Resulta imposible ser la misma persona luego de adentrarse en la península de Dingle. Algo cambia en nuestro interior ante tanto verde y tanto azul atravesado por un paisaje rocoso de inmensos acantilados que serpentean el camino y reciben el embate de las olas.
“Esto es cine”, puede pensar el visitante contemplando la inmensidad mientras el viento acaricia su rostro. Y no se equivoca: el paisaje se ofrece cinematográfico como el de buena parte de Irlanda.
La belleza de la arquitectura natural, digna del romanticismo alemán, no se ve afectada por la mano del hombre, quien se sumó al ambiente incorporando casas de piedras bajas que no desentonan ni enturbian el espectáculo que ofrece la zona. El hombre que la habita es consciente del lugar en el que está y de alguna manera de su destino.
El realizador británico David Lean, autor de películas memorables como Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago o El puente sobre el río Kwai tampoco pudo evitar caer rendido bajo su influjo, del que dio cuenta en su filme La hija de Ryan. Ambientado durante la Primera Guerra Mundial y protagonizado por Robert Mitchum, Sarah Miles y Christopher Jones, cuenta la historia de una mujer irlandesa (hija del dueño de la taberna de un pequeño pueblo costero) que, insatisfecha sentimentalmente en su matrimonio, tiene una apasionada relación extramatrimonial con un joven soldado británico que llega cargando una herida de guerra.
El paisaje agreste y perfecto de la costa irlandesa, los imponentes acantilados y las increíbles borrascas de la península elevan el nivel de la película y son otra película en sí mismos. Por eso, a nadie tomó por sorpresa cuando en la entrega de los premios Óscar en 1971, la película de Lean se alzó con el premio a la Mejor Fotografía.
La hija de Ryan nos muestra a los personajes solitarios y absortos ante el abismo físico representado por los acantilados, como metáfora también del abismo moral que rodea sus vidas en aquel pueblo costero irlandés y de la pequeñez del ser humano ante tanta naturaleza.
La fotografía y el paisaje son los verdaderos protagonistas de esta película, a los que los personajes se acoplan y con los que se funden.
Además de la notoriedad adquirida por la película de Lean, a la península de Dingle le quedaron –luego del rodaje– algunas locaciones levantadas para el filme, como la escuela, que se transformó en parte del recorrido obligado de los turistas.
Un paraíso detenido en el tiempo
La península de Dingle combina de manera justa la imponencia de un paisaje agreste, primitivo e inabarcable con pequeños pueblos pesqueros que se levantan a lo largo de su superficie.
Así es posible perderse en una tierra “salvaje”, de solitarias y larguísimas playas protegidas por acantilados, dunas y mucho verde. Pero también en sus pequeñas montañas, sus prados, sus islas inexpugnables alrededor de las cuales viven hombres y mujeres que continúan comunicándose utilizando la lengua gaélica. Por eso, llevar apuntados términos como dia dhuit (hola) o sláinte! (¡salud!) puede ser de suma utilidad. El gaélico es una lengua ancestral y autóctona celta relacionada con el gaélico escocés y con el galés.
La mejor manera de recorrer la península es en coche, siguiendo alguna de las dos o tres rutas que se internan en el interior de sus espléndidos paisajes. Si se dispone de tiempo (entre ocho y nueve días), no son pocos los visitantes que deciden desandar los casi 180 kilómetros de senderos que componen el Dingle Way, alertados por la extrema belleza y pureza del lugar.
Este sendero costero es sin dudas el más bello de los 30 de larga distancia que se pueden recorrer en Irlanda. Es un trazado circular que comienza y acaba en Tralee, la capital del condado de Kerry.
Durante el recorrido, los peregrinos se encuentran con la cima del monte Brandon (parada obligada para contemplar la península en su esplendor); con la accidentada costa de Slea Head; con las extensas playas de arena dorada como la Inch Beach; y también con inmensos campos verdes que se ofrecen para el pastoreo.
Si no se cuenta con esa decena de días para peregrinar bordeando la costa, existe la alternativa de conocer la península en auto. Un poco más de un fin de semana es suficiente para recorrer todas las rutas en profundidad. Sin dudas, la favorita de la mayoría y por la que debe comenzarse el recorrido es el trazado que recorre Slea Head por la ruta R559.
El recorrido es el viaje en sí, por lo que se recomienda no realizarlo ni distraído ni apurado, y deteniéndose en cada una de las paradas que aparecen. Así podrá descubrirse el pequeño poblado de Ventry, dueño de una de las playas menos conocidas de la península y que cuenta con un sistema de dunas y un lago; desde el mirador de Dunmore Head deleitarse con una panorámica que ofrece una larguísima playa cercada por acantilados rocosos, castigada por un océano embravecido, acompañado en la planicie por campos verdes con casas grises y blancas.
La playa Coumeenoole mantiene su estado agreste y salvaje que la llevó a convertirse en locación de la mencionada película La hija de Ryan. Claro que no es la única cita cinéfila del trazado de Slea Head, ya que el mirador Ceann Sibéal es el lugar elegido para las fotos por los amantes de Star Wars, porque allí se grabaron las escenas finales de El despertar de la fuerza (2015).
Y el punto cúlmine del recorrido es el oratorio de Gallarus, construido con piedras milenarias entre los siglos XI y XII, que además de por su valor arqueológico y patrimonial es visitado para poder cumplir con una de las tradiciones que alimenta la mitología local. Los lugareños afirman (desde hace cientos de años) que quien escala la pared del oratorio para salir por su ventana accederá directamente al Cielo, ya que su alma quedará completamente purificada.
Cuidar a los sapos es preservar la isla
En los últimos años ha habido un aumento en la conciencia ambiental en la región, con un enfoque en la protección de la flora y la fauna locales, el mantenimiento de la calidad del agua y la promoción del turismo sostenible.
Se han tomado medidas para reducir la contaminación y promover prácticas sostenibles en la pesca y la agricultura, y se han establecido numerosas iniciativas de conservación de la biodiversidad. En general, la protección del medio ambiente es una preocupación importante en Dingle y se están tomando medidas para garantizar que la belleza natural de la región se conserve para las generaciones futuras.
Una de las agencias gubernamentales clave en la protección ambiental en Irlanda es la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), que tiene la responsabilidad de proteger el medio ambiente y la salud humana a través de la aplicación de las leyes y regulaciones ambientales.
La EPA trabaja en colaboración con otras agencias gubernamentales y organizaciones ambientales para abordar una amplia gama de temas: desde la calidad del aire y del agua hasta la gestión de residuos y la biodiversidad.
Otra organización importante en la protección del medio ambiente en Dingle y en toda Irlanda es la National Parks and Wildlife Service (NPWS), que es responsable de la conservación y gestión de los parques nacionales, reservas naturales y otras áreas protegidas.
La NPWS trabaja en estrecha colaboración con las comunidades locales, organizaciones ambientales y otros grupos para promover la conservación de la biodiversidad y la protección del medio ambiente en la región.
Una de las tareas llevadas a cabo en los últimos años es la protección del “sapo corredor” de la isla. Gracias a la ayuda de Dingle Oceanworld durante los últimos tres años, los sapos corredores rescatados como renacuajos de estanques secos en Castlemaine han recibido luz verde para regresar a su hábitat natural.
En colaboración con el Servicio de Parques Nacionales, Vida Silvestre (NPWS) y el Parque de Vida Silvestre Fota, el acuario de Dingle ha participado durante los últimos tres años en un proyecto que tiene como objetivo reforzar la población del único sapo nativo de Irlanda: el corredor.
Si bien la población de sapos en Europa continental se mantiene saludable, este no es el caso en Irlanda, donde sus perspectivas de futuro se encuentran en un punto crítico y solo se pueden hallar en el suroeste del país.
Alrededor del 80 por ciento de la población total está en el área de Maharees, por ejemplo, mientras que Castlemaine también proporciona el tipo de hábitat de dunas de arena y marismas costeras en el que prosperan.
“Dingle Oceanworld los saca de estanques secos y luego los mantiene en el acuario hasta que puedan regresar a sus hogares en Castlemaine”, explica Louise Overy, bióloga y miembro de Oceanworld.
Y agrega: “La recuperación histórica de tierras y el drenaje han afectado gravemente a las cifras de población, así que los tomamos como renacuajos de sus estanques de secado y los criamos en el acuario. Incluso criamos moscas de la fruta y colas de resorte para que siempre tengan una buena alimentación”.
“A partir de los dos o tres años, comienzan a reproducirse. Los mantenemos durante un período de cuatro meses hasta que los devolvemos a la isla cuando ya no dependen de nosotros”, explica.
La experta cuenta que “los granjeros están participando en un esquema de creación de estanques para ayudar a proporcionar el tipo de hábitat en el que los corredores puedan tener éxito en el futuro”.
CÓMO LLEGAR
Si se vuela a Kerry, Cork o Shannon, ya casi se habrá llegado. También se puede partir de Dublín o Belfast y seguir la belleza de la ruta que cruza el país. ¿En ferry? Cork y Rosslare son los puertos más cercanos.
CUÁNDO VIAJAR
La península puede visitarse en cualquier momento del año. Con más o menos frío, con más o menos viento, el paisaje conserva en todo momento su esplendor, combinando los campos verde esmeralda con los imponentes acantilados rocosos, la espuma de las olas y los embates del mar.
PASEOS
El bus turístico que ofrece el parque incluye la mayor parte de sus atractivos en sus paradas, como la cascada de Torc o la casa Muckross, por lo que resulta una buena alternativa si no se dispone de auto. También se puede descubrir el parque en bicicleta.
MÁS INFO
Si quien viaja gusta del buen whisky y la cerveza tradicional, dos de los lugares más atractivos son la destilería y la fábrica de estos brebajes típicos de la gastronomía irlandesa.