Pionera en el desarrollo de soluciones innovadoras para infraestructura y edificación, Amanco Wavin es un actor clave en la promoción de la sostenibilidad y la resiliencia climática a nivel global. Como parte del grupo Orbia, comercializa productos y servicios destinados a mejorar la calidad de vida a través del cuidado del agua, el saneamiento y la eficiencia energética.
Desde que se integró en la compañía en 2012, Sandra Pérez, ingeniera civil especializada en hidráulica, desempeñó un papel crucial en la transformación de la empresa, pasando de roles técnicos en oficinas locales a la posición estratégica actual de Gerenta de Producto Global. Bajo su liderazgo, la división se enfocó en desarrollar tecnologías que combaten los desafíos del cambio climático, mediante sistemas urbanos de drenaje sostenible y soluciones basadas en economía circular, adaptadas a las necesidades particulares de Europa y América Latina.
El compromiso de Amanco Wavin no se limita a la innovación tecnológica, también se extiende a la educación y la generación de conciencia sobre prácticas responsables, tales como el uso de materiales reciclados y la implementación de normativas que apoyen la sostenibilidad en el ámbito de la construcción. En la entrevista con PRESENTE, en las oficinas centrales de la compañía, habló de todo esto en detalle.
¿Cuáles son las unidades de negocios de Orbia, grupo al que pertenece Amanco Wavin?
Orbia tiene cinco unidades de negocios. La nuestra es Edificación e Infraestructura (Building and Infraestructure). Otra tiene que ver con agricultura, otra con telecomunicaciones, otra con producción de resinas plásticas y la última con explotación minera y desarrollo de productos para aplicar en medicina o como refrigerantes de autos. Entre las cinco, tratamos de abarcar las diferentes necesidades globales. Nosotros estamos abocados a la resiliencia climática, el cuidado del agua, el saneamiento y la eficiencia energética en los edificios. Yo estoy más enfocada en infraestructura, más específicamente infraestructura sanitaria. Nuestra empresa está dividida por regiones (hay tres en Europa, una en Asia Pacífico, otra en Estados Unidos y Canadá, otra es México y Centroamérica, otra la parte Andina, y luego Brasil y Argentina). Yo pertenezco a un equipo global, pero nuestra principal área de infraestructura está muy centrada en Europa y Latinoamérica.
¿Qué productos comercializan?
Nuestro core business son las tuberías plásticas (en Latinoamérica, especialmente las de PVC y algo de polietileno; en Europa, tenemos líneas de polipropileno) para provisión de agua potable, desagüe cloacal, desagüe sanitario, drenaje fluvial. Y hay algunos productos especiales para promover sistemas de resiliencia climática.
¿Cómo funcionan esos sistemas de resiliencia climática?
El cambio climático está trayendo mayor frecuencia de lluvias. Nosotros, como ingenieros, cuando diagramamos un sistema fluvial lo hacemos viendo cuál es la lluvia “de diseño”. Esa lluvia es la que tiene una probabilidad de recurrencia de 50 o 100 años. Con eso nos quedamos cubiertos. Es decir, hacemos la cañería para determinada lluvia, y la probabilidad de que esa lluvia se dé más de una vez en diez años es muy baja. Lo que está pasando ahora es que esta lluvia que tenía probabilidad de ocurrencia en 100 años capaz se produce dos veces en un año. Nos enfrentamos a fenómenos que hacen que cambien las estadísticas. ¿Qué hacemos? Generalmente, el sistema fluvial convencional es que el agua cae y yo tomo el agua que cayó, la pongo en una tubería y la transporto hasta otro lugar donde me deshago de esa agua.
Cuando se urbaniza un lugar, obviamente se altera el ciclo natural del agua. El agua iba a las plantas, al suelo y lo que quedaba era un 10 o un 15 por ciento. Esas superficies, cuando son urbanizadas, están impermeabilizadas, y además hay menos plantas, entonces lo que escurre en superficie es un 50 o 55 por ciento, y encima corre con más velocidad porque el hormigón ofrece menos resistencia que un suelo natural.
En el sistema tradicional, tratamos de que el agua no corra en superficie, porque además se contamina. Captamos el agua con sumideros, la ponemos en una tubería y la llevamos a otro lado: a un río o un mar.
La infraestructura fluvial tal como está sigue siendo necesaria, pero se trata de complementar con otras cosas. Nuestra casa matriz de esta división está en Países Bajos, ellos tienen experiencia de muchos años con manejo del agua, por eso podemos intentar con otro sistema. En lugar de llevar el agua, no dejamos que escurra en superficie. En cada lugar, se capta el agua y se la guarda para distintas cosas: para lavar las veredas, para sanitarios, etc. Hay dos posibilidades más. Una es la situación de impacto cero: una vez que pasó la tormenta, se deja que se infiltre el agua en el terreno y haga lo que haría naturalmente, es decir, recargar los acuíferos. Otra situación es retenerla y mandarla al sistema fluvial, pero cuando ya pasó la tormenta. Entonces las tuberías están más liberadas, eso se llama “aplacar el hidrograma de la tormenta”.
Para poder hacerlo, hacen falta soluciones tecnológicas, y nosotros desarrollamos productos y servicios para facilitar la ejecución de estos sistemas. Queda englobado en lo que se llama “sistemas urbanos de drenaje sostenible”. Tenemos algunos productos para mejorar la captación del agua de lluvia, otros para almacenarla. Estos sistemas no son la solución, pero son buenos complementos.
¿Y quiénes son los clientes? ¿Particulares principalmente, pero también el Estado?
Depende del lugar. Si no hay una legislación local que auspicie, es muy difícil implementar estos sistemas, salvo que haya una empresa que ya venga con sus objetivos de sustentabilidad y esté alineada con estos tipos de prácticas. Si Google o Microsoft, por ejemplo, hacen un campus, lo van a hacer con este sistema. Desde el año 2000, en Países Bajos hay una legislación que dice que cada propietario se tiene que hacer cargo de su agua de lluvia, entonces cada persona está obligada a colectarla, a retenerla y, por ley, puede mandar al sistema fluvial un máximo de caudal. Estos sistemas están en todo el país y son muy importantes para prevenir inundaciones.

¿De qué manera incentivan en la empresa la economía circular?
Contamos con varios productos que entran en la economía circular porque son de material reciclado. Como toda gran empresa, tenemos objetivos de sustentabilidad fuertes. Mi misión es que cualquier producto nuevo sea reciclable y que pueda incorporar material reciclado. A veces es posible, otras no. En Europa son más abiertos. Si vendo un producto con material reciclado, me posiciona mejor; en Latinoamérica esto no sucede.
Uno de los objetivos del equipo global de sustentabilidad en Latinoamérica es empezar a concientizar sobre el hecho de que se pueden hacer productos de calidad con material reciclado. Nosotros tenemos un procedimiento para el uso de este tipo de material, que abarca desde la manera de conseguirlo, pasando por la limpieza, el control y los tratamientos hasta cómo usarlos en la cadena productiva. Es un proceso muy ajustado para asegurarse de que el producto final tenga la calidad que exigen los estándares internacionales. Nuestra misión es mostrar que se puede hacer. En Europa este procedimiento ya se usa. En Latinoamérica hay iniciativas para desarrollar recicladores y crear una cadena de suministros para empezar a tener material de calidad.
¿Cómo ves la legislación con respecto a este tipo de procesos?
En muy pocos países la economía circular está por ley. Hay legislación sobre qué hacer con los deshechos: evitar mandarlos a rellenos sanitarios, por ejemplo, pero en Latinoamérica no hay legislación sobre el uso de material reciclado. Hay algo en Colombia y en Brasil, pero va a ir en cascada, se va a ir aceptando en los demás países. Nosotros, como empresa, ayudamos a que esto suceda. Trabajamos con los entes de normalización; yo soy parte de varios comités en IRAM, y tratamos de propiciar que las normas de productos incluyan criterios de sustentabilidad. Hasta ahora, hasta se prohibía expresamente el uso de material reciclado. Ahora se empezó a incorporar en tuberías sanitarias. El peligro es que aparezca alguien no demasiado responsable y el material se incorpore mal. Hay que ser específicos en los parámetros y en los controles para que se incorpore bien.
También, necesitamos que el mercado acompañe. A veces, incorporar reciclado, por el proceso en sí, termina siendo más caro que usar resina virgen. Es un proceso que va a llevar años. Tenemos equipos técnicos con mucha experiencia y, como trabajamos en una empresa global, seguimos el ejemplo de otros países.
¿Qué otros beneficios trae el intercambio cultural en una empresa tan diversa?
Muchos. No solo aprendemos de la experiencia europea, que en esta materia está un paso más allá, sino que también los europeos aprenden de nosotros, por ejemplo, la rapidez o la creatividad para resolver. Es sumamente interesante en una empresa tan grande trabajar con culturas tan diferentes. Es lindo ver la manera de propiciar el trabajo en equipo. Hace poco hubo un ensayo de campo en Colombia de un producto para Latinoamérica. Vino gente de Países Bajos, de Innovación y Desarrollo. Durante el desarrollo, los holandeses se trababan, ponían protocolos de procedimiento para cada cosa. En el ensayo, el contratista colombiano lo resolvía enseguida y los holandeses no podían creer que lo que no habían resuelto en días, se resolviera en dos minutos. Ellos aportan estructura y nosotros rapidez. Esa parte de mi trabajo me encanta.
¿En qué consiste la Academia Amanco Wavin?
El nombre “Wavin” viene de water y de vinyl, porque hace muchos años se creó en Países Bajos la primera tubería para transporte de agua a presión. La empresa tiene una trayectoria muy grande en innovación y experiencia en transporte de agua y en desagüe. Queremos trasladar ese conocimiento, entonces en las plantas siempre hay un espacio dedicado a la Academia Wavin. Es una exposición, un showroom de productos, pero también se dan capacitaciones a las que vienen contratistas o plomeros. Nuestros equipos técnicos apoyan y orientan a nuestros clientes cuando desarrollan un producto, para que lo hagan de manera más económica o eficiente. También tenemos una academia de aprendizaje on-line, donde hay cursos de todo tipo. Cada producto tiene un curso de capacitación, hay procesos de innovación. Existe una política permanente de aprender.
¿Cuántos colaboradores tiene la empresa?
En total, son alrededor de 21.000; en la Argentina, alrededor de 250. Es una compañía grande y multicultural. Antes se trabajaba más aisladamente. Hace cinco o seis años, empezamos a hacerlo más globalmente. Estamos atentos a qué pasa en cada lugar y cómo se puede atender de la mejor manera. El propósito de la compañía general es mejorar la vida de la gente alrededor del mundo. En Infraestructura, el propósito es construir entornos saludables y sostenibles. Lo dividimos en cuatro pilares: asegurar un acceso a agua potable de calidad; asegurar el acceso al saneamiento básico y la higiene; propiciar el desarrollo de ciudades resilientes al clima a través de los sistemas que les comentaba y resiliencia urbana; y propiciar la eficiencia energética y el confort en los edificios, por ejemplo, con sistemas insonorizados de desagüe para evitar ruidos o climatización eficiente para optimizar el uso de energía. Yo estoy en los primeros tres, que abarcan las tuberías.
¿Qué objetivos tiene Amanco Wavin para este año?
Con respecto a la sustentabilidad, queremos hacer productos de calidad confiables, porque me tengo que asegurar de que la tubería no pierda para que no contamine y para que sea eficiente para que una compañía o un municipio la haga al menor costo posible y con la mayor calidad.
En cuanto a la economía circular, queremos desarrollar productos reciclables e incorporar productos reciclados o de origen biológico.
Queremos mejorar lo que nosotros hacemos: proteger el medio ambiente con la disminución de emisiones de carbono en más de un 60 por ciento, enviar cero deshechos a rellenos sanitarios (esto ya se cumple en la Argentina y en el 80 por ciento del mundo), ir hacia la eficiencia energética (en Europa todas las oficinas usan energía sustentable, en Latinoamérica hay un plan), hacer un uso racional del agua para nuestros procesos.
En cuanto a la inclusión social, tenemos programas de voluntariado. El año pasado más de 2500 colaboradores participaron en voluntariados, ya sea para la instalación de sistemas de agua o para donación de productos. Se lanzó un programa a nivel global que se llama Time for Water, que engloba todos los programas de voluntariado.
¿Y cuáles son los objetivos comerciales para 2025?
La mejora continua. En un rubro como las tuberías, ¿qué más se puede realizar? Hacerlas más eficientes. Para eso, es posible ahorrar en material, minimizando la cantidad que se usa. Queremos diseñar tuberías que requieran menos material. Tenemos ya unas de pared perfilada, con ondulaciones, que le dan la misma resistencia, pero en las que se utiliza un 40 por ciento menos de material. Queremos diversificar la oferta. Los plásticos son flexibles y seguros cuando hay movimientos en la tierra, porque no se quiebran, tienen una vida útil de más de 100 años y se pueden reciclar.
Tradicionalmente vendemos tuberías, accesorios, pero queremos ir hacia la oferta de un sistema completo, no solo de productos, sino también de herramientas digitales para optimizar el monitoreo y el mantenimiento de las redes, los sistemas preventivos. El 40 por ciento de agua que se potabiliza se pierde en las redes. Si se pudiera usar el agua de lluvia para lavar el auto, también se ahorraría energía. El gasto más alto que tiene AYSA en su proceso es la energía del bombeo para que el agua llegue a las casas. Reduciendo consumo, se reduce la energía. En Brasil trabajamos con la compañía de agua de San Pablo. Hicimos un convenio con Microsoft, con inteligencia artificial, para hacer un mantenimiento preventivo, porque lo que pasa hoy es que las compañías resuelven el problema cuando ya ocurrió. Con esto, les facilitamos la vida a las compañías de agua, sobre todo en Latinoamérica, con ciudades de mucha población y muy diversificadas. En síntesis, queremos seguir estableciéndonos, con más productos y que sean más eficientes y sustentables.