Responsabilidad en la educación

Cinco empresas debaten sobre cómo se involucran en temas de educación y, entre otras cuestiones, el rol que cumplen con sus programas de RS en la formación de los chicos. Compromisos, dudas y desafíos a futuro.

En el séptimo “Encuentro Responsable” organizado por la revista PRESENTE, a modo de disparador, Pancho Ibáñez hizo referencia a las efemérides del día. Recordó entonces que el 8 de octubre se celebra el Día del Estudiante Solidario, algo que le pareció atinado comentar en función de que está convencido de que la formación y la solidaridad se encuentran absolutamente entramadas en la responsabilidad social empresaria (RSE).

“Lo malo es por qué es el Día del Estudiante Solidario”, siguió Pancho Ibáñez, para luego contar que en esa fecha se homenajea a los nueve alumnos y docentes de la escuela Ecos que murieron en 2006 en un accidente, cuando regresaban a la ciudad de Buenos Aires tras realizar una labor solidaria en la Escuela 375 de El Paraisal, en la provincia de Chaco. “Quiero decirlo en el comienzo porque me parece un buen reconocimiento y, además, porque seguro que ustedes tienen en sus áreas de responsabilidad mucha relación con la educación”, planteó.

De esta manera comenzó una charla que se extendió por algo más de una hora, en una mesa en la que compartieron un almuerzo Carlos Galmarini, Director de Relaciones Institucionales en Ford Argentina; Flavia Santillán, Gerente de Marketing en Grupo Haras del Sur; Pablo Ferreyra, Responsable de Alianzas Corporativas & RSE de Unicef; Ivanna Mandolesi, Vicepresidente de Savant; y Andrea Dala, Gerente de Comunicación Externa y Responsabilidad Corporativa de Acindar, que fue quien destacó que la compañía tiene 73 años en el país y desde hace 53 cuenta con la Fundación Acindar, que “es la fundación empresarial más antigua de la Argentina y está orientada también a la educación”.

Galmarini (Ford): En nuestro caso, la educación es el principal eje en el que se trabaja en lo que es contribución con la comunidad desde hace muchísimos años. Está considerado dentro de Ford, tal vez, el instrumento o el motor más potente para generar un verdadero progreso de la comunidad y la sociedad a través del desarrollo de las personas. Sin educación no hay posibilidades. Este año la escuela técnica Henry Ford cumple 50 años de funcionar de manera ininterrumpida en el país. Es una escuela técnica de excelencia y estamos muy orgullosos. A pesar de las idas y venidas que han tenido la Argentina y la educación técnica, siempre ha seguido funcionando. A su vez tenemos el programa de escuelas en zonas rurales y de frontera, que se hace en conjunto con la red de concesionarios. Entre 1968 y 1981, cuando empezó el programa, se construyeron y donaron 41 escuelas en zonas rurales. Y desde el 2002 para acá las estamos remodelando a cero. La idea es continuar en el mismo lugar, porque los programas tienen efecto real transformador en los lugares donde están cuando se mantienen en el tiempo.

Dala (Acindar): ¿Y cómo articulan los programas con los concesionarios?

Galmarini (Ford): Es un programa que se administra desde la compañía, y todos los concesionarios aportan el 50 por ciento del costo a un fondo común. Cada uno se transforma en padrino de una escuela, eso es nuevo. Lo que queremos asegurarnos es de que estas no se deterioren. Ya llevamos 22 escuelas completamente remodeladas. La verdad es que las necesidades han cambiado. Hay escuelas que necesitan más metros cuadrados porque precisan salones comedores o más aulas. Lamentablemente, algunas no estaban en muy buen estado, porque Ford las donaba y pasaban a los Estados provinciales. Ahora quedan nuevas. Les incorporamos algunas cuestiones que no existían, estamos generando conciencia en el cuidado del medio ambiente: se eliminan los pozos ciegos y se instala un sistema de filtración. Además, donde hay problemas de agua se construyen tanques de 20 mil o 30 mil litros, depende de la necesidad del lugar. Se ponen calefactores para agua caliente con paneles solares, porque hay lugares en los que no hay electricidad. Cada escuela cuenta con un concesionario para mantener el contacto y que la directora tenga en su zona de influencia alguien a quien recurrir y que sea vínculo con la empresa.

Santillán (Haras): En las escuelas rurales tienen muchas necesidades, nosotros lo vivimos de cerca, porque donde estamos es todo zona rural y, de hecho, trabajamos mucho en ese sentido también, con las necesidades básicas. Por ejemplo, muchas veces los chicos no cuentan con acceso a computadoras y colaboramos en generarles una sala de computación. O vamos con personal nuestro a realizar actividades concretas con los chicos: necesitaban un salón para usos múltiples porque en invierno no tenían dónde realizar sus actividades… Como los padres de los chicos que asisten son personas que trabajan con nosotros en la empresa, entonces tratamos de que ellos formen parte de esa construcción. Realmente las necesidades de las escuelas rurales son muchas. Lo que nos pasaba era que nos planteábamos desde dónde podíamos hacer nuestro aporte para que el trabajo de RSE estuviera asociado a nuestro negocio, más allá de realizar construcciones sustentables. Con el equipo de Marketing nos pusimos a pensar y, en verdad, lo que hacemos es generar miniciudades con gente viviendo ahí y todo lo que eso conlleva. A partir de ahí empezamos a trabajar con los chicos y las familias en el cuidado de la energía, del agua, de los animales. Era muy difícil encontrar esa veta para que también sea algo sostenible en el tiempo, más allá de las acciones solidarias. El punto era de qué manera podíamos concientizar siendo que somos una empresa que vende lotes, casas y departamentos.

Pancho Ibáñez: Eso demuestra que la RS no es un compartimento estanco y limitado. El libro y el ladrillo se pueden mezclar perfectamente con el cuidado de la calidad del agua y el ahorro de energía. El resultado siempre es positivo.

Ferreyra (Unicef): Sí. Se está empezando a generar cierta interacción que antes se veía como estancada. El sector privado hacía su propia intervención. El sector público hacía la suya y las ONG lo mismo. Eso ha ido cambiando. Hoy es un momento de bastante entusiasmo en ese sentido. Unicef es sinónimo en cuestiones de educación y salud con infancia. Pero, desde el comienzo, Unicef siempre dijo que el sector privado es parte del cambio que se tiene que lograr para que todos los derechos de los chicos se respeten y se cumplan. Así como también son parte el Estado y la sociedad civil. Esa concepción hace que hoy Unicef esté trabajando en brindar educación secundaria de calidad en parajes rurales alejados, donde tal vez no hay una secundaria física. Los chicos terminan su primaria y se encuentran ante una disyuntiva de quedarse en el lugar sin estudiar o irse, algo que en muchas ocasiones significa desprenderse de sus afectos. Ahora se están creando lo que se llama “aulas secundadas mediadas por tecnología”. No es que los chicos estudian desde sus casas, los profesores están conectados vía remota, por ejemplo, desde la capital de la provincia, y los alumnos en un aula con un tutor. El sector privado tiene mucho que ver con que esto sea posible, porque hay temas relacionados con conectividad, nuevas tecnologías y equipamiento que, si no estuviera el sector privado involucrado en estos procesos, serían muy difíciles de realizar. Esto es lo que llamamos “las alianzas público-privadas”.

Galmarini (Ford): Claro, si no, es imposible para las empresas colaborar más. Nosotros lo descubrimos hace unos años y hoy estamos en ese camino. Tenemos estos dos programas de Ford que les conté, con 50 años de vida, pero para poder aportar más a la educación y en otros temas lo que decidimos fue recurrir a los expertos en cada una de las temáticas, porque nosotros no sabemos ni podemos hacer todo. Entonces, por ejemplo, elegimos a CONIN para lo que es alimentación y estimulación temprana.

Dala (Acindar): Creo que es importante remarcar esto que decían antes de articular lo público y lo privado, es fundamental.

Ferreyra (Unicef): Claro, porque en muchos casos uno está ingresando a trabajar en un sistema de educación pública formal. La contraparte estatal debe estar presente porque es la que muchas veces le da sostenibilidad a lo que vos quieras impulsar.

Dala (Acindar): Es la que tiene el programa y, en definitiva, la que baja la educación y cuáles son los programas, ¿no?

Mandolesi (Savant): El tema es que a veces no es tan eficiente, ¿no? Nosotros tenemos la planta en El Tío, una ciudad de 2000 habitantes en Córdoba. Nuestros pilares en RS son educación y salud. En lo relativo a educación, lo hemos estado viviendo a través de que la empresa ha ido creciendo y nosotros teníamos que incorporar talento, pero nos quedábamos sin en los alrededores. En la planta contamos con alrededor de 200 personas. Nuestro desafío era, primero, que los niños terminaran el secundario. Porque se iban antes; las necesidades son otras, se van a trabajar y no lo finalizan. Con este programa educativo a través de Junior Achievement trabajamos para ser emprendedores. Es como que les vas sembrando la semillita a los niños para poder emprender algo en la vida: terminar el secundario, empezar la facultad, emprender un trabajo, realizar un currículum… Trabajamos desde ese aspecto con los chicos. Ha resultado muy bueno porque los niños terminan ese programa con acciones, tienen que presentar un plan. Ese plan de trabajo queda ahí, en el colegio, en la ciudad, en sus vidas. Entonces empiezan ese plan desde cuáles son los recursos que necesitan, el capital de trabajo y humano, el marketing… Todo lo que se precisa para emprender un negocio, sería algo así. Y les enseñamos eso. Es muy fructífero y positivo. La deserción ha sido mínima, ha ido bajando. Los talentos los seguimos buscando en las zonas aledañas.

Dala (Acindar): De todas maneras, no hay que irse a Córdoba o al interior para ver eso. Esto pasa acá nomás. Nosotros estamos en Villa Constitución, en Santa Fe, que es muy cerca, y también nos cuesta encontrar talentos. Tenemos a la educación como eje de transformación, con lo cual las inversiones que hacemos son en distintos estadios, ¿no? Esto de encontrar talentos o gente que nosotros podamos tener en la planta es algo que hay que desarrollar.

Ferreyra (Unicef): Es algo importante, y ahí también hay otro rol del sector privado que creo que es clave. Uno apoya todos los procesos educativos que tienen que ver con que el chico se desarrolle y tenga un pasar escolar exitoso; después también hay algunos casos en los que el sector privado capta como primer empleo a esos chicos; y muchas veces no solo deberá cumplir un rol de captador, sino también de formador de esos chicos que van a tener su primer empleo. Pueden ser chicos que viven en parajes alejados y no contaron con las mismas facilidades que otros; también hay otros, por ejemplo, que están en hogares, y a los 18 años, cuando terminan la secundaria, esos hogares ya no los pueden retener más, entonces salen al mundo en muchos casos sin red, se tienen que ir. En ese punto, tenemos que ver cómo podemos alcanzar una lógica de capacitación para el trabajo, la cultura del empleo y el saber que dentro de una empresa hay ciertas lógicas que se deben seguir. El otro asunto después es cómo generamos que estos chicos tengan su primer empleo genuino. Además de ser un captador de talentos, habría que ver cómo el sector privado también puede ser un formador de talentos.

Pancho Ibáñez: ¿No sería deseable que el sector privado y el sector público se complementaran? Creo que la educación y la formación profesional deben ser un objetivo común.

Dala (Acindar): Hay algunos programas en ese sentido, nosotros adherimos a Jóvenes con Futuro, que se articula con el Ministerio de Trabajo de la Nación y con la UOM, nuestro principal gremio. En realidad, a chicos que no terminaron el secundario se les da la posibilidad de que trabajen en la empresa un cierto período, acotado, en donde tengan un jefe, una mínima formación y deban cumplir un horario. Después puede surgir o no la posibilidad de que queden adentro de la empresa. El punto es captar a estos chicos, si no capaz no tengan la posibilidad de trabajar en una gran empresa.

Ferreyra (Unicef): Eso, que es una postura proactiva de parte del sector privado, creo que va a ser cada vez más común. Supongo que acá, en general, ustedes buscan perfiles muy específicos. En muchos casos el sector privado tendrá que ser parte de la formación de ese perfil, no solo para contar con la persona que quiere tener en la empresa, sino también para darles a los chicos posibilidades que de lo contrario no tendrían.

Mandolesi (Savant): Nosotros debemos capacitarlos porque no tienen el conocimiento de lo que es el mundo farmacéutico, menos ahí. La verdad que para nosotros es un desafío tomarlos, incorporarlos y luego capacitarlos en los procesos de buenas prácticas de manufactura. Hay procedimientos que tienen que cumplir. Si no poseen un secundario completo, se hace difícil introducir esos conocimientos. Tienen que saber cómo hacer una regla de tres simple. Para eso se los capacita.

Dala (Acindar): ¿Es la única planta que tienen en Córdoba?

Mandolesi (Savant): Hay dos plantas. Los antibióticos deben producirse en una planta segregada, separada de lo que es comprimidos, cápsulas blandas y líquidos no estériles. Entonces tenemos una de comprimidos y otra de antibióticos. Los controles de calidad y de materias primas son separados. La dos se encuentran en El Tío, en un predio de cinco hectáreas. Estamos justamente ampliando una parte de la planta de antibióticos. Y hace poquito realizamos la planta de cápsulas blandas… Bueno, ibuprofeno, no sé si consumen…

Dala (Acindar): ¿Ustedes hacen ibuprofeno?

Mandolesi (Savant): Sí, Fabogesic es la marca. Realmente es una de las primeras marcas que tiene una planta de cápsulas blandas aquí, en la Argentina. Hay algunas que producen para terceros, en nuestro caso el laboratorio es nuestro. El resto de los laboratorios importan la cápsula y luego la venden. Muchos realizan publicidad masiva, en nuestro caso no. Hacemos mucho trabajo en los puntos de venta, con las farmacias. Así se da a conocer el producto.

Ferreyra (Unicef): Eso que decís justamente es parte de la RS, ¿no? Tener un producto que, por más que sea de venta libre, uno debería ir a un médico a que te diga si es lo que vos necesitás. El hecho de no hacer publicidad masiva habla muy bien de cómo están encarando el tema. Porque la idea es poder pasar siempre por un profesional de la salud y que te diga lo que tenés que tomar. No lo sabía y, la verdad, es muy interesante.

Mandolesi (Savant): Dentro de nuestra comercialización, una de nuestras líneas es prescripción. También tenemos visitadores médicos que van a odontólogos y que hacen cardiometabolismo. Son los que promueven el producto en el médico.

Galmarini (Ford): Nosotros estamos hablando de programas de apoyo a la educación y de contribución directa a la comunidad, pero la verdad es que la RS de una empresa es bastante más amplia que eso. A una compañía no le puede ir mejor que a la sociedad en la que está. El desarrollo y el progreso de la sociedad y el de una empresa están intrínsecamente relacionados. No son objetivos opuestos, sino todo lo contrario. Entonces, una empresa es socialmente responsable cuando tiene un negocio sólido y sano, sigue invirtiendo y dando empleo de calidad, capacitación, cuando cuida el medio ambiente y cuando contribuye al desarrollo de la sociedad. El valor social y el económico van de la mano, no se pueden separar. No hay manera de que la empresa mejore y progrese si no progresa la sociedad.

RS con lógica transversal

Pancho Ibáñez: Todo lo que hemos hablado hasta ahora me reafirma algo que vengo sosteniendo en almuerzos anteriores: esto convencido de que, en cualquier empresa, el departamento dedicado a la RSE es el más importante. Un síntoma de esto es lo que cada vez ocurre con mayor frecuencia. Me refiero al postulante que, antes de presentar su CV, le pregunta a la empresa: “¿Qué hacen ustedes por el medio ambiente y la comunidad?”.

Mandolesi (Savant): No solo los talentos buscan y eligen empresas de acuerdo a lo que hacen en sustentabilidad. También nos ha pasado que las entidades financieras te prestan plata si hacés un programa de sustentabilidad.

Dala (Acindar): Hace muchos años que estoy en la empresa y me acuerdo de que en la década del 90 no se hablaba tanto todavía de RS. Yo estaba en el área financiera. Nosotros pedíamos préstamos afuera y teníamos que reportar gestión medioambiental. Quizás hoy todo esto se fue desarrollando y ya no hablamos solo de gestión medioambiental. En un mundo globalizado, quizá ahora es más común que entidades financieras te pidan tu reporte de sustentabilidad, cómo trabajás con tu comunidad, cómo medís tu impacto… Pero hace bastante tiempo que compañías de gran envergadura tienen que reportar su gestión no solo económicamente.

Ferreyra (Unicef): Hay que empezar a ver que las áreas de RS claramente tienen una lógica si es que están metidas en todas las áreas de forma transversal. Que no sea solo un área que lo único que hace es recibir pedidos vinculados con la relación con la comunidad o ver dónde invierto un poquito más. Estamos hablando de un poco más que de inversión social, que es como un capítulo que ya pasó. Hay que ver cómo este concepto, el desarrollo sustentable, empieza a ser algo de lo que se ocupan todas las áreas: la productiva, la de marketing, la de recursos humanos…

Galmarini (Ford): Creo que la sustentabilidad atraviesa todas las dimensiones del negocio. El modelo que aplica Ford es de tres círculos que convergen: el de la sustentabilidad económica, porque es un empresa privada con fines de lucro que tiene que rendir a los accionistas y ganar dinero para continuar dando empleo e invirtiendo; la sustentabilidad ambiental, y no voy a abundar en eso porque los problemas ambientales del mundo son más que conocidos; y la sustentabilidad social, que es aportar al progreso y al desarrollo de las comunidades. Eso atraviesa todas las dimensiones del negocio. Cada decisión está atravesada por esa visión de sustentabilidad.

Santillán (Haras): Por eso es muy importante el desafío que tienen las empresas de ver cómo lograr, mediante lo que están haciendo, que se vea reflejada la RS en acciones y que tenga coherencia. Eso es lo que va a generar que luego pueda permanecer. Porque si hago acciones aisladas, ¿después cómo mantengo eso en el tiempo? El punto es cómo realmente traslado la RS a los empleados y a los proveedores; porque en definitiva tiene que ver con eso, con trabajar no solo con la sociedad, sino también con el público interno, con la gente que se desempeña en la empresa diariamente.

Galmarini (Ford): Claro, si solo se aporta a un programa pero no se reinvierte o si tenés empleo en negro, no sirve de nada.

Santillán (Haras): Sí, porque luego esos proveedores o los empleados son nuestros referentes hacia el afuera, ¿no?

Ferreyra (Unicef): Hace dos años nosotros hicimos una pregunta: ¿qué es lo que está pasando con el sector privado y la infancia? Primero, para que el sector privado reconozca que tiene un impacto sobre la infancia, uno de los factores en los que uno debe tener mayor foco. En muchos casos, los chicos no pueden llegar con su voz sobre lo que necesitan o quieren. Entonces, hicimos una línea de base, no ligada a la inversión social sino a los procesos internos de las compañías y el desarrollo sostenible. Nos dimos cuenta de que había, en muchos casos, mucho desconocimiento de esto, por ejemplo, desde el punto de vista de cuestiones que tienen que ver con la ley. Por ejemplo, si cumplían la normativa sobre licencia maternal. En muchos casos nos dimos cuenta de que no la cumplían porque no sabían o porque no la conocían. Eso tiene que ver con los chicos. O, también, si firmaban algún tipo de documento con sus proveedores certificando que no hubiera trabajo esclavo o infantil. Tampoco era algo que estaba; conocían la ley sobre trabajo infantil, pero ellos mismos reconocían que en muchos casos no la podían respetar porque no sabían qué estaban haciendo sus proveedores. En ese sentido, creo que hay un avance bastante importante en lo que es inversión social, pero en lo relativo a infancia y desarrollo sostenible del sector privado hay todavía un gran campo de acción a futuro.

Santillán (Haras): Es donde se inicia todo también, ¿no?

Ferreyra (Unicef): Sí, y hay mucho para trabajar. Por eso digo que más que nunca el sector privado va a tener un rol, sobre todo en temas de infancia; hace unos años no se lo pensaba de esa manera. Está en todo. Cuando se va a hacer una explotación del suelo, se tiene que pensar en la gente que vive ahí, en las familias. Cuando se fabricará un producto, hay que tener en cuenta sus aspectos nutricionales.

Dala (Acindar): En realidad es el impacto que cada uno va a tener en las acciones que va a llevar adelante, ¿no?

Ferreyra (Unicef): Exacto. Creo también que es importante, desde el punto de vista de las ONG o los organismos, perderle un poco el miedo al sector privado. En muchos casos eso todavía tiene muchos prejuicios o preconceptos. Recién hablábamos de los perfiles que las empresas buscan. Si nosotros queremos que todos los chicos puedan desarrollarse, tener un trabajo y una familia, bueno, debemos preguntarles a los que emplean qué tipo de perfiles son los que van a necesitar en el futuro. Luego, ver cómo hacer para combinar esas lógicas. Nosotros nos reunimos con empresas para que ellas nos digan qué están esperando ahora cuando buscan personal y qué van a estar esperando en el futuro según las tendencias que ven. Porque la preparación de los chicos es hoy, pero el resultado se verá a mediano o largo plazo. Si no empezamos a tener esta interrelación, donde el sector privado es un actor importante en esta inclusión de los chicos, nos vamos a perder una parte de la imagen que es la que después genera el empleo.

Santillán (Haras): Eso es un poco lo que genera esto de la RS, ¿no? Trabajar con sinergia entre las empresas porque es lo que va a generar luego efectividad. Si no estás alineado con el resto de las compañías, si no trabajás en conjunto, es como que queda solo ahí… Si no ves la necesidad de los departamentos de Recursos Humanos… Es el punto para tratar de que sea satisfactoria la acción que se realice.

Mandolesi (Savant): Si no se hace un cuello de botella, la empresa empieza a crecer en un entorno donde no se crece. Ahí es donde, quieras o no, va a estar la necesidad de una de las patas de la mesa.

Santillán (Haras): Claro, es esencial nutrirse de las experiencias del otro, de los objetivos de los otros.

Dala (Acindar): Aparte, no hay empresa exitosa si la comunidad donde se desarrolla no es exitosa. Vos podés crecer, pero si la comunidad donde estás inserta no lo hace, no hay éxito para la empresa, no es sostenible en el largo plazo.

Galmarini (Ford): No, no es sostenible. Por eso decía que el desarrollo sostenible abarca mucho más que los programas de contribución concreta que las empresas pueden hacer. Es mucho más ambicioso el hecho de tener una empresa sustentable en el tiempo. Sí o sí debe incluir el desarrollo y el progreso de la comunidad, no hay otra alternativa.

Dala (Acindar): Y en distintos ámbitos, no solo en educación, sino en cuestiones medioambientales. Hoy trabajar con la comunidad en temas de reciclado me parece fundamental. Hay empresas cuyo impacto medioambiental en la comunidad es mayor, entonces creo que trabajar en todo eso es fundamental.

Mandolesi (Savant): Es un poco también el hecho de ser proactivos, ¿no? Nuestro rubro es el de la salud y trabajamos en prevenir las enfermedades. Damos charlas en la comunidad sobre cómo prevenir el cáncer de mama. Si eso lo ves desde el negocio, va en detrimento de él porque venderíamos menos antibióticos, menos productos. Pero no es sostenible si no educamos a la sociedad en cómo debe realizar ejercicios físicos, cuál es la alimentación saludable en los niños… Si no lo hacés, sos una gran empresa y tenés una sociedad pequeña.

Pancho Ibáñez: Esto me hizo pensar en una charla que tuve días atrás con un representante de una empresa de medicina privada. Le explicaba que, por supuesto, yo pagaba regularmente mi cuota. Pero, en realidad, le hacía ganar más dinero a la prepaga porque yo comía sano, no fumaba y hacía deportes. Como consecuencia, mi salud no reclamaba asiduamente sus servicios. Yo pagaba siempre y ellos gastaban en mí muy pocas veces. Evidentemente, la prevención es un buen negocio.

Ferreyra (Unicef): Además, el sector privado en varios ámbitos, como en la educación o en la salud, muchas veces es el que trae la innovación. Porque el sector público debe gestionar y tiene procesos; debe contar con cierta transparencia que en muchos casos hace que sea mucho más complicado generar estos momentos de innovación o de ideas que revolucionan un mercado. En cambio en el sector privado se encuentran todo el tiempo. Hay casos. Por ejemplo, en temas de nutrición, en algunas zonas de emergencia ligadas a la hambruna, el desarrollado de una barra superproteica en base a frutos secos y maní lo hizo el sector privado. Después Unicef la incorporó a sus programas. Esto generó que el ahorro en traslados de alimentos haya sido increíble. Esos procesos de innovación que vienen del sector privado y después se transforman en práctica del sector público son muy importantes. Ahí hay un rol que es clave y que tiene el sector privado, el liderazgo. Me parece que es algo que genera los cambios que después se aplican a nivel global.

Galmarini (Ford): Sí, la articulación público-privada y de las ONG es muy importante. La empresa privada no tiene know how ni los recursos para implementar las cosas que una ONG o el Estado pueden hacer. No hay forma de que una parte sea la salvadora, la articulación es fundamental.

Dala (Acindar): Además el sector privado puede ser el que trae la innovación, pero tenemos que hacer lo que sabemos hacer. Puedo tratar de desarrollar algún programa en lo que respecta a salud, educación o medio ambiente, pero lo que yo sé hacer como empresa es acero.

Ferreyra (Unicef): A lo mejor, y pongo un ejemplo sin saber, tal vez podés construir un acero que sea más liviano y más resistente, una innovación que brinde beneficios a la comunidad.

Dala (Acindar): Justamente, ahí también estamos. Nosotros tenemos cuatro pilares de sustentabilidad que los estamos bajando a lo que se llaman los diez desafíos. Es llevar a concreto estos pilares. Por ejemplo, hacer productos más sustentables o más amigables con el medio ambiente. Ahí es donde va la innovación, y hay otros ejemplos.

Galmarini (Ford): Claro, vas aportando a la comunidad mundial de distintas maneras. Hoy Ford está preocupado de vuelta y desde 2011 está tratando de coordinar una acción colaborativa de muchos sectores. La movilidad fue lo que Ford quiso dar hace muchos años, y hoy la movilidad de las personas está seriamente amenazada si uno mira hacia adelante: no es solamente tardar más en ir al trabajo, es cómo transportás alimentos, medicamentos, etcétera. Sobre todo en las grandes ciudades. Se proyecta que va a haber cuarenta megaciudades en el 2050 y que se duplicará la cantidad de autos circulando, con lo cual se prevé un embotellamiento global, por llamarlo de alguna manera. Hoy Ford está trabajando en cómo solucionar eso dentro de 30 años, porque hay que empezar ahora, porque hace falta desarrollar tecnología de comunicaciones para los que fabricamos autos, los Estados y los Gobiernos de las ciudades. Es una acción colaborativa muy grande para tratar de encontrar un ecosistema de transporte inteligente que pueda resolver esto. Esto también es ayudar para que el mundo sea sustentable y mejor. No es una acción de contribución directa a la comunidad. Pero de alguna manera, te estás preocupando por lo que viene y de hecho se va a transformar en negocio. Nosotros sabemos que el negocio de los autos no será más diseñar, fabricar y vender vehículos. Habrá que vender soluciones de movilidad. Hoy Ford está pensando en cómo se transformará en una empresa que puede seguir vendiendo autos, pero que venderá soluciones de movilidad. De hecho, si es necesario, buscaremos otro modelo de negocio para que sea sustentable en el tiempo para todos.

Pancho Ibáñez: Hablando de tiempo… Lo hemos pasado tan bien que se nos ha ido volando y me veo obligado a ir cerrando ya, por lo menos el lado periodístico de este entretenido almuerzo. En mi afán de que “todo tiene que ver con todo”, quisiera dejarles la idea de un boceto de corto publicitario que relacione las empresas de todos ustedes. Digo eso teniendo en cuenta que tienen áreas por momentos comunes y, en otros, muy disímiles. Lo imagino así: se ve, por ejemplo, un señor que se levanta en un barrio privado de Haras del Sur. Como se siente un poco mal, se toma un ibuprofeno Savant para estar mejor. Va hacia el garaje y enciende su Ford. Como es un estudioso de la historia, dice: “Pensar que empezó con el Ford T, ¿no? Y, además, las bielas eran de acero”. Y para mí acero es sinónimo de Acindar. Entonces, con el auto se va a su empresa porque hoy tiene un día muy importante: va a decidir, por fin, apoyar todas las campañas que, a partir de ahora, presente Unicef.

Ante el creativo cierre de Pancho Ibáñez, los invitados sonrieron y uno de ellos consideró que el guion sería un “muy buen ideal” al que se podría apuntar. Luego, ya entregados al postre y al café, todos se involucraron en una sobremesa en la que también siguieron compartiendo opiniones y puntos de vista. Al final, y como dice Pancho Ibáñez, todo tiene que ver con todo; y el hecho de enriquecerse con las miradas de los otros también puede desembocar en tomar decisiones más responsables y sostenibles.

 

Skip to content