Cantante y actor inoxidable, Raúl Lavie lleva más de seis décadas sobre los escenarios. Consciente de su llegada, no duda a la hora de usar su rol para ayudar a quien lo necesite.
¿Qué entendés por “responsabilidad social”?
Todo lo relacionado con el respeto. Estamos viviendo en una sociedad y debemos respetar lo que nos rodea, no tomar los asuntos por nuestras manos ni ejercer nuestro pensamiento para imponérselo al otro. No hay que obligar a nadie a que piense como uno. La responsabilidad social también es ayudar a los demás en lo que sea y uno pueda.
Desde tu lugar, que es más visible, ¿acompañás iniciativas, te llegan convocatorias?
Sí, siempre estoy dispuesto a la ayuda, ya sea a amigos míos o a otra gente que lo necesite. Ahora, por ejemplo, estamos juntando a través del espectáculo dinero para una chiquita de tres años que ya lleva unas cuantas operaciones del corazón y necesita salir adelante y vivir feliz. Esas cosas cuestan, y a veces hay familias que no tienen ese dinero. Nosotros aprovechamos el hecho de encontrarnos rodeados por mucha gente, la sala está llena, gracias a Dios, y la gente que va al teatro siempre tiene una sensibilidad especial y está dispuesta a ayudar. Gracias a este mensaje que largo desde el escenario se ha ayudado a esta familia.
¿Sentís que la gente, por fuera de la que asiste al teatro, tiene conciencia social?
En general, sí. El argentino es generoso en ese sentido. Tiene muchas otras cosas, también, pero es generoso.
El año pasado cumpliste 65 años en los escenarios y 80 de vida, ¿significan algo esas cifras redondas?
Yo siempre me manejo por etapas y voy pensando en cómo voy a seguir. En su momento, después de llevar diez años como cantor de tangos, me decidí a incursionar en la actuación y debuté en el teatro. Ahora estoy viviendo esto y elucubrando qué es lo que va a venir próximamente. Tengo claro, a esta altura, que tampoco hay que desbocarse en esto, hay que ir tranquilamente. Gracias a Dios sigo disfrutando de todo a mi edad, que no es fácil. Hay muy pocos ejemplos de un actor que haya podido estar prácticamente toda su carrera sin parar, actuando en cosas importantes, con espectáculos fuertes como este. Hay muy poca gente que pueda hacerlo.
En una nota dijiste que te sentís de 40.
Uno debe sentirse joven para subir al escenario. Si no podés caminar, no tenés ganas o estás cansado, no podés hacer un personaje como el que estoy haciendo, que está dos horas y cuarto cantando, moviéndose y con muchas exigencias.
Hacés yoga, ¿eso te ayuda?
También. Una vez por semana hago mis ejercicios de yoga. Es algo físico y espiritual. Las personas que trabajamos en el teatro somos mucho más espiritualistas que otras. Lo nuestro es eso, es entregar, es dar, es emocionarse con lo que uno está haciendo. Uno le da a la gente cosas, desde el escenario o inclusive cuando está en la calle. Esa es nuestra misión en la vida.
¿En qué cosas creés?
Creo en Dios, en la corrección, en el respeto. Creo que debemos saber vivir en sociedad y en democracia, compartiendo los valores que todo individuo debe tener para hacerlo como Dios manda.