Merck Argentina: pasión y estudio para dar vida – Parte 1

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Cristian von Schulz-Hausmann es el Director General del Grupo Merck Argentina, un laboratorio alemán que tiene 351 años de existencia. Con 90 años en el país, Merck es líder en la creación de drogas para combatir el cáncer y trabaja fuertemente en las áreas de neurología, inmunología y fertilidad. Aquí les presentamos la primera parte de esta entrevista realizada para nuestra revista:

Crear un medicamento no es poca cosa. Pero ponerlo en funcionamiento y llevar adelante un proceso que incluya la curación o la mejora de la vida de cientos de miles de pacientes significa algo mucho más grande. “Es como traer un hijo al mundo”, grafica Cristian von Schulz-Hausmann cuando se le pregunta lo que representa poner una nueva droga en el mercado. Médico cardiólogo, von Schulz-Hausmann es Director General del Grupo Merck Argentina y Gerente General del negocio de Biopharma de Merck, empresa líder en ciencia y tecnología. Comenzó su carrera en la parte asistencial en el Hospital Italiano, dedicando gran parte de su tiempo a los cuidados intensivos. Posee una vasta y destacada trayectoria en el área médica de la industria farmacéutica desarrollada a lo largo de 17 años en Sanofi, donde ocupó posiciones con responsabilidad en el cono sur, la región latinoamericana y a nivel global en mercados emergentes. Previamente trabajó en el área asistencial de Medicus, en el Hospital Italiano y en la obra social del Ministerio de Economía.

En el último tiempo, según cuenta, comenzó a inclinarse hacia la industria farmacéutica, principalmente desde la docencia y la investigación clínica. “Ingresé justamente a Merck en 2017 para afrontar el lanzamiento de una de estas moléculas y desde el departamento médico trabajé en distintas áreas del negocio no solo en Argentina sino en Latinoamérica, aplicando nuevas técnicas de educación, tratando de dar nuestro mensaje hacia adelante. Por supuesto la industria farmacéutica ha virado hacia algunos lugares de muy alta complejidad en este último tiempo, y esto hace que uno requiera distintas capacidades para poder llevar adelante este negocio en la Argentina”, comienza relatando a PRESENTE on Schulz-Hausmann.

Para la industria farmacéutica, después de años y años de investigación, y de moléculas que van quedando en el camino, traer una nueva que pueda dar soluciones a pacientes con enfermedades críticas como las que se especializa Merck es un enorme desafío. Por eso a von Schulz-Hausmann le juega mucho a favor ser médico de profesión para encaminar su trabajo como Gerente General de un laboratorio. “Venir desde la problemática de la salud es un valor agregado. Desde la visión holística que el médico tiene en el consultorio para entender la patología desde su inicio hasta todo el derrotero que cada paciente posee en sus distintos puntos hasta llegar en muchos casos a la curación, todo lo que significa también el efecto del medicamento en el paciente, creo que es un valor agregado enorme dado que no solo necesitamos ver el punto de vista científico, técnico y comercial, sino también cómo hacer que la organización se vuelque en su conjunto a atender las necesidades de quien sufre. En ese punto, probablemente sea el médico quien ha estado en contacto con gran parte de esa problemática y da este valor agregado que implica una mirada holística con el paciente”, sostiene.

Está en una empresa muy particular de 351 años, generación número 14. En la Argentina tienen 90 años. La historia del laboratorio debe ser muy atrapante.

Merck es un laboratorio muy diferente al resto. Es la empresa farmacéutica más antigua del mundo. Nació en 1668, en una ciudad alemana llamada Darmstadt. Empezó todo con una farmacia que hoy en día está en el mismo lugar que en esa época. Alrededor de 1820, Emanuel Merck dio un viraje muy importante al focalizarse no solo en la venta de productos farmacéuticos, sino que empezó con la investigación de productos, particularmente trabajando con alcaloides, que son derivados de determinadas hierbas medicinales. Esto ha dado lugar a una innumerable cantidad de moléculas con efectos muy importantes, tanto para el tratamiento del dolor como para enfermedades del sistema nervioso central. Entonces en ese momento, en 1820, Merck pasó de ser una farmacia a ser una empresa de ciencia y tecnología. Y de ahí en más, empezó a llevar sus productos a sus países vecinos hasta que llegó a Estados Unidos, donde se internacionalizó. De manera que hoy estamos presentes en más de 66 países y con más de 55 mil empleados trabajando en distintas áreas. 

¿Cuáles son esas áreas?

Básicamente son tres. Primero, el cuidado de la salud, la parte más tradicional y farmacéutica, que está relacionada con los productos en distintas áreas de negocios. Nosotros nos focalizamos en oncología, neurología, inmunología y fertilidad, donde tenemos tratamientos superinnovadores. En hormonas de crecimiento, contamos con tratamientos muy fáciles de administrar para los chicos, que suelen ser reacios cuando hay que inyectarse y demás. Segundo, tenemos diversas áreas de negocios en ciencias de la vida, pero también estamos presentes en los laboratorios de investigación básica, donde todo comienza cuando uno está buscando el desarrollo de un nuevo fármaco. Formamos parte del control de calidad de diferentes industrias, no solo farmacéuticas, sino también alimenticias o de los químicos, como la minería, los combustibles. Nuestros productos se encuentran presentes en distintos lugares de la cadena de valor, que tienden a mejorar nuestra vida. Y por último está materiales de alto rendimiento, que no es un negocio particularmente presente en la Argentina, pero que trabaja con materiales muy innovadores para poder desarrollar áreas de ultratecnología.

¿Qué papel juega la tecnología en Merck?

Merck es una empresa que está focalizada en ciencia y tecnología. El manual Merck tiene esa chispa que comienza desde hace muchos años en esto de poder encontrar soluciones innovadoras para problemas de salud que eran muy incipientes en otras épocas. Con lo cual la curiosidad forma parte de nuestro ADN, nos ha llevado a tener logros extraordinarios. Me gusta contar un ejemplo: a fines del 1800 se descubren los cristales líquidos. Determinados científicos fueron denostados por la sociedad de ese momento. Merck prestó atención a eso y años más tarde logró darle una forma que hoy se ve en las pantallas de nuestros celulares o televisión. La mayor parte de los cristales líquidos del mundo fueron desarrollados por Merck. Creo que esa curiosidad de poder ir más allá es lo que nos distingue en algún punto. Tenemos un centro de innovación en Alemania que está básicamente desarrollado para poder encontrar este tipo de negocios alrededor del mundo.

Dentro de los descubrimientos que llevan durante tantos años, ¿cuál piensa que fue el más revolucionario?

Hay varios en distintos puntos, pero si se quiere, desde el inicio Merck hizo un trabajo con alcaloides y creo que es lo más emblemático de la compañía. De cualquier forma, el tema de los cristales líquidos que mencionaba recién es un hito superimportante. En términos de medicación, los medicamentos oncológicos o para la esclerosis múltiple fueron grandes hitos también. Varios años atrás, el tratamiento para la diabetes, una enfermedad altamente prevalente en el mundo, fue uno de los primeros que se utilizaron; hoy en día, también los interferones para el uso de pacientes con esclerosis múltiple o medicamentos superinnovadores con los cuales cambian los esquemas. Pasamos de tomar uno o dos comprimidos por día durante toda la vida a, con dos semanas de tratamiento durante un año y dos semanas el año siguiente, tener pacientes que quedan libres de la enfermedad, al menos de cuatro años en adelante. Este tipo de tratamientos revolucionarios los hemos traído a la Argentina el año pasado y estamos avanzando con el tratamiento de nuevos pacientes.

¿Cómo motiva Merck la investigación en la Argentina?

La investigación clínica es la base de toda innovación científica. Y como todo laboratorio de primera línea, Merck tiene por supuesto en su esquema de investigación un foco en aquellas enfermedades donde nosotros creemos que vamos a hacer una diferencia, como lo es en oncología, neurología, inmunología y fertilidad. Allí estamos invirtiendo en recurso. Y una vez que las investigaciones llegan a su curso, entendemos que de aquí pueden salir muchos descubrimientos que pueden en algún momento tener impacto en la población mundial. En asociación con el Ministerio de Ciencia y Técnica, damos incentivo a nuevos investigadores que tengan alguna situación o un desarrollo particular a los que todavía les falte alguna etapa para poder avanzar. Cómo hacer para que una idea se transforme en algún producto. Ponemos entonces a competir a los investigadores y elegimos diez que tienen la posibilidad de hacer su presentación ante un jurado de notables. Aquel que resulte ganador tiene un incentivo económico de aproximadamente 20 mil euros y un viaje a nuestro centro de innovación en Alemania.

¿Qué tan importante es el vínculo entre lo público y lo privado en medicina?

Es la base de lo necesario para que el país pueda avanzar. La entidad pública, sobre todo en la Argentina, tiene un altísimo nivel, tanto en educación como en potencial. Y la empresa privada sabe cómo hacer para que esto se pueda llevar adelante. Es imposible pensar que un medicamento podría nacer desde un ámbito público exclusivamente. Porque lo que se necesita en términos de conocimientos y recursos no es posible obtenerlo desde el ámbito público. El privado puede tener toda la tecnología para llevar un medicamento al mercado, pero sin el descubrimiento esto no tiene ninguna importancia. Este vínculo es superproductivo.