Lorice Scalise, General Manager en Roche: “No hay asistencia médica que no tenga su aspecto social”

La bioquímica y farmacéutica brasileña Lorice Scalise es miembro del terceto o triunvirato de gerentes generales de Roche Argentina, empresa con unos 500 empleados. Lorice, nacida en San Pablo, ingresó a Roche en Brasil justo cuando comenzaba este siglo, luego pasó algunos años entre Suiza y Japón, y desde 2017 cumple funciones en nuestro país, donde le tocó ocupar su lugar de lucha contra la pandemia del COVID-19. En todo este tiempo, Lorice pasó sucesivamente por cada una de las tres grandes divisiones de la empresa: Diabetes, Diagnóstica y, desde hace dos años, Pharma (farmacéutica), de la cual está a cargo en la actualidad –además de compartir la dirección general junto con sus pares de las otras dos–. Durante la entrevista demostró también que le preocupa ligar su quehacer con la realidad social que la rodea, visita zonas del interior del país, y hasta tomó el hábito de ir a la cancha a alentar a Racing de Avellaneda, su equipo por adopción. De modo que conoce bien a la población hacia la cual se dirige su trabajo como profesional.

¿En qué temáticas están trabajando hoy en Roche?

Cada una de las ramas en que se divide nuestra organización abarca productos para pacientes con enfermedades muy específicas que requieren productos especiales, innovadores y que necesitan de un fuerte trabajo de investigación para ser producidos. Hoy en nuestros laboratorios en distintos lugares del mundo se están llevando adelante proyectos muy importantes en el área de oncología, más específicamente para el cáncer de mama HER2 positivo, un tipo de cáncer que suele crecer y propagarse con mucha velocidad, y para el cual desarrollamos una nueva formulación subcutánea cuya novedad es que por primera vez combina dos anticuerpos monoclonales que pueden administrarse mediante una única inyección. También se está trabajando en oftalmología, concretamente sobre la degeneración macular, en las modalidades neovascular, edema macular diabético y edema macular secundario. Esto en lo que hace al portafolio de productos a nivel global. En cuanto a nuestros objetivos estratégicos, en Roche Argentina tratamos de encontrar cada vez más sinergias y trabajar en conjunto con los sistemas públicos y privados de salud para conseguir que cada vez más pacientes puedan acceder a nuestros productos innovadores de una forma más rápida y con el menor costo posible para la sociedad.

¿Esto es algo que ya ocurre?

Sí y no, dependiendo de las situaciones. Por lo general, todos creen que basta con que un producto esté registrado en la Anmat [Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica] e incluido en la lista de una obra social para que el paciente ya pueda disponer de él; pero en la realidad esto no es tan así, porque para acceder a un tratamiento se necesita un diagnóstico adecuado en tiempo y forma, es decir el acceso a un servicio sanitario y la capacidad de trasladarse. Entonces, no sirve de nada desarrollar medicamentos y traerlos al país si no podemos ayudar a que los diferentes sistemas o actores de la salud sean capaces de identificar y remover las barreras que impiden el acceso a ellos.

¿Qué puede hacer una empresa farmacéutica para que se consiga ese objetivo?

Una empresa como Roche debe involucrarse desde el comienzo, que es la prevención de la enfermedad. Tenemos que reunirnos y discutir con los gobiernos, a todos los niveles, cómo mejorar la atención, incluidos los laboratorios. Porque todos jugamos un rol y cada uno tiene que garantizar que el sistema en su totalidad sea lo más eficiente posible para conseguir el objetivo de que las personas estén sanas la mayor parte de su vida. Un ejemplo es la iniciativa que llevamos junto con el gobierno provincial de La Rioja: un software llamado “Portal del Paciente”, que se complementa con el historial clínico digitalizado de cada habitante de la provincia que se atiende en el sistema público. Cualquiera puede entrar al portal y ver ahí todos sus datos, adónde tiene que ir, cuál es el centro de salud más cercano… Así, mediante el uso de herramientas digitales, podemos ayudar a descentralizar y descomprimir el sistema de salud y llegar más cerca de la gente que vive alejada de los centros urbanos, y con eso ya se remueve una barrera. Para impulsar este tipo de iniciativas, el sector público, el privado y los individuos deben interactuar. Tenemos que saber encontrar muchos más espacios de diálogo en los que discutamos sobre un solo tema, el único posible: ¿cómo generar también una sociedad sana?

¿Tenés tu propia respuesta a esa pregunta?

La busco todo el tiempo. Aunque yo no tengo color político, muchas veces creo que debemos recordar y reivindicar a Ramón Carrillo [Ministro de Salud durante los dos primeros gobiernos de Juan D. Perón] cuando decía que “el mejor hospital es el hospital vacío”, porque de lo que se trata es de prevenir y fortalecer la atención primaria para que la gente no llegue al hospital cuando ya está enferma. En realidad, no hay asistencia médica que no tenga su aspecto social. Si queremos que el presupuesto para la salud pueda llegar a todos los pacientes independientemente de dónde vivan y de su situación económica, tenemos que prevenir todo lo que se pueda, reforzar la atención primaria y así descomprimir el sistema hospitalario. Es decir, hay que adelantarse, abordar al paciente en forma temprana para que el sistema de salud tenga el aire que necesita para ser más eficiente y dar lugar también a la investigación y la innovación.

Con ese mismo criterio, ¿lo ideal sería que la sección Diagnóstico de Roche, por ejemplo, fuera mucho más grande que la sección Pharma?

¡Sí, por supuesto! El recorrido de un paciente, o mejor dicho el de una persona antes de ser paciente, empieza en la educación y la prevención. De hecho, las mayores revoluciones en la salud fueron el agua potable, las cloacas y la penicilina. Personalmente creo que lo más importante es tener educación y saber cómo cuidarse; después, la prevención a través del diagnóstico temprano; y por último, el tratamiento y la medicación. Lo que queremos es que el paciente no llegue en un estadio avanzado de su enfermedad, sino que su problema de salud sea detectado antes a través de la prevención. Pero todos sabemos que lamentablemente siempre van a hacer falta medicinas, porque siempre habrá enfermos a los que no pudimos llegar antes. Por eso, para mí el ideal de un sistema de salud es optimizar la prevención, la atención primaria y, al mismo tiempo, tener los servicios sanitarios necesarios para atender lo que no se llegó a prevenir.

“Hay que abordar al paciente en forma temprana para que el sistema de salud tenga el aire que necesita para ser más eficiente”

¿Cómo fue tu experiencia al frente de la división Diagnóstica durante la pandemia de COVID-19? ¿Pudiste aplicar todas estas convicciones?

Efectivamente, atravesé todos los desafíos de la pandemia en el área Diagnóstico y con una participación muy activa. Empiezo por contar que elegí quedarme en la Argentina, a pesar de que tenía a dos de mis hijos y a mi mamá en Brasil, y de que Roche le ofreció a todo su personal “expatriado” volver a su país o trabajar en forma remota desde donde quisiera. Por otra parte, si bien en la oficina trabajamos en forma remota, también teníamos un equipo que sí o sí debía estar en la calle con todo lo que implicaba la situación de la pandemia. Me refiero al personal que va a los hospitales y a los laboratorios a revisar los aparatos de testeo, entrenar al personal sanitario y leer los resultados de los análisis, entre otras tareas. De hecho, los primeros kits de testeo del coronavirus provistos por un laboratorio privado que hubo en la Argentina fueron los de Roche, que trabajó codo a codo con el gobierno para que pudieran ser utilizados. Fue un trabajo de 24 horas y de siete días a la semana durante todo un año. Éramos 150 personas todo el tiempo haciendo fuerza para que todo fluyera, que los hospitales tuvieran los testeos, que todo saliera bien… Pudimos superarlo, nos ayudamos y apoyamos entre nosotros con el objetivo muy fuerte de servir a los pacientes.

¿Cómo viviste en lo personal toda esta situación de exigencia y estrés?

Si bien fue muy angustiante, también me sirvió para darme cuenta de la gran capacidad que tiene el ser humano de adaptarse: su resiliencia, como se suele decir ahora. También quedé gratamente asombrada al ver cómo todos pueden sacar de algún lugar recursos y habilidades desconocidas, y pude experimentar con gran satisfacción la fuerza del trabajo en equipo cuando hay un objetivo claro y potente. Por supuesto que en el terreno de los afectos todo fue muy duro y se volvió muy cuesta arriba por momentos. De hecho, durante todo 2020 me pregunté qué iba a hacer si le pasaba algo a mi familia en Brasil, porque la pandemia nos trajo a todos esa sensación muy presente de finitud y de miedo a lo desconocido. Sin embargo, aunque me costó mucho estar tan lejos, estoy convencida de que volvería a tomar otra vez la misma decisión.

Pasemos a otro tema: ¿llevan a cabo acciones de responsabilidad social empresarial?

Sí, muchísimas, casi todas enfocadas en los ejes de infancia, educación e inclusión. Aquí donde están nuestras oficinas, en la localidad de Ricardo Rojas, partido de Tigre, tenemos varias actividades. Colaboramos con la Fundación Nuevos Caminos en actividades de apoyo psicosocial en la comunidad. Patrocinamos actividades como un taller anual de creación de juegos y juguetes para estimular la creatividad en niños que viven en entornos vulnerables, y también apoyamos económicamente al Centro de Apoyo Familiar Santa Clotilde, una institución que recibe casi 400 chicos en condiciones de vulnerabilidad social, a los que les brindamos talleres educativos, servicio de comedor, jardín maternal, jardín de infantes y otras actividades.

¿Y fuera de su zona geográfica de influencia?

Tenemos actividades en la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo en la Escuela de Educación Especial N° 33 Santa Cecilia, en Caballito, para niños y niñas con discapacidad visual. Además, llevamos a cabo distintas acciones en común con la Fundación Garrahan, que cada año organiza el concurso Transformar Salud, con alcance a todo el país. Este certamen está destinado a todos los efectores públicos de salud que tengan alguna iniciativa para cubrir una necesidad de su ciudad o región: la idea es que puedan postular su proyecto y, si resulta elegido, ayudarlos a materializarlo. Otra iniciativa de la fundación a la que apoyamos económicamente es el grupo de payasos Alegría Intensiva, que visita y entretiene a niños hospitalizados. También asistimos a Nuestras Huellas, una organización que busca fortalecer las economías y los proyectos de vida en comunidades vulnerables a través de mecanismos de finanzas solidarias, y a la que Roche acompaña con financiamiento para dar capacitaciones en temas como economía familiar y educación financiera.

¿Los empleados de Roche participan en estas iniciativas solidarias?

Sí, están invitados a hacerlo. Para eso, tenemos el programa de voluntariado Yo me Sumo, que lleva a cabo distintas acciones, como una campaña de donación voluntaria de sangre en la localidad de Pacheco, junto a Swiss Medical; o el programa Invertir Vale la Pena junto a la Fundación Caminando Juntos, que consiste en formar y orientar a personas de sectores populares para que puedan dar sus primeros pasos en el mundo del trabajo. Otro eje que trabajamos es el educativo junto a la Fundación Cimientos, que promueve programas para ayudar a la permanencia y el egreso de la escuela secundaria, e impulsan la continuidad educativa y la inserción laboral de jóvenes en contextos vulnerables. Además, desde Roche acompañamos el Programa Futuros Egresados, cuya misión es acompañar a jóvenes para que permanezcan y egresen de la escuela.

 

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