“Queremos ser una multinacional argentina”, Marcelo Figueiras, Presidente de Laboratorios Richmond

Era el año 2021 y la pandemia del COVID-19 continuaba haciendo estragos en un mundo expectante que intentaba acomodarse ante una situación que presentaba desafíos todos los días. Ese era el contexto cuando toda la atención del país se dirigió a los Laboratorios Richmond, una compañía con más de 80 años de trayectoria que tenía ni más ni menos que la responsabilidad de producir y entregar las vacunas Sputnik V en nuestro país. “Era una presión tremenda y el equipo estuvo a la altura”, recuerda Marcelo Figueiras, Presidente de Laboratorios Richmond, quien se enorgullece al hablar de un grupo humano comprometido responsable no solo de este hito, sino de muchos otros, impactando directamente en la vida de las personas.
Este año la compañía finalizó la construcción de la tercera planta en la Argentina, precisamente ubicada en Pilar, provincia de Buenos Aires, que está pronta a inaugurarse, mientras planea continuar su expansión en la región. En diálogo con PRESENTE, Marcelo Figueiras habla de la actualidad y el futuro de una empresa que es parte activa de la historia del país por el que apostó y apuesta siempre.

– ¿Qué significa la planta en Pilar que es parte del Proyecto VIDA de la compañía?

– Es un hito muy importante, porque es la coronación de un trabajo que venimos haciendo hace muchos años con un gran equipo interdisciplinario, inclusive gente que venía de afuera, como es el caso de Elvira Zini, que había estado en Alemania y fue la que lideró el equipo científico que luego se fue integrando con profesionales de diferentes áreas siempre de ciencias duras.
Empezamos trabajando en temas de HIV, realizando combinaciones de moléculas existentes a dosis fijas, elaborando productos que eran nuevos en ese momento, incluso realizamos algunas primeras combinaciones en el mundo que mejoraban la a-dherencia de los pacientes a los tratamientos. Eso realmente fue un adelanto importante cuyo proceso recorrimos a cada paso, siempre en conjunto con los médicos y la ciencia.
Entonces, como decía, la planta es un hito muy relevante para nosotros, porque nos va a permitir tener una capacidad productiva importante para todo el territorio americano, no solamente para la Argentina.

En 2024 Laboratorios Richmond finalizó la construcción de la planta que es parte del Proyecto VIDA.

– La Argentina siempre tuvo un espacio muy importante en la industria de laboratorios, ¿cómo explicás este posicionamiento que se mantiene a través de los años?

Capacidad de capital humano e inversión. Desde hace muchos años los laboratorios líderes nacionales invierten en la Argentina y siempre abarcaron una mayor parte del mercado con respecto a los productos importados. Hubo muchos desarrollos locales, inclusive se exporta y se es competitivo en el mundo. Se trata de la aplicación del conocimiento científico-industrial combinado con la inversión, más allá de los avatares y de las luchas diarias que tenemos los argentinos con la economía.

– Laboratorios Richmond impulsa la educación a través de becas. Además de esta iniciativa, ¿qué acciones realiza la compañía para potenciar y atraer al talento que requiere la actividad?

– Una de nuestras preocupaciones es no solo asistir en términos económicos, sino también en un marco educativo. Por ejemplo, tenemos convenios con universidades que hacen pasantías en nuestra planta, como es el caso de la Universidad de los Trabajadores, que en su cátedra de Farmacia tiene las prácticas en nuestra planta. Colaboramos con becas porque consideramos que muchas veces hay que asistir a los alumnos para que cuenten con igualdad de posibilidades y ayudar así a desarrollar el importante talento que tenemos y que tuvimos siempre.
Es fundamental tender a exportar lo que produce nuestro conocimiento y no a quien genera ese conocimiento.

– No solamente se trata de tener la clase, sino también de que el contexto te permita acudir, poder seguir tu plan de estudio, y en el caso de las mujeres se suma además que muchas veces tienen el mayor porcentaje de las tareas de cuidado…

– Desde nuestro lugar también pensamos siempre en el contexto, porque se trata de ciencias duras que muchas veces no permiten trabajar, y eso hay que tenerlo muy en cuenta. Si hablamos de las mujeres puntualmente, afortunadamente hay cada vez más en este tipo de carreras, y el cuidado debe ser integral para potenciar, impulsar y avanzar en una misma dirección. El talento argentino es maravilloso. No te olvides que tenemos más premios Nobel que varios países de Europa, más unicornios, mucho más desarrollo, pero bueno, a veces los avatares económicos nos juegan una mala pasada y debemos ayudar a que, a pesar de esto, el talento se siga desarrollando con la excelencia de siempre.

– ¿Creció el número de mujeres en este tipo de carreras a través de los años?

– Sí, hay cada vez más mujeres en carreras que son parte de las ciencias duras. Y también se puede ver esto en todo nuestro equipo y en puestos directivos.

– ¿Cómo aplican la inteligencia artificial tanto en la producción como en la parte administrativa?

– Se va incorporando de a poco. Si bien el cambio es rápido, es necesario convivir con los formatos tradicionales. Hoy es prueba y error en todos estos avances, y nosotros tenemos que estar atentos y tomar las partes positivas, pero se va incorporando constantemente. Inclusive ahora hay departamentos, por ejemplo, dedicados a lo referente a ciberseguridad, algo que antes no existía. Desde ya que para el desarrollo de nuevos métodos de producción se aplica el conocimiento nuevo, pero de todos modos es importante destacar que lo tradicional sigue pesando mucho. El libro, la academia, la experiencia, todo eso es un bagaje de cosas que son necesarias y deben convivir e ir contrastando con todo lo nuevo.

– Dentro de lo que podríamos definir como “tradicional”, tenemos también la presencialidad, que es clave para potenciar la motivación…

– Exacto. Un caso claro de motivación se puede retratar hablando de cuando nos tocó elaborar vacunas durante la pandemia del COVID –trabajo que implicó la fase final de una de las vacunas que se hicieron–, se pudo ver lo emocional del tema, más allá de lo profesional y la solución de haber podido hacer una transferencia tecnológica que era muy complicada en un tiempo récord. La gente del equipo estaba motivada, desde el que ponía la etiqueta en el frasquito hasta el que estaba con los filtros en el área estéril, porque estábamos salvando vidas.
Acá se trata directamente de eso, y si bien en la pandemia se vio de manera clara, todos los días trabajamos en innovar, en tratar de tener nuevas presentaciones, nuevos productos, investigación básica, apoyar mucho a nuestros talentos, a nuestros científicos, tratar de darles (con la nueva planta) preaplicación industrial a los inventos y colaborar en la comprensión del hecho de que la Argentina es un país donde se puede, tiene una gran capacidad, un gran capital humano y donde se han hecho históricamente muchas cosas. No te olvides que la biotecnología actual se basa en un principio de un premio Nobel argentino, por ejemplo. Por eso siempre digo que la industria es una parte básica de la creación de riqueza, de la creación de trabajo y eso no lo podemos olvidar, al igual que obviamente el campo, la energía, nuestras pymes que son los que más dan trabajo. Eso es algo que no debemos descuidar y de lo que todos tenemos que tomar conciencia.

– Si tuvieses que explicar los tres motivos principales por los que seguir apostando a nuestro país, ¿qué dirías?

– Nosotros nacimos aquí, somos de aquí. Cuando íbamos a hacer esta planta de Pilar y otra que empezamos a construir también hace poco dedicada a productos liofilizados para oncología –que hay escasa producción en el mundo–, siempre cuento que nos llamaban presidentes de diferentes naciones para decirnos que pongamos la planta con todas las facilidades en sus países, pero yo creo que tenemos que seguir apostando a nuestro país, queremos que nuestros hijos estén acá, se desarrollen acá, tengan sus experiencias en el exterior, pero que regresen para impulsar todos juntos a nuestro país.
Es un tema de arraigo, de costumbres, de nuestros orígenes. Con lo cual, con todo lo que nos dio la universidad pública en su momento, las oportunidades que tuvimos para crecer, para crear una empresa, es importante que sumemos nuestro granito de arena para que todos crezcamos y ayudar a que estas oportunidades que tuvimos las puedan tener otros también.

¿Cómo sigue el plan de expansión internacional de cara a 2025?

– Nosotros queremos regionalizar la empresa, ese es uno de los principales objetivos que estamos logrando de a poco, siguiendo lo que han hecho otras empresas argentinas de salud que son líderes en la región e incluso ya están vendiendo en Estados Unidos y Europa.
En la actualidad contamos con una planta en Colombia, oficinas en Chile, Paraguay y México. Vamos a regionalizar primero a partir de esta nueva planta con producciones para México y para Brasil principalmente, y dado que es una planta habilitable para Europa, para EMA y para FDA, a medida que vayamos creciendo nos vamos a ir incorporando a esos mercados y expandiendo, queremos ser una multinacional argentina.

– ¿Cómo ves el futuro de la industria en la región?

– Es una industria que va a seguir creciendo. Va a haber nuevas formas farmacéuticas, pensemos en todo lo que es biotecnología, también trasplantes que se están realizando, y los avances referentes a células madre. Pero sin ir tan lejos, el nivel de seguridad necesario en los productos se traduce en plantas cada vez más sofisticadas, y eso hace que la industria crezca y que haya que estar siempre atentos a la evolución constante.

– Laboratorios Richmond está certificado con ISO 14001, ¿por qué es importante certificar el sistema de gestión ambiental?

– Lo cierto es que no solo es bueno para todos, sino que te va abriendo posibilidades porque el mundo va hacia la sustentabilidad. Hoy en día la única opción es trabajar en esa dirección, y además hace que la compañía pueda inclusive acceder a mercados capitales distintos. Por ejemplo, cuando hicimos la inversión grande de lo que fue el fideicomiso para la realización de nuestra planta en Pilar, como nosotros calificábamos y era un proyecto sustentable, tuvimos la posibilidad de que más empresas acudieran a invertir en el proyecto.

– ¿Cuáles son aquellos hitos que más recordás?

– Tuvimos muchos hitos. Uno de ellos fue en el trabajo referente a HIV, cuando logramos hacer el primer genérico en el mundo de un inhibidor de la proteasa; eso facilitó el acceso de millones de personas y era algo que hace veinte años parecía que no se podía hacer, y nosotros lo hicimos aquí en la Argentina, incluso con estudios clínicos validados en Canadá para darle la neutralidad.
También, respecto al tema de la hepatitis C, cuando no había tratamientos o eran carísimos y había una lista de espera de 3000 o 4000 personas que tenían que llegar a un estadio de la enfermedad muy avanzado para poder acceder al tratamiento, porque no se les podía dar a todos, nosotros logramos hacer este producto realmente a un costo muchísimo más bajo y con una calidad espectacular. Me encontraba con muchos familiares de personas que habían estado afectadas por esta enfermedad, que me decían que se habían curado, y eso es realmente muy emocionante. Por supuesto después llegó la pandemia, y fue todo mucho más directo y en menor tiempo. Ahí tuvimos un desafío enorme, había pocas vacunas en ese momento, muchas que se fabricaban y no llegaban, otras para las que se había fabricado el componente inicial y se había llevado a México, pero no se podía terminar porque había falta de filtros y de equipos, después se terminaron de producir en Estados Unidos, que no les dejó exportar porque estaban cerradas las fronteras. Entonces en ese momento nosotros acudimos a la transferencia de tecnología que nos ofrecieron nuestros colegas de India que estaban haciendo el componente inicial de la vacuna. Viajamos a Rusia, hicimos una transferencia tecnológica de toda la fase final en tiempo récord, eso también fue muy motivante, y en el equipo había gente que estaba, por ejemplo, con familiares internados, y trabajaban sin cesar porque sabían lo importante que era. Todos estábamos convencidos de que había que hacerlo y lo hicimos, y fue algo que nos reconoció toda la gente, tanto del mundo científico como externo.

– También es manejar la expectativa, y no es fácil llevar un equipo en ese contexto…

– Era una presión tremenda. El 100 por ciento de los ojos del país de todos los sectores estaba puesto ahí y el equipo estuvo a la altura. Hay que destacar a los que trabajaron, al equipo, acudimos a científicos argentinos que nos ayudaron a replicar los controles que se hacían afuera para estar seguros de lo que hacíamos, y con todo el apoyo de muchísima gente. La verdad es que salió bien, y uno en el día a día se olvida de esos momentos bisagra, por eso quisimos plasmarlo en un libro que cuenta nuestra historia durante la pandemia. Todos en el equipo estamos muy orgullosos de lo que realizamos en un momento tan crítico y delicado.

– ¿Cuáles definirías como las reglas de oro del liderazgo para lograr un trabajo en equipo sano y productivo?

– Cuando se es líder siempre hay que buscar gente mejor que uno, y eso es lo que trato de comunicar para que todos estemos en la misma línea. Además, es fundamental comprender que una persona puede ser excelente, pero hay que recordar que el equipo siempre es mejor que el mejor de los jugadores.
Si bien los cambios generacionales existen, la realidad es que el ejemplo, el trabajo duro, el compañerismo, alegrarse por el avance del otro, complementarse, son reglas indispensables que siempre estarán en pie y son la base del trabajo conjunto.

– Teniendo en cuenta tu trayectoria al frente de Laboratorios Richmond, ¿qué consejos le darías a un profesional que recién comienza?

– Perseverar, seguir una línea. Por supuesto no tener miedo a los cambios y tratar siempre de adaptarse. No es que un chico tiene que empezar a estudiar y no puede cambiar, no me refiero a eso, estoy hablando de que cuando se va descubriendo el sueño que quiere seguir cada persona, puede pasar que uno tienda a pensar que las cosas son fáciles y que se llega a donde llega por un golpe de suerte, pero no es así. Cuando estudié en los Estados Unidos, en el posgrado, había empresarios de gran trayectoria que te decían “Sí, yo tuve suerte, una suerte de la noche a la mañana después de 35 o 40 años de trabajo”. Por eso es importante no desanimarse, perseverar para llegar, soñar y pensar en grande, pero ir disfrutando el camino porque esa es, me parece a mí, una de las bases del progreso y de la felicidad.

– ¿Cómo ves a la compañía de aquí a cinco años?

– De acá a cinco años veo una empresa cotizando en los Estados Unidos, que es uno de los objetivos que tenemos, no por una cuestión meramente económica, sino por un tema de crecimiento. Lo que nosotros queremos es tener una empresa regional que demuestre (como hay otras que lo hicieron muy bien) que desde la Argentina se pueden establecer multinacionales que abastezcan al mundo y exporten nuestro talento.

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