Marcelo Bottazzini, Gerente de Ingeniería de Sheraton y Park Tower: “Ser responsable en términos de sustentabilidad dejó de ser una opción”

Hace más de veinte años, mientras todavía cursaba el final de la escuela técnica, Marcelo Bottazzini se anotó para una pasantía de un mes en el Sheraton de Buenos Aires. Su tarea fue reparar y colocar adornos navideños en el lobby del hotel. La actividad fue la puerta de entrada a una carrera corporativa que hoy lo tiene como Gerente de Ingeniería de Sheraton y también de Park Tower, la cadena de lujo que se encuentra en un edificio contiguo y también pertenece a Marriott.

Con el montañismo como uno de sus pasatiempos preferidos, la naturaleza y el cuidado del medio ambiente siempre estuvieron entre sus prioridades. “Se suele decir, en la montaña, que uno hace cumbre cuando vuelve a la ciudad con su bolsa de basura”, ejemplifica. Dentro de la compañía, es impulsor de muchas de las iniciativas que se implementaron en ese sentido a nivel interno y externo.

“Recientemente obtuvimos tres certificaciones: Hoteles más Verdes, Sello Verde y Directrices Sustentables. Estamos también en proceso de obtener la certificación de Ecosellos, que la otorga la Agencia de Protección Ambiental. Las certificaciones te dan el soporte para que puedas ejecutar un montón de acciones sostenibles dentro de tu empresa. Te brindan una base de conocimiento y un montón de material. Sello Verde, de la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, una vez que obtenés el certificado te otorga capacitaciones como beneficio” asegura Bottazzini.

-Cuando decidieron aplicar a estas certificaciones, ¿había muchas cosas por cambiar?

-Ya veníamos haciendo muchas de las cuestiones de sustentabilidad y tuvimos que ajustarlas o darles un marco más profesional para la certificación. A medida que fuimos avanzando en las certificaciones, hablando con los distintos especialistas, nos dimos cuenta de que podíamos incorporar un montón de acciones que no estábamos teniendo en cuenta. Un ejemplo muy claro de que está todo al alcance de la mano a veces y no necesitás tanta plata es que, hace un tiempo, los tóneres y cartuchos los tirábamos a la basura con el resto de los residuos. Hablamos con la empresa con la que tenemos el leasing de las impresoras del hotel y le planteamos que nuestra intención era empezar a separar lo que veníamos tirando y que ellos se encargaran de la recolección y reutilización. Articulamos el mejor modo de implementación y comenzamos. Todo ese proceso de contactar a la empresa demoró dos semanas y ya separamos un residuo que antes no separábamos. Fue cuestión de levantar el teléfono, mandar unos mails y coordinar. Es traccionar acciones, darles un pequeño impulso.

-¿Qué cuestiones trasladaste desde tus inquietudes personales hacia políticas de la compañía?

-En mi casa composto, separo residuos, tengo lombrices californianas. En el Departamento de Ingeniería, con tachos de pintura reutilizados armamos una compostera. Hicimos un taller de compost y tratamos ahí residuos de oficina como café, té, las frutas del almuerzo. Cuando terminamos de comer en el comedor de personal, tiro la basura y junto las cáscaras para la compostera. Todos los viernes, antes de salir, me arremango la camisa, meto la mano y oxigeno el compost. Traje lombrices californianas de mi casa, verifico la humedad, mido el pH. Ya generamos 200 kilos de compost.

-¿Esto se sistematiza para ser replicado en otros hoteles de la cadena?

-Estamos trabajando en un proyecto para replicarlo en las otras oficinas del hotel. Quizás no todos tienen el ímpetu como para meter las manos en el compost. Hay que derribar muchos mitos, perderle el miedo. Es algo que no lleva tiempo, prácticamente. Siempre hay alguien a quien le interesan estos temas. Hay que agarrarse de esas personas para que traccionen al resto. Es lo fundamental. En el Departamento de Ingeniería había quienes no sabían qué era el compostaje. Que hoy sepan para mí es una victoria. Que el café o el té vuelvan a la huerta para que después los cocineros usen especias en los platos del restaurante es hablar de economía circular. De eso se trata.

-En paralelo a tu interés, crece una presión social que la compañía debe sentir, y por eso se hace necesario implementar y profundizar acciones sustentables…

-Creo que no solo en cuanto al hotel, sino en el mundo en general, hoy ser responsable en términos de sustentabilidad dejó de ser una opción. Antes las empresas elegían, hoy es una realidad tangible y todas buscan serlo. Por el solo hecho de ser sustentables o por reducción de costos. En la Argentina los costos de la energía no son tan elevados como en otros lugares, pero en otras partes se hacen auditorías energéticas para abaratarlos. Hoy no es una opción no ser sustentable. Es algo mandatorio, algo que ya llegó para quedarse.

-¿Los huéspedes demandan algo en ese sentido?

-Claro. Después del COVID-19 empezó a reactivarse la capacidad hotelera y noté que cada vez más los agentes de ventas del hotel me preguntan por acciones sustentables que implementemos. Antes del COVID, en 2016 o 2018, cada dos meses algún cliente, para cerrar un trato, pedía que compartiéramos las acciones sustentables. De repente, eso empezó a suceder una vez por semana.

-Así que termina impactando en el negocio…

-Totalmente, aunque a mí no me gusta cuando se mide la sustentabilidad en términos de retorno de inversión. A veces esas cosas no son tangibles, no se puede especificar en qué medida hay un beneficio económico. Pero sucede. Cuando hicimos las certificaciones, también formamos un comité ecológico dentro del hotel, entre otras cuestiones. El trasfondo siempre fue la parte sustentable, cuidar el medio ambiente, no lo hicimos pensando en el negocio. Pero lo que llevamos a cabo como base permitió más adelante, entre otras cosas, que nos eligieran para ser sede del C40, que fue un ingreso muy importante para el hotel. Todo gracias a las acciones sustentables. En ese momento, nadie podría haber dicho “El retorno de inversión del comité ecológico va a ser de tantos millones de dólares”. Sin embargo, nos dejó esa enseñanza. Como esta, se abrieron diez mil puertas más.

-¿Cómo se conformó el comité?

-Fue una iniciativa que surgió de Ingeniería. Tenemos una cartelera sustentable ubicada estratégicamente en la puerta del comedor del personal. Transmite en loop 60 videos que hablan desde obsolescencia programada hasta reciclaje y compostaje, pasando por actividad física. Son videos que fui bajando de distintos lugares, y duran de uno a tres minutos. Usamos esa misma cartelera para hacer la convocatoria al comité ecológico: pedíamos que quien estuviera interesado en estos temas se sumara. Buscamos a las personas que traccionaran en cada departamento. Voluntarios, porque la única manera de lograr algo es que se hagan las cosas por gusto y vocación, no por obligación. Juntamos gente de distintos departamentos. Cada uno, desde su departamento, propone acciones o cambios en algún proceso.

-¿Cómo cuáles?

-Pueden ser acciones muy pequeñas, como avisar en el grupo de WhatsApp que ya terminó un evento para que apaguen las luces y los aires acondicionados, y reducir ese consumo. También se plantean las capacitaciones que damos. El año pasado capacitamos a casi 200 personas en gestión de residuos. Hicimos todo el recorrido de la basura dentro del hotel, para que todo el personal lo tuviera claro. Nosotros actualmente trabajamos con dos cooperativas de recuperadores urbanos: una nos retira cartón, plástico, papel y vidrio; con otra estamos trabajando RAEEs (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos) y metales. Fue otra de las ramas que incorporamos hace un año. Ingeniería es el mayor productor de este tipo de desechos. Antes los tirábamos a la basura y ahora se los damos a una cooperativa con 120 familias que viven de eso.

-¿Las estaciones de carga para vehículos eléctricos son una apuesta o una demanda actual?

-Hay un poco de cada cosa. El hotel cuenta con cuatro estaciones de carga, una al frente y tres en la cochera semicubierta, y fueron implementadas entre 2017 y 2018. Yo me quedé muy sorprendido cuando se hizo, porque nadie hablaba de esto. La visión del hotel fue ir en línea con la sustentabilidad y la innovación. Se trata de empezar a hacer visibles estas cuestiones, que llamen la atención. Hoy, alrededor del mundo, la movilidad provoca el 20 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono. Por eso hay que darle importancia. En el mercado argentino, en el primer semestre de 2023, el patentamiento de autos eléctricos creció un 33 por ciento con respecto al primer semestre de 2022. Se patentaron alrededor de 4.600 autos, que es el 3 por ciento en la plaza automotriz argentina. No es un número muy grande aún, pero va creciendo.

-¿Qué significa ser un hotel ecológico?

-El diferencial de ser un ecohotel es que es un lugar interdisciplinario, por todos los departamentos que tiene. Contamos con un lavadero industrial, un restaurante, una cocina de dimensiones importantes, salones, un Departamento de Ingeniería. Todo unificado en un mismo contexto. Cada departamento dispara sus acciones sustentables y, a la vez, acciones sustentables en conjunto. Lavandería optimiza el uso de las máquinas pesando la cantidad de ropa para hacer el lavado en su máxima carga; Compras busca proveedores sustentables, amigables con el medio ambiente; Ingeniería, la segregación de residuos; el ama de llaves está atenta a si el huésped hizo una opción sustentable, como dejar la toalla colgada para que no la laven, apagar las luces, setear el aire acondicionado en una temperatura que no repercuta energéticamente. En muy pocos rubros se da eso de tener tantos aspectos juntos. Hay muchas acciones para llevar a cabo en el hotel. La idea es mantenerlas ya implementadas en el tiempo y agregar más. Cuando hicimos lo de Sello Verde, no separábamos los tóneres, y ahora estamos intentando agregar los jabones: la persona que viene, se baña como mucho dos o tres veces y usa un 5 por ciento del jabón, muy poco. Eso hoy va a la basura. Estamos intentando tramitar un acopio de esos jabones para reinsertarlos en el mercado. En un momento llegaremos a separar veinte corrientes distintas de residuos. Ahora también tenemos un vaso reutilizable de café. Si lo comprás, el primer café viene de regalo, y cada vez que lo recargás, sale la mitad. Además, queremos recuperar el agua de la lavandería después del proceso de lavado, filtrarla y reinsertarla en el sistema. Hay muchos más proyectos en carpeta. El hotel ya tiene 51 años, es una marca muy fuerte en la Argentina, y tenemos la responsabilidad de hacer un buen uso de ese prestigio.

-¿Cómo proyectan el año que viene?

-En 2023 ya se vio un claro avance de la vuelta del turismo a la Argentina. Volvieron los congresos nacionales, que no solo te llenan los salones, sino que muchas veces toman habitaciones y también la parte de restaurantes. El hotel se tuvo que reinventar en muchas cuestiones después del COVID. Por ejemplo, en la galería comercial antes había locales y hoy tenemos un espacio de coworking. En el ámbito empresarial, el que no se reinventa queda afuera. Para el año que viene proyectamos más crecimiento, mayor tasa de ocupación, y la vuelta de los congresos internacionales. Ya estamos teniendo conversaciones con cadenas de afuera. El negocio va mutando. Antes del COVID, un negocio grande lo cerrábamos con una anticipación de entre seis meses y un año. Ahora, empezamos a cerrar negocios grandes en una o dos semanas. Eso nos hizo elevar el nivel de operación a un punto que desconocíamos. Para un evento de 500 o 1000 personas hay que tener en cuenta la parte operativa de armado de salón, los requerimientos del cliente, lo gastronómico, el menú de un evento con bufet. Solucionar todo eso en dos semanas o un mes es muy complejo. La profesionalidad del personal que trabaja acá lo hace posible.

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