Matías Plaul lleva la mitad de su vida dedicada a la informática. Hace dos décadas comenzó a trabajar en un retail y estuvo a cargo del área, que en aquel momento prácticamente se reducía a computadoras de escritorio. Esa primera experiencia, en contacto directo con el usuario final, le permitió desarrollar una sensibilidad en el mercado (qué funciona y qué no) que hoy capitaliza como.
Con cinco años y medio en la compañía, donde ingresó como Key Account Manager, Plaul es el principal vocero y encargado de las operaciones locales de la marca taiwanesa. Se enorgullece de que en este tiempo ASUS haya profundizado su penetración en el mercado nacional, con proyecciones de continuar en ese rumbo.
“ASUS es una compañía innovadora, lo lleva en su ADN. Siempre tuvo el foco en productos premium de innovación, gaming y thin & light. Ya teníamos una buena participación años atrás, arriba del 30 por ciento, en esos segmentos, que son el 2-3 por ciento del mercado. En los últimos años, la apuesta que hicimos fue ir por el volumen, por los productos más masivos. Estando consolidados en las líneas de gaming y Zenbook, fuimos por el siguiente paso”, explica Matías Plaul.
En 2021 volvieron a producir en el país, luego de un par de años de interrupción, ¿cómo impactó eso en su presencia actual?
Retomar el proyecto de producción nacional fue uno de los principales pilares de esta estrategia. ASUS producía en la Argentina en el pasado y, por coyuntura política de importación y fabricación, en su momento se puso en stand by ese proyecto. Continuamos en el mercado con producto terminado importado y en 2021 pusimos en marcha de nuevo la producción. Entendiendo un poco el contexto y cuáles son los pilares del gobierno y de la política económica argentina, vimos que la parte industrial era muy importante para el país y que, si nos alineábamos en ese camino, íbamos a tener buenos resultados. Hoy, un año y medio después, duplicamos el share. Estábamos en un share del 7-8 por ciento y ya estamos en el 15 por ciento. Ahora vamos por el 20 por ciento, que es el objetivo para este año. Lo creemos realista, porque arrancamos en una base alta, con esa tendencia, venimos en crecimiento y consideramos que tenemos una muy buena ventaja por tener este proyecto funcionando hace más de un año y medio.
Esa decisión, que podría haber sido riesgosa, dio los resultados esperados…
Sí. El resultado que cuento es lo que logramos en todo este año y medio. Desde el primer momento, tanto nosotros como nuestros partners, quienes fabrican localmente, que son PC Arts y Newsan, teníamos una visión compartida de que ese era el camino y de que íbamos a poder tener un negocio saludable y con mejor oferta. Contamos con acceso a los planes Ahora 12 y Ahora 18, y es fundamental hoy poder dar financiación. Además, nos dio disponibilidad. Con este proyecto nos aseguramos eso. En épocas de pandemia o pospandemia, donde estaba muy difícil el acceso a la disponibilidad, había complicaciones logísticas, no había mercadería. Con el proyecto de fabricación supimos jugar mejor ese partido y tuvimos mejor disponibilidad de productos terminados. El share es el resultado de todo ese trabajo. Con el diario del lunes, lo volveríamos a hacer, porque fue y sigue siendo exitoso.
¿Cómo combinan el espíritu innovador con la incorporación de temáticas que el cliente cada vez toma más en cuenta a la hora de elegir una marca, como su compromiso ambiental?
El desafío constante y el compromiso de ASUS con el usuario es fundamentalmente la innovación. Pero no nos quedamos solo con tener la notebook más finita o con dos pantallas, no innovamos nada más que en el producto, sino también en los procesos. Este año se lanzó y se presentó en el CES, por ejemplo, la Expert Book B9: es la primera notebook completamente metálica, hecha con un proceso de fabricación ecológico, que ahorra un 30 por ciento de materiales e implica un proceso de fabricación 75 por ciento más veloz. No es solamente cambiar una caja de plástico por una de cartón, sino que desde la concepción del producto los ingenieros diseñan pensando en cómo hacemos esto de forma más sustentable, más ecológica, más eficiente. Un proceso de fabricación más rápido hace que para producir una cierta cantidad de notebooks, requieras menos energía, hay menos emisiones.
¿Qué objetivos se plantearon en cuanto a eso?
ASUS tiene como objetivo que, para 2035, todas las instalaciones de la compañía usen energías 100 por ciento renovables. Hay algunas instancias intermedias, por supuesto, y seguramente el primer país en lograrlo sea Taiwán, que es donde está la casa matriz. Pero para ese año a nivel global todas las instalaciones de ASUS van a ser basadas en energía renovable. Para 2050, el objetivo es alcanzar la carbononeutralidad, reduciendo todo lo que nos sea posible y compensando el resto.
¿Qué acciones llevan a cabo?
Solemos estar por encima de ciertos estándares exigidos. Por ejemplo, aplicamos a la certificación Energy Star, que es un requisito en muchas licitaciones, y estamos por encima de lo que se necesita. Asus alcanzó un 30 por ciento más de eficiencia que lo que marca ese estándar. Por otro lado, venimos aplicando en muchos productos el estándar de grado militar. Para alcanzarlo, se somete a los productos a testeos mucho más exigentes que para un consumo tradicional: soporte a caídas, derrame de líquidos, temperatura, polvo. Es un estándar superior al normal del mercado de consumo. Generalmente se encuentra en máquinas corporativas o en nichos como petroleras o mineras. Son equipos más robustos. Ese estándar lo estamos bajando a la línea Zenbook, a la línea Gamer y a la línea Vivobook, que es masiva. Llevar el estándar de grado militar a las líneas más masivas supone más durabilidad, que significa menos emisión, menos fabricación, menos consumo energético. Si el producto es más durable, todo lo que implica la cadena de valor para construir una notebook, en vez de hacerse cada tres años se hace cada cinco. Es el impacto que buscamos.
¿Todo esto es parte de Green ASUS?
Sí, claro. Green ASUS es un concepto, una filosofía. Se trata de seguir prácticas respetuosas con el medio ambiente en todos los aspectos de la compañía. Un compromiso que abarca todos los sectores. Tiene cuatro pilares, que es incluir esa conciencia ambiental en el diseño, en los procesos de fabricación, en la supervisión de que nuestra cadena de proveedores vaya en la misma línea y en impulsar programas de reciclaje o apoyar a organizaciones del sector.
En la Argentina, aunque haya vuelto a fabricar, la marca no tiene oficinas, ¿verdad?
Exacto, es así. Teníamos una oficina hasta que se decretó el aislamiento. Después de un par de trimestres, sin certezas respecto a cuándo íbamos a volver, se decidió cerrarla con la idea de retomar. Nosotros tenemos la casa matriz en Taiwán y reportamos a California, donde está la jefatura de toda la región, por lo que trabajamos mucho remoto. Después de un año, encontramos un método de trabajo que funcionaba igual o mejor que antes, y no surgió la necesidad de volver a juntarnos todos en una oficina de manera presencial. A pesar de no tener ningún tipo de restricción ni política de aislamiento ni mucho menos, las instancias de reuniones presenciales con clientes también son el 30 por ciento del total. Es más eficiente hacerlo de manera virtual.
Cuando surge una iniciativa local, como lo de equipar a la única escuela de la Antártida Argentina, ¿lo hacen desde el equipo de Argentina o se propone desde afuera?
No, todo se gestiona con el equipo local. Tenemos más soporte en Taiwán que en California, pero tiene más que ver con que nos ayudan con un equipo de sincronización en cuestiones logísticas o de costos. Nos facilitan el diálogo con la gran estructura de ASUS en Taiwán. El que tenemos es un equipo totalmente enfocado en Latinoamérica y las iniciativas son locales.
¿Cómo surgió ese proyecto?
Fue una iniciativa público-privada entre el Comando Antártico y empresas del sector. PC Arts, que es nuestro partner, tiene mucho contacto y negocio educativo. Está constantemente buscando oportunidades educativas tanto públicas como privadas. Nos llegó esta iniciativa a través de ellos, con quienes tenemos un diálogo constante para ver oportunidades de negocios. Nos pareció superinteresante. Intel y Microsoft, que son proveedores, casi partners a esta altura, también se sumaron con el objetivo de llevar nuestra tecnología a la escuela más austral del país. Obviamente, desde nuestro lugar la idea fue aportar para que los chicos que viven allá tengan acceso al conocimiento y a la información, y que empiecen a forjar su futuro profesional desde ahí. Para nosotros, llevar nuestro portfolio educativo a la Antártida, donde las condiciones climatológicas son desafiantes, es una prueba de fuego a nivel producto. Fue unánime: todos a los que se les propuso participar aceptaron. Hicimos este proyecto en conjunto y hoy estamos totalmente enfocados en esto. Se realizó la donación de los equipos, viajamos a la Antártida a asegurarnos de que todo quedara perfectamente instalado, capacitamos a los docentes y a los alumnos.
¿En qué instancia se encuentra?
Se instaló todo allá, se hizo la inauguración y está funcionando desde mediados de febrero. Más allá del proyecto y lo lindo de poder contribuir con los chicos de la Antártida, que reciben un equipo y tienen el acceso a una notebook, este tipo de iniciativas nos ayudan mucho para mostrar el nivel de compromiso de Asus con la innovación. No es algo menor para la compañía. Esto lo mostramos internamente para que supieran desde Taiwán lo que estamos haciendo y dónde llegó la marca. A todos nos entusiasma por distintos lados.
¿Esa prueba de fuego a nivel producto por someterse a condiciones desafiantes es parte del camino innovador de la compañía?
Sin dudas. Es un objetivo permanente. Ahora se vienen muchos productos innovadores para destacar. En nuestra línea Zenbook, que son productos delgados, de elegancia y tope de gama, lanzamos un producto disruptivo: la Zenbook Fold Oled. Es un equipo de 17 pulgadas si lo usás desplegado, o de 14 si lo usás doblado, porque la pantalla se dobla. Tiene un teclado magnético bluetooth que cuando lo colocás parece una notebook de 14 pulgadas común y corriente, pero le da mucha versatilidad y modos de uso diferentes. En la línea Vivobook, la más masiva, en los últimos años se lanzó la variante Vivobook Pro 16x 3D Oled, que llegará a la Argentina en agosto: tiene una pantalla que te da la experiencia 3D sin anteojos. Las cámaras perciben la orientación de tus ojos y, según dónde estás, te da la experiencia del 3D sin necesidad de anteojos ni ningún software en particular. También en nuestra marca orientada al gaming, Republic Of Gamers, se vienen productos muy innovadores. Mencioné un par de veces la tecnología Oled de nuestras pantallas, y creemos que es algo muy importante para nuestros desarrollos, en más de un sentido.
¿Por qué?
Hace unos dos años venimos con esta tecnología, que ya estaba disponible en el mercado. Asus la tomó y la adoptó como una de sus principales estrategias. Arrancamos poniendo pantallas Oled en las líneas Zenbook, y hoy llegan a Vivobook, en niveles masivos. Más allá de la experiencia de uso, que es sencillamente increíble (a nivel técnico se nota en los negros, tiene más brillo y contraste), es muy interesante su impacto en la salud ocular, sobre todo en niños. Los niños de cinco años o menos son mucho más permeables a la luz azul, y las pantallas Oled bajan en un 60 por ciento el impacto de esa luz. Además de lo estético y de la performance, de la experiencia de uso, es mucho más saludable también. Por eso Asus lo tomó no solo para un producto high end, sino que lo extendió a las líneas mainstream, las más masivas. Estamos convencidos de que es un diferencial importantísimo.
¿Qué balance hacen de la compañía de 2022 y qué objetivos tienen para 2023?
Venimos creciendo exponencialmente, desde 2020 duplicando el volumen y, claramente, subiendo en la participación. El balance es superpositivo y no por eso menos desafiante para este año. Seguimos con objetivos fuertes de crecimiento, este año no vamos por duplicar, sino por un 50 por ciento de crecimiento en unidades y consolidarnos en ese 20 por ciento o más de share. Hace dos años estábamos en un dígito de participación y ahora estamos hablando del 20 por ciento. En pocos años, logramos que la marca gane espacio. En Taiwán y en muchos países es número uno; en Colombia, el país más fuerte de la región, es número dos, está superconsolidada. En la Argentina estamos llegando a esos niveles y era como una asignatura pendiente. Sabíamos que era una cuestión de madurez, porque tal vez otros países habían comenzado años antes, pero no por eso íbamos a dejar de pretender estar al mismo nivel.