Loma Negra: Construir un país desde los cimientos

2768

Líder en el sector de la construcción, Loma Negra es una empresa nacional con una impronta social muy fuerte en las comunidades en las que interactúa. Sergio Faifman, su CEO, nos presenta sus acciones de RSE y analiza el impacto medioambiental del cemento, además de exponer la importancia que tiene como producto a la hora de levantar un país.

Loma Negra es una compañía argentina que cotiza en las bolsas de Buenos Aires y de Nueva York. El grupo controlador InterCement compró la empresa en 2005 y hoy tiene un 51 por ciento de la compañía, y el otro 49 por ciento está cotizando en la bolsa, donde los principales inversores son básicamente de los Estados Unidos, Inglaterra y una parte de Asia. Tiene un equipo integrado por más 3000 personas, que se abocan a los negocios del cemento (principalmente), del hormigón, de los agregados y de la concesión del ferrocarril Roca de cargas. Distribuida prácticamente en todo el país, tiene fábricas en San Juan, Catamarca, Zapala y provincia de Buenos Aires. PRESENTE conversó con Sergio Faifman, el CEO de la compañía, sobre RSE, medio ambiente, inversiones y la sustentabilidad real de los productos.

¿Cuál es el perfil más buscado por Loma Negra a la hora de formar equipos?

Por ser una empresa industrial, el perfil que más se busca y el que resulta quizás más difícil de encontrar es el de ingeniero. Cuando uno escucha que dicen “Falta trabajo en Argentina”, a nosotros nos pasa al revés. El otro problema que tenemos muchas veces es que las plantas de Loma Negra están distribuidas en todo el país, por lo cual es más sencillo encontrar un ingeniero en Buenos Aires que en Catamarca. El tema de la localización geográfica muchas veces también es una complicación.

¿Cuáles son los proyectos que están trabajando este año?

En cuanto a proyectos de inversión, estamos haciendo una segunda línea en nuestra fábrica modelo de L’Amalí, que además de ser la más moderna pasará a convertirse en la más grande de Argentina y, te podría asegurar, de América Latina. Con esta ampliación, duplicará su capacidad actual con una inversión de más de 350 millones de dólares. Además, está alineada a parámetros de sustentabilidad, pues hemos puesto el foco en todo lo que tiene que ver con el coprocesamiento de residuos, eficiencia energética, emisión de CO2, y un sistema de recuperación y reutilización de agua muy importante. El resultado nos permite dar un salto cualitativo muy grande.

¿De qué manera asumen su responsabilidad ambiental y social?

Históricamente somos líderes en el mercado, sinónimo de cemento. Yo diría que de los últimos diez o quince años hubo un cambio muy importante en lo que tiene que ver con la parte de sustentabilidad, tanto en el medio ambiente como en la parte de acción social, pasando de lo que era tradicionalmente asistencialismo a hacer programas de desarrollo de las personas, con foco en la juventud y en las comunidades donde actuamos. Con el cemento concretamente, venimos trabajando desde hace muchos años el tema de la sustentabilidad. De hecho, somos miembros del Consejo Empresario Argentino de Desarrollo Sostenible desde su inicio, en 1992, y también de la Federación Interamericana de Cemento. Como te comentaba anteriormente, buscamos mejorar las emisiones de CO2, la huella de carbono y la reutilización de agua. Lo mismo aplica para hormigones, pues continuamente tratamos de producir el menor impacto medioambiental posible.

¿Han modificado algún proceso productivo en vistas de alcanzar una mayor sustentabilidad?

Los últimos años hubo muchos cambios en los coprocesamientos (utilización de residuos para generar combustibles y de esa manera reemplazar residuos tradicionales como carbón o gas) y en la utilización de la energía eléctrica. Hoy más del 30 por ciento de la energía que consumimos es renovable, fuimos los primeros en generar un contrato privado para la utilización de energías renovables eólicas.

¿Creés que las legislaciones acompañan o facilitan a las empresas este tipo de desafíos medioambientales?

Creo que aún falta un cambio importante en la legislación. Te voy a nombrar un caso puntual que sirve como ejemplo. Desde hace años venimos trabajando con la intención de reutilizar los hornos de cementos para reciclar neumáticos usados. Esto se hace en todo el mundo. Los principales países no tienen residuos a cielo abierto. Por la composición química de estos hornos y la manera en la que se hace el cemento, se posicionan como un lugar ideal para quemar residuos, porque no emiten nada al medio ambiente y destruyen por completo esos residuos. Pero lamentablemente, parece que es mucho más fácil y económico tirar esos residuos en algún lado que pagar por ese proceso de quemado. Entonces, mientras las leyes o los gobiernos no ayuden o establezcan la obligatoriedad de hacerlo, los residuos van a seguir yendo a algún lado y no a un tratamiento que sea más amigable con el medio ambiente.

¿Qué país de Latinoamérica es ejemplo de esto que mencionás?

En la actualidad, Chile y Brasil están muy avanzados. En Brasil existe una ley que obliga a quien produce un neumático a tener que pagar un impuesto para asegurarse su disposición final. Lo mismo sucede con otros residuos. Hoy, en promedio, la industria brasileña de cemento tiene más del doble o del triple de coprocesamiento que la argentina.

¿Cuál es tu mirada sobre las nuevas tendencias de construcción que se jactan de ser más sustentables?

En el mercado hay algunos otros materiales que van ganando cierta participación en la construcción. Hay muchos estudios hechos a nivel internacional, y cuando uno evalúa el impacto desde el punto de vista sustentable, el cemento termina siendo mucho mejor que otros materiales que quizás se apropian del slogan de la sustentabilidad pero que, en realidad, cuando se hace un cálculo total de ese material en la vida útil de una casa o en los insumos que después representa vivir con ese tipo de materiales terminan produciendo una huella de carbono muy superior a la del cemento.

¿Loma Negra destina algo de la producción al mercado internacional?

No. El 100 por ciento de nuestra producción se destina al mercado local. Básicamente, el cemento a nivel global es poco transable, porque el impacto del flete es muy caro. Además, los costos de logística internos de Argentina para llegar con el cemento hasta los puertos y exportarlo son inviables.

¿Cuál es su porcentaje de participación en obra pública y privada?

Loma Negra no le vende directamente al Estado, sino que lo hace a través de distribuidores y constructoras, entre otros. Resulta bastante difícil ver dónde se termina consumiendo el cemento, pero tenemos estimaciones que nos dan una idea que la obra pública consume cerca del 25 por ciento del cemento. Argentina tiene una particularidad, a diferencia de otros países más desarrollados: la mayor parte del consumo es de cemento en bolsa, lo cual está relacionado con el minorista, las refacciones o ampliaciones. En otros países, el 80 por ciento del cemento se consume en granel, destinado a hormigón y construcción industrial.

¿Cuál fue el proyecto que más te gratificó como CEO de la compañía?

Yo diría que hay varios. Lo principal obviamente fue la APO de Loma Negra; hemos conseguido hacer una APO muy exitosa en un mercado como Estados Unidos. También el proyecto de la ampliación de la fábrica que estamos haciendo ahora. Y después muchos proyectos que tienen que ver con la sustentabilidad, que son pequeños, pero que suman un cambio grande y me generan una gratificación enorme a nivel personal.

¿Y cuáles son los desafíos que tenés pensados llevar a cabo?

Me encantaría poder lograr la reutilización de los neumáticos en los hornos de cemento, ese es un programa que venimos trabajando desde hace varios años y que todavía no hemos podido hacer crecer en volúmenes importantes. Si bien hemos hecho algunas pruebas, todavía no conseguimos posicionarlo como un combustible en serio. Y lo mismo ocurre con los residuos sólidos urbanos. Hemos avanzado, todavía hay un gap importantísimo que nos permite continuar mejorando.

¿Cuál es tu visión sobre la RSE en la Argentina?

Creo que hay muchas compañías como la nuestra que tienen impregnada la RSE. Nosotros trabajamos en RSE independientemente del contexto histórico del país. Hay muchas empresas que, por la situación del país, terminan mirando más lo económico que lo que tiene que ver con lo social y lo medioambiental. Entonces, parece contradictorio lo que quieren o deciden hacer. Muchas empresas como la nuestra vienen evolucionando por ese camino independientemente de la coyuntura. En ocasiones, sucede que hay muchas empresas que quieren hacer desarrollos, que miran el medio ambiente y la parte social, pero en un año de crisis se olvidan de todo. Creo que tiene que haber una política de RSE que busque estar por encima del momento, con vistas a futuro.

¿Cuál es la función social que lleva adelante la Fundación Loma Negra?

La Fundación Loma Negra fue creada en 2005 cuando InterCement compró Loma Negra. Hasta ese momento existía la fundación, pero estaba más enfocada en asistencialismo. Su foco hoy tiene que ver con la juventud y con las comunidades donde interactuamos. Básicamente, yo diría que la fundación tiene cuatro programas bien definidos: el Programa Puente, que capacita a jóvenes y adultos en algunas competencias para que puedan conseguir trabajo. Sabemos que en la Argentina hay un déficit bajo no solo de empleo, sino también de competencias, entonces desde hace años desarrollamos cursos y competencias que le dan una salida laboral a esa gente. Hoy tenemos convenios con 27 escuelas en todo el país, y más de 2000 alumnos participan todos los años. Después, el Programa Compromiso tiene que ver con desarrollar el voluntariado. Realizamos un evento anual de voluntariado en todas las fábricas de todas las localidades, pero también vamos desarrollando otras actividades de voluntariado para que la gente se sume. En cada fábrica tenemos un síndico que arma y propone ideas de actividades para hacer en las comunidades y, a través de la fundación, vamos conectándolas para poder llevarlas a cabo.

Con el Programa Raíces, por su parte, desarrollamos negocios inclusivos, ayudando financieramente o con planes de negocios. Firmamos convenios con otras fundaciones para brindar financiamiento y apoyo continuo. Por último, puedo nombrarte el Programa Transformar, que es para empezar a buscar algunas soluciones desde el punto de vista habitacional para gente de bajos recursos. Para ello, estamos analizando cómo emular en la Argentina un programa exitoso que tenemos en Brasil llamado Vivienda Digna. Intentamos que todos estos programas no dependan solo de Loma Negra; buscamos aliados públicos y privados para que esos programas continúen en el tiempo independientemente de nuestra compañía. En el caso de Brasil, obviamente se hizo con apoyo del gobierno, en la Argentina estamos buscando a través del gobierno nacional y de los provinciales y municipales la manera de poder interactuar para poder hacer ese desarrollo.

¿Te acordás en este último tiempo de alguna decisión que te haya emocionado?

Lo que sucede en Loma Negra es que la relación que uno tiene con la gente, con las fábricas y demás actores data de largo tiempo, con lo cual se genera un vínculo muy cercano. Nosotros visitamos todas las fábricas, hacemos reuniones con las personas e intercambiamos opiniones. Y la verdad es que siempre uno en esas situaciones recoge anécdotas o cosas que lo emocionan. Tanto por la relación que la gente tiene con Loma Negra como por lo que siente que Loma Negra le brinda. Hace poco, en una fábrica, una persona se acordaba de que Loma Negra había ayudado al padre a comprar su primera casa. Y sentía una gratificación con Loma Negra de por vida. Ese tipo de historias son las que te generan mucha satisfacción.

¿Qué te quita el sueño como empresario?

La evolución del país, cómo intentar ser una compañía cada vez mejor desde el punto de vista sustentable, no solo a nivel económico. Cómo lograr ser lo más justos posible como compañía y con la gente. Esas son las cosas que me quitan el sueño.

Para cerrar esta entrevista, ¿cuál es el impacto que creés que tiene el cemento en el desarrollo y en la economía de un país como el nuestro?

Cuando uno mira en un país todo lo que tiene que ver con crecimiento, todo cuenta con cemento. Cómo se genera la energía, cómo se transporta, las rutas, los puentes, cualquier desarrollo tiene cemento atrás. El cemento es un factor muy importante en el desarrollo de cualquier país, y cuando hablamos de la vivienda es lo mismo. Lo primero con lo que uno empieza es con el cemento. Por eso nosotros siempre decimos que construimos sueños, construimos mejoras y construimos desarrollo. Porque claramente el cemento es eso, desarrollo. Cuando uno dice “Hago una ruta”, no es la ruta en sí. Esa ruta permite transportar, conectar, un montón de cosas más allá del cemento que posee esa ruta. Esa es una diferencia con otros insumos: cuando uno consume un producto lácteo o lo que sea, lo consume en el momento y con el gasto diario. Cuando uno piensa en consumir cemento, es un gasto pensado en muchos años. Por eso la financiación y el desarrollo de un mercado financiero que pueda permitir la construcción de viviendas y rutas es muy importante.