Está de moda decir que en el siglo XXI ya no hay grandes épicas ni utopías como en el pasado. Que la era de las revoluciones se terminó y que nos espera un futuro distópico donde las máquinas se quedarán con nuestros trabajos mientras la humanidad se sumerge inevitablemente en un espiral de soledad, aislamiento y destrucción.
Me permito discrepar fuertemente con esa postura. A riesgo de ser llamado ingenuo, creo que estamos viviendo un momento fascinante de la humanidad en el que la tecnología –si la usamos responsablemente– puede ayudarnos a resolver muchos de los problemas que aún tenemos como especie.
Uno de ellos es, sin duda, el de la inclusión. Un séptimo de la población mundial tiene discapacidades de algún tipo, y la mitad de ellos padece alguna discapacidad comunicacional. En los últimos siete años, me he dedicado a desarrollar tecnología para ayudar a incluir a esas personas, eliminando las barreras en su comunicación con el entorno. Como sucede en cualquier organización, con aciertos, errores, “éxitos” y “fracasos”.
En este corto pero intenso recorrido, hemos logrado que el estadio con mayor capacidad de Sudamérica incorpore nuestra herramienta Háblalo, así como también el banco más grande de España, una de las cadenas de comida rápida más conocidas del mundo y las tiendas que venden el café que toma George Clooney. Literalmente cualquier organización que atienda al público puede incorporar nuestra herramienta para mejorar sustancialmente la experiencia de usuario de personas con afasias, traqueotomías, sordera o parálisis cerebral, entre otras dificultades que afectan a la comunicación.
Lo curioso es que esa herramienta que hoy se transformó en una empresa nació de un proyecto escolar que buscaba cambiar el mundo. No sé si lo habrá cambiado o no. O si algún día lo hará del todo. De lo que sí estoy seguro es de que cambió muchas vidas en todo el mundo. O, mejor dicho, muchos mundos.
Por esto creo que aún es tiempo de revoluciones. Y deseo que ojalá algún día los humanos nos animemos a recuperar el valor de la ingenuidad. Porque, sin ella, jamás nos hubiéramos embarcado a explorar los océanos o el universo… o a hacer una app que cambie el mundo como proyecto escolar.
Reivindiquemos la ingenuidad. Y vamos, juntos, por la Revolución de Inclusión.
Mateo Salvatto, CEO de Asteroid y creador de Háblalo
Sobre el autor: Mateo Salvatto, emprendedor tecnológico de 25 años, fue campeón internacional de robótica a los 17 y un año después creó Asteroid, cuyo primer producto, Háblalo, ya asiste a más de 350.000 personas con discapacidad en el mundo de forma gratuita y transforma organizaciones en espacios accesibles. Es autor de los bestseller La batalla del futuro y País de mierda. Fue reconocido como Innovador Social por la Universidad de Pekín y Emprendedor Global del Año por OneYoungWorld en el Reino Unido, entre otros premios.
