Papa Francisco celebró sus bodas de oro sacerdotales con Scholas

Un día como el del 13 de diciembre, de 1969, un entonces desconocido Jorge Bergoglio recibía el llamado de la unidad: se ordenaba sacerdote; 50 años después, y fungiendo como Santo Padre, el Papa Francisco ha querido celebrarlo plantando un olivo de cerca de 90 años, símbolo de aquella unidad, en la nueva sede de Scholas en el Vaticano, en el Palacio de San Calixto, como lo hiciera años atrás en Buenos Aires. Con este gesto el Papa vuelve a su origen, tema que ha inspirado el encuentro de este viernes, vuelve a sus raíces para regarlas de unidad.

Una ocasión sin duda especial ya que, junto al olivo, el otro tema inspirador de la tarde fue la  mítica figura de Telémaco, el hijo de Ulises. Esta figura simboliza la juventud de hoy en día, huérfana de padre, pero que, lejos de caer en el narcisismo o el desarraigo, está a la espera del padre, con clamor por un nuevo orden, una nueva cultura.

Y es que al encuentro, programado desde las tres de la tarde, hora local, asistió un nutrido grupo de figuras de las artes, el deporte, y la labor social, en el que se destacó la presencia de jóvenes de Scholas que celebraban el Primer Encuentro Intercultural de Jóvenes en Roma, muchos de ellos de comunidades indígenas, y la presencia de varias primeras damas de Latinoamérica y el Caribe, quienes tuvieron oportunidad de compartir sus experiencias, los primeros hablando del amor por las raíces, la madre tierra, y ellas representando a la madre, la mujer que ha hecho posible que estos jóvenes esperen y puedan compartir lo que han vivido.

El mensaje de la recuperación de las raíces, fuertes como las del olivo; el mensaje del sol y la madre tierra como los que lo alimentan, y el de Scholas como el espacio en el que se da este encuentro, dieron sus frutos esta tarde en los rostros de los jóvenes de Scholas.

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