Desde agosto de 2017 que en Uruguay la ley obliga a organizaciones públicas y privadas donde trabajen o estudien al menos veinte mujeres o cincuenta personas en total a tener salas de lactancia. Dicho espacio debe brindar seguridad, intimidad, comodidad, higiene, y ser de fácil acceso.
En ese contexto, surgió la compañía Tatami, dedicada a la fabricación, alquiler y venta de módulos especiales para posibilitar la lactancia en las organizaciones.
En la actualidad, treinta módulos de este estilo están instalados en dieciséis compañías, además de otros módulos que se alquilan temporalmente (por un mínimo de tres meses).
A fines de 2019 la compañía se disponía, luego de haberse instalado sólidamente en Uruguay, a dar el salto a la región, pero la pandemia y el trabajo remoto como respuesta a ella demoraron sus planes. Ahora, con las organizaciones retomando poco a poco sus ritmos habituales, esperan concretar el objetivo, de acuerdo a lo comentado por sus dueños a El Observador.