra cuán entrelazadas están la salud humana y la naturaleza. En menos de medio siglo, las poblaciones mundiales de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces sufrieron una disminución promedio del 68% debido a la destrucción ambiental por las actividades humanas. En América Latina el resultado es aún más impactante: la reducción, en promedio, fue del 94% y las principales amenazas son la alteración de bosques, humedales, pastizales y sabanas, la sobreexplotación de especies, el cambio climático y la introducción de especies exóticas.
El Informe Planeta Vivo 2020, destaca que el motor más relevante de la pérdida de biodiversidad en los sistemas terrestres es el cambio de uso de suelo, principalmente la conversión de hábitats nativos en sistemas agrícolas y ganaderos, así como también la sobrepesca en gran parte de los océanos.
El reporte ofrece como uno de sus parámetros más relevantes el Índice del Planeta Vivo (IPV) que mide la abundancia de casi 21 mil poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios a nivel global. El IPV recoge estas tendencias poblacionales para calcular sus cambios porcentuales medios en términos de abundancia entre 1970 y 2016.
Gran parte de la disminución general del IPV de América Latina y el Caribe se encontró en las tendencias negativas de reptiles, anfibios y peces, grupos que se ven afectados por una variedad de amenazas. En el caso de los reptiles, dichas amenazas incluyen el cambio de uso de suelo y la sobreexplotación. Los peces de agua dulce son los más afectados por la sobreexplotación y la fragmentación del hábitat debido al desarrollo de la energía hidroeléctrica, que se prevé represente un desafío aún mayor en el futuro. En tanto, para los anfibios, las enfermedades y la pérdida de hábitat son las mayores amenazas.
El índice de este año incluye casi 400 especies adicionales y 4.870 poblaciones más que el último informe que se publicó en 2018, con una representación mejorada en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente de especies de anfibios.
“La conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un costo muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad. La pérdida de biodiversidad es un auténtico reto para la economía, el desarrollo y la seguridad global”, indicó Roberto Troya, Director Regional de WWF para América Latina y el Caribe.
Cambio de uso del suelo, pérdida de plantas e insectos
De acuerdo con el Informe, en América Latina y el Caribe la pérdida de biodiversidad se debe en un 51.2% a los cambios de uso de suelo, incluyendo la pérdida de hábitat y la degradación de los suelos. Esto implica la modificación del medio ambiente donde vive una especie, por remoción completa, fragmentación o reducción de la calidad del hábitat clave. Los cambios comunes son causados por la agricultura insostenible, la infraestructura, el crecimiento urbano, la producción de energía y la minería. Para los hábitats de agua dulce, la fragmentación de ríos y arroyos y la extracción de agua son amenazas comunes.
En este sentido, también destaca la relevancia del suelo como un componente crucial del entorno natural, cuyo papel vital para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de los que dependemos suele subestimarse. Se advierte que sin la biodiversidad del suelo los ecosistemas terrestres pueden colapsar, pues hasta el 90% de los organismos vivos de estos ecosistemas, incluidos algunos polinizadores, pasan parte de su ciclo de vida en el suelo. La variedad de sus componentes, llenos de aire y agua, crea una increíble diversidad de hábitats que sustentan nuestra vida en el planeta.
El Informe previene que la pérdida de biodiversidad amenaza también la seguridad alimentaria por lo que urgen acciones para transformar nuestro sistema alimentario mundial. El gran reto consiste en modificar las prácticas agrícolas y pesqueras, que en su mayoría resultan insostenibles, en unas que produzcan la comida que requerimos pero también protejan y conserven la biodiversidad. Para el caso de la agricultura esto significa la aplicación de prácticas agroecológicas, reducir el uso de químicos, fertilizantes y pesticidas, así como proteger nuestros ambientes naturales, suelos y polinizadores.
También alerta sobre el creciente riesgo de extinción de especies vegetales. De hecho, la cantidad de estas especies extintas documentadas dobla la suma de mamíferos, aves y anfibios extintos. Se calcula que una de cada cinco especies vegetales (22%) se halla amenazada de extinción, en su mayoría en zonas tropicales. Su pérdida conlleva graves consecuencias, ya que las plantas constituyen los pilares estructurales y ecológicos de prácticamente todos los ecosistemas terrestres.
Algunas especies en declive de Argentina analizadas por el Informe Planeta Vivo 2020:
- La abundancia del Yacaré overo disminuyó un 35% anual entre 1996 y 1998, y luego aumentó, sin alcanzar los niveles de 1996, lo que llevó a una disminución general del 42% al 2006. La abundancia se vio afectada negativamente por la descarga extrema baja y alta de los ríos, lo que reduce la disponibilidad de hábitat adecuado para los juveniles.
- Las rayas de río o chuchos están restringidas al agua dulce y viven en ríos sudamericanos. La abundancia de estas especies disminuyó en un 15% anual entre 2005 y 2016 en el río Paraná. Esta disminución está relacionada con la presión pesquera en la zona.
- La población reproductora del Cormorán gris en 13 sitios en Argentina disminuyó en alrededor de un 1,2% anual entre 1990 y 2009, con los descensos más fuertes entre 1997 y 2002. La disminución de la productividad oceánica cerca de la costa en la colonia más grande al comienzo de la temporada de cría parecía estar influyendo en la tendencia.
El Informe Planeta Vivo concluye que, a fin de revertir esta pérdida de biodiversidad, la conservación es fundamental pero no suficiente. Exige transformar los patrones de producción y consumo de alimentos, impulsar un modelo donde los límites del planeta sustenten las decisiones políticas y económicas, y emprender acciones que ayuden a detener los motores del cambio de uso de suelo, reducir los desechos y favorecer dietas más saludables y sostenibles.
– Resumen ejecutivo del Informe Planeta Vivo 2020 en Español
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