“Queremos que todos se sumen a la misión que realizamos”, Paula González Ciccia, Directora de Conservación, Educación e Investigación en Fundación Temaikèn

La sonrisa de Paula González Ciccia se ilumina cuando habla de las acciones que lleva adelante la Fundación Temaikèn. Licenciada de Ciencias Biológicas, Paula se desempeña como Directora de Conservación, Educación e Investigación en la entidad, con la que comparte una historia profesional de alrededor de 15 años.

Más de 4.000 especies reinsertadas, 15.000 becas educativas anuales y 1.498 hectáreas conservadas son solo algunas de las cifras del gran trabajo que lleva adelante la fundación y del que Paula naturalmente siente tanto orgullo de ser parte. Por eso, habla en esta entrevista acerca de la actualidad de esta organización dedicada a conservar y restaurar la biodiversidad, la reconexión de las personas con la naturaleza, la investigación y la promoción de políticas públicas en pos de una relación saludable con los ecosistemas.

-¿Cómo se conforma el equipo de Fundación Temaikèn?

-Está conformado por aproximadamente 240 colaboradores. La fundación tiene distintos espacios físicos donde se desempeñan las diferentes tareas día a día. Entre estos lugares se encuentran el Bioparque Temaikèn y el Centro de Recuperación de Especies, ambos en Escobar. También está la Reserva Natural Osununú, en la provincia de Misiones, donde hay un equipo de nueve personas. Además, hay un colaborador en la estación de cría de huemul en la provincia de Chubut.

-¿Qué especialistas componen el equipo profesional?

-Tenemos un equipo interdisciplinario. Hay biólogos, veterinarios, ingenieros agrónomos, ingenieros eléctricos, ingenieros industriales, arquitectos, psicólogos, educadores ambientales, gestores ambientales, sociólogos. Son profesiones muy vinculadas a la conservación de la biodiversidad, al cuidado y manejo operacional de los animales y de la flora (porque en el caso de la Reserva Natural de Osonunú tenemos también guardaparques). Hay investigadores con distintas formaciones de base. También contamos con un grupo de mantenimiento muy grande con distintas profesiones y un equipo de parquización, porque tenemos producción de especies de flora que son alimento de muchos de los animales.

-¿Trabajan con voluntarios?

-Hay voluntarios y tenemos otras figuras también en el marco de un programa que nosotros denominamos Alumni, porque recibimos y gestionamos con universidades no solo prácticas profesionales, sino también pasantías, y brindamos la oportunidad (sobre todo para la carrera de Biología) de tener tesinistas. Además, contamos con capacitaciones para profesionales que vienen a hacer una especialización o parte de su carrera, o puede ser también que necesiten puntos y experiencias en otros lugares y asisten fundamentalmente al hospital veterinario. También tenemos prácticas para personas con discapacidad. Y, por otro lado, desde el año pasado estamos trabajando con la escuela Roca en prácticas profesionalizantes y, en ese caso, son para carreras mucho más afines con la operación de las instalaciones y no tanto con la especificidad de la biología de la conservación o la medicina veterinaria.

-¿Qué significa construir una ciudadanía ambiental?

-Para nosotros, el bioparque es la herramienta más fuerte que tenemos a la hora de cumplir con una de nuestras líneas estratégicas que es la construcción de ciudadanía ambiental, porque es, por un lado, una gran vidriera de la biodiversidad, pero fundamentalmente permite mostrar cómo los seres humanos estamos estrechamente ligados con la biodiversidad. A través de las actividades vivenciales y de poder tener un momento único, como puede ser una charla con alguien que trabaja en esto, es posible empatizar más con la causa. Lo que queremos en todas las actividades que realizamos en los espacios de la fundación es poder transmitirle al otro el rol que tiene, ese llamado a la acción y la oportunidad de sentirse también parte de la solución. Este es el mensaje optimista que necesitamos dar en tiempos tan difíciles como los que estamos viviendo por distintas cuestiones, no solo por la crisis de la biodiversidad, el cambio climático, cuestiones económicas. Necesitamos mirar el problema que tenemos de una manera más positiva para poder encontrar soluciones y ser partícipes de ellas.

-Es promover un compromiso emocional…

-Es parte de los grandes valores de la biodiversidad, de la naturaleza, que tal vez no se ve tanto, que no es tan tangible, es ese placer que nos da poder disfrutar de la naturaleza, y la verdad que lo perdemos porque también nos vamos desconectando. En estos espacios justamente es en donde uno puede sentirlo, porque los olores, el tacto, la vista, las emociones son los que permiten justamente generar esa conexión efectiva.

-¿Cuáles son las actividades inclusivas que llevan a cabo?

-Desde la creación de la fundación, la inclusión, sobre todo enfocada en personas con discapacidad, siempre estuvo muy presente. Es parte de nuestro ADN, y las iniciativas en este sentido se han hecho a lo largo de los años mediante programas educativos y actividades recreativas para toda la familia. Además, las personas con discapacidad y sus acompañantes –en el caso que los requieran– entran al parque de manera gratuita.

Llevamos adelante acciones para el Día Azul y el Mes Azul, para que las personas con autismo disfruten de una jornada en el parque. Intentamos que haya distintos dispositivos para que la visita sea mucho más agradable para ellos, no tienen que hacer fila y pueden ingresar antes para poder disfrutar de las actividades con menor cantidad de estímulos y menos gente alrededor. Generamos también unas mochilas sensoriales con elementos que ayudan, sobre todo a los niños, cuando tienen episodios y cuando necesitan un apego.

Además, contamos con programas educativos diseñados específicamente para personas con discapacidad intelectual. Queremos que todos se sientan bien, que todos puedan participar, que todos encuentren un lugar en Fundación Temaikèn y que se quieran sumar a la misión, porque ese es nuestro objetivo más importante.

-¿Trabajan con las comunidades en los territorios fuera del bioparque?

-En Misiones –donde se encuentra la reserva– trabajamos mucho con la comunidad del lugar. Hay toda una faceta de trabajo relacionada con la inclusión de una comunidad que tiene una vinculación con lo que nosotros llamamos “objetos de conservación” (animales, plantas, ecosistemas) mucho más directa, por lo que necesitamos construir con ellos los planes de conservación. Entonces no es solo contarte, es crear juntos y cada uno desde su rol.

¿Cómo trabajan la diversidad y la inclusión dentro del equipo y con las comunidades en las que se encuentran las reservas?

Hace poco creamos un comité de diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad, justamente para desafiarnos mucho más como organización y poder estar al nivel de lo que va sucediendo en el mundo. Si bien hemos sido pioneros en muchas cuestiones de inclusión, creemos que siempre hay más para aprender, para mejorar y para poder devolverle también a la comunidad en la que estamos emplazados acá en Buenos Aires, en Misiones, en Chubut. Y como somos un grupo muy heterogéneo, está bueno poder trabajar en planes de acción en esta línea. El comité se configura con distintas personas clave de Recursos Humanos, de Conservación, de Educación y de Comunicación. Están también nuestro Director de Relaciones Institucionales y nuestra Representante Legal. Estamos empezando, pero la idea es poder tener este espacio para trabajar en todas las cuestiones que tienen que ver con estas temáticas.

-¿Qué actividades educativas realizan con colegios?

-Contamos con visitas educativas segmentadas para cada uno de los niveles curriculares. Se entrega un material previo y un material posterior, para trabajar esos contenidos en clase además de la visita. Por otro lado, para docentes contamos con el programa de multiplicadores ambientales, y trabajamos con escuelas que están en el área de alcance de nuestros programas de conservación, en el Delta con ocho escuelas vinculadas a la zona del Delta del Paraná, y en Misiones con colegios vinculados a la localidad de San Ignacio y Santa Ana, en donde estamos trabajando con la Reserva Natural de Osununú.

Además, las prácticas profesionalizantes hoy las estamos haciendo con institutos de formación terciaria y universitaria. Tenemos orientación en turismo y en formación docente.

También dictamos dos materias para la carrera de Ciencias Biológicas de la Universidad de Belgrano, y realizamos una diplomatura con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, eso es para organismos de aplicación, sobre todo para personas vinculadas al manejo de fauna.

-¿Cómo se compone el área de Investigación?

-Con respecto a la investigación, otra de nuestras líneas estratégicas es justamente la generación de conocimiento científico. Somos una institución certificada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología como una organización que hace ciencia. Tenemos mucha producción científica en distintos niveles con autorías propias, colaboraciones, algunos libros también que hemos desarrollado desde la organización con investigadores y muchos convenios con universidades y con reparticiones del Conicet, como el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, la Universidad Nacional de La Plata, la UBA (Facultad de Veterinaria y también con Ciencias Exactas), el Instituto Miguel Lillo, el INTA, entre otras entidades.

-¿Qué actividades realizan con el sector corporativo?

-Tenemos distintos tipos de vinculación con empresas, para nosotros son un aliado muy importante. Por un lado, desde el área de Desarrollo de Recursos tenemos toda la parte vinculada a la filantropía, distintas organizaciones que se suman a la causa de la Fundación Temaikèn con donaciones, y eso es muy importante para poder llevar a cabo grandes proyectos de conservación en territorio. Es una forma de poder cumplir con nuestra misión de llegar a más personas, y muchas veces a personas que toman grandes decisiones para la biodiversidad. Por otro lado, existe todo el canal más corporativo que tiene que ver con la oportunidad de asociarse a Fundación Temaikèn como marca con espacios en el bioparque, haciendo eventos también en nuestros espacios físicos que brindan un diferencial a la hora de trabajar en equipo al hacerlo al aire libre rodeados de naturaleza. En ambos sentidos siempre es muy valioso porque es una fuente de ingresos para la fundación.

-¿Qué significa para vos formar parte de Temaikèn?

-Hace 15 años ingresé a Fundación Temaikèn. Empecé en el Departamento de Conservación cuando estaba terminando mi carrera y me brindó un montón de oportunidades y herramientas para poder crecer. En el medio trabajé en el Ministerio de Ambiente de la Nación y en la Ciudad de Buenos Aires, y volví a Fundación Temaikèn en 2020 con un nuevo desafío, en un rol diferente. Así que Temaikèn es una gran parte de mi vida, realmente para mí es muy especial. Es un sueño poder cumplir con el rol que tengo hoy en día, desde lo vocacional creo que soy una gran afortunada de poder trabajar de lo que amo, y también porque siento que lo que estamos haciendo como organización está logrando generar impacto en la conservación de la biodiversidad, y eso es maravilloso.

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